Capítulo 2. Conociendo

CONOCIENDO EL CONTEXTO

Aunque todos reconocen en teoría la importancia del contexto, la mayoría de los lectores de la Biblia en parte lo ignoran en la práctica. Usted quizás sea una excepción, pero no se alarme demasiado si es usted uno de esos lectores que desconocen el verdadero contexto de muchos de los pasajes que tratamos en este capítulo. He ofrecido de manera intencional estos pasajes como muestra, porque los escucho a menudo siendo usados fuera de su contexto, y porque mis alumnos quedan frecuentemente sorprendidos cuando los leen verdaderamente en su contexto. Aunque podamos pensar que leemos la Biblia dentro del contexto, en muchísimas ocasiones la leemos a la luz de cómo hemos escuchado a otros usar esos mismos textos bíblicos. Esas interpretaciones, sean antiguas o modernas, no pueden tener prioridad sobre lo que el texto dice en sí mismo dentro de su contexto.

Usted no necesita estar de acuerdo con nuestra interpretación de cada uno de los ejemplos que más adelante mencionamos, pero es importante que medite en ellos, y que se asegure de que el punto de vista que posee respecto al texto está basado en su contexto y no en cómo haya oído usarlo. Esos ejemplos deberán ilustrar cómo el contexto marca la diferencia en nuestra comprensión. En ninguno de los casos estamos desafiando doctrinas específicas que han sido elaboradas a partir de estos versículos; son los métodos de interpretación los que desafiamos. (Si algunos textos en el contexto no apoyan una doctrina, tal doctrina puede todavía ser defendida si otros textos la apoyan).

Usted aprenderá mejor los principios del contexto si realmente revisa usted mismo los pasajes antes de leer nuestra interpretación de ellos; de esta forma usted reconocerá lo que usualmente reconocen mis estudiantes los estudiantes de mi clase: cuando la mayoría de los estudiantes llegan a la misma interpretación de manera independiente, ellos reconocen por sí mismos lo claro que resulta el significado del texto.

Comenzaremos con algunos ejemplos breves de contexto dentro de los versículos, pero el énfasis de este capítulo estará sobre los niveles más amplios de contexto.

EL CONTEXTO DENTRO DE LOS VERSÍCULOS

En ocasiones los lectores ignoran el contexto incluso dentro de un versículo. La poesía tradicional inglesa equilibra los sonidos con las rimas, pero en cambio, la poesía antigua hebrea equilibraba las ideas. La mayoría de las traducciones colocan la poesía de los Salmos y de la mayoría de los profetas en forma de verso. (La versión en inglés King James no lo hizo así, pero solamente porque los traductores todavía no habían redescubierto en el 1611 el patrón del equilibrio de ideas).

Existen diferentes tipos de equilibrio de ideas, o paralelismos, en los textos. Aquí tan solo mencionamos dos de los más comunes. En uno de estos tipos de paralelismo, la segunda línea repite la idea básica de la primera (a veces añadiendo o sustituyendo algunos detalles); por ejemplo: “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado” (Salmo 1:1). (No necesitaríamos predicar tres puntos en un sermón basado en estas tres líneas, pues son más bien tres ilustraciones de un mismo punto). En otro tipo de paralelismo, la segunda línea es un contraste explícito con la primera; por ejemplo: “Los tesoros de maldad no serán de provecho; mas la justicia libra de muerte” (Proverbios 10:2).

En Estados Unidos muchos cristianos usan la frase: “Donde no hay visión, el pueblo se desenfrena” (Pr. 29:18, LBLA), para hablar acerca de hacer planes. Pero, ¿a qué se refiere Proverbios en cuanto a “visión”? ¿Tan solo se refiere a tener un buen plan para el futuro? ¿Significa que un conductor que necesita espejuelos puede atropellar a alguien si conduce sin ellos? Debido a que la mayor parte del libro de Proverbios es una colección de principios generales, y no un argumento continuo, los versículos alrededor de Proverbios 29:18 no nos ayudan a interpretarlo muy bien. Sin embargo, la otra mitad del versículo sí nos provee de algún contexto. “Donde no hay visión, el pueblo se desenfrena, pero bienaventurado es el que guarda la ley” (Pr. 29:18, LBLA).

La segunda mitad del versículo establece un paralelo con la idea básica de la primera mitad: la visión y la ley son ambas fuentes de la revelación de Dios, fuentes de escuchar de Dios. En otras palabras, “la visión” no se refiere a la mera vista natural, ni se refiere a simplemente tener un plan para el futuro; se refiere a escuchar de Dios. El término hebreo que aquí se traduce como “visión” en realidad tiene que ver con sueños, revelaciones u oráculos, lo cual confirma esta idea: el pueblo de Dios necesitaría la Biblia y verdaderos profetas de Dios que escuchasen de Él para guiarlos por el camino correcto.

Proverbios 11:1 nos advierte que Dios detesta la “balanza falsa” (LBLA). Desafortunadamente, en nuestro tiempo algunas personas citan este versículo para implicar que Dios quiere que seamos personas “equilibradas”, sin comprometerse demasiado a una agenda en particular. Sin embargo, el verdadero significado del proverbio es evitar hacer trampa a nuestro prójimo. El resto del versículo dice: “Pero el peso cabal es Su deleite”. En los mercados del antiguo Israel, la gente pesaba el grano u otros artículos a cambio de un peso en particular de dinero, pero algunos engañaban a sus clientes cambiando las pesas. El idea es esta: Dios detesta la injusticia, y a la gente que engaña a su prójimo. Este tipo de paralelismo es frecuente en la poesía israelita (por ejemplo, María básicamente dice lo mismo cuando expresa que su alma “exalta” al Señor, que cuando declara que su espíritu se regocija en Dios, Lc. 1:46-47).

Otro ejemplo del contexto dentro del versículo puede ser Oseas 4:6: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento”. A menudo se obtiene correctamente el significado de este versículo sin conocer el contexto, pero esto puede ser a causa de que se valora la Biblia como lo hacía Oseas, más que por lo explícito que sea el renglón que citamos. Después de todo, podríamos perecer si nos faltara conocimiento al conducir un auto, al hacer un examen, en política exterior, en la prevención del crimen, de las enfermedades y en otras muchas cosas por el estilo. Sin embargo, el “conocimiento” al que se refiere en este versículo en particular no significa todo tipo de conocimiento. El versículo se refiere específicamente al rechazo por parte de Israel a la ley de Dios: “…porque olvidaste la ley de tu Dios” (Oseas 4:6). En otras palabras, el pueblo de Dios perece por no prestar atención a Su Palabra; no le conocen porque no la conocen.

Por muy útil que sea examinar el contexto dentro de un versículo en particular, en la mayoría de los casos necesitamos un círculo más amplio de contexto, y no tan solo lo que está dentro de un simple versículo.

EL CONTEXTO DEL PÁRRAFO: PRACTIQUE USTED MISMO

El contexto del párrafo es usualmente a lo que la gente se refiere cuando hablan de “leer dentro del contexto”. No podemos detenernos con el contexto del párrafo—una palabra puede aportar algún sentido a una oración que funcione como parte de un argumento más amplio dentro de un párrafo, el cual a la vez funciona como parte de un argumento más amplio dentro de todo un libro de la Biblia. No obstante, el contexto a nivel de párrafos—el material inmediatamente relacionado alrededor de un versículo en particular—es esencial a la hora de poner los versículos dentro del contexto. Si usted se sienta en una iglesia donde se lleva a cabo un servicio y en el cual alguien empieza a soltar versículo tras versículo, usted necesita ser capaz de revisar cada uno de esos versículos en su contexto.

Con el tiempo, usted conocerá suficientemente la Biblia como para conocer de inmediato el contexto tan pronto como alguien cita un versículo; hasta entonces, usted necesita buscar los versículos y revisar el contexto. Sin embargo, para su propio estudio bíblico, ni siquiera comience con versículos aislados; lea los párrafos (y preferentemente los libros) como un todo. Entonces aprenderá esos textos correctamente desde el principio, es decir, en su contexto.

En vez de en este momento leer simplemente a lo largo del resto de este capítulo, le recomiendo encarecidamente que busque los siguientes versículos dentro de su contexto y que decida por sí mismo lo que significan. Hágase usted mismo las preguntas que hemos adjuntado a cada uno de estos textos. Después de que haya terminado, puede revisar sus propias conclusiones con nuestras observaciones sobre estos textos y otros más adelante. Si de nuestras observaciones hay algo que le llama la atención en cuanto a un aspecto que no haya tenido en cuenta, puede que usted quiera considerarlo y leer el texto nuevamente (aunque al final no se encuentra obligado a aceptar todas nuestras conclusiones).

Si nuestras observaciones sencillamente confirman su propia lectura, puede suponer que sus habilidades para leer en contexto están bastante bien desarrolladas. La meta no es simplemente adherirse a puntos de vistas específicos en los textos que se muestran como ejemplo a continuación, sino la de aprender la habilidad de leer toda la Escritura en su contexto. (Cuando era un joven cristiano usaba la mayoría de los siguientes versículos fuera del contexto, hasta que comencé a estudiar la Biblia libro por libro, y con el tiempo su contenido fue convirtiéndose gradualmente en algo obvio para mí).

