UD 8. EL ESPACIO RURAL Y LAS ACTIVIDADES DEL SECTOR PRIMARIO
Las actividades y los espacios agrarios están influidos por factores naturales y humanos.
8.1.1. Los condicionantes naturales
Entre los condicionantes naturales destacan:
a. La altitud y la disposición del relieve:
La altitud modifica las condiciones de humedad y temperatura. En España sólo el 11% de la superficie se halla a menos de 200 metros (nivel óptimo) de altitud; la mayoría de las tierras corresponden a la Meseta, realzándose la continentalidad y sus efectos agrarios. El 88% de la tierra supera el 5% de pendiente y desnivel (por encima de este desnivel queda afectada la estabilidad de los suelos, las condiciones de laboreo, la erosión y las posibilidades de mecanización de las faenas agrícolas).
b. El clima condiciona los tipos de paisajes agrarios. Está presente a través de las temperaturas, precipitaciones y demás elementos climáticos (vientos, nubosidad,…)
El régimen climático principal es el mediterráneo. Su larga sequía estival y elevadas temperaturas, exigen adaptación a las plantas y cultivos, adoptándose la trilogía de cultivos mediterráneos (cereales, vid y olivo) y la implantación del regadío para contrarrestar los efectos de la aridez estival.
Los climas españoles presentan mucha irregularidad de unos años a otros, siendo frecuentes las heladas, las olas de calor, las sequías,…que influyen negativamente sobre la agricultura y la ganadería.
c. Los suelos. Condicionan la agricultura por su distinta naturaleza, estructura, composición y ubicación. Tal cantidad de factores explican que los paisajes agrarios no puedan clasificarse sin recurrir al mapa de suelos.
d. La vegetación se ha eliminado en ocasiones para lograr la total ocupación agrícola; otras veces se conserva con grandes rasgos de pureza, constituyendo la base de los aprovechamientos forestales. Algunas veces se ha conservado el sustrato herbáceo, no el arbóreo, para ser aprovechado por la ganadería; o se hace un aprovechamiento conjunto e integrado de suelo, pastos y arbolado dando lugar a paisajes de dehesa.
8.1.2. Los condicionantes humanos
Estos condicionantes son los responsables de la ordenación y usos del espacio agrario, así como de la expresión de las condiciones sociales, económicas, técnicas, políticas, etc., en las que la actividad se desenvuelve. El espacio agrario también acusa la influencia de los factores del pasado sobre los que se han formado y pervivido las estructuras agrarias.
a. Condicionantes históricos:
Roma hace la primera ordenación agraria del territorio peninsular. Sus sistemas agrarios se basan en la trilogía mediterránea y la gran explotación. Posteriormente, los musulmanes reordenan el espacio agrario dando gran importancia al regadío y producción de frutas y hortalizas para la alimentación humana. Reconquista y repoblación cristianas dan lugar al uso y ordenación de la tierra basado en coexistencia de aprovechamiento cerealista y ganadero y a un sistema de posesión de la tierra que será el responsable de grandes desigualdades.
b. Condicionantes sociales y económicos.
Propiedad, explotación y régimen de tenencia son elementos básicos de la estructura agraria. Influyen en la conformación del paisaje, exponente de la ocupación y del uso del espacio por la sociedad.
El régimen de propiedad de la tierra.
La propiedad acusa una notable dualidad: predominan los pequeños propietarios que poseen poca tierra. Un reducido número de grandes propietarios que concentra mucha tierra. Así, los dueños de menos de cinco hectáreas, que representan más del 50% de los propietarios que existen en España, sólo poseen el 10% del territorio, mientras que los que tienen más de 100 hectáreas, sin llegar a representar el 1%, concentran la mitad de la superficie. A este problema estructural se añade la extraordinaria fragmentación de la tierra en multitud de parcelas, que es un inconveniente para la explotación.
Geográficamente existen diferencias en cuanto al tipo de propiedad. La propiedad pequeña es dominante en la mitad septentrional, en el Levante y en la franja mediterránea; las grandes fincas se localizan en el sur, particularmente en Extremadura, Castilla-La Mancha y Andalucía occidental.
Estas circunstancias tienen sus antecedentes en los procesos históricos de ocupación del territorio y en su evolución posterior y cuyos resultados fueron una concentración notable de la propiedad, a la que se añaden las tierras públicas desamortizadas en el siglo XIX. La proletarización del campesinado se incrementó al haber más personas y menos tierras que labrar. La desigualdad en la distribución de la tierra o la carencia de ella estuvieron en la base de la conflictividad social y de las demandas de reforma agraria, que se materializaron en la Segunda República, aunque sus efectos quedaron anulados tras la Guerra Civil.
El régimen de explotación de la tierra.
La explotación agraria es una unidad técnico-económica de la que se obtienen productos agrarios por parte de un empresario. La explotación agraria guarda relación con la propiedad y, como sucede con ésta, también se caracteriza por la dicotomía existente entre las pequeñas explotaciones o minifundios y las grandes explotaciones o latifundios, de tanta implantación en el sur yen el suroeste peninsular.
