PROPÓSITO DEL BLOQUE: Que el alumnado conozca los elementos del proceso comunicativo y las funciones del lenguaje en diversas situaciones comunicativas para la redacción y comprensión de textos diversos.
De acuerdo con la Real Academia Española, encontramos en su diccionario que la comunicación es la "transmisión de señales mediante un código común al emisor y al receptor" (2020). Y para que esta transmisión pueda efectuarse, es necesaria la presencia de una gran cantidad de elementos que la hacen posible.
Los seres humanos nos hemos comunicado desde el inicio de las civilizaciones, ya que este proceso permite la construcción de sociedades e incluso hizo posible la preservación de la raza humana. Imagínate qué pasaría si tus papás no hubieran sido capaces de comunicarte que meter los dedos en un enchufe eléctrico era peligroso, o que poner las manos sobre el fuego de la estufa también era peligroso, o que tocar la base de la plancha caliente, o un sinfín de situaciones en las que ellos te comunicaron que algo que estabas a punto de hacer resultaba peligroso para ti. Quizá no recuerdes estos momentos, pero estuvieron presentes en tu infancia e hicieron posible que tu integridad física se mantuviera libre de peligros. La comunicación ha sido, y es todavía hoy, indispensable para la preservación de la raza humana y para el desarrollo de sociedades cada vez más complejas.
Quizá recuerdes de tus clases de Español que la comunicación es un proceso en el que intervienen elementos como emisor, receptor, mensaje, código, retroalimentación y contexto; todos estos elementos son parte de este proceso humano, pero hay más, muchos más.
La COMUNICACIÓN inicia cuando una persona, a la que se denomina emisor decide ponerse en contacto a través de la comunicación con otra persona, denominada receptor. La comunicación no es posible si no hay una intención de comunicar, y tampoco es posible si el emisor quiere "hablar a sí mismo" (a este proceso se le denomina reflexión). Lo primero que el emisor debe hacer es abstraer o representar un aspecto de la realidad de manera mental (nadie comunica cosas, sino representaciones de cosas) por lo que debe recrear en su mente ese aspecto para obtener una imagen mental. Después tiene que relacionar o interpretar esa imagen mental de acuerdo con las características que quiere comunicar: características físicas (color, forma, tamaño, textura, olor, sabor, sonido), sociales (usos, beneficios, perjuicios, convenciones sociales) y/o íntimas (juicios de valor, gustos); es importante destacar que a mayor relación de la imagen mental con características comunicables será mejor entendido el mensaje. Una vez interpretada, el emisor debe codificar la imagen según crea más conveniente; los seres humanos utilizamos una variedad de códigos para comunicarnos, algunos más usados que otros: código oral (palabras por medio de la voz), código escrito (palabras y signos), código icónico (imágenes y dibujos), código corporal (movimientos del cuerpo), código gestual (expresiones faciales), código sonoro (sonidos -no palabras- que están entendidos por las sociedades), código táctil (signos marcados en las superficies). Una vez hecho esto, el emisor puede expresar la idea que tiene en mente. ¡Fácil! ¿No?
A la imagen mental expresada se le denomina mensaje y éste es simplemente la representación que el emisor tiene de la realidad en la que vive (lo que significa que las personas no necesariamente comunican la verdad, sino lo que ellos creen que es la verdad). El mensaje codificado es expresado por medio de uno o varios instrumentos expresivos que son objetos que ayudan al emisor a comunicar; los instrumentos expresivos más usados son las cuerdas vocales -responsables de los sonidos que producimos-, las manos, los ojos, los labios; las plumas, lápices y plumones; o instrumentos más sofisticados como las cámaras, las computadoras y los teléfonos. Los instrumentos expresivos plasman el mensaje en un objeto al que se denomina medio, el cual puede ser un trozo de papel, un pizarrón, el cuerpo del emisor o la boca del emisor -que es donde se almacena el sonido cuando una persona habla o genera sonidos-. Una vez que el mensaje está plasmado en un medio, viaja a través de un canal, el cual es un espacio físico que conecta al receptor con el medio, ejemplos de canales muy usados son la luz, para la comunicación visual; el aire, para la comunicación sonora; el sistema nervioso, para la comunicación táctil; la Internet, para la comunicación digital. Es necesario que la persona que se quiere forme parte de la comunicación utilice a su vez uno o varios instrumentos perceptivos como el oído, los ojos, una pantalla de televisión, un teléfono o una computadora.
La persona que usa los instrumentos perceptivos se llama receptor y la primera acción que lleva a cabo es percibir el mensaje para después decodificar, esto es, extraer la imagen mental del código en el que el emisor la puso; para esto es indispensable que el receptor conozca el código, de lo contrario no será posible la comunicación. Una vez que el receptor tiene en su mente la imagen mental fuera del código, se lleva a cabo la relación o interpretación inversa, es decir, le da sentido a las características que el emisor agregó. Finalmente, el receptor reacciona al mensaje; existen dos formas de reacción: de respuesta y de no respuesta, la primera es cuando el receptor decide convertirse en emisor para enviar un nuevo mensaje a su interlocutor (el emisor quien ahora se convertiría en receptor), la segunda es cuando el receptor no responde al emisor porque no quiere, porque no puede o porque no es necesario. Cabe destacar que aunque no haya respuesta, el emisor en algunos casos puede estar seguro de que el mensaje fue recibido por alguien y de que la comunicación se produjo con éxito.
Un elemento intermitente en este proceso de la comunicación, es decir, que a veces está presente y a veces no, es el ruido, que representa cualquier alteración del proceso que impide que un mensaje se entregue correctamente o que si quiera llegue a su destino. Un ruido puede ser un sonido externo al mensaje que dificulta la comprensión de una comunicación oral o sonora, o un objeto que se interpone entre los interlocutores en una comunicación visual.
Todo lo anterior sucede dentro de un contexto, que es la combinación de elementos históricos y geográficos en los que se lleva a cabo el proceso de comunicación. No es lo mismo un mensaje comunicado en Argelia, en 1923 en la sociedad ziríe, que uno comunicado en México, en 2020 en la sociedad capitalina. El contexto en los que viven las personas de ambos ejemplos determinará en mucho cuánto y como entienden el mensaje.
De acuerdo con este modelo, toda la comunicación humana puede ser determinada por una de las funciones del lenguaje, dependiendo de a qué elemento del proceso de la comunicación el emisor ponga énfasis.
Función expresiva o emotiva. El mensaje tiene el propósito de expresar los sentimientos y pensamientos íntimos del emisor. Muy utilizada en la poesía.
Función poética. El mensaje se centra en la belleza de la expresión, que las palabras, imágenes o sonidos utilizados sean correctos para que el mensaje reciba toda la atención y sea apreciado por su perfección. Muy utilizada en los textos literarios.
Función apelativa o conativa. El mensaje pretende influir en el receptor para que realice una acción o adopte una opinión. Muy utilizada en los textos argumentativos.
Función referencial. El mensaje se centra en los referentes, es decir, en aquello que comunica sin incluir la apreciación personal por parte del emisor. Muy utilizada en los textos expositivos.
Función fática. El mensaje muestra el interés de corroborar que el destinatario reciba el mensaje por medio de un canal correcto. Muy utilizada en las conversaciones telefónicas.
Función metalingüística. El mensaje gira en torno al código usado y explica los significados de las palabras, frases, imágenes o sonidos para que el receptor comprenda un mensaje que los utilice. Muy utilizada en los diccionarios.