Cine español

El periodo de lo que considero mi “crecimiento” abarca tres semestres: el otoño de mi segundo año, la primavera del mismo año, y el otoño de mi tercer año. El primer semestre de este periodo tomé una clase de literatura española (SPAN 301 con el Profesor Corañez Bolton) en que mejoré mi lección, pero lastimosamente careció de ensayos que me desafiaron y emocionaron. El segundo semestre, en que tomé una clase de cine español (SPAN 315 con la Profesora Brenneis), fue el periodo en que empecé a escribir más cerca al nivel de mi pensamiento. Este segundo ensayo que escribí para esa clase califica el éxito de la directora Icíar Bollaín en representar las diferentes caras del asunto de inmigración española en su película Flores de otro mundo, y como mi primer ensayo teórico habita un espacio importante para mi crecimiento con el español. 

4 de mayo 2021

La identificación del espectador con las protagonistas en Flores de otro mundo

Con Flores de otro mundo, la directora Icíar Bollaín demuestra su habilidad de retratar asuntos sociales profundos en una manera que resuena con las sensibilidades del espectador. Retratando las vidas de personajes de varios orígenes e identidades, Bollaín crea unas escenas pivotales que muestran las dificultades de ser marginalizada en la España rural en los años noventa. Teniendo este contexto social en cuenta, vemos que Bollaín retrata la inmigración (y unos asuntos resultantes) a través de llamamientos a la empatía del espectador para fomentar un sentido de identificación con las tres protagonistas inmigrantes de la película: Marirrosi, Patricia, y Milady. A través de esta estrategia, Bollaín promueve su propio punto de vista sobre la realidad de la inmigración como algo que afecta a personas en una manera que quizás parece desconocida al espectador pero en realidad es bien universal.

Bollaín teje mucho contenido temático en los eventos de la trama de Flores de otro mundo, pero antes de examinar cómo este contenido se manifiesta en nuestras propias sensibilidades (y retrata a la inmigración), necesitamos tener en cuenta la postura de la sociedad española con relación a la inmigración al punto del cambio de siglo. Flores de otro mundo actúa como una contribución a un movimiento de cine nombrado “cine de inmigración,” que Isolina Ballesteros describe en su artículo “Éxodo rural, migración e inmigración en el cine español” como un estilo “que combina el documental y la ficción, lo personal y lo experimental” (258). La llegada de personas no españolas, con culturas y maneras de vivir muy distintas de las personas nativas, interrumpió la vida social de muchas personas acostumbradas a la homogeneidad cultural y creaba un asunto bien divisorio para el país en general. Toda la gente española estaba navegando por un campo social nuevo por aquella época, algunos respondiendo con comprensión y compasión (como Damián) y otros con prejuicio y xenofobia (como Carmelo). Para retratar este nuevo paisaje social, el cine de inmigración necesitaba mezclar influencias artísticas y anecdóticas en su creación de un medio ambiente realista. Ejemplificando esta nueva forma de cine, Bollaín produce unas escenas que reflejan los problemas sociales que enfrentan a los inmigrantes a través de escenarios realistas que facilitan la identificación con ellos, cubriendo temas distintos entre sus tres protagonistas para no esencializar la experiencia inmigrante. Como resultado, las experiencias de las tres mujeres a lo largo de la película evocan temas que incluyen sexismo, fetichismo y prejuicio racial, y violencia doméstica, todo conectado por la causa común de la inmigración.

Las tres protagonistas representan formas diferentes del nuevo terreno abierto paso de la inmigración, pero el cuento de cada de las tres provee de una avenida para la identificación espectadora (y críticas del sistema en general). Marirrosi simboliza la relación más convencional entre personas solteras, viniendo de un lugar diferente pero no teniendo que modificar su identidad racial o cultural tanto. Su correspondencia cariñosa con Alfonso, deteriorada y eventualmente cortada por parte de la incapacidad de reconciliarse con diferentes preferencias de estilos de vida, muestra la dificultad de cruzar distancias físicas y relacionales, un problema que sí tiene que ver con la inmigración a pesar de una falta de relación a asuntos de raza o diferencia cultural.

Milady, por el otro lado, representa el fracaso del materialismo y, más sutilmente, el fetichismo racial para mantener relaciones cariñosas y amorosas. Su objectification y abuso por el parte de Carmelo, culminando cuando él la golpea en un ataque de ira y envidia, arroja luz sobre el asunto muy real de violencia doméstica, y seguramente hay un motivo de racismo que evoca el fetichismo y abuso de mujeres Negras por parte de colonizadores blancos en los regiones controlados por España (y el Oeste) colonialista. En este momento, el espectador tiene una reacción visceral a la violencia a la que Milady está sometida, usando su propia postura moralista como una persona (supuestamente) sin prejuicios raciales para juzgar la acción depravada de Carmelo. La decisión de Milady de salir de todo y empezar a vivir una vida nueva simboliza la habilidad de la mujer de color de liberarse de las fuerzas que le reprimen y buscar un futuro más promisorio, y su decision de ir a solas (y no con Oscar) simboliza que no necesita un hombre para hacer esta liberación. Este cuento de crecimiento personal y superación de obstáculos externos reverbera con todo el mundo que ha enfrentado y sobrepuéstose dificultades semejantes en su vida personal.

A mi parecer, el ejemplo mejor de una relación sana y exitosa debajo del nuevo terreno social es la de Patricia y Damián, pero el mantenimiento de esta relación también no está libre de tribulaciones. Durante su periodo de ajuste a la nueva cultura, Patricia muestra que no está completamente segura del tipo de vida que quiere vivir, una revelación que afecta su relación dramáticamente durante una discusión que tiene con Damián. En esta escena en particular, las emociones en las caras de Patricia y Damián se manifiestan apasionadamente, revelando el sufrimiento que consume a los amantes que no pueden reconciliar sus diferencias. La decisión de Damián como resultado de esta escena era de echar a Patricia y sus hijos, un acto que (en un sentido) se desmorona el cariño con que estaba tratando a estas personas marginalizadas. El espectador siente esta misma tensión, la tensión de tener esta diferencia de opinión en ambos lados de la relación, quizás recordando las diferencias de opinión que ha tenido con sus propios seres queridos y los efectos colaterales que resultaron de esas diferencias. El fondo de todo esto claramente permanece la inmigración, y estas emociones fuertes que siente el espectador se hacen relacionadas a adversidades enfrentadas por personas con diferentes culturas, razas, y géneros. Entonces, cuando Patricia y Damián se reúnen y mantienen una relación funcional y sana, el espectador se da cuenta de que las complicaciones que aparecen como resultado de aquellas diferencias (las que tienen que ver con la inmigración) sí pueden ser superadas, igual que otros desacuerdos románticos.

La estrategia de identificación que emplea Bollaín a lo largo de la película fomenta un acercamiento del espectador a las tres protagonistas, quienes sirven como símbolos de la inmigración en general. La habilidad de Bollaín para superar esta brecha es muy impresionante, porque la falta de comprensión entre personas basada en diferencias de raza, género, y cultura es un problema muy duradero y visible tanto en los años noventa como hoy en día. Me pregunto cómo esta estrategia está empleada ahora con otros asuntos sociales o políticos como el movimiento LGBTQIA+ o llamamientos para reformas a sistemas que reprimen las voces de personas de color. Claramente, la empatía es una herramienta que ayuda la comprensión entre individuos con fondos completamente diferentes, y en definitiva Bollaín la usa de una manera muy eficaz.