Actualmente más de la mitad de las explotaciones agrarias de España son minifundios de extensión inferior a cinco hectáreas y las explotaciones de extensión superior a 300 hectáreas, representan tan sólo un 1%, aunque concentran una cantidad considerable de tierra.
Tradicionalmente, las explotaciones se han clasificado en minifundios, latifundios o explotaciones de tamaño medio; sin embargo las características e importancia de la explotación no dependen tanto de su superficie como de su rentabilidad económica, ya que explotaciones dimensionalmente muy grandes pueden ser improductivas o muy poco rentables y, en cambio, explotaciones de tamaño medio o reducido (regadío, frutales, enarenados, etc.) pueden generar grandes ingresos.
Con el fin de resolver este contrasentido y de valorar las explotaciones en términos estrictamente económicos, estas empiezan a considerarse en términos de UDE (Unidad de Cuenta Europea), que es la unidad de cómputo equivalente a 1000 € de margen o rendimiento bruto estándar.
De acuerdo con esta nueva clasificación, comprobamos que las explotaciones españolas, bien por superficie, bien por su menor productividad, tienen un tamaño económico inferior a la media europea y que existen notables diferencias regionales.
El régimen de tenencia de la tierra.
En lo que a tenencia de la tierra se refiere, distinguimos entre régimen de explotación directa (el titular de la explotación agraria, con independencia de que trabaje físicamente en ella o no, es propietario de la tierra)y régimen de explotación indirecta (el titular de la explotación y el propietario de la tierra no es la misma persona).En este caso, el propietario cede la tierra para su explotación en régimen de:
Arrendamiento, es de hecho, un alquiler y se establece mediante el pago de una renta, convenida de antemano, con independencia del resultado de la cosecha.
Aparcería es una sociedad a la que el dueño aporta temporalmente la tierra y el aparcero el trabajo; los gastos y beneficios o productos de la cosecha se reparten en la proporción establecida.
Estos regímenes de tenencia de la tierra han tenido gran vigencia y significado en el campo español. Hoy se tiende al incremento de la explotación directa, al mantenimiento del arrendamiento y a la drástica reducción de la aparcería, que se agudizó con el éxodo rural.
La sociedad española hasta casi mediados del siglo XX fue rural por cultura y residencia de la población y agrícola pues la agricultura tuvo mucha importancia en la producción de la economía nacional.
En los últimos años la actividad agraria ha evolucionado orientándose al mercado, se ha especializado en las producciones y a gran escala en una economía integrada en mercados internacionales.
El ingreso de España en la U.E. ha influido en la actividad y espacio agrario, pues ha supuesto la ampliación de los mercados agrarios, la participación en las políticas comunitarias y nuevas condiciones de financiación de la producción agraria.
Los usos del espacio rural son todavía principalmente agrarios: la agricultura, la ganadería y la explotación forestal.
La superficie ocupada por estos usos en España (2006) se reparte entre tierras de cultivo, que tienden a decrecer (34,78%); prados naturales y pastizales, que se mantienen estables (13,81%), y terreno forestal, que se ha incrementado (34,41%).
No obstante, crece el porcentaje ocupado por otras superficies (16,99%), debido a la implantación de usos no agrarios en el espacio rural y a la extensión de los espacios naturales protegidos, aunque hay marcadas diferencias entre comunidades autónomas.
La contribución de cada uso a la producción final agraria (PFA)* ha evolucionado desde un claro predominio de la producción vegetal sobre la animal a un peso relativo situado entre un 60-65% y un 40-35%, respectivamente.
No obstante, existen variaciones anuales debidas a circunstancias meteorológicas y marcados contrastes entre comunidades autónomas.
8.2.1. La actividad agrícola
La agricultura tradicional se basaba en el policultivo, utilizaba técnicas atrasadas y sistemas de cultivo extensivos, que ocasionaban bajos rendimientos. Como consecuencia, la producción se orientaba al autoconsumo o a la venta de excedentes en el mercado nacional.
-Cambios en la agricultura actual
La agricultura actual ha experimentado importantes transformaciones en la estructura y la producción, que han permitido incrementar los rendimientos y orientar la producción a la venta en el mercado.
La agricultura tiende a especializarse en los productos mejores de cada región y el cultivo incorpora técnicas modernas:
Se utilizan semillas seleccionadas y cultivos transgénicos o manipulados genéticamente para dotarlos de ciertas propiedades e incrementar los rendimientos.
El consumo de pesticidas y fertilizantes ha crecido también, especialmente en los regadíos, mucho más exigentes.
El uso de maquinaria (tractores, cosechadoras, motocultores), incrementado desde la década de 1960, alcanza niveles aceptables.
