BIOGRAFÍA
Nació en 1920 y quiso estudiar ciencias por el modelo de su padre, que creía en la importancia de una formación sólida, una buena formación, aunque no fuese lo que se esperaba para una mujer, en aquella época. Fue admitida, por méritos propios en la Universidad de Cambridge. Se graduó en 1941, y le ofrecieron investigar sobre el carbón, que era muy importante en el momento, pues se estaba dando la Segunda Guerra Mundial. Este trabajo le sirvió para acabar su tesis y obtener el doctorado.
Se fue a París a investigar y se encontró con un grupo mucho más abierto y menos hostil hacia las mujeres. Allí se familiarizó con la técnica de difracción de Rayos X. La etapa de su vida que pasó en París fue de gran felicidad y crecimiento personal y profesional. De este modo, a su vuelta, a Reino Unido, ya tenía una buena reputación como cristalógrafa.
En el año 1952 consiguió las imágenes con mejor calidad de la estructura del ADN hasta el momento. Describió la densidad del ADN y estableció que las moléculas de éste se organizaban de forma helicoidal, es decir, en forma de hélice. Este es su gran hallazgo, aunque éste no fue reconocido en su momento. Sus compañeros publicaron un artículo y diez años más tarde se les concedió el Premio Nobel de Medicina.
Ella se fue de aquella universidad y se trasladó a Birckbeck, donde siguió investigando, concretamente, en virología. Falleció posteriormente, debido a un cáncer de ovarios, probablemente causado por la sobreexposición a la radiación.
Su contribución a la estructura del ADN no fue reconocida hasta después de su muerte, por eso se le ha llamado "heroína olvidada".
Realizó contribuciones decisivas en cuanto a la estructura de las moléculas de diferentes virus, como el de la polio y el del mosaico del tabaco.