Estudios avanzados 

en dolor y analgesia



Este proyecto está dedicado a encontrar nuevas formas de coadyuvar con el tratamiento farmacológico del dolor, particularmente en lo relativo a un aspecto casi descuidado de la terapia, como lo es el grado de afectación cognitiva que pueden producir tanto la patología, como los medicamentos indicados por el médico tratante




A pesar de los adelantos de la medicina moderna, el manejo adecuado del dolor sigue representando un desafío para clínicos y pacientes. La falta de eficacia analgésica, el desarrollo de eventos colaterales no deseados, el poco apego al tratamiento, e incluso el costo elevado de algunos medicamentos, nos mantiene en una búsqueda constante de mejores maneras de lograr la analgesia esperada. Esa búsqueda ha conducido a la exploración de tratamientos diferentes a la administración farmacológica convencional. De allí surge el concepto de “Modulación Cognitiva del Dolor”, que entre otras características nos indica que sentimos dolor porque quizás le prestamos más atención de la que merece. Es decir, si a través de desafíos cognitivos pudiéramos desviar nuestra atención del dolor, probablemente nuestra afectación nos resultaría menos dolorosa. 


En el Laboratorio estamos realizando investigaciones en ese sentido, involucrando además el aspecto afectivo de la relación humana en la ecuación analgésica. Los resultados hasta ahora obtenidos nos indican que si la carga cognitiva es de suficiente nivel de complejidad es posible distraernos del dolor, percibirlo como menos intenso y tolerarlo de mejor forma. Por otra parte, situaciones afectivamente agradables también pueden ser empleadas como recursos distractores pro-analgésicos. Este tipo de distractores podría coadyuvar con el tratamiento farmacológico tradicional, contribuyendo a reducir las dosis de los fármacos empleados y la aparición de síntomas desagradables.





Vías discriminativas del dolor (BioRender, 2022)

Dolor vs. Atención

Se pretende es desviar la atención de la condición dolorosa, para dirigirla a la realización de una tarea de cierta carga cognitiva. Ese desvío atencional ha logrado que se perciba, en voluntarios sanos, una menor intensidad del dolor producido experimentalmente de forma controlada, y también una mayor tolerancia a ese tipo de estimulación. 


En paralelo, antes que afectar el desempeño cognitivo, nuestros procedimientos experimentales han permitido que los sujetos mejoren los resultados obtenidos al ejecutar las tareas distractoras. Este último punto es de suma importancia e involucra un aspecto traslacional en nuestra investigación. Nos habla de una mejoría en la calidad del desempeño, con menor dolor percibido, pero también nos sugiere que es posible reducir los efectos no deseados por el dolor en el rendimiento laboral y académico, lo cual tiene impacto en otras esferas, distintas a la integridad corporal.