Se emplean diversas técnicas para superar los condicionantes naturales: El acolchado cubre el cultivo con bandas de plástico, y los invernaderos, con estructuras fijas de plástico, creando un microclima cálido y húmedo, que permite anticipar y multiplicar las cosechas anuales. El enarenado prepara el terreno con una capa de estiércol y otra superior de arena; esta filtra la humedad y el estiércol la retiene y la devuelve poco a poco a las plantas, actuando, además, como abono. El cultivo hidropónico, o sin suelo, sujeta la raíz de las plantas con grava, arena o ceniza, y las alimenta con soluciones de sales inorgánicas. Se usa sobre todo para el cultivo de flores.
La agricultura intensiva gana peso respecto a la extensiva gracias a la disminución del barbecho en los secanos y a la ampliación del regadío.
El barbecho es una práctica agrícola tradicional que consiste en dejar descansar la tierra un tiempo variable. Durante este, hay que arar el terreno para que recoja mejor el agua de lluvia, y eliminar las malas hierbas, que, a su vez, sirven de abono al suelo. Las tierras en barbecho rotan con las cultivadas, permitiendo recuperar la fertilidad del suelo. Hoy se ha generalizado el medio barbecho o barbecho semillado, que consiste en reducir el período de descanso sembrando un cultivo primaveral de ciclo corto, que se recoge antes del verano. Se localiza principalmente en Castilla-La Mancha y Aragón.
El regadío es una práctica agrícola que consiste en aportar a los cultivos agua adicional a la proporcionada por las precipitaciones, procedente de las aguas superficiales o subterráneas. Para ello, se emplean diversos sistemas como el riego por gravedad, por aspersión o por goteo. Los regadíos pueden ser:
-Los regadíos intensivos, al aire libre o en invernaderos, proporcionan varias cosechas anuales, entre las que destacan, por su interés económico, las extratempranas y tempranas. Se dedican a las frutas y hortalizas, y en algunos casos, a cultivos tropicales. Predomina en el litoral mediterráneo.
-Los regadíos extensivos proporcionan una sola cosecha en la misma época que la de los secanos vecinos. Se dedican a idénticos cultivos que estos, aunque con un rendimiento muy superior, y también a los cultivos industriales y forrajeros. Predomina en el interior peninsular
Entre los problemas del regadío destacan la sobreexplotación de las aguas superficiales y subterráneas; la utilización de sistemas despilfarradores de agua (riego por gravedad); el conflicto por el uso del agua con la demanda urbana, industrial y turística, y la alteración medioambiental, relacionada con el aumento del consumo de fertilizantes y con las estructuras de plástico de los invernaderos, que ocasionan una modificación poco estética del paisaje.
-La producción agrícola
La producción agrícola aporta entre el 60 y el 65% de la producción final agraria española.
Las transformaciones experimentadas por los distintos tipos de cultivos se han debido, en buena parte, a la necesidad de competir en el mercado europeo y mundial y a las exigencias de la PAC. Destacan:
Los cereales son cultivos herbáceos destinados a la alimentación humana (trigo, arroz) y, de manera creciente, a la alimentación del ganado y a la elaboración de piensos compuestos (cebada, maíz, avena, centeno), y a la obtención de biocarburantes (cebada y trigo). Su área de cultivo mayoritaria son los secanos del interior peninsular
Las leguminosas son cultivos herbáceos destinados al consumo humano en verde o en seco (judías, habas secas, lentejas, garbanzos), o a la alimentación del ganado. Su área de cultivo coincide prácticamente con la de los cereales, con los que rotan, pues constituyen un cultivo de descanso o semi-barbecho.
La vid es un cultivo arbustivo de secano que produce uvas destinadas al consumo en fresco y principalmente a la elaboración de vino. Su área productora principal es Castilla-La Mancha. Además, existen otras menos extensas, pero con buen mercado en La Rioja, Ribera del Duero, Rías Bajas gallegas, Cariñena, Jerez, Montilla y Cataluña. Cada vez más prima la calidad (Denominaciones de Origen) sobre la cantidad.
El olivo es un cultivo arbóreo de secano, muy resistente a la sequía estival, que destina parte de su cosecha a la aceituna de mesa (10%) y el resto a la obtención de aceite. Su área productora principal son las campiñas andaluzas, especialmente Jaén -que totaliza una cuarta parte de la producción total— y Córdoba. También se extiende por Extremadura y algunas provincias de Castilla-La Mancha y del litoral mediterráneo.
Los cultivos hortofrutícolas se destinan al consumo en fresco o a la industria conservera. Las hortalizas, al aire libre o en invernaderos, se cultivan en los regadíos del litoral mediterráneo y en aquellos situados cerca de los centros de consumo urbanos. Los frutales se localizan en las áreas litorales y en los valles regados del interior peninsular; los cítricos, en la Comunidad Valenciana y Andalucía; los frutales de hueso, en el litoral mediterráneo; los frutales de pepita, en Asturias, Lleida y Barcelona; y el plátano, en Canarias.
Los cultivos industriales se destinan a la transformación industrial, como el girasol (empleado en la fabricación de aceite, tortas para el ganado y biodiesel), la remolacha (azúcar y bioetanol), el algodón (tejidos) y el tabaco (industria tabaquera). Su área productora principal son los regadíos de la mitad meridional peninsular, excepto la remolacha azucarera, que se centra en el valle del Duero.
