Egocéntricas

La presente edición tiene el mérito de reunir a tres talentos musicales en el entrecruce de los siglos XIX y XXI: Mertz, Errázuriz e Iglesias.

Johann Kaspar Mertz nació bajo el Imperio Austrohúngaro a inicios del siglo XIX. Sobresalió en la capital imperial como un virtuoso guitarrista, y desde allí circuló principalmente por la Europa germanoparlante. Su música, compuesta bajo la influencia de Chopin, Mendelssohn, Schubert y Schumann, y bajo los modelos clásicos de Mozart, Haydn, Fernando Sor y Dionisio Aguado, sitúa a Mertz como uno de los creadores más destacados de su tiempo. Su máxima contribución al repertorio guitarrístico son los Bardenklänge, ciclo inspirado en la poesía del mítico bardo Ossian, invención del poeta romántico escocés James Macpherson. La inclusión de dicho ciclo en este álbum representa un aporte a la valoración de la obra de Mertz, en general poco difundida.

Por su parte, Sebastián Errázuriz se ha venido destacando como uno de los compositores nacionales de más alto perfil. Su carrera inicia en la década de 1990, gozando de una fuerte programación, tanto nacional como internacionalmente. Parte de su éxito se debe al impacto generado por su ópera Viento Blanco (2008), inspirada en la tragedia de Antuco. Éste y otros estrenos dan cuenta de la gran versatilidad del autor: su catálogo sobrepasa la treintena de trabajos, incluyendo géneros como música sinfónica, orquestas de cuerdas, cámara, cuartetos, canciones, composiciones de jazz, bandas sonoras o música para teatro. Las Egocéntricas son, hasta el momento, las únicas obras para guitarra que Errázuriz ha estrenado, y en ellas desarrolla una exploración musical en la que establece un interesante diálogo entre lo sonoro y un conjunto de estados psicológicos basados en el desencuentro y la afectación que suele afectar a ciertas relaciones personales.

Pedro Iglesias entrega una sentida interpretación, donde logra transmitir la profundidad conceptual de las obras a través de una depurada técnica. Esto se materializa en un sonido limpio y evocativo, llegando a una apropiación del discurso musical: desde lo más sutil hasta lo más impetuoso, modo que caracteriza al intérprete, sobre todo en piezas de carácter.

Precisamente, el carácter de las obras es el elemento base que permite establecer un interesante diálogo entre el sustento musical de dos compositores tan disímiles en términos temporales y geográficos, pero muy similares en el sentido de su propuesta estética.

Licenciado en la Universidad de Chile y con estudios de postgrado en Alemania, ha obtenido becas de Fundación Andes, Katholische Akademischer Ausländer-Dienst (KAAD), Presidente de la República de Chile y del Fondo de la Música. Destacado intérprete superior y docente, tanto en Chile como en Europa, demuestra una gran adaptabilidad a distintos repertorios, que queda demostrada en este disco, el que conecta los inicios modernos de la guitarra como instrumento concertante con propuestas más abstractas y contemporáneