Capítulo 4. Principios

OTROS PRINCIPIOS DEL CONTEXTO

Debemos observar de manera breve otros principios del contexto: el contexto del autor, los métodos del anticontexto que debemos evitar, y el valor de bosquejar las Escrituras para capar el hilo de pensamiento.

CONTEXTO DEL AUTOR

En algunos casos obtenemos ayuda adicional a la hora de entender un pasaje o una declaración de la Biblia, porque podemos observar en otras partes el estilo particular de un autor. Pablo dice que Dios inspiró las Escrituras “por medio” de la gente (Romanos 1:2), lo que sugiere que el sentido del autor corresponde con el de Dios. Por lo tanto, es importante entender el sentido del autor. Al entender la inspiración, se reconoce que Dios inspiró a diferentes autores en sus propios estilos básicos. Jeremías, Isaías y Ezequiel, todos ellos escucharon el mensaje de Dios, pero cada uno tiene un estilo muy diferente. Dios incluso le da a Ezequiel un sobrenombre: “hijo de hombre”.

A veces el estilo del autor es relevante dentro del libro. Por ejemplo, cuando hoy algunas personas dicen que la “vida abundante” de la que habla Juan 10:10 se refiere a la prosperidad material, debemos percibir que esto no es lo que Juan quiere decir cuando habla de “vida” en las otras partes (1:4; 3:15-16, 36; 4:14, 35; 5:24, 26, 29, 39-40; 6:27; etc.). Sin embargo, si esto no fuera suficiente, también podríamos ver las referencias en cuanto a “vida” que hace el mismo autor en 1 Juan (1:1-2; 2:25; 3:14-15; 5:11-13, 16, 20).

Algunos discuten diciendo que Jesús sanó a todos sobre la base de Mateo 4:23. Pero, ¿“toda” significa a cada individuo en toda la región? Mateo también dice que le trajeron a “todos” los enfermos de la provincia de Siria (la cual incluía Galilea y Judea); si él quiso decir eso literalmente, entonces nadie hubiese necesitado de sanidad a partir de ese momento (lo cual contradice el testimonio de Hechos y hasta inclusive el del resto del evangelio de Mateo).

Jesús no sanó a todos los que estaban cerca de Él que estaban enfermos (13:58), aunque había razones para esto, y el texto indica que Jesús normalmente sanaba a las personas. Cuando leemos Isaías y los Salmos, “salvación” tiene un significado más amplio que el que usualmente tiene en el Nuevo Testamento, y debemos respetar el contexto del uso del salmista y de Isaías, y no interpretar otros textos sobre la base de estos.

Déjenme darles dos ejemplos de los escritos de Pablo. En ninguno de estos casos nos estamos refiriendo a ninguna doctrina en particular; a menudo una doctrina puede estar basada en otros textos. Pero es importante tomar ejemplos que subrayen este punto. Por ejemplo, algunos dicen que la iglesia no pasará por la Gran Tribulación al final de los tiempos porque Pablo declara que no experimentaremos la “ira” de Dios (1 Ts. 1:10; 5:9). Sin embargo, esto es un argumento cuestionable para esa posición. Pablo habla ocasionalmente de la “ira” de Dios en la era presente (Ro.1:18), pero usualmente cuando usa el término, se refiere a la ira futura en el día del juicio de Dios (Ro. 2:5, 8; 5:9; 9:22) —en ningún momento lo usa para la Gran Tribulación antes de ese día.

Algunos intérpretes quieren recurrir al uso de “ira” en Apocalipsis, pero Apocalipsis todavía no había sido escrito, así que Pablo no podía esperar que los tesalonicenses saltaran de página hasta Apocalipsis para adivinar lo que Pablo quería decir con “ira”. (Sin embargo, si alguien sí acudiese a Apocalipsis, esta palabra griega para “ira” siempre se refiere a juicio al final de la tribulación; la palabra que a veces—no siempre—se refiere a la tribulación como la ira de Dios ¡no es ni siquiera la misma palabra!)

Mi segundo ejemplo de Pablo es la trompeta en 1 Tesalonicenses 4:16 y 1 Corintios 15:52. El último de estos textos la llama “la final trompeta”, por lo que algunos intérpretes quieren establecer un paralelo con la séptima trompeta de Apocalipsis. Pero otra vez, la audiencia original de Pablo no tenía acceso a un libro que todavía no se había escrito.

Ellos no podían simplemente abrir la página en Apocalipsis para comprender lo que Pablo quería decir con “la trompeta”. Ni siquiera podían ir de Tesalonicenses a 1 Corintios, ya que la mayoría de los primeros lectores en Tesalónica no tendrían una copia de 1 Corintios. (Probablemente los primeros cristianos habían oído a Pablo compartiendo las enseñanzas de Jesús con ellos, y pueden haber conocido acerca de la trompeta registrada en Mateo 24:31. En este sentido, podemos usar las enseñanzas de Jesús como “trasfondo” para el mensaje de Pablo. Pero el saltar descuidadamente de un autor a otro, digamos, de Pablo a Apocalipsis, puede en ocasiones producir resultados erróneos).