Algunos de los pasajes más difíciles (hacia el final de nuestra lista) son más controvertibles en significado que algunos de los más obvios (hacia el principio). También, en algunos casos, los pasajes pueden incluir un principio que se aplique al punto por el cual la gente los cita. Pero el ejercicio que aquí se hace es para determinar lo que el texto significa específicamente, para que así podamos aplicar el principio de todas las maneras apropiadas, y no tan solo en las maneras en que los hemos oído a menudo.

EL CONTEXTO DEL PÁRRAFO: EXAMINÁNDOTE

1. EL LADRÓN EN JUAN 10:10

Muchas personas suponen que el ladrón en Juan 10:10 es el diablo, pero éstas piensan de esta manera porque lo han escuchado así muchas veces, no porque examinaron cuidadosamente el texto dentro del contexto. Por supuesto, el diablo sí viene para robar, para matar y para destruir, pero muchas veces citamos ese pasaje de esta manera y pasamos por alto las aplicaciones directas del texto porque no nos hemos detenido a leer el versículo dentro de su contexto.

Cuando Jesús habla acerca del “ladrón”, lo dice desde un contexto mucho más amplio de ladrones, salteadores, lobos y desconocidos que vienen a herir a las ovejas (10:1, 5, 8, 10, 12). En este contexto, aquellos que vinieron antes que Jesús, diciendo que tenían Su autoridad, eran ladrones y salteadores (10:8). Éstos trataban de acercarse a las ovejas sin hacerlo por medio del pastor (10:1). Lo hacían porque querían explotar a las ovejas; de ahí que Jesús estuviese preparado para dar Su vida defendiendo Sus ovejas de aquellos ladrones, salteadores y lobos.

El sentido se hace más claro aún si comenzamos más atrás en el contexto. En el capítulo 9, Jesús sana a un ciego a quien los líderes religiosos expulsan de la comunidad por seguir a Jesús. Jesús defiende al que había sido ciego y llama ciegos espirituales a los líderes religiosos (9:35-41). Puesto a que en la forma original en que se escribió no se encontraba interrumpido por la división de capítulos, las palabras de Jesús continúan siendo dirigidas en el capítulo 10 a los líderes religiosos. Él declara que Él es el verdadero pastor, y que las ovejas que son de Él siguen Su voz, no la voz de los desconocidos (10:1-5). Aquellos que vinieron antes que Él eran los ladrones y salteadores, pero Jesús era la verdadera salvación de las ovejas (10: 8-9). El ladrón tan solo viene para destruir, pero Jesús vino para dar vida (10:10).

En otras palabras, el ladrón representa al falso líder religioso, como era el caso de los fariseos que expulsaron de la sinagoga al que había sido sanado. El trasfondo del texto aclara aún más este punto. En Jeremías 23 y en Ezequiel 34, Dios era el pastor de Su pueblo esparcido, Sus ovejas. Estos pasajes del Antiguo Testamento a la vez hablan de los falsos líderes religiosos que abusaban de su autoridad sobre las ovejas, al igual que algunos de los líderes religiosos de los tiempos de Jesús, y como no pocos en nuestros días.

2. LA CRUCIFIXIÓN DE JESÚS EN 12:32

En mi país, los cristianos suelen entonar un canto basado en Juan 12:32, que dice así: “Exalten a Jesús… Él dijo: ‘Si fuese levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo’”. Ciertamente la Biblia habla de “exaltar” a Dios y de “levantarle” por medio de la alabanza, pero ese no es el sentido de este texto. Si se lee el versículo que le sigue (el cual dice de manera explícita que Jesús se refería a Su muerte), se hace evidente que “exaltarle” se refiere a Su muerte en la cruz. (El juego de palabras que existe con la palabra “exaltar” ya se usaba en el griego y el hebreo para hacer alusión a maneras de quedar colgado, como en la crucifixión). Entonces, si la canción está queriendo decir exaltarle según lo que significa ese versículo, estaríamos cantando: “¡Crucifícale!, ¡crucifícale!”.

Por supuesto, Dios conoce nuestros corazones, pero uno se pregunta por qué algún compositor basaría una canción, que millones de personas puedan llegar a cantar, en un versículo ¡sin dedicar tiempo para analizar el versículo en que la basa!

Juan habla tres veces de Jesús siendo “levantado”: en uno de los casos, él compara este suceso con la serpiente que fue levantada en el desierto (Jn. 3:14), para poner la vida eterna a disposición de todos (3:15). En otro de los casos, Jesús declara que Sus adversarios le levantarían (8:28). En otras palabras, Juan se refiere con “levantar” a lo que Isaías se refirió al usarlo: Jesús sería crucificado (Is. 52:13 con Is. 52: 14-53:12). Juan incluye juegos de palabras en su evangelio, y a la vez puede estar indicando que “exaltemos” a Jesús predicando la Cruz, pero no nos deja dudas del sentido primario del término en este contexto: la crucifixión. Leerlo de otra manera es ignorar la manera explícita e inspirada en la que él explica lo de “ser levantado”.

3. EL DÍA DE LA EXALTACIÓN DE CRISTO EN EL SALMO 118: 24

Muchas iglesias cantan o comienzan sus servicios citando el versículo: “Este es el día que ha hecho el Señor”. Cuando cantamos así, la mayoría de nosotros está queriendo decir que Dios ha hecho cada día y lo que éste trae, y por lo tanto, debemos regocijarnos en lo que sucede en ese día. Este principio es verdadero, pero mejor sería que citáramos un texto diferente para demostrarlo (Efesios 5:20). El texto que estamos citando o cantando (y cantarlo o citarlo no tiene nada malo) realmente nos ofrece una causa diferente y dramática de celebración.

Dentro de su contexto, el Salmo 118:24 no se refiere a cada día, sino a uno en particular y trascendental: el día en que el Señor hizo que la piedra desechada fuera la piedra principal (118: 22-23), probablemente del Templo (118:19-20, 27). Aquí se habla de un día especial de triunfo para el rey davídico, aplicable en principio a muchos de los grandes triunfos de Dios, pero usualmente aplicado en el Nuevo Testamento de una manera especial. Si el Salmo 118: 22-23 se cumplió en el ministerio de Jesús tal como lo dijo (Marcos 12:10-11), lo mismo sucede en el Salmo 118:24: el día grande y trascendental que había hecho Señor, el día que el salmista llama a celebrar a quienes le escuchan, el día profético cuando Dios exaltó a Jesús, quien fue rechazado por los sumos sacerdotes como la piedra principal de Su nuevo Templo (cf. Efesios 2:20). El versículo apunta hacia una verdad mucho más significante que simplemente la verdad bíblica común de que Dios está con nosotros diariamente; apunta al hecho más grande de Dios a nuestro favor, cuando Jesús, nuestro Señor, murió y resucitó por nosotros.

4. EL GANADO EN EL SALMO 50:10 (LBLA)

Algunas personas insisten en que Dios puede suplir todas nuestras necesidades porque, al fin y al cabo, Él “es dueño de… el ganado sobre mil colinas” (Salmo 50:10, LBLA). Algunos van más allá del hecho de que Dios suplirá todas nuestras necesidades y sugieren que Él suplirá cualquier cosa que queramos. De hecho, es cierto que Dios puede suplir todas nuestras necesidades, pero hay otros textos que hablan de ese punto de una manera explícita. El Salmo 50:10, en cambio, no se refiere al tema de que Dios suple nuestras necesidades (y mucho menos todo lo que queramos), sino que más bien declara que Dios no necesita de nuestros sacrificios.

El ambiente figurativo del Salmo 50 es un salón de juicio en donde Dios ha reunido a Su pueblo para que responda ante Sus cargos. Ha reunido al cielo y a la tierra como Sus testigos (50: 1-6), como testigos del pacto (ver Deuteronomio 32:1; cf. Salmo 50:5). Ellos serían testigos de la violación del pacto por parte de Israel. Israel tiene algunas razones para estar nerviosa; Dios no es tan solo la parte ofendida en el caso, sino que también es el Juez (Salmo 50: 4, 6), ¡y eso sin mencionar los testigos acusadores!

Al testificar en contra de ellos, Dios declara: “Yo soy Dios, tu Dios” (50:7), recordándoles del pacto que había hecho con ellos. Ellos no le habían fallado en la ofrenda de los sacrificios (50:8); de hecho, a Dios no le interesan mucho estos sacrificios. “No necesito becerros de tu establo” (v.9, NVI) — declara. — “Porque mío es todo animal del bosque y el ganado sobre mil colinas. Si yo tuviera hambre, no te lo diría a ti; porque mío es el mundo y todo lo que en él hay. ¿Acaso he de comer carne de toros, o beber sangre de machos cabríos?” (50: 9-13, RVR60). El sacrificio que Él realmente quiere es la acción de gracias y la obediencia (50:14-15; cf. 50:23). Pero juzgará (50:21) al malvado que quiebre Su pacto (50: 16-20).

