Fecha de publicación: 08-may-2014 9:09:54
Los menores, por la falta de experiencias, contemplan la privacidad desde un punto de vista algo alejado de la realidad. Por ello, es importante sentarse con ellos y examinar la importancia de analizar la información antes de publicarla.
Fuente: Menores OSI
Los menores, por la falta de experiencias, contemplan la privacidad desde un punto de vista algo alejado de la realidad. Por ello, es importante sentarse con ellos y examinar la importancia de analizar la información antes de publicarla, por ejemplo, en una red social: qué información es publicable, si es importante darla a conocer, si puede tener consecuencias publicar según qué cosas, a quién le interesa lo que publico, etc.
“Un adolescente envía fotos de su ex novia en ropa interior a todo el colegio como venganza por la ruptura”, “Una familia denuncia un caso de acoso escolar en el Colegio Azul de Barcelona”… ¿Cuántas veces al mes leemos noticias de este tipo en los periódicos o las vemos en los informativos de televisión? Las nuevas tecnologías de por sí, son muy importantes y de gran relevancia en la educación de nuestros hijos, pero como en otras muchas cosas en la vida real, hay que saber usarlas de forma correcta y enseñarles a que así lo hagan. Este puede ser un buen motivo para educar a nuestros hijos en la prevención de este tipo de malos usos con la tecnología.
Aunque la formación acerca del funcionamiento de la tecnología es un punto importante en este aspecto, los pedagogos y los psicólogos recomiendan completarla con la formación en lo que sucede previamente a la publicación de un contenido en una red social o en el envío a un foro de un comentario, es decir, el análisis de la información que se publica.
Los menores, por su edad, tienen un reducido número de experiencias de vida, por lo que contemplan la privacidad desde una perspectiva distorsionada. No ven el dar a conocer sus experiencias como algo que puede llegar a ser peligroso, no asimilan como un riesgo que haya personas que hoy en día son sus amigos y que mañana pueden no serlo, o las repercusiones que puede tener el día de mañana en procesos de selección para un puesto de trabajo e incluso que ocurran casos más graves como puede ser el grooming o el sexting.
Por esto, los educadores recomiendan aprovechar noticias relacionadas con estos temas para sentarnos con nuestros hijos y analizar dos cuestiones. En primer lugar qué información es publicable acerca de su vida, a quién le interesa conocerla y por qué motivos. ¿Tenemos como amigos en Facebook a gente que no saludamos por la calle? ¿Estoy compartiendo con ellos información en la red social que ni siquiera les diría de tú a tú? Y en segundo lugar, qué repercusiones puede tener la divulgación de según qué contenidos. ¿Qué consecuencias puede tener que mi casa va a estar vacía durante todo el mes de vacaciones? De esta manera, podremos ayudarles a aprender a decidir qué fotos o datos son inofensivos y cuáles pueden tener consecuencias e incluso radicalizarse y convertirse en ciberbullying, sexting o extorsiones de diferente tipo.
Por lo tanto, hay que equilibrar en este aspecto, tanto la formación en el funcionamiento de las herramientas, como la expansión de la información y los resultados que pueden generar. Todo esto combinado con la necesaria tutela y asesoramiento que los padres deben hacer de la actividad de los hijos en las redes.