¿Quién no conoce a este niño que se saca una espina del pie?

Nos ha acompañado desde la reapertura del Museo. Lo hemos utilizado en varias exposiciones temporales y es una de las esculturas que nos encanta explicar en las visitas.

Pero, al mismo tiempo, es una escultura llena de misterio. ¿A quién representa? ¿Podría ser Eneas como prentenden algunos? ¿O será un niño cualquiera?

Ni sabemos las veces que nos hemos quedado absortas mirando cómo se retuercen estos dos cuerpos. ¿Te habías fijado alguna vez en que tienen prácticamente la misma cabeza?

Como El Espinario, Los Luchadores están llenos de incógnitas. Resulta difícil dejar de mirarles. Por no hablar de tratar de imitar su postura. Casi nos duele el cuerpo sólo de pensarlo.

Pidieron una copia de Venus. Y consiguieron una nueva diosa de la belleza que se convirtió en modelo de nuevas copias. Una diosa coqueta y sensual; vestida y desnuda; provocadora y tímida a la vez.

Una Diosa salida de las manos de un genio de la escultura... y de la escayola.

Ceres... al. Ella es la que les da nombre, por supuesto. Por cierto ¿Sabías que aquí, a la vuelta de la esquina, estuvo La Ceres, la Fábrica de Harinas de Bilbao? ¡Pura casualidad!

Bella, solemne, perfectamente arropada... pero con muchas transparencias. Y con muchos pequeños detalles que solemos pasar de largo. ¡Disfruta descubriendo!

Todo un rey. Como él mismo se habría calificado, Rey de Asiria, Rey del Mundo. Toda una declaración de principios.

Solemne, mayestático, hasta la propia copia se impone por ser una de las más pesadas en relación a su tamaño de toda nuestra Colección.

De un rey a otro, de un imperio a otro, de misterio en misterio. Una pareja sin pareja que nos mira sin mirada desde su trono.

Poco sabemos de él, pero la forma en la que lo representaron nos habla sin palabras. Ya sabemos todos que una imagen vale mucho más...

Surcando los cielos de la antigüedad, sus ojos vigilantes lo veían todo, lo controlaban todo, lo regían todo.

El rey de los cielos, Rey de todas las tierras de Egipto. Aún hoy, perdido su color, perdida su mirada, parece vigilarnos y tratar de regir nuestros destinos.

¿Y este nombre tan raro? Si más bien parece uuna diosa griega. Nosotras también lo pensamos, pero seguimos sin saber quién es y cuando preguntamos en el taller del que procede nos dijeron... «nosotros le llamamos la de la escopeta»

¡Sería maravilloso que nos ayudases a identificarla!