Al ver que el vigilante se acercaba, se quedaron pensando por donde salir. Se dividieron en dos grupos de dos personas, Manuel con Lorena y Pablo con Marta. El vigilante empezó a perseguirles Manuel y a Lorena mientras que Pablo y Marta se dirigieron a la puerta para salir del cementerio. Cuando llevaban un rato en la puerta esperando a Manuel y a Lorena, vieron como la madre de Manuel llegaba desde lejos, suponían que para irse ya. Ellos, acto seguido, salieron del cementerio y se escondieron en un descampado que había al salir de allí. Cuando se fue volvieron para la puerta del cementerio. Justo cuando llegaron vieron a Manuel y a Lorena salir corriendo del cementerio. Cuando se encontraron les dijeron a Pablo y a Lorena que habían perdido de vista al vigilante. Rápido le respondieron ellos que habían visto salir a la madre de Manuel del cementerio y que creían que se dirigía para su casa. Manuel dijo que conocía un atajo y que, con suerte, podían llegar antes que su madre. Empezaron a correr los cuatro y no pararon hasta llegar a casa. Una vez entraron se dieron cuenta de que aún no había llegado, subieron rápido a la habitación en la que habían estado antes y siguieron viendo la serie como si nada hubiera pasado hasta que se durmieron. La madre sabía que le habían seguido y estuvo pensando un plan para que eso no se volviera a repetir nunca más. Contactó con el vigilante, ya que era su cómplice en todo esto, le dijo que seguramente al caer la noche volverían al cementerio. Aunque el padre de Manuel fingió estar muerto, seguía vivo. Así que decidieron que se pusiera en la puerta del cementerio para asustarles y que no volviesen más. Y así fue. Por la noche fueron los cuatro niños juntos y cuando se acercaron reconocieron la cara del padre de Manuel. Se asustaron tanto que tuvieron que salir corriendo. Mientras corrían, Manuel pensaba en cómo podía ser posible que hubiese visto a su padre, ¡¡¡si estaba muerto!!!