Los antiguos orientales creían que sus dioses dependían de ellos por sus sacrificios, y que si sus dioses eran superados en poder, así también lo sería su nación. El Dios de Israel les recuerda que Él no es como los dioses paganos que les rodean. A diferencia del Baal de los cananeos (cuyos templos incluían una cama), el Zeus de los griegos (a quien Hera puso a dormir para que sus griegos pudieran ganar la batalla), y otras deidades, el Dios de Israel no se duerme ni se adormece (Salmo 121:3-4). Dios no menciona el ganado sobre mil collados para prometernos cualquier cosa que queramos (como ya lo señalaba una canción que data de algunos años atrás: a propósito, no todos necesitamos vacas en este momento). Él menciona el ganado en ese momento para recordarnos que Él no depende de nosotros, y que no le estamos haciendo un favor a Dios al servirle.

5. EL BAUTISMO CON FUEGO EN MATEO 3:11

Una moderna denominación en Estados Unidos es la “Iglesia de la Santidad y del Bautismo con Fuego”. Muchos otros cristianos también dicen alegremente estar “bautizados en el Espíritu Santo y fuego”. Por supuesto, nosotros sabemos y apreciamos lo que quieren decir; se refieren a la santidad, y la santidad es esencial. Pero, ¿es eso a lo que Juan se refiere cuando dice “bautismo de fuego” en este pasaje? A veces, en la Biblia, el fuego es usado como un símbolo de la santidad intensa de Dios o de las pruebas que traen consigo purificación, pero cuando en el Nuevo Testamento el fuego es puesto en conjunto con la imagen del bautismo, este no tiene que ver con la sencilla purificación del individuo, sino con la purificación de todo el mundo por medio del juicio. (El juicio es la aplicación simbólica más común del fuego en la Biblia). En vez de buscar por medio de la referencia cruzada otros pasajes que usan la imagen del fuego en formas diferentes, debemos examinar lo que significa en su propio contexto el texto del “bautismo en fuego”. Debemos primero usar este mismo pasaje antes de acudir de inmediato a una concordancia.

El contexto es un llamado al arrepentimiento, y la mayoría de la audiencia a la que se le había prometido este bautismo de fuego no estaba dispuesta a arrepentirse. Juan el Bautista estaba sumergiendo a las personas en agua como señal del arrepentimiento y preparación para el reino de Dios que estaba por venir (Mateo 3:2, 6). (El pueblo judío usaba el bautismo cuando los no judíos se convertían al judaísmo, pero Juan el Bautista exigía que hasta los religiosos judíos viniesen a Dios en los mismos términos en que debían venir los gentiles, cf. 3:9). Juan advirtió a los fariseos acerca de la ira venidera de Dios (3:7), y que si no llevaban fruto (3:8), el hacha del juicio de Dios los echaría en el fuego (3:10; cf. 12:33). Los árboles estériles no servían para nada, excepto para leña. Pero la paja no se podía utilizar como la leña (se quemaba muy rápido); sin embargo, la paja de la que hablaba Juan sería quemada en el “fuego que nunca se apagará” (3:12).

En los versículos que le anteceden y los que siguen a nuestro versículo, “fuego” se refiere a fuego del infierno (3:10, 12). Cuando Juan el Bautista habla del bautismo en fuego, usa una imagen de juicio que se mantiene a lo largo del párrafo. Recordemos que los que aquí escuchaban a Juan no eran gente arrepentida (3:7). El Mesías viene a impartir a Su audiencia un bautismo de doble índole, y diferentes miembros de Su audiencia experimentarán diferentes partes de ese bautismo. Algunos se van a arrepentir, serán recogidos y puestos en el granero y recibirán el Espíritu. Sin embargo, los que no se arrepienten, serán la paja, árboles cortados, ¡que recibirán el fuego!

6. IMITANDO A DIOS EN EFESIOS 5:1

Este pasaje nos llama a que imitemos a Dios de la manera en que los hijos imitan a su padre. Sin embargo, el texto también es específico en las formas en que debemos imitar a Dios: debemos perdonar de la manera que Dios nos perdonó en Cristo Jesús (4:32), y amarnos unos a otros así como Cristo nos amó sacrificialmente (5:2). Felizmente, el texto no nos pide que imitemos a Dios siendo todopoderosos o estando en todas partes al mismo tiempo.

7. RESISTIENDO AL DIABLO EN SANTIAGO 4:7; 1 PEDRO 5:8-9; EFESIOS 4:27

Santiago contrasta la sabiduría pacífica que proviene de Dios (3:13, 17-18; “de lo alto” era una manera típica judía de decir “de Dios”) con la sabiduría contenciosa que proviene del diablo (3:14-15). Entonces advierte a su audiencia a que no traten de asumir ambas perspectivas como si ellas fueran compatibles. Aquellos que tratan de seguir al mismo tiempo la sabiduría de Dios y la del mundo son “almas adúlteras” (4:4).

Entonces, someterse a Dios y resistir al diablo (4:7) es rechazar la malvada manera que posee el mundo de tratarse los unos a los otros y preferir la manera sana que proviene de Dios. Adoptar esta nueva manera de tratar a los otros requiere arrepentimiento (4:8-10).

1 Pedro se refiere a una situación en la cual los cristianos están siendo perseguidos (1 Pedro 4:12-16); en 1 Pedro 5:8-9, es evidente que el diablo está buscando aplastar a los cristianos al tratar de apartarlos de su fe. Resistirlo, por lo tanto, significa soportar la persecución. En el contexto de Efesios 4:27, resistimos al diablo al no querer engañar o permanecer molestos con nuestros hermanos creyentes (4:25-26); esto es parte de toda una “guerra espiritual” (6:11-14, 18).

8. EL EJÉRCITO DE LANGOSTAS DE DIOS EN JOEL 2:9

Aunque el tercer capítulo de Joel parece describir una guerra futura, los capítulos uno y dos hablan acerca de un ejército invasor, una devastadora plaga de langostas (Joel 1:4; 2:25). Este texto no describe la iglesia como un ejército espiritual de evangelistas (verdad que se ofrece en suficientes pasajes bíblicos); éste describe la langosta como un juicio agrícola contra los pecados del pueblo de Dios.

9. LA FUERZA DE LOS DÉBILES EN JOEL 3:10

Este pasaje no es una invitación a que los justos que se encuentren agotados se fortalezcan; tampoco habla acerca del poder de Dios perfeccionado en nuestra debilidad (por muy central que sea ese mensaje bíblico). Dios está hablando en juicio a las naciones reunidas contra Su pueblo para la batalla final (Joel 3:9). Dios, de manera burlesca, invita a los enemigos de Su pueblo a aliarse en Su contra, a hacer sus armas y a hacerse fuertes, cuando de hecho son completamente débiles ante ellos. ¡Entonces Él promete destruirlos! En realidad lo que Dios hace es burlarse de los enemigos de Su pueblo al invitarlos a juicio (3:12-14).

10. EL REY DE BABILONIA EN ISAÍAS 14

El contexto completo de este pasaje nos mostraría que Isaías se encuentra denunciando a un rey, aunque no lo diga tan explícitamente. Al igual que muchos profetas israelitas antiguos, Isaías incluye oráculos contra varias naciones: Babilonia (Is. 13-14), Moab (Is. 15-16), Damasco (Is. 17), los imperios nubio y egipcio (Is. 18-20), Babilonia de nuevo (21:1-10), Duma (Edom) (21:11-12), Arabia (21:13-17), Jerusalén (22) y Tiro (23). Isaías 14:3-4 nos dice de manera explícita que el siguiente oráculo va dirigido al que gobierna a Babilonia—un opresor (14:4), un rey (14:5), que conquistó otras naciones (14:6). Cuando queda derrotado, las naciones se regocijan (14:7); hasta los árboles del Líbano (hablando en sentido figurado) se regocijan porque ya no serán más cortados para sus proyectos de construcción (14:8). ¿Cómo ha desacreditado el Señor a este rey al quebrar su vara y su cetro? (14:5)

El texto indica claramente que está muerto: él va a parar al Seol, el reino de los muertos (14:9), y otros reyes que allí se encuentran se regocijan de que el que los derrotó haya muerto al igual que ellos (14:9-10). Con su pompa y dignidad desechas, los arpistas de su corte silenciados, ahora se pudre con gusanos que comen su carne (14:11) —es decir, ya es un cadáver. Esta descripción no describe del todo al diablo, pero sí a un gobernante humano que se exaltó a sí mismo y, por lo tanto, fue humillado por su arrogancia.

Al igual que Israel, cuya gloria fue derribada del cielo a la tierra (Lm. 2:1), este rey ha sido derribado del cielo a la tierra. Hasta este punto, algunos lectores piensan que el asunto debe cambiar a una caída literal del cielo, en cuyo caso, dicen, debe ser aplicada a un ángel caído como el mismo diablo. Pero los gritos de júbilo de los cedros del Líbano en el 14:8 es muy difícil que sea literal; ni tampoco la imagen de los reyes muertos levantándose de sus tronos en el reino de los muertos en el 14:9 ¿(seguirían aún así en sus tronos)?

La poesía hebrea pintaba imágenes con las palabras, así como lo hace la poesía del presente. En contraste con las partes de Isaías que no son poéticas, las que lo son están llenas de lenguaje figurado. Otros textos también hablan en lenguaje figurado acerca de “caídas del cielo”, y la mayoría de ellos sin ser aplicados al diablo (Amós 9:2, Mt. 11:23; Lc. 10:15).

