Con diez baldas (baratitas) y dos
contrachapados hicimos un par de
mesillas a medida (80 cm de alto).
Las baldas eran de madera de abeto
con unas vetas muy majas. Medimos
y marcamos para hacer los cortes.
Cortamos con sierra de calar
y lijamos todas las piezas.
Presentamos las piezas principales
y hacemos los agujeros pasantes.
Avellanando después para embutir
las cabezas de los tornillos.
Aquí atornillando la pieza que hará
de repisa interior. Por detrás el
contrachapado que irá atornillado a
la repisa y después clavado a
los laterales.
Para la parte superior usamos
tubillones. Primero hacemos
los agujeros en los laterales.
Luego ponemos los topes marcadores
(cuatro en total).
Ponemos la tapa encima y apretamos
para que quede la marca de los 4 en ella.
Usamos una broca con tope para hacer
los agujeros sin pasarnos al otro lado
de la misma.
Usamos cola de carpintero y ponemos
los tubillones con un martillo de nailon
en las dos partes a unir.
Claveteamos el contrachapado por
los laterales y escondemos las cabezas
con un botador.
Usamos masilla para madera para tapar
todos los agujeros y luego lijamos una
vez que esté bien seca (24 horas mejor).
Para darle color y que se vea la veta
de la madera usamos pintura diluida
con agua (1 parte de pintura y 3 de
agua). Le dimos 2 manos y después
barniz incoloro (otras 2 manos).
Dejar secar bien entre capas.
Pusimos las bisagras a la puerta.
Son bastante resistentes puesto que
la puerta es gruesa y algo pesada.
Perforamos la puerta en el lugar donde
queríamos el tirador y lo atornillamos.
Para terminar, pusimos unos topes
para balda (reciclados de un mueble
encontrado en la calle) y los
atornillamos a la mitad de la mesilla.
Cortamos, lijamos y pintamos de la
misma manera que el resto una tabla
y la colocamos en su sitio. ¡Listo!