Los cultivos forrajeros se destinan a la alimentación animal (alfalfa, maíz forrajero, veza).Su área de cultivo se concentra en los secanos de la mitad septentrional de la Península, por su clima más húmedo, y en los regadíos extensivos.
8.2.2. La actividad ganadera
La ganadería tradicional se basaba en la coexistencia de distintas especies ganaderas en el mismo ámbito, integradas por razas autóctonas con elevado grado de rusticidad, y utilizaba técnicas atrasadas y sistemas extensivos, que ocasionaban bajos rendimientos.
-Cambios en la ganadería actual
La ganadería actual ha experimentado importantes transformaciones en la estructura y en la producción, que han permitido incrementar los rendimientos. La ganadería tiende a especializarse en la producción de carne o leche. Esto ha supuesto la sustitución de las razas nacionales por otras extranjeras seleccionadas y la casi desaparición de las razas de aptitud mixta (carne y leche). No obstante, se está produciendo una cierta recuperación de las razas autóctonas, gracias a las subvenciones concedidas a este fin.
La ganadería extensiva depende del medio físico y se alimenta en los prados y pastizales naturales de la España húmeda (norte peninsular y áreas de montaña) o en los pastos de las penillanuras y rastrojos de la España seca. Generalmente, va asociada a razas autóctonas y a técnicas de trabajo tradicionales. Aunque mantiene su importancia en ciertas áreas, evoluciona hacia una ganadería mixta o intensiva.
La ganadería intensiva o industrial está desvinculada del medio físico, al encontrarse estabulada y alimentarse total o parcialmente con piensos. Se localiza en las proximidades de los centros de consumo urbano y en el nordeste y litoral mediterráneo peninsular, especialmente en el caso del ganado porcino y avícola.
-La producción ganadera
La producción ganadera se sitúa en torno al 35%. No obstante, algunas comunidades superan claramente este porcentaje, como Galicia, Asturias, Cantabria y Cataluña. Las causas del incremento ganadero han sido la mecanización del campo, que libera tiempo para otras actividades; la conservación del suelo mediante el cultivo de forrajes, y el aumento del nivel de vida, que requiere mejorar la alimentación incorporando las proteínas de la carne, de la leche y de los huevos. Las principales especies ganaderas son:
La ganadería bovina se dedica a la producción de carne y de leche. El bovino para carne predomina en el norte peninsular, las áreas de montaña, las dehesas occidentales, Aragón, Castilla y León y Cataluña. El bovino de aptitud lechera se encuentra en el norte peninsular y en grandes explotaciones de Andalucía y en el entorno de las grandes ciudades, para aminorar costes de producción.
La ganadería ovina se destina principalmente a la producción de carne y de leche, y muy secundariamente a la obtención de lana. Su localización preferente son los secanos del interior peninsular.
La ganadería porcina se dedica, en parte, al consumo en fresco y, en parte, a la chacinería o elaboración de embutidos. El porcino basado en razas autóctonas de calidad (cerdo ibérico) se localiza en las dehesas de Extremadura, Zamora, Salamanca y Andalucía. El resto predomina en Cataluña y Murcia.
La ganadería avícola se destina a la producción de carne y huevos. Se localiza en Cataluña, Castilla y León y Aragón. La producción de carne de pollo es inferior al consumo, lo que exige importar; en cambio, la producción de huevos permite exportar.
8.2.3. La actividad forestal
El terreno forestal ocupa en España 18,8 millones de hectáreas (2007), de las cuales un 45% son maderables. Las especies principales son frondosas, (haya, roble, castaño, chopo, etc.) y coníferas (pino resinero y halepensis).
El destino principal de la producción es el aserrío de la madera para su uso en las industrias de la construcción y del mueble, y en la elaboración de pasta de papel. Secundariamente, se explota la resina para disolventes, y el corcho para tapones y aislantes. Además, se están fomentando otros aprovechamientos, como las setas y los hongos.
Las áreas productoras principales son las provincias del norte peninsular y las de Soria (pinos) y Huelva (eucaliptos).
Existe una relación intensa entre los mapas de cultivo y aprovechamiento con los componentes del medio geográfico, especialmente clima y relieve.
Desde la entrada española en la Comunidad Europea, su política agraria ha estado marcada por la Política Agraria Comunitaria (PAC). Sus consecuencias han sido diversas:
España se integró en el mercado común europeo participando en su organización interna y externa y en el libre comercio entre sus miembros.
En el mercado interior existen Organizaciones Comunes de Mercado (OCM) para los productos más representativos, que fijan para cada uno de ellos precios máximos y mínimos. Cuando no se alcanzan los mínimos, la UE realiza intervenciones para evitar la caída de los precios. Los precios españoles, que en el momento de la entrada en la Comunidad eran más bajos, subieron paulatinamente hasta equipararse con ellos.
