"Imprescindibles"

"ABUELOS, IMPRESCINDIBLES"

Hola, mi nombre es Marian y quiero contaros la suerte que tuve de poder disfrutar de mi abuelo nada más y nada menos que ¡¡¡98 años!!! Eso sí, mirad que vivió cosas desde 1921, pero tuvo que ser este maldito virus el que se lo llevó… justo dos semanas antes de su cumpleaños, casi casi llega a los 99. Mis primas las pequeñas decían que cuando cumpliera los 100 años saldríamos en la tele celebrándolo y soplando todos las velas con él… ¡estuvimos a punto!

Mi abuelo se llamaba Rafael, pero todos le llamábamos abuelo Rafa, o Cabanes, que era su apellido. Además tenía una tienda que se llamaba “Frutos Secos y Variantes Cabanes” (en Madrid las tiendas de chuches se llaman Frutos Secos). Por eso, en su barrio, le conocían como Señor Cabanes. Imaginaros que suerte la mía, ¡tener un abuelo con una tienda de chuches!

Mi abuelo Rafa nació en Córdoba, vivió mucho tiempo en Sevilla y luego se fue a trabajar a Madrid, donde vivía su hermano mayor. Allí conoció a mi abuela, allí nacieron y se criaron sus cinco hijos. Y allí murió. Le encantaba esta ciudad y su jaleo, como él decía, pero siempre llevaba a Andalucía en su corazón. Y cuando podía se escapaba a tierras del sur.

Siempre he hablado mucho con mi abuelo, me contaba muchas cosas. Tengo muchos recuerdos de él. En Navidad celebrábamos la noche vieja en su casa. Allí nos juntábamos todos, cada año más, porque se iban añadiendo parejas de sus hijos, los amigos de mis tíos los más jóvenes… ¡era muy divertido! Cuando los nietos éramos pequeños siempre había un momento esa noche en la que desaparecía, y ya nos poníamos nerviosos porque sabíamos lo que venía. Al rato aparecía el abuelo disfrazado con cualquier cosa que encontraba en casa y se ponía a cantar. Y así pasábamos la primera noche del año ¡riendo y cantando hasta las tantas!! Desde que se hizo mayor nos juntamos a comer el día de Navidad toda la familia en casa de mi tía Ana, la pequeña de sus hijas. Y seguíamos sumando porque ya se unían las parejas de los nietos y ¡su primer biznieto! Le encantaba sentarse en un sillón y vernos repartir los regalos del amigo invisible. Lloraba de emoción, y yo, que en eso me parezco mucho a él, me ponía a su lado y llorábamos los dos. Siempre me decía que eso era lo que más feliz le hacía en el mundo, ver a su familia unida. Y a pesar de que estamos repartidos por Barcelona, Extremadura, Burgos, Londres… Seguimos juntándonos todos ese día. Y este año el sentirá que sigue siendo así, porque volveremos a juntarnos en Madrid cada uno desde nuestro sitio. Y será feliz de vernos juntos.

Sólo puedo deciros que los abuelos son imprescindibles, porque nos quieren, nos enseñan y comparten todo lo que saben de su larga experiencia vital. Hay que cuidarlos, respetarlos y quererlos.

Esta pandemia se ha llevado a mi abuelo, pero por otro lado, mientras él estaba malito, nació su segundo biznieto. Nosotros le hablaremos de su bisabuelo y de todo lo que nos enseñó. Quiero aprovechar para deciros que de todo se aprende y que en esta situación de encierro, que todos hemos vivido, lo que yo he sacado es que hay que valorar todo lo bueno que la vida nos da y sobre todo la importancia de cuidar a la familia, que siempre, siempre está a nuestro lado. Nosotros a pesar de que no pudimos vernos en persona, nos reunimos por las redes sociales y sus hijas e hijo, nietas y nietos y biznietos le hicimos una despedida virtual. Juntos y alegres, como a él le gustaba.

Los abuelos siempre viven en nuestros corazones porque somos gracias a ellos.



Mil gracias a Marian y a sus familiares por compartir esta bonita historia con nosotros. El abuelo tiene que estar muy orgulloso de la familia que ha formado. Si queréis ver algunas de las reflexiones de los alumnos mira el siguiente enlace.