La mayoría de las cartas que tenemos de Pablo son relativamente cortas. En contraste con esto, muchas de sus congregaciones le conocían y estaban familiarizadas con algunas de las ideas que estaba planteando. Por lo tanto, resulta útil que le conozcamos mejor familiarizándonos con todos sus escritos. Esto nos ayuda en cualquier momento que tengamos que estudiar cualquier escrito de Pablo en particular.

MÉTODOS DE ANTICONTEXTO QUE TENEMOS QUE EVITAR

Debemos ser muy cuidadosos con los estudios de palabras, y deberíamos evitar por completo los comunes sermones basados en estudios de palabras: esto es equivalente a predicar de un diccionario ¡en vez de a partir de la Biblia! De esta manera, algunos ministros predican acerca de diferentes “tipos” de amor en diferentes pasajes, amor agapao versus amor fileo. Pero la distinción entre estos dos “tipos” de amor había desaparecido virtualmente para el período neotestamentario, por lo que a menudo (probablemente hasta usualmente) ¡se usara de manera intercambiable!

Seguir todos los usos de una palabra en específico en la Biblia es útil para averiguar las diferentes maneras en que esa palabra puede ser usada. Sin embargo, de aquí nunca debería formarse un sermón (la excepción podría ser con algunos pasajes de Proverbios), porque eso es predicar a partir de una concordancia en vez de a partir de un texto estudiado en su contexto.

Deberíamos evitar determinar el significado de las palabras usando su etimología. Es decir, no se puede descomponer una palabra en cada una de las partes que la forman y salir siempre con su significado, y usualmente no se puede determinar el significado de una palabra teniendo en cuenta cómo se usó siglos atrás o cómo se originó la palabra. Déjenme ponerles un ejemplo de nuestro tiempo: si uno de mis estudiantes dijera en inglés que soy un “nice professor” (profesor agradable), lo estaría diciendo a modo de elogio. Pero si me dedicara a entender las palabras de acuerdo con sus orígenes, podrían llegar a molestarme muchísimo.

En inglés, “nice” (agradable) es un término amistoso, pero su raíz del latín significa “ignorante” o “tonto”. De esta manera, podría malinterpretar a alguien diciéndome “agradable” como si esa persona me estuviera diciendo ¡“ignorante”! Sabemos que el inglés no funciona de esa manera, y no debemos esperar tampoco que idiomas de antaño funcionen de esta manera.

Por ejemplo, algunos toman la palabra griega para “arrepentirse”, metanoieo, y la dividen en dos partes, de las cuales la segunda, noieo, está relacionada con pensamiento. Por lo tanto, dicen, “arrepentirse” significa simplemente un cambio de mente. El problema con esta interpretación es que el significado de las palabras está determinado por su uso, ¡no por sus orígenes! El Nuevo Testamento generalmente usa “arrepentirse”, no en el sentido griego de “cambiar de mente”, sino en el sentido de “volverse” que usaban los profetas del Antiguo Testamento: un giro radical de nuestras vidas del pecado a la justicia de Dios.

Otro ejemplo de este problema ocurre cuando intérpretes hablan de la iglesia como los “congregados” basados en la palabra griega ekklesia. Ciertamente somos “congregados”, pero sabemos eso por otras razones, no porque podemos determinarlo así a partir de ekklesia.  Algunos dividen ekklesia en ek, que significa “fuera de”, y kaleo, que significa “llamar”. Pero ekklesia ya había sido usada por los griegos desde siglos atrás para referirse a una “asamblea” o “reunión”. Los judíos que sabían griego se referían a la congregación de Israel en el desierto como la ekklesia de Dios.

Así que el Nuevo Testamento no inventó una nueva palabra para llamar a los cristianos los “congregados”; más bien usa un término estándar para una asamblea, y probablemente los primeros cristianos pensaban especialmente en la asamblea de Dios, Su pueblo, en el Antiguo Testamento.

Las personas pueden torcer el griego de la manera que pueden torcer el español, el chadiano o cualquier otra cosa. Cuando los testigos de Jehová dicen que Juan 1:1 llama a Jesús “un dios” porque allí no hay artículo definido (“el”) delante de Dios, están negando varios factores, de los cuales resumiré dos brevemente. En primer lugar, “Dios” no tiene siempre un artículo definido en el evangelio de Juan; el Dios que envió a Juan el Bautista no tiene un artículo definido (Jn. 1:6), pero los testigos de Jehová nunca dicen que simplemente este era “un dios”.

En segundo lugar, “Dios” es un predicado nominativo en “el Verbo era Dios”, y los predicados nominativos usualmente omiten los artículos definidos. Incluso sin avanzar más adelante en esto, podemos ver que la interpretación que hacen los testigos de Jehová de este pasaje se encuentra basada en un desconocimiento del griego.

Algunos se refieren a zoe como el “tipo de vida que proviene de Dios”, pero zoe se refiere a la vida humana así de fácil. Algunos malinterpretan la gramática griega diciendo que “fe de Dios” debe significar “el tipo de fe de Dios”. Podría significar eso, pero en el contexto probablemente signifique “fe en Dios”. Algunos dicen que “ahora” en Hebreos 11:1 se refiere al tiempo presente “ahora”. Pero el término griego en este caso significa “pero” o “y”. Una vez alguien me dijo que todos los cristianos se convertirían en Cristo, porque Él vendría con sus santas decenas de millares (Judas 14). El error de esta persona fue sencillo – “sus santas decenas de millares” es la manera correcta de decir en griego “decenas de millares que son de Él”, y no decenas de millares de Él mismo, pero esto condujo a un error doctrinal grave.

En muchas ocasiones (puede haber algunas excepciones), cuando alguien se aparece con una interpretación basada en el griego o el hebreo que contradiga la idea que uno tiene a partir de la lectura del resto de la Biblia, es muy posible que estén leyendo algo en el griego o el hebreo que realmente no se encuentra allí. Es muy útil aprender griego y hebreo, pero si no se puede, hacerse de un buen par de traducciones ayudaría bastante.

El método de anticontexto más común se practica por sectas como los testigos de Jehová, pero también se ha propagado en iglesias de la mayoría de las denominaciones. Leemos en el texto lo que esperamos encontrar allí a causa de nuestra doctrina o a causa de cómo hemos escuchado que se ha contado la historia. ¿Cuántas veces hemos leído una historia bíblica para tan solo darnos cuenta de que parte de la historia que siempre hemos oído no se encuentra en ese pasaje? ¿Cuántas veces hemos leído nuestra doctrina (quizás hasta una doctrina correcta, apoyada por otros textos) en un texto o textos que realmente no se referían al asunto? Cuando esto sucede, los cristianos de diferentes grupos ya no pueden usar la Biblia como la base común para buscar la verdad, porque todos estamos “seguros” de nuestras interpretaciones, las cuales, a veces, ¡no podemos defender a partir de su contexto!

Es muy importante respetar la Biblia lo suficiente como para dejar que ésta hable por sí misma. Si nuestra doctrina no está en el pasaje, no necesitamos leerla en el mismo; es muy probable que nuestra doctrina esté en otro pasaje—de lo contrario, nuestro respeto por la autoridad de Biblia puede requerirnos que corrijamos nuestra doctrina. De esta forma, cada vez que leamos la Biblia para estudiarla quedamos abiertos a descubrimientos frescos. Al mismo tiempo, esto no quiere decir que nos deshagamos de todo lo que ya hemos aprendido y comencemos de cero cada día. Construimos sobre lo que ya hemos aprendido, y regresamos y cambiamos algunas interpretaciones en particular, solamente cuando estudiamos el texto lo más honestamente posible y encontramos que un cambio se hace necesario. De esta manera, también podemos dialogar con otros cristianos honestos respecto a las Escrituras.

HACER BOSQUEJOS PARA CAPTAR EL HILO DEL CONTEXTO

Bosquejar la estructura de un pasaje o de un libro a menudo puede ayudar a una persona a que no pierda la línea de pensamiento. Algunos textos son fáciles de descomponer en una estructura obvia. Por ejemplo:

Efesios 5:21- 6:9

Declaración de tesis: 5: 21, someterse unos a otros en el temor de Cristo

Mateo 5:21-48

Mateo 6:1-18

Declaración de tesis: 6:1, que lo bueno que hagas solamente lo vea Dios, o perderás la recompensa que te tiene.

También se puede subdidvidir 6:5-13 de esta manera:

Salmo 150

Salmo 1

Sin embargo, no todos los bosquejos resultan tan sencillos. Algunos bosquejos de pensamiento (ideas) pueden resultar más complicados.

Bosquejar los pasajes puede resultar muy útil al tratar de trasmitir verdades bíblicas. Los bosquejos más amplios de pasajes en ocasiones brindan los puntos principales para un sermón o un bosquejo para un estudio bíblico inductivo. En este caso, la estructura del texto se convierte en la estructura de su sermón— ¡haciéndolos aun más depender de la Biblia para lo que van a enseñar! También se pueden enumerar varias lecciones en un pasaje y convertirlas en los puntos principales. O simplemente puede contar la historia en el texto y mencionar las lecciones a medida que suceden. En cualquiera de los casos, nos disciplinamos a nosotros mismos y a nuestra audiencia a entender la Biblia mejor cuando la tratamos pasaje por pasaje, en vez de saltar de manera indiscriminada de un pasaje a otro.

Craig Keener es profesor de Nuevo Testamento en el Seminario Teológico Asbury. Es autor de quince libros, entre ellos un comentario del Nuevo Testamento (vendido en más de medio millón).