Los reyes de Babilonia, al igual que algunos otros reyes antiguos del Oriente próximo, en realidad proclamaban ser dioses (compare, por ejemplo, Dn. 3:5; 6:7). Proclamarse como una deidad tal como ser la estrella de la mañana, la simiente del dios sol o la deidad del crepúsculo no sería algo extraño para un rey del oriente próximo, pero Isaías le otorga el título a manera de burla despectiva: “¡Pobre rey de Babilonia! Te alzaste hasta el cielo, ¡pero has sido echado a tierra! Trataste de alzarte por encima de Dios, ¡pero has muerto como un hombre!” (Compare la burla similar que aparece en el Salmo 82:6-8). Los versículos 12-14 se refieren al rey de Babilonia, al igual que los versículos que le preceden: una vez conquistó naciones (14:12), quiso ser entronado en el monte santo (quizás refiriéndose a la futura conquista de Babilonia del monte Sión en Jerusalén), (14:13), y fue llevado al Seol, el reino de los muertos (14:15).

El siguiente contexto explica el punto de una manera más completa: este es “el hombre” que infundió temor en el corazón de las naciones (14:16), “el hombre” cuyas conquistas dejó desiertas a las tierras, destruyendo ciudades, llevando pueblos a la cautividad (14:17). A diferencia de los reyes de otras naciones quienes por lo menos fueron enterrados en tumbas reales con dignidad (honor final que era muy importante para el sentido de honor de los antiguos), el cadáver de este rey fue lanzado afuera para que se pudriera al aire libre, pisoteado como castigo por la violenta destrucción que había traído sobre su propio pueblo (14:18-20). Sus descendientes y los de su pueblo, Babilonia, serían cortados (14:21-22). El texto no podría estar más claro dentro del contexto: este explícito oráculo contra el rey de Babilonia (14:3-23) sería cumplido en su tiempo, y el pueblo de Dios quedaría libre de la opresión.

A pesar de la claridad de este texto, algunos lectores permanecen tan comprometidos con su antigua interpretación que están decididos a evitar el contexto. De manera inconforme dicen: “Bueno, quizás sí se refiera al rey de Babilonia, pero también debe referirse al diablo”. Pero, ¿por qué debe referirse al diablo? ¿Hay algo aquí que indique que no es un gobernante terrenal exaltándose a sí mismo? ¿Alguno de los oráculos en contra de otras naciones (caps. 13-23) contienen profecías ocultas acerca del diablo? ¿Fue el diablo un simple conquistador terrenal, traído al mundo de los muertos después de que fue lanzado del cielo (14:12, 15)? “Pero todos sabemos que Lucifer se refiere al diablo, y que el diablo dijo que ascendería al cielo”— me protestó un estudiante en una ocasión. “¿Cómo lo sabemos?”— le respondí. El punto de vista de que “Lucifer” se refiere al diablo y de que el diablo prometió subir al cielo está basado en la interpretación que hace la versión King James de este texto.

Si “Lucifer” apareciese aquí, sería el único lugar de la Biblia en donde ocurre, pero de hecho aquí tampoco ocurre. Aquí el hebreo no habla de “Lucifer”; este es un término tomado del latín, que significa “estrella de la mañana”, el cual fue usado por la versión King James al traducir este texto. Sin embargo, aún si dijésemos que este texto “también” se refiere al diablo, ¿por qué será que muchos lectores lo citan aplicándolo al diablo, y no a lo que dice directamente, un pecador humano? Quizás si aplicáramos más el texto como una advertencia contra el orgullo humano, a muchos no les gustaría predicar más de éste que lo que predican de los capítulos que le rodean (en verdad, bastante poco).

Incapaces de defender su punto de vista con respecto a Isaías 14, algunos estudiantes declaran que este pasaje debe referirse al diablo porque Ezequiel 28 así lo hace. Hay dos falacias en este argumento. En primer lugar, Ezequiel 28 y otros pasajes podrían referirse a la caída del diablo sin que Isaías 14 tuviera necesariamente que ver con este tema. Nadie niega que algunos textos en la Biblia hablen de ángeles caídos, pero este no es el sentido de Isaías 14. La segunda falacia del argumento es que Ezequiel 28 tampoco es uno de los textos que hablan de ángeles caídos.

11. EL REY DE TIRO EN EZEQUIEL 28

Al igual que Isaías, Ezequiel también presenta oráculos contra las naciones: Amón (25: 1-7), Moab (25: 8-11), Edom (25:12-14), Filistea (25:15-17), Tiro (26:1- 28:19), Sidón (28:20-26) y Egipto (29:1-32:32). El pasaje, a veces aplicado al diablo (28:12b-19), se encuentra en medio de un oráculo contra el rey de Tiro. En realidad, el versículo 12 comienza de esta manera: “Hijo de hombre, levanta endechas sobre el rey de Tiro”. Nadie contradice que el texto se refiere al rey de Tiro, pero los que aplican el texto al diablo declaran que también se aplica al diablo, porque (alegan) algunas características del texto no se pueden aplicar a nadie que no sea al diablo.

Este argumento, tal como veremos, no es realmente preciso. El lamento llama arrogante a este rey por su sabiduría y perfección de belleza (28:12,17) —ya que Tiro se decía perfecto en belleza (27:3-4, 11) y lleno de sabiduría, lo cual le había producido riquezas (28: 3-4), una sabiduría autoproclamada que hacía que el gobernante pensara que era un dios (28:6), aunque no era sino tan solo un ser humano (28:8-10).

Este rey se hallaba en el Edén, el huerto de Dios (28:13); los que favorecen la interpretación concerniente al diablo piensan que debe tomarse literalmente. Ellos dicen: “En el Edén es donde solamente se encontraba el diablo”, pero esta afirmación no es cierta. Adán y Eva, que en realidad buscaron ser iguales a Dios (Gn. 3:5), también vivieron en el Edén, y Ezequiel pudo haber comparado el orgullo desmedido del rey de Tiro con el de esas primeras personas.

Sin embargo, existe otra explicación que es mejor que la referida al diablo o la que concierne a Adán: Ezequiel compara explícitamente al gobernante de Babilonia con un querubín (28: 14-15). Génesis no llama querubín a Adán ni a la serpiente, pero sí se refiere de manera explícita a querubines en el huerto: ángeles de Dios que allí se encontraban para que impidiesen la entrada de Adán y Eva al huerto después de su caída (Gn. 3:24; cf. Ez. 28:14-1, “querubín protector”). En otras palabras, esta es una imagen representando gran prestigio en el huerto de Dios. (El “monte santo de Dios”—28:14—puede que haga alusión al Monte de Sión, como es común en las Escrituras, en cuyo caso es probable que la imagen de querubines también recuerde los querubines en los cuales se sentaba Dios sobre el arca en el Templo. La inocencia hasta que fue hallado malvado— 28:15—puede ser también parte de la imagen del querubín).

Algunos han objetado que el rey no puede ser comparado con un querubín glorioso en el Edén así de sencillo. El texto lo llama querubín, y debe ser interpretado literalmente. Sin embargo, los que insisten en que todos los detalles de profecías como estas deben ser tomados literalmente no están siendo consecuentes con la manera en que interpretan otras referencias del Edén en los capítulos que le rodean. Ezequiel mismo está lleno de imágenes poéticas y gráficas, y de metáforas (comparaciones en las que a una cosa se le llama por otra sin usar “como”); una de ellas es la declaración de que faraón era un árbol en el Edén, el huerto de Dios (Ez. 31:1-18; también es un monstro marino, 29:3-5).

Usando varias imágenes de la historia de la caída de Adán y Eva, las profecías de Ezequiel hablan tanto de los querubines majestuosos como de los árboles grandiosos. (¿Tal vez el árbol de la vida o el árbol del conocimiento del bien y del mal?) Quizás los que defienden la interpretación concerniente al diablo insisten en sus argumentos de que “estar en el Edén” en Ezequiel 28 se refiere al diablo, pero no así en Ezequiel 31, porque solamente pueden adecuar Ezequiel 28 dentro de su punto de vista en algún otro sentido. (Algunos mencionan las “flautas” en su cuerpo, pero esto está basado solamente en una traducción, la cual no parece estar apoyada en este caso por el hebreo.)

Los adornos de piedras preciosas (28:13) aluden a la gran riqueza de Tiro, descrita en otras partes en términos que dan una serie de matices de esplendor (27:4-7, 24) y de un comercio basado en diversas mercancías en las que se incluye el de las piedras preciosas (27:16, 22). La maldad de la que se habla en el 28:15 es la maldad de los intereses mercantiles de Tiro (28:16), su “comercio corrupto” (28:18, NVI) del que se habla en otras partes dentro del contexto (27:2-36; 28:4-5; cf. 26:17). El orgullo del rey a causa de su belleza (28:7) nos recuerda el orgullo del rey de Tiro quien se decía ser un dios y sin embargo era simplemente un hombre (28:2), y quien sentía soberbia a causa de las riquezas que Tiro había alcanzado por su comercio (28:5). El fuego vendría a causa del rey de Tiro (28:18), al igual que antiguas ciudades fueron destruidas por el fuego que ardía en medio de ellas (cf. ej.: Amós 1:4, 7, 12; 2:2, 5 – especialmente Amós 1:10, contra Tiro).

