EDUCACIÓN SEXUAL

La sexualidad es una dimensión del ser humano que se vive y manifiesta en cada etapa de la vida de un modo diferente.

La adolescencia representa una etapa especialmente relevante en el camino hacia la sexualidad adulta.

La educación afectivo-sexual y la sentimental son claves y deben ser una parte más de la educación que se tiene que recibir. La familia es la principal y primera responsable de la misma (sin que ello signifique que no se deba afrontar también desde el sistema educativo). Sin embargo, a menudo los padres y las madres prefieren evitarlo por diversas razones: “no es el momento adecuado”, “ya se lo explicarán en el colegio”… La inseguridad o la incapacidad para afrontarlo suelen estar detrás de este tipo de argumentos.

La educación sexual desde la edad temprana puede contribuir a que niños y niñas se desarrollen de forma más equilibrada y sean capaces de comprender los cambios que experimentan en su propio cuerpo, en sus estados de ánimo y en la manera de relacionarse con los demás. Así mismo dispondrán de mejores habilidades y destrezas para tomar decisiones autónomas adecuadas que les ayuden a vivir su sexualidad de modo saludable y evitar situaciones de riesgo para su salud física o mental y para la de los demás.



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