Loris Malaguzzi utilizaba la metáfora del ping-pong para pensar en el diálogo entre personas adultas y niñes. A partir de lo que recibimos de niñes y familias, las escuelas respondemos generando propuestas y nuevos desafíos que luego vuelven, construyendo un diálogo continuo y enriquecido con los aportes de todas las partes.
Es importante:
Pensar en quiénes son los receptores y sus realidades nos va a dar una idea más clara de qué caminos podemos seguir. ¿A quiénes está destinado el mural o sitio que creamos?
Recordar que hay familias en las que los adultos no están alfabetizados. Una buena idea para garantizar su inclusión puede ser sumar un archivo de audio que acompañe las propuestas de actividades. El uso de letras mayúscula y de la negrita para anclar la mirada también podría sumar en este sentido.
Pensar al muro digital con el mismo criterio que una cartelera física, en la que no se sube una información arriba de la otra, sino que se cambia constantemente, para una mejor comunicación.
Enmarcar las propuestas que se presentan, ponerse de acuerdo sobre el respeto de la imagen de quiénes eligen subir videos. Este es un momento excelente para comenzar a pensar, como educadores, ¿con qué criterios nos construimos como ciudadanes en espacios virtuales? y para acercar algunas nociones básicas sobre el cuidado en internet a todas las familias.
Preguntarnos ¿En dónde están esas familias y sus niñes? ¿Qué dispositivos tienen en sus casas? ¿Tienen conectividad a internet? ¿De qué tipo? ¿Están alfabetizadas en en el uso de la herramienta o deberemos ofrecerles guías para que la conozcan? De no ser así, existe la posibilidad de generar propuestas para compartir en formato PDF o JPG y sumar materiales concretos para entregar a las familias y garantizar que la escuela esté en vínculo con su comunidad.
Imprimir las propuestas y hacérselas llegar a las familias
Imprimir las propuestas y entregar en el momento de entrega de bolsones.
Comunicarse con las radios comunitarias locales para difundir las propuestas escolares. Pueden ser mensajes generales con la voz de docentes o personalizados, para aquelles niñes que vivan en el barrio.
Aprovechar los momentos de contacto con las familias para relevar qué alcance real y concreto tienen las propuestas (puede ser a partir de una encuesta formal enviada digitalmente, impresa o a partir de la toma de notas): con qué dispositivos cuentan, si tienen conectividad y de qué tipo, cómo se organizan con las propuestas que envía el jardín, etc.
Volver a la vieja cadena telefónica para invitar a usar los espacios, en este caso es clave el contacto con un referente por sala.
¿Qué es lo que esperamos de las familias? Debemos ser claros con las propuestas para poder construir un real intercambio.
Que las propuestas se visualicen en dispositivos móviles.
Utilizar en lo posible recursos de navegación gratuita. Son todos aquellos que terminan en gob.ar y edu.ar y los recursos de Seguimos Educando (en el caso de que se seleccionen estos contenidos deben linkearse desde los sitios educativos y no desde YouTube para garantizar la gratuidad en la navegación).