Ezequiel hace referencia a un gobernante humano que es arrogante. El rey de este pasaje se exalta a sí mismo con soberbia, y es expulsado. La expulsión se encuentra de manera más explícita en el oráculo a principios del capítulo (28:2-10). Alegaba ser un dios entronado en medio de los mares (28:2, Tiro estaba en la costa de Fenicia). Dios hace que Ezequiel se burle de este rey: Te piensas que eres más sabio que un dios (28:6), pero Dios traerá juicio sobre este rey por medio de otras naciones (28:7); ¿seguirá, entonces, fingiendo ser un dios frente a aquellos que le matarán? (28:9). Él era un “mortal”, no un dios, e iba a padecer una muerte violenta y terrible (28:8-10). Esta no es precisamente una descripción del diablo, el cual es un espíritu inmortal; se trata de un gobernante terrenal que decía ser un dios, quien conocería su mortalidad en el tiempo en que Dios iba a juzgar a Tiro.

Aún si en estos dos pasajes se aludiera al diablo, así como a gobernantes terrenales—aunque en contexto no es así— ¿por qué los defensores de este punto de vista a menudo aplican estos pasajes al diablo y, sin embargo, nunca los aplican a gobernantes terrenales juzgados por Dios a causa de su arrogancia? ¿No serían mucho más útiles los ejemplos de arrogancia humana para predicar o enseñar asuntos que son relevantes a quienes nos escuchan? Sospecho que muchos creyentes simplemente suponen que estos pasajes hablan del diablo porque esa fue la interpretación que siempre escucharon, pero muchos de nosotros nunca los examinó detenidamente dentro de su contexto. Cualquiera que sean las opiniones de ellos, no creo que ningún lector deje de ver lo que queremos decir: este pasaje tiene un amplio contexto en los capítulos que le rodean, y nuestros atajos para aprender la Biblia no han podido estudiar los libros de la Biblia de la manera en que Dios los inspiró para que fuesen escritos.

12. FORTALECIDOS PARA CONTENTAMIENTO EN FILIPENSES 4:13

En una universidad cristiana un jugador de futbol americano se acercó muy confundido a su profesor de la Biblia. Su entrenador había alentado al equipo diciéndoles que “todo lo podrían en Cristo que los fortalecería”, haciendo mención de Filipenses 4:13. Sin embargo, el equipo había perdido unos cuantos juegos, y por lo tanto el estudiante no tenía idea de por qué su equipo no era siempre el que ganaba, ya que “todo lo podían en Cristo”. Por supuesto, el problema no era el texto, sino la perspectiva con que el jugador, y aparentemente su entrenador, habían leído el versículo. El jugador estaba suponiendo que Pablo tenía en mente asuntos como lo eran ganar un juego de fútbol.

Al agradecerle a los filipenses por haberle enviado una dádiva (4:10, 14), Pablo les hace saber que había aprendido a contentarse tanto con mucho como con poco (4:12). Todo lo podía en Cristo (4:13). En este contexto estaba diciendo que por la fuerza (el poder) de Cristo podía regocijarse, tuviese mucho o tuviese poco. En nuestros días, debemos aprender a regocijarnos en cualquiera que sea nuestra situación, sabiendo que Cristo nos fortalece para soportar ya sea persecución, burlas o hasta incluso, perder un juego de fútbol.

13. LA FE SALVADORA POR MEDIO DEL EVANGELIO EN ROMANOS 10:17

Algunas personas citan Romanos 10:17 para apoyar la idea de que debemos repetirnos versículos bíblicos en voz alta: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”. Por supuesto, repetir versículos de la Biblia es importante (si los entendemos en su contexto). Pero los que piensan que esto es lo que quiere decir este versículo en particular deberían reexaminar el contexto de Romanos 10:17.

Pablo explicaba que nadie podría salvarse, a menos que no escuchara esta palabra, la cual es el mensaje de Cristo (10:14-15), el “anuncio” de los testigos (10:16). Ésta también es la “palabra” en sus bocas y sus corazones, por medio de la cual son salvos (10:8-10). La fe sólo podía venir oyendo esta palabra, el Evangelio de Cristo (10:17). En contraste con Hebreos 11:1, donde “fe” en su contexto significa fe perseverante, este pasaje se refiere a la fe salvadora. No se puede ser salvo sin escuchar la verdad acerca de Jesucristo.

14. PRIMERA A LOS CORINTIOS 13: 8-10

Pablo dice que los dones espirituales como el de profecía, de lenguas y el de conocimiento pasarán cuando ya no se necesiten (1 Co. 13:8-10). Algunos cristianos leen este pasaje como si dijese: “Los dones espirituales, como el don de profecía, de lenguas y el de conocimiento pasaron cuando el último libro del Nuevo Testamento fue escrito”. Sin embargo, esta interpretación de 1 Corintios 13 ignora todo el contexto de 1 Corintios: esta es una carta a los corintios de mediados del primer siglo, y ni siquiera habían oído todavía de la existencia del Nuevo Testamento. De referirse Pablo a la terminación del Nuevo Testamento, habría tenido que presentar ese punto de manera más clara—comenzando con una explicación de lo que era añadir el Nuevo Testamento a sus Biblias.

En cambio, en el contexto encontramos que Pablo quiere decir que los dones espirituales cesarán cuando conozcamos a Dios como Él nos conoce, cuando le veamos cara a cara (13:12; cuando ya no veamos como por un espejo, como en el presente—cf. 2 Co. 3:18, el otro lugar donde único Pablo usa el término). En otras palabras, los dones espirituales deben continuar hasta que nuestro Señor Jesús regrese al final de los tiempos. Deben permanecer como parte de nuestra experiencia cristiana en la actualidad.

Un examen más amplio del contexto revela aún más lo que Pablo nos quiere decir en este pasaje. En los capítulos 12-14, Pablo se dirige a aquellos que se encontraban abusando de algunos dones espirituales en particular, y argumenta que Dios ha dotado a todos los miembros del cuerpo de Cristo con dones para la edificación del pueblo de Dios. Aquellos que estaban usando los dones de Dios de manera que lastimaban a otros, se encontraban abusando de los dones que Dios les había dado para ayudar a otros. Es por eso que Pablo usa tres párrafos en medio de su debate acerca de los dones espirituales para tratar el tema del amor: los dones sin amor no sirven para nada (13:1-3); el amor procura edificar (13:4-7); los dones son temporales (para este tiempo nada más), pero el amor es eterno (13:8-13). Debemos buscar los mejores dones (1 Co. 12:31; 14:1), y el amor nos da visión para ver cuáles dones son los mejores para una situación dada, aquellos que edifiquen a otros.

El contexto de toda la carta de Pablo confirma aún más este punto: la descripción que Pablo da acerca de lo que es el amor en 1 Co. 13: 4-7 contrasta crudamente con las anteriores descripciones dadas por Pablo en su carta acerca de los corintios: egoístas, vanagloriosos y así por el estilo (1 Co. 3:3; 4:6-7, 18; 5:2). Los cristianos corintios, al igual que la iglesia de Laodicea (Ap. 3:14-22), tenía muchísimo a su favor, pero le faltaba lo que más importaba de todas las cosas: la humildad del amor.

15. FE PERSEVERANTE EN HEBREOS 11:1

Hebreos 11:1 declara que “la fe (es) la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”.  Aunque el versículo expresa fe en términos de lo que esperamos—sugiriendo un énfasis futuro—algunos predicadores muy populares han enfatizado la primera palabra del versículo, “ahora”, que aparece en varias traducciones (en español: NVI, LBLA, NBLH; en inglés: KJV, NKJV, NIV, NASB, etc.). Ellos leen “ahora” como si fuera un adjetivo describiendo o modificando a “fe”: “Hebreos dice ‘ahora-fe’, así que si no es ‘ahora’, no es ‘fe’”. Alegan que uno debe tener fe para obtener la respuesta ahora; si uno simplemente cree que Dios más adelante responderá la oración, entonces dicen que eso no es tener fe.

Otros pasajes pueden enfatizar en la importancia de creerle a Dios en el presente (como la mujer con flujo de sangre que tocó el manto de Jesús), pero ese no es el sentido de este pasaje. En primer lugar, la palabra “ahora” no es un adjetivo, sino un adverbio; por tanto, si el texto se estuviera refiriendo al tiempo, no querría decir “la fe de tipo ahora”, sino “fe en este momento es” (es decir, “ahora” no describe a fe). Pero en segundo lugar, el pasaje no fue escrito en inglés, sino en griego, y la palabra griega traducida como “ahora” no tiene nada que ver con tiempo en este caso. Sencillamente quiere decir “pero” o “y”—“Y la fe es”. (Es como el “ahora” de “Ahora bien, había una vez” – esta palabra griega nunca tiene que ver con el tiempo). Parece ser que los predicadores populares estaban tan ansiosos por sacar a la luz su doctrina que nunca se preocuparon por revisar este versículo en griego.

