Para comenzar el curso, cada grupo con su tutora reflexionó sobre qué les gusta, qué desarían, qué querrían que se hiciese realidad... esto lo dibujaron y escribieron en tarjetas de cartulina de tamaño A5 con bolígrafos de tinta invisible (visibles solo con luz negra y en cuyo tapón la llevaban incorporada para poder observar lo que iban dibujando o escribiendo). También se habló sobre qué es aquello que querrían que desapareciese, lo que no les gustaba nada... y lo plasmaron en cartulinas del mismo tamaño, pero de color verde.
Tras la reflexión individual lo pusimos en común en el patio del colegio. Cada niña y cada niño verbalizaba aquello que quería que desapareciese, lo pinchaba en un corcho y, al terminar, todas juntas gritábamos al unísono "Que todo lo que esté en la sombra, desaparezca si se nombra". A continuación, hicimos lo mismo con aquello que les gustaba o que deseaban, lo pinchaba cada una en el corcho y, al terminar, todas juntas gritábamos al unísono "Nuestros deseo queremos iluminar para que todos se hagan realidad".
Finalmente, esas cartulinas realizadas por todas las niñas y los niños se pincharon en telas negras colocadas en la entrada a la biblioteca, en cuya puerta podía leerse "Alucinada, a luz y nada". En este lugar, que está iluminado por una bombilla, añadimos dos lámparas de luz negra. Al entrar, los niños y niñas veían los dibujos y escritos realizados por todo el colegio (solamente los de las cartulinas verdes, aquellos deseos de lo que querían que desapareciese; pero no los de las cartulinas negras, pues estaban realizados con tinta invisible). En un momento dado, la maestra apagaba la luz y se encendían las lámparas de luz negra... ¡ALUCINADA! Lo que querían borrar, desaparecía y aquello que más les gustaba y sus deseos aparecían mágicamente...