"Era un día normal en Londres; con lluvia y cielo gris cuando me llamaron para avisarme que habían visto a “Madeleine McCann” por décima vez en la semana. Un año después de su desaparición la gente seguía estando pendiente del estado del caso de esta niña que había sido raptada en la habitación en donde se encontraba durmiendo mientras sus padres cenaban con amigos. Me preguntaba realmente cómo llegó esa llamada a mí, porque generalmente llamadas como esta eran atendidas por la recepcionista, la cual enviaba a un oficial para investigar."