El contexto deja bien claro que este versículo habla de las recompensas futuras, no de las presentes. Los primeros lectores de Hebreos habían padecido grandes sufrimientos (Hebreos 10: 32-34), pero algunos ya no estaban buscando a Cristo con todo su corazón, y algunos estaban propensas a alejarse (10:19-31). El escritor entonces exhorta a los lectores a que no abandonen su fe, la cual Dios recompensará si perseveran (10:35-37). Él confiaba en que ellos perseverarían en la fe en vez de alejarse para destrucción (10: 38-39). Esa fe perseverante era el tipo de fe que se agarraba fuertemente de las promesas de Dios para el futuro, el tipo de fe que los grandes héroes de la fe han exhibido en el pasado: por ejemplo, sabemos que Enoc tuvo esa fe, porque la Biblia dice que le agradaba a Dios, y nadie puede agradar a Dios sin tal tipo de fe (11:5-6).

La mayoría de los ejemplos de fe que brinda Hebreos 11 son ejemplos de fe perseverante con la esperanza de una recompensa futura: Abraham salió de su tierra buscando una ciudad cuyo hacedor y edificador fuese Dios (11:8-10); José miró hacia el éxodo que sucedería mucho tiempo después de su muerte (11:22); Moisés rechazó los tesoros que le ofrecía Egipto a cambio de una recompensa futura (11:24-26), y así otros más. El escritor concluye con esos héroes de la fe que sufrieron y murieron sin liberación en esta vida (11:35-38). En realidad, aunque la historia felicitó la fe de todos los héroes mencionados en ese capítulo, el escritor declara que ninguno de ellos recibió lo que Dios le había prometido (11:39-40).

Finalmente, el escritor apunta al héroe supremo de la fe—el autor y consumador de nuestra fe, que soportó la cruz con la esperanza de su futuro galardón, el gozo de Su exaltación a la diestra de Dios (12:1-3). Si todos estos hombres y mujeres de fe pudieron seguir hacia adelante en el pasado, ¿por qué los hebreos se detuvieron al ver su sangre derramada (12:4), ante las tribulaciones que tan solo eran una disciplina temporal de parte de Dios? (12:5-13). En vez de desmayar (12:14-29) a causa de la persecución que padecían, debían permanecer firmes en Cristo, sin ser movidos de la esperanza de su llamado. “Fe” en este contexto no significa una explosión momentánea de convicción, sino una perseverancia probada por las vicisitudes y el tiempo, que permanece a la luz de las promesas de Dios para el futuro.

16. TOCANDO A LA PUERTA EN APOCALIPSIS 3:20

Aquí Jesús no está tocando a la puerta de un individuo pecador, sino a la puerta de una iglesia ¡que estaba actuando como tal! En tanto que Jesús había puesto una puerta abierta ante otra iglesia, invitándolos a Su presencia a pesar de las falsas acusaciones de quienes le perseguían (Ap. 3:8), aquí vemos otra con su puerta cerrada delante de Él. La hospitalidad de los antiguos exigía que se compartiera la comida con los invitados, pero la iglesia de Laodicea le había cerrado la puerta a Jesús a causa de su arrogancia y su petulancia (3:17-18), pero Él quería que estos cristianos se arrepintieran y expresaran de nuevo que le necesitaban (3:19).

Esto no hace ilegítima la fe de aquellos que fueron llevados a Cristo usando este versículo; el principio se aplica, y en todo caso sería el mensaje del evangelio, no la interpretación de un versículo, lo que los convirtió. Pero se mantiene lo que queremos decir, que si malinterpretamos un versículo, no podemos aprender lo que este pasajenos enseña. Puede que haya iglesias arrogantes en nuestros días que hayan dejado fuera a Jesús.

17. DIOS ENTREGÓ A SU HIJO EN JUAN 3:16

El contexto indica que Dios entregó a Su Hijo, en el sentido particular en el que Juan 3:16 lo expresa, cuando Jesús fue levantado (3: 14-15). En el contexto del resto del Evangelio de Juan, esto debe referirse a que Él fue “levantado” en la cruz (ver 8:28; 12:32-33). Dios dio a Su Hijo cuando Jesús murió por nuestros pecados. Este es el clímax de Su amor por la humanidad.

18. BUSCANDO PRIMERO EL REINO DE DIOS EN MATEO 6:33

Los judíos en ocasiones usaban a los gentiles—no judíos, a quienes usualmente consideraban “paganos”—como ejemplo de lo que los judíos debían evitar. Jesús decía que “los paganos” buscaban comida, bebida y ropa, pero que nosotros no deberíamos buscar estas cosas (6:31-32). En cambio, los seguidores de Jesús debían buscar Su reino, y estas otras cosas – las necesidades básicas de la vida – serían provistas (6:33). Quizás no sea coincidencia que Jesús le acababa de enseñar a Sus discípulos a que oraran primero por las cosas del reino (6: 9-10), y sólo luego que lo hicieran por sus propias necesidades básicas (6:11-13).

19. EMBAJADORES DE CRISTO EN 2 CORINTIOS 5:20

En todos o en casi todos los ejemplos en que aparece “nosotros” en los capítulos anteriores (y probablemente hasta en el 5:21 que le sigue, aunque eso es debatible), Pablo se refiere a sí mismo y a sus colegas en el ministerio. Entonces, probablemente en el 5:20, Pablo también se refiera como embajadores solamente a aquellos que traen el mensaje de reconciliación de parte de Dios y no a todos los cristianos. Después de todo, a aquellos quienes llama a reconciliarse con Dios son los cristianos en Corinto, quienes no son embajadores, ¡sino quienes necesitan embajadores! (6:1-2)

Idealmente, quizás todos los cristianos deberían llevar el mensaje de reconciliación de parte de Dios, pero en la práctica, la mayoría de los cristianos en Corinto no lo estaba haciendo. Los cristianos corintios estaban actuando como los que no eran cristianos, así que Pablo y sus colegas actuaban como representantes de la justicia de Cristo ante ellos, al igual que Cristo representó nuestro pecado por nosotros en la cruz (5:21). (Pablo quizás esté usando una hipérbole, una figura retórica que significa “exageración para enfatizar gráficamente lo que se quiere decir”).

20. LOS TESTIGOS EN HEBREOS 12:1

En este caso, no todas las traducciones expresen con la misma claridad los términos en el contexto relacionado con el término que se usa para “testigos” en 12:1. Sin embargo, el concepto se hace evidente por lo menos en algunas de ellas. En el contexto que le precede, Dios frecuentemente “sirvió como testigo” o dio “testimonio” de que Sus siervos habían sido fieles (11:2, 4-5, 39). Por lo tanto, es posible que se refiera a la lista de justos que aparece en Hebreos 11 como aquellos que también testificaron lo que sabían de Dios. Éstos puede que no sean “testigos” como aquellos que miran un encuentro deportivo en un estadio, sino como aquellos que “son testigos” o “testifican” acerca de la verdad que han descubierto acerca de Dios.

21. LA VINDICACIÓN DE DIOS EN ISAÍAS 54:17

El contexto indica que el pasaje se centra en el pueblo de Dios. Israel había pecado, había sido juzgado, pero ahora sería restaurado, y aquellos que habían intentado oponerse a Israel serían aplastados. Aquí vemos el principio de que Dios vindica a Su pueblo, pero esta no es una garantía inquebrantable para todas las circunstancias de cada individuo (aunque a menudo sí provea protección para los cristianos, esto no es algo que suceda todo el tiempo; muchos cristianos han muerto como fieles mártires). Sin embargo, sí nos alienta que Dios al final reivindicará a Sus siervos y Su plan para la historia. Así que a pesar de cualquier cosa que enfrentemos en el presente, podemos estar seguros de la fidelidad de Dios y de Su vindicación si permanecemos fieles a Él.

22. EL VERDADERO CORAZÓN DE UN ANFITRIÓN

En el antiguo mundo del Mediterráneo, el compartir la comida obligaba a que las personas fuesen leales unas con otras. Pero Proverbios nos advierte que no se puede confiar en el anfitrión si es egoísta; puede que le anime a comer cuanto quiera, pero lo lamentará si confía en él. Lo que importa no es lo que le diga, sino lo que realmente piensa en su corazón (23:6-8).

23. LA LIBERACIÓN DEL SALMISTA EN EL SALMO 18:7-15

El lenguaje del Salmo 18:7-15 suena como un suceso de suprema importancia que sacude a toda la creación. Pero antiguas canciones israelitas, al igual que algunas de las nuestras de hoy en día, podían expresar alabanza de manera poética. En este caso, el salmista describe un tiempo cuando Dios lo liberó a él personalmente (18:4-6, 16-19). La liberación suena como si hubiere afectado a toda la creación, pero en realidad refleja la experiencia dramática del salmista, desde cuya perspectiva, la intervención de Dios parecía demasiado dramática para ser narrada de una manera inferior.

24. AMOR MATRIMONIAL EN CANTAR DE SALOMÓN 2:1-2

Muchos canciones cristianas describen a Jesús como “el lirio de los valles”, “la rosa de Sarón”, el “amado entre diez mil”. Las canciones son hermosas, y lo que quieren transmitir es que Jesús es la mayor belleza y el mayor deseo de nuestras almas. Sin embargo, no debemos trasladar el significado de esas hermosas canciones al significado del Cantar de Salomón. Sin embargo, “la rosa de Sarón” de la cual se habla en este libro no se refiere a Jesús directa ni indirectamente. Este libro es una antigua canción de amor, que provee perspectivas maravillosas acerca del romance, del lenguaje del deseo matrimonial y el cariño, de los conflictos en el matrimonio (el conflicto breve es 5:2-6), del poder de los celos (8:6), etc.