En el mercado exterior los productos importados de terceros países pagan un arancel común, con el fin de dar preferencia a los comunitarios. Debido a ello, España redujo sus compras en otras áreas, como Estados Unidos y América Latina, en favor de la Unión. Por otra parte, las exportaciones de ciertos productos europeos reciben restituciones o ayudas cuando deben venderse en el mercado mundial por debajo de su precio mínimo establecido.
El libre comercio europeo ha permitido a los productos españoles acceder a un mercado de millones de consumidores con elevado poder adquisitivo. Pero también obliga a incrementar la competitividad, modernizando las explotaciones y aumentando los rendimientos y la calidad. Para ello, los productores agrarios han recibido cuantiosas ayudas comunitarias. Estas ayudas proceden de fondos específicos: el FEOGA hasta octubre de 2006, y el FEAGA desde entonces.
España se ha visto afectada por los problemas de la actividad agraria comunitaria y por las medidas adoptadas para combatirlos en las sucesivas reformas de la PAC, la última realizada en 2003. Entre estos problemas destacan los siguientes:
La competencia de los productos europeos con los del mercado mundial han obligado a reducir los precios mínimos de muchos de ellos para poder venderlos.
La existencia de excedentes agrícolas y ganaderos (cereales, vino, leche, carne de vacuno) ha llevado a promover determinadas medidas: abandono de la actividad, cuotas de producción y la extensificación, incentivando el barbecho y la silvicultura. Además, desde 2003, se ha establecido una ayuda única para cada explotación independiente de la producción para que los agricultores produzcan en función de las necesidades del mercado y no de las ayudas recibidas.
Las exigencias de los consumidores sobre seguridad y sanidad en los alimentos, bienestar animal, calidad de los productos y cuidado medioambiental, han dado lugar al establecimiento de normas sobre estos temas y a condicionar la ayuda recibida por los productores agrarios a su cumplimiento.
El despoblamiento de muchas áreas rurales desfavorecidas conlleva el riesgo de desaparición de paisajes agrarios tradicionales de gran valor cultural y de deterioro medioambiental.
Las regiones españolas se han visto afectadas por la PAC de forma diversa. Sus consecuencias han sido problemáticas en las áreas que cuentan con producciones excedentarias y poco competitivas en la Unión Europea, como la zona cantábrica, muy dependiente de la ganadería bovina, y las zonas de cereal y viñedo del interior peninsular. Las más beneficiadas han sido el litoral mediterráneo y andaluz, que han encontrado un buen mercado para sus productos hortofrutícolas. En Canarias, la PAC se aplica desde 1991 con algunas particularidades.
En la actualidad, el mundo rural es un espacio cada vez más heterogéneo y complejo. Por una parte, está recibiendo nuevos usos, diferentes de los agrarios predominantes. Por otra parte, conviven tradición y modernidad. Algunas comarcas que han recibido la denominación de «espacio rural profundo», mantienen actividades tradicionales de bajo rendimiento y se ven abocadas al abandono. Otras se han modernizado y especializado en producciones competitivas de alto rendimiento orientadas a la comercialización. Ambas padecen problemas que han llevado a hablar de «crisis del mundo rural» y tratan de resolverse mediante distintas actuaciones políticas. Los nuevos usos implantados en el espacio rural son:
Usos residenciales, como viviendas secundarias de fin de semana o vacaciones, o residencias principales en las áreas próximas a las grandes ciudades, ante la carestía del suelo urbano.
Usos industriales, derivados del traslado de fábricas que buscan suelo y mano de obra más baratos, o aprovechar las materias primas y recursos rurales.
Usos terciarios, como infraestructuras de transporte y de aprovisionamiento urbano; grandes superficies comerciales, y equipamientos recreativos relacionados con el deseo de disfrutar de la naturaleza.
Usos paisajísticos-culturales y conservacionistas basados en la consideración de que existen áreas rurales de gran valor paisajístico, histórico y cultural, cuya población cumple, además, un importante papel en la conservación medioambiental.
Estos nuevos usos tienen consecuencias positivas y negativas:
Las consecuencias positivas son una distribución más equilibrada de la población y de la actividad económica en el espacio, rompiendo la tradicional contraposición entre lo rural y lo urbano, y favoreciendo la integración territorial y la recuperación de economías rurales.
Las consecuencias negativas pueden ser la pérdida de identidad del espacio agrario, la degradación medioambiental, la competencia entre actividades por ciertos elementos como el agua o el suelo, los conflictos sociales ante la llegada de población con valores e intereses económicos diferentes y la acentuación de los contrastes territoriales con los espacios en crisis que no logran revitalizar su economía y siguen perdiendo población.
8.5.1. Concepto de pesca y tipos
La pesca es el subsector del primario cuya actividad consiste en la captura de peces y otros animales acuáticos para su posterior consumo, bien como alimento, o como materia prima para diversas industrias (harineras, piensos, etc.).
