"Era horrible: el cuerpo de una niña rubia no mayor de 3 años se encontraba mutilado y rodeado de lodo con un cinturón que rodeaba su cuello y hematomas por todo el cuerpo, lo peor era la carne que se dejaba ver por su brazo separado del tronco que anidaba múltiples insectos. Vomité, vomité mucho, por mi mala suerte mi “emesis” había caído en este escenario haciéndome parte de este, tenía miedo y me aterraba la idea de ser considerado sospechoso. Dominado por esta idea y en un ataque de pánico volví a tapar la escena con tierra y latas. No podía dejar esto así, antes de avisar el hallazgo tenía que encontrar el culpable con mis propios métodos y entregarle la versión completa a la policía."