Hasta el punto que refleja la belleza del amor marital, también puede brindarnos palabras en nuestra apasionada búsqueda de Cristo, pero este no es el tema directo del libro. Este libro es un ejemplo práctico del amor romántico marital. (Por ejemplo, la “casa del banquete” y la “bandera” en el 2:4 pueden referirse a antiguas costumbres nupciales: mientras los invitados disfrutaban del banquete en el festejo de la boda, el novio y la novia consumaban su matrimonio y levantaban una bandera como señal de que habían sellado su unión sexualmente. Es dudoso que debamos leer tales detalles como símbolos de Cristo. Éste se lee mejor como una imagen del amor sexual de los casados en el antiguo Israel).

Pero aún si los Cantares de Salomón fueran tan solo un símbolo de Cristo y Su iglesia, como algunos han supuesto, la “rosa de Sarón” y el “lirio de los valles” no podrían referirse a Cristo. Como lo refleja la Nueva Versión Internacional, es la novia la que declara, “yo soy una rosa de Sarón, una azucena de los valles”—es decir, tan hermosa como la más hermosa de las flores; su novio la había hecho sentirse amada, a pesar de sus propias inseguridades (1:6).

El novio también la compara con un lirio (2:2; 7:2); ella compara su llegada con alguien que se mueve entre los lirios (2:16; 6:2-3; él también le aplica esta imagen a ella en el 4:5). Inclusive, si el Cantar de Salomón fuera una alegoría de Cristo y la iglesia (lo que es muy poco probable), la “rosa de Sarón” no se referiría a Cristo, sino a Su iglesia. Lo más probable es que este sea un ejemplo del hermoso lenguaje romántico que un autor inspirado le pudiera aplicar a su amada, como una guía inspirada que enfatiza la importancia del afecto romántico en nuestros matrimonios de hoy en día.

25. LA DISCIPLINA DE LA IGLESIA EN MATEO 18:18

Yo solía seguir una popular malinterpretación de este versículo. Cuando era un joven cristiano, yo acostumbraba a usar Mateo 18:18 para “atar” y “soltar” demonios en cualquier ocasión que estuviese orando (como si los demonios siempre estuvieran parados al lado de uno escuchando). Afortunadamente, a Dios le importa más nuestra fe que nuestras fórmulas, y en Su misericordia respondía mis oraciones cuando lanzaba o no alguna “atadura”. Pero un día leí Mateo 18:18 en su contexto, y me di cuenta de que había estado malinterpretando el pasaje. Debido a que mis oraciones habían “funcionado”, decidí seguir “atando” y “liberando”—pero entonces cuando supe mejor, la práctica no funcionó más, a causa de que ¡ya no lo podía hacer en la integridad de mi corazón ante Dios! Felizmente, descubrí que Dios respondía todavía las oraciones que elevaba en el nombre de Jesús sin tener que “atar”.

¿Qué significar “atar” y “desatar” en este contexto? En el contexto, Jesús indica que si algún hermano en la fe está llevando a cabo un estilo de vida de pecado, debemos confrontar a ese hermano; si él o ella no quisieran escuchar, se debería traer a otros para que de esa manera tengamos dos o tres testigos si se fuese a llevar el asunto ante la iglesia. Si, a pesar de las confrontaciones hechas en amor, esa persona no quiere arrepentirse, la iglesia debe expulsarla para enseñarle a arrepentirse (Mt. 18:15-17).

En este contexto, Jesús declara que cualquier cosa que “aten” o “desaten” en la tierra, ya habrá sido “atada” o “desatada” en el cielo—es decir, bajo esas circunstancias estarían actuando claramente bajo la autoridad de Dios (18:18). Debido a que los términos “atar” y “desatar” tienen que ver literalmente con aprisionamiento o dar libertad a personas, y que los maestros judíos usaban estos términos para describir su autoridad legal, el término encaja bien en este contexto: la iglesia debe disciplinar a sus miembros que estén actuando de manera equivocada, sacándolos de la participación en la iglesia si continuasen en pecado.

Los “dos” o “tres” que oran se refieren en este contexto a dos o tres testigos (18:16). Cuando yo leía este pasaje, me preocupaba de que mis oraciones fueran menos eficaces por no encontrar a nadie que se uniera conmigo en oración; sin embargo, me preocupaba por qué mi propia fe sería insuficiente. Pero este versículo no implica que la oración sea eficaz si por lo menos se hace con un mínimo de dos personas. Este versículo promete que si tan solo hay dos testigos, y si las oraciones o las acciones en la tierra tienen que ver con algo tan serio como prohibir la participación a una persona en la iglesia, Dios respaldará a Sus siervos a quienes ha autorizado.

Quizás la oración específica que se tenga en mente es que Dios haga que el que está en disciplina se arrepienta y sea restaurado. Así que Jesús contrasta deliberadamente la actitud que pide a Sus seguidores con los dos o tres testigos en la ley del Antiguo Testamento, quienes eran los primeros en lapidar a aquellos en contra de quienes testificaban (Dt. 17:7). Probablemente aludiendo a un dicho judío que circulaba en los primeros siglos de esta era: “Dondequiera que dos o tres se reúnan para estudiar la ley de Dios, Su presencia estará entre ellos”, Jesús asegura a Sus seguidores (específicamente a los testigos) que Su presencia estará con ellos inclusive en la difícil situación de la disciplina de la iglesia (Mt. 18:20). Por supuesto, el principio de las oraciones contestadas también se aplica a otras oraciones, pero aquí especifica “dos o tres” refiriéndose a los “dos o tres” que acababa de mencionar.

Aunque no podemos tomar espacio para comentar más acerca de este asunto, este pasaje en específico no apoya la común práctica de “atar” demonios como se hace hoy en día. Entre tanto que “atar demonios” de la manera en que se practica generalmente hoy en día no tiene respaldo en este texto, no obstante, sí aparece en algunos textos antiguos de magia, lo cual hace que esta práctica sea de aún más dudosa autenticidad. Cuando Jesús dice haber “atado al hombre fuerte” (Mt. 12:29), no le dice primero a Satanás “te ato” antes de echar fuera demonios. Ya Él había derrotado al hombre fuerte venciendo las tentaciones y obedeciendo la voluntad del Padre; de esta manera, estaba libre para ejercer Su autoridad y echar fuera a los demonios.

26. LA VENIDA DE CRISTO DESPUÉS DE LA RESURRECCIÓN EN JUAN 14:3

Jesús le dice a Sus discípulos: “En la casa de mi Padre muchas ‘moradas’ hay” (14:2; “mansiones” viene de la traducción del latín—no se encuentra en el griego original). Jesús promete que va a preparar un lugar para Sus discípulos, pero que regresará y los tomará para que estén con Él donde Él esté (Juan 14: 2-3). Por lo general, los lectores en la actualidad suponen que Jesús se refiere a Su futura venida para llevarnos al cielo o a la nueva tierra. Si estos versículos se encontraran aislados, ese punto de vista tendría sentido como cualquier otro; después de todo, Jesús habló de Su segunda venida y de que estaríamos con Él para siempre.

Pero el contexto indica que Jesús habla aquí de otra venida más cercana: no tan solo de estar con Jesús después que regrese en el futuro, sino de estar diariamente con Él en nuestras vidas en el presente. ¿Cómo puede ser esto?

Pedro quiere seguir a Jesús a dondequiera que vaya, pero Jesús le dice que si quiere seguirlo hasta donde Él va, tiene que seguirlo hasta la muerte (Juan 13:31-38). No obstante, Pedro y los otros discípulos no debían sentir temor; debían confiar en Jesús de la misma manera que confiaron en el Padre (14:1). Él les prepararía una morada para ellos en la casa de Su Padre, y regresaría luego para tomarlos para Sí (14:2-3). “Sabéis a dónde voy, y sabéis el camino” – les dijo (14:4). Quizás al igual que nosotros, los discípulos se encontraban confundidos, y Tomás habló por todos ellos: “Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?” (14:5). Jesús entonces aclara lo que quería decir: A donde va es a estar con el Padre (14:6), y va para allí por medio de la muerte en la cruz, pero regresará luego para darles el Espíritu (14: 18-19; 16:18-22). ¿Cómo irían ellos al Padre? A través de Jesús, quien es el camino (14:6).

A menudo citamos Juan 14:2-3 como un texto que confirma la futura venida de Cristo y, por el contrario, citamos Juan 14:6 como texto que confirma la salvación. Pero si seguimos el sentido de la conversación, estaríamos equivocados en uno de estos dos. El 14:2-3 declara que Jesús los traerá a donde Él va, pero el 14:6 dice a dónde va y cómo sus seguidores van a llegar allí: Él va al Padre, y venimos al Padre cuando nos salvamos por medio de Jesucristo (14:6). ¿Vamos al Padre por medio de Jesucristo solamente cuando Él regrese en el futuro, o ya hemos venido a Él por medio de la fe? Todo el contexto deja bien claro este asunto. ¡Entramos a la casa del Padre cuando nos convertimos en seguidores de Jesucristo!

En el contexto de todo el evangelio de Juan no hay razón para suponer que la “casa del Padre” se refiera al cielo, aunque pudiera ser una alusión al Templo (Juan 2:16) o a la familia (casa) del Padre (Juan 8:35; y nosotros somos Su nuevo templo y Su familia). Para que nos ayude mejor, Jesús continúa explicando la “morada” (NVI: “viviendas”) de manera más explícita en el siguiente contexto. La palabra griega para denotar “morada”, usada en el 14:2, ocurre tan solo en otro versículo en el Nuevo Testamento—en este mismo contexto, en el 14:23, que es parte de la continua explicación que da Jesús de lo que dijo en el 14:2-4. “El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él” (14:23).

El verbo con el que se relaciona aparece a través de todo Juan 15:1-10: “Permaneced [habitar]” en Cristo y dejar que Cristo “permanezca” en usted. Todos sabemos que Jesús regresará algún día en el futuro, pero si leemos el resto de Juan, veremos que Jesús ya regresó del Padre a ellos después de Su resurrección, cuando les dio el Espíritu, la paz y el gozo (20:19-23), tal y como lo había prometido (14:16-17, 26-27; 16:20-22). De hecho, esta es la única venida a la que este texto se refiere (14:18 en el contexto de 14:15-27; 16:12-24).

¿Cuál es el sentido real de Juan 14:2-3? No es que Jesús regresará y estaremos con Él algún día—esto es cierto pero esa enseñanza proviene de otros textos. El sentido es que Jesús regresó después de Su resurrección para que los cristianos pudieran tener vida juntamente con Él (14:18-19), que ya nos ha traído a Su presencia, y que podemos experimentar la realidad de Su presencia en este mismo momento y en todo tiempo. Quiere decir que el mismo Jesús, quien lavó los pies de Sus discípulos en el capítulo anterior, quien enseñó, sanó y sufrió por nosotros, está con nosotros en este mismo instante. Él nos invita a que confiemos que Su presencia está con nosotros.

27. UN HIJO RECIÉN NACIDO EN ISAÍAS 7:14

Estamos familiarizados con el uso que se le da al pasaje del Nuevo Testamento que habla del hijo nacido de virgen como una referencia a Jesús en Mateo 1:23, pero nunca hemos considerado cómo Mateo llegó a esa conclusión. Mateo no usa todas sus profecías del Antiguo Testamento de la misma manera. Algunos de los textos extraídos de la Escritura por Mateo se refieren a Israel en el Antiguo Testamento y no a Jesús. Por ejemplo: “De Egipto llamé a mi Hijo”, se refiere claramente al éxodo de Israel desde Egipto en Oseas 11:1, pero Mateo lo aplica al éxodo de Jesús desde Egipto (Mt 2:15).

Mateo no está diciendo que Oseas tenía a Jesús en mente; está diciendo que Jesús, como el hijo supremo de Abraham (Mt. 1:1), recapitula las experiencias de Israel (por ejemplo, sus cuarenta días en el desierto y Sus referencias de Deuteronomio en Mateo 4: 1-11). Ese mismo capítulo de Oseas sigue hablando de un nuevo éxodo, una nueva era de salvación comparable a la antigua. Mateo cita Oseas 11:1 porque sabe que el mismo Oseas apuntó hacia una nueva salvación.

Entonces, antes de tratar de ver la aplicación que hace Mateo de Isaías 7:14 al leer Isaías, debemos examinar con cuidado lo que Isaías 7:14 quiere decir dentro de su contexto. (Si este ejercicio lo pone a usted nervioso, puede ir directamente a nuestra conclusión, pero trate de regresar y de seguir nuestra discusión hasta el final). Aunque Mateo 1:23 claramente se refiere a Jesús nacido de una virgen (el término griego está claro), los eruditos no se ponen de acuerdo en si las palabras hebreas en Isaías también se refieren necesariamente a una “virgen”, o más generalmente a una “joven”. Para no caer en discusiones, evitaremos este punto y examinaremos solamente el contexto.

El rey de Asiria estaba invadiendo las fronteras de Israel (el reino de Samaria) y Siria (Aram, el reino de Damasco). Al darse cuenta de que se encontraban en problemas, trataron de que el rey de Judá (el reino de Jerusalén) se les uniese para combatir a los asirios. Cuando vieron que no quería cooperar, trataron de obligarlo para que se uniera a la coalición. Para este tiempo, Dios había enviado al profeta Isaías a Acaz, rey de Judá, para advertirle que no se uniera a la alianza de Israel y Siria. (No olvide que en ese punto de la historia ya Judá e Israel eran dos países separados). Siria o Aram (representado por su capital, Damasco) e Israel o Efraín (representado por Samaria) serían aplastados dentro de poco (7:4-9).

Isaías hasta le ofreció a Acaz, rey de Judea, una señal para confirmarle de que Aram e Israel prontamente quedarían derrotados (7:10-13). Esta señal era una que llamaría la atención de Acaz: una mujer daría a luz un hijo y le nombraría Emmanuel: “Dios con nosotros” (7:14). Antes de que el niño pudiera diferenciar entre lo bueno y lo malo, mientras todavía comía cuajada (7:15; esto fue en los días de Isaías, 7:21-25), el rey asirio devastaría a Aram y a Israel (7: 16-20). En otras palabras, ¡el hijo nacería en la generación de Acaz! Pero entonces, ¿por qué el niño se llamaría “Dios con nosotros”? Quizás por la misma razón que todos los hijos de Isaías llevaban nombres simbólicos (8:18), así como los hijos de Oseas eran señales proféticas al reino de Israel aproximadamente en el mismo período (Oseas 2:4-9). Más adelante en nuestro debate regresaremos a este punto.

Después de ofrecer esta profecía a Acaz, Isaías fue enviado a “la profetisa” (supuestamente su joven y nueva esposa, quien puede que haya tenido también el don de profecía) y ésta quedó encinta. Le pusieron al hijo “Maher-salal-hasbaz”: “El despojo se apresura; la presa se precipita”. Dios le dijo que le pusiera ese nombre al niño como una señal para Judá de que Dios pronto entregaría a sus enemigos en las manos del ejército asirio. Antes que el niño fuera lo suficientemente crecido como para pronunciar las palabras más infantiles como “Mamá” o “Papá”, Asiria saquearía a Aram y a Israel (8:1-10). En otras palabras, el propio hijo de Isaías sería la señal para Acaz: después de su nacimiento, enseguida vino la devastación de las tierras del norte, que habían estado procurando obligar a Judá a que se uniera a su coalición. Judá necesitaba saber que “Dios es con nosotros”, y que el “despojo” de Aram e Israel sería tomado “apresuradamente” y su “presa…precipitadamente” (7:14; 8:3).

Entonces, ¿por qué Mateo pensó que Isaías 7:14 podría ser aplicado a Jesús? Probablemente no sea por la misma razón que nosotros pensamos. Aplicamos Isaías 7:14 a Jesús porque nunca leímos su contexto inmediato. Mateo probablemente lo aplicó a Jesús porque tomó en cuenta el contexto más amplio de los pasajes alrededor, y no el texto inmediato. Como hemos mencionado antes, los hijos de Isaías eran “señales”, cada una enseñándole a Judá lo que Dios haría (8:18). La señal inmediata de que Dios estaba con Judá sería que sus enemigos del norte serían conquistados, pero el acto más prominente de que Dios estaba con Judá sería cuando Dios mismo viniese en verdad a estar con ellos.

En el pasaje que le sigue, Isaías anuncia una esperanza que se extendería más allá de Judá, incluso hasta el reino norte de Israel (9:1-2); un rey conquistador, un niño que nacería de la casa de Judá (9:3-7). Éste no solamente sería llamado “Dios con nosotros”; al igual que sus otros títulos, los cuales le corresponden debidamente, “Dios fuerte” también le correspondería (9:6, un título de Dios, que también se encuentra en el contexto, 10:21). Este rey davídico (9:7) sería Dios encarnado (9:6); en el antiguo Oriente próximo, en donde Israel era fuera de lo común por no convertir sus reyes en dioses, Isaías no se hubiera arriesgado a llamar “Dios fuerte” a este rey, si no estuviera queriendo decir que Dios mismo venía a reinar como uno de los descendiente de David. Mateo tenía razón, ¡pero no por la razón que hubiéramos supuesto!

Algunos críticos de Mateo, quienes creen que él no conocía el contexto, son escépticos. Es justo puntualizarles que Mateo demuestra su conocimiento del contexto exactamente tres capítulos más adelante. Allí él relaciona un pasaje de Isaías 9:1-2 con Jesús (Mt. 4:15-16), mostrando así que el contexto de Isaías 7:14 ¡se mantiene fresco en su mente!

CONCLUSIONES

Como hemos visto, el contexto influye dramáticamente la forma en que interpretamos cada pasaje. Pero en la mayoría de los casos, el contexto debe ir más allá de los párrafos que le rodean, hasta tener en cuenta los capítulos que le anteceden y le suceden, o hasta inclusive todo el libro en que tiene lugar el pasaje. De esta manera pasamos al próximo capítulo para hablar de un nivel más amplio de contexto, en el cual muchos lectores no han incurrido.