-Según la distancia y las técnicas aplicadas a la extracción de pesca se pueden distinguir tres tipos de actividad pesquera:
a. La pesca de bajura es la menos evolucionada de todas, se realiza en pequeños barcos y con técnicas tradicionales, como la caña, el arpón o la red. Este tipo de pesca se realiza en las proximidades de la costa, y en el mismo día se está de vuelta en el puerto para vender el pescado fresco en las lonjas.
b. La pesca de altura se realiza con barcos de medio tamaño que suelen salir en pequeñas flotillas, a lugares más alejados del litoral, durando el periodo de pesca unos 10 o 15 días. Utilizan técnicas más modernas para la pesca, y además deben iniciar el proceso de conservación del pescado, mediante la conservación en cámaras frigoríficas, salazón u otros
c. La pesca de gran altura es la que se practica en los lugares más alejados del continente con barcos de grandes tonelajes y técnicas modernas para la localización de los bancos de peces y su posterior captura (teledetección, GPS, etc.). Salen a faenar en flotas organizadas con un barco-nodriza o factoría, en el que el resto va descargando diariamente la pesca y allí se inicia el proceso de transformación, limpiado y congelado del pescado, y con los residuos se inicia la fabricación de piensos y harinas. La duración de cada expedición suele ser de varios meses
-Artes de Pesca
ARRASTRE: Tipo de pesca poco selectiva y muy dañina con los fondos oceánicos, puesto que destruye algas y otros organismos indiscriminadamente. En la mayoría de los países está regulada aunque en muy pocos prohibida. Consiste en una red lastrada que barre el fondo de la mar capturando todo lo que encuentra a su paso. Se trata de un arte activo, pues no espera al movimiento del pez para su captura.
CERCO: Consiste en rodear un banco de peces con una red, de entre 250 y 1000 m de longitud y unos 40 m de profundidad, que se mantiene flotando en posición vertical cerrándose por la parte inferior y atrapando en su interior a los peces.
PALANGRE: Es un arte de pesca consistente en armar unas extensiones en los flancos de los barcos de las que salen múltiples sedales con sus correspondientes anzuelos y cebo; al ponerse en movimiento el barco durante varias horas o incluso días, los peces se van prendiendo en los anzuelos. Suelen capturarse con este sistema especies como la merluza, el pez espada, tiburones, algunos atunes, etc. Es una modalidad de pesca menos agresiva que la de arrastre.
8.5.2. La pesca en España
España ha sido y es una de las grandes potencias pesqueras mundiales. Así lo indican el tamaño de la flota (tonelaje y potencia), el volumen de capturas y el valor de la pesca desembarcada.
En la actualidad, existen unos 18.000 buques pesqueros, que capturan cada año 13.000.000 toneladas de pescado y dan empleo a 74.798 tripulantes. En su dimensión económica, la pesca aporta el 0,5% del PIB.
Estos datos son indicativos de la importancia de la pesca española, aunque si los comparamos con los de hace un cuarto de siglo, se aprecia un declive de la actividad, consecuencia del agotamiento de los caladeros nacionales, de la nueva situación internacional del mar, del ingreso de España en la UE, etc., todo ello configura un marco bien diferente al que existía en la época dorada de la pesca, que correspondió a los año 1970.
España tiene un amplio perímetro costero cuyo litoral se parte entre mares diferentes. En conjunto, no puede decirse que presente unas condiciones muy favorables para la fauna marina y, por extensión, para la pesca. En correspondencia a la diversidad marina, la naturaleza ofrece una variada fauna piscícola.
-El Océano Atlántico, con las diferencias lógicas entre latitudes tan dispares como el mar Cantábrico o el archipiélago canario, tiene unas aguas de salinidad moderada, unas temperaturas entre los 10 y los 18 º C en agosto y entre los 11 y los 15 º C en enero en las costas peninsulares, corrientes marinas que facilitan la distribución del plancton y una oscilación del nivel de las aguas de hasta cuatro metros por efecto de las mareas.
Todo ello permite la existencia de una franja costera de varios hectómetros de anchura, alternativamente sumergida y emergida, que facilita el marisqueo sobre la arena de la playa. Asimismo, el litoral atlántico presenta en el noroeste peninsular una articulación que alarga el perímetro costero y favorece la instalación de bateas y cultivos marinos.
-El Mediterráneo es un mar de aguas calientes. Contiene menos fitoplancton que el océano, no tiene mareas que faciliten el vaivén de las aguas sobre la playa y la salinidad se eleva hasta el 38%. La comunicación con el Atlántico es escasa, por lo que el Mediterráneo es especial y frágil a efectos ecológicos.
En los últimos años nuestros mares han perdido importancia pesquera debido a la sobreexplotación; los puertos se han convertido en muelles de descarga de especies capturadas en aguas lejanas, al tiempo que los litorales aspiran a recibir los beneficios de la transformación industrial de la pesca y de la distribución comercial.
a. Características de la flota pesquera
• La ley de protección y renovación de la Flota (1961) favoreció su modernización.
• La flota de bajura: Es abundante, dedicada a la pesca artesanal. Se considera excesiva cantidad para las posibilidades de capturas. Anticuada. – Predomina en el Mediterráneo.
• La flota de altura: – Grandes empresas que faenan los caladeros más productivos. Predomina en las regiones pesqueras Atlánticas. Tiende a disminuir debido a las restricciones de la pesca. – Necesidad de una profunda renovación.
b. Población activa del sector:
• Está envejecida y tiende a disminuir
•La modernización de los procesos pesqueros y las limitaciones en las capturas han provocado paro en el sector.
• Un 50 % de la población activa dedicada a la pesca se concentra en las regiones cantábrica y gallega.
8.5.3. España y la pesca en la actualidad
-El nuevo Derecho del Mar y la Política Pesquera Común.
Con la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Derecho del Mar (aprobado en 1982, pero en vigor desde 1994). Los americanos consiguen que las aguas resultantes de la ampliación se consideren como Zonas Económicas Exclusivas (ZEE). Se limitaron las aguas jurisdiccionales a 200 millas.
España y la Política Pesquera Común
España ingresa en la Europa Comunitaria en un momento de muchos problemas. Su potencial pesquero y su acceso a pesquerías europeas se veían con recelo por el resto de Europa. Por esto, al firmar la adhesión se le exigen condiciones muy duras y 17 años para la plena incorporación, que sería en el año 2002.
España participa de La Política Pesquera Común (PPC), que guarda gran afinidad con la PAC y contienen cuatro puntos básicos:
Política de conservación de recursos: con este fin se establecen las Tarifas Anuales de Capturas, base para la asignación de cuotas a los países miembros.
Política estructural: orientada a la mejora de las estructuras pesqueras, de la industria transformadora y de los equipamientos portuarios, trata de ajustar la flota a las disponibilidades de pesca.
Organización Común de Mercados (OCM): tiene una gran similitud con la agraria y está encaminada a establecer y garantizar rentas equitativas a los pescadores, y precios razonables a los consumidores.
Política de acceso a los caladeros exteriores: se realiza mediante acuerdos de diversa naturaleza con terceros países para que los buques de los países comunitarios puedan pescar en sus respectivos caladeros.
Desde su incorporación, España promovió numerosas iniciativas y alcanzó importantes logros, particularmente subvenciones que permitieron la construcción de un millar de buques nuevos y la reconversión de más de dos mil, con una inversión cercana a los 1200 millones de euros. Con todo, el logro más importante fue el acortamiento del período transitorio, que concluyó en el año 1996, lo cual facilitaba la plena integración en la Europa Azul, el acceso a caladeros europeos antes prohibidos y la negociación con otros países.
En 2002 se hace una reforma de la PPC introduciendo nuevos planteamientos como lograr el desarrollo sostenible de la pesca en su dimensión económica, ecológica y social. Esto está relacionado con un nuevo modelo de gestionar la pesca considerando el mar como un ecosistema. Supone pasar de entender el mar como fuente de recursos (el pescado) a hacerlo como medio generador de bienes (los peces) que tienen que ser aprovechados sin comprometer su existencia.
Resultados:
El sector pesquero español ha podido sobrevivir a décadas de incertidumbres, conflictos y problemas por lo arraigado de la pesca en las regiones litorales y la importancia social y económica del recurso.
La flota ha experimentado una enorme transformación y hoy se halla en la vanguardia de las tecnologías en lo que se refiere a sistemas de navegación, adelantos náuticos, etc. Algunos buques son auténticas factorías; coexiste, no obstante, con una flota tradicional de bajura, cuya actividad resulta cada vez más difícil por su falta de competitividad y por lo esquilmado de nuestros mares.
Los lugares de pesca han variado, tanto en naturaleza como en ubicación, pues hoy se pesca en aguas de aprovechamiento económico pertenecientes a otros países y a distancias considerables de los puertos de partida, hasta en los océanos Índico y Pacífico.
El volumen de pesca desembarcada ha decrecido, con relación al de hace 25 años
El desarrollo de la investigación en el sector ha permitido la explotación de nuevas especies y pesquerías. Uno de los aspectos a destacar es el desarrollo de la acuicultura, verdadera alternativa de futuro que ya produce una cantidad importante de peces y moluscos.
Necesidades del sector pesquero actual:
Es necesario proteger nuestros escasos recursos, evitar el consumo de inmaduros, así como la pesca en zonas biológicamente sensibles.
Fomentar el progreso tecnológico para capturar nuevas especies de valor comercial, mantener el empleo industrial y la cooperación con terceros países.
Con estas perspectivas, las regiones pesqueras españolas han variado su significado tradicional, incluso los puertos, entre los que hoy destacan: Bermeo (Vizcaya), Vigo, Huelva o Algeciras (Cádiz).
España presenta un litoral del 4.611 Km., que se encuentra organizada en ocho regiones pesqueras: noroeste, cantábrica, tramontana, levantina, sur mediterránea, sur atlántica, balear y canaria.
Del mismo modo, ha variado el significado económico y las repercusiones sociales de la actividad pesquera, que gravita hoy sobre el Atlántico en detrimento del Mediterráneo.
-Galicia conserva su primacía pesquera en España, pues aporta un tercio de las capturas y casi la mitad del empleo pesquero. Ha seguido una evolución paralela a la del resto de España, con una reducción notable de la pesca desembarcada y numerosos conflictos. Participa, junto con la flota cantábrica, de la pesca en aguas adyacentes (sardina, merluza), en los caladeros comunitarios del Atlántico (atún, pez espada) y en aguas muy alejadas (fletán, bacalao, atún), pues dispone de una excelente flota.
-En Andalucía, la pesca de bajura tiene más importancia social que económica. La flota se aproxima a los 3000 barcos con un fuerte componente artesanal y un marcado carácter de actividad a tiempo parcial. Se pesca en el litoral, en aguas de Marruecos, de Portugal y en caladeros del Atlántico sudoriental. En conjunto, ha experimentado una trayectoria descendente por la disminución de las capturas en un mar sobreexplotado y por la dificultad de acceso a aguas ajenas. La provincia con mayor importancia pesquera es Huelva, seguida de Algeciras.
-El litoral mediterráneo, en el que la pesca de especies como la bacaladilla o el salmonete ha sido muy considerable, se ha llegado a unos niveles mínimos por el agotamiento de las pesquerías. La flota está obsoleta, la pesca es muy tradicional y el Mediterráneo, un mar preocupante por el estado de conservación de sus recursos.
La pesca canaria tuvo su edad de oro entre los años 1961 y 1980. Su significación pesquera radicó en la explotación del banco sahariano, muy favorecido por la corriente de Canarias. El cambio de coyuntura en el mar le privó de los caladeros tradicionales y convirtió sus puertos en base de operaciones de las flotas del Atlántico sudoriental.
En cuanto a los caladeros españoles presentan los siguientes problemas:
Problemas de nuestros caladeros:
La plataforma continental es muy reducida lo que impide abundancia de recursos pesqueros.
Existen marcadas diferencias entre las costas mediterráneas y atlánticas. Las costas mediterráneas presentan una mayor salinidad, temperatura y prácticamente no se producen mareas marinas, todo esto provoca que la productividad de las costas gallegas sea quince veces más alta que la de las costas levantinas.
Los caladeros españoles se encuentran en una fase de agotamiento debido a la sobre pesca y al excesivo equipo pesquero de la flota litoral. Como respuesta a esto, en los últimos años se han establecido normas que intentan regular las artes de pesca utilizadas, los tipos de redes, las tallas mínimas de las especies.
Las soluciones que se ofrecieron:
a) Para solucionarlo se han establecido normas que regulan las artes de pesca utilizadas, los tipos de redes, las tallas mínimas de las especies y las normas de repoblación de las mismas.
b) Los caladeros españoles tienen pocas posibilidades, es por esto que se hace necesario buscar otros. Así se consolida una gran flota de altura y gran altura cuyas operaciones se hacen en aguas libres, en los límites jurisdiccionales de los países ribereños.
Los caladeros internacionales utilizados por los españoles han sido:
Islandia: la especie que se pesca es el bacalao,
El banco Atlántico nororiental (Noruega y Svalbard): bacalao, pota, calamar.
El banco Atlántico noroccidental (Terranova, Groenlandia): bacalao, fletán negro.
Gran Sol, Atlántico Norte (frente a las costas de Bretaña y sur de Irlanda): merluza, rape, jurel.
Agua libres del Atlántico, aguas internacionales adyacentes a las costas de Portugal, Azores y España: bonito, pez espada, marrajo.
Mauritania y Senegal: merluza negra, atún…
En el Índico: Mozambique y Seychelles: crustáceos, merluza,…
Caladero argentino, Chile y Malvinas: merluza negra.
La acuicultura es la explotación de organismos acuáticos, peces, moluscos, crustáceos y plantas marinas. Comprende la cría de peces marinos, mariscos y peces de agua dulce. De ahí que se desarrolle en los medios marino, litoral y continental.
Actualmente ha evolucionado mucho, pues es una fuente importante de producción pesquera para el consumo humano y en su contribución al sostenimiento económico y desarrollo de las poblaciones y regiones pesqueras.
El desarrollo de la acuicultura obedece a la necesidad de abastecer mercados de productos cada vez más competitivos y a la concienciación global e institucional de proteger los recursos marinos.
La Unión Europea diseña en 2002 una estrategia para desarrollar el sector acuícola con los objetivos de crear empleo, proporcionar productos de pesca seguros y de buena calidad y fomentar una actividad respetuosa con el medio ambiente.
En 2006 la producción acuícola española supuso el 30-40% de la producción y del valor de la pesca, dando empleo a 25 000 personas. En relación con ella conviene destacar que:
La acuicultura marina tiene más importancia, aunque la continental tiene más valor por tonelada de producción.
Las especies cultivadas son dorada, rodaballo, lubina, en lo que a peces se refiere y mejillón y almejas entre los moluscos. De especies continentales, la trucha es la más importante.
Galicia es la comunidad con mayor volumen de producción, seguido de Andalucía y Castilla y León, en el interior.
Problemas:
Altos costes.
Enfermedades de las especies.
Contaminación de las aguas.