PRIMERAS SEMANAS
La verdad que al principio, de las personas que conozco, era la que mejor lo llevaba. Obviamente no era feliz pero intentaba estarlo mínimo 12h de 24h porque sabía que si me deprimía iba a entrar en un bucle que no me haría bien.
La verdad que las tres primeras semanas fueron un poco caóticas, pues no sabíamos que iba a pasar, si íbamos a volver a clase, si haríamos los exámenes ... Fueron un poco de relax, no hice absolutamente nada, el instituto, debido a que aún estábamos viendo que hacer, no mandaba trabajos semanales, así que yo me levantaba y lo único que hacía era dormir, comer y ver series.
DESPUÉS DE ESE DESCONTROL LLEGÓ LO PEOR
Tras pasar esas primeras semanas, me dije a mi misma que no podía seguir así ya que no sabía cuánto iba a durar todo eso y me estaba desgastando.
Cuando llego el primer mes me dio el bajón, entré en un bucle de autodestrucción emocional y psicológica del que no sabía salir, lloraba varias veces al día e intentaba evadirme pero no podía. No sólo era la situación que se estaba viviendo en el exterior sino también la mía interior, nunca había pasado tanto tiempo conmigo y necesitaba escucharme, entenderme y aclararme.
ESTABILIDAD
Fue entonces cuando decidí hacerme una rutina y cumplirla. Primero me levantaba y desayunaba, después recogía y limpiaba mi habitación, hacía deporte y por la tarde veía alguna serie y hablaba con mis amigos y cuando se pudo bajar, daba un paseo por el monte. Aunque parezca una tontería, establecerme esta rutina me ayudó a estabilizarme mentalmente y empecé a entenderme y a mejorar aspectos de mí.
Así que por ese lado el confinamiento me ha ayudado un montón, lo único que me daba miedo era la incertidumbre que sentía en el ámbito escolar ya que nadie nos decía nada, y no me refiero al instituto sino que el Estado nos dejó de lado y no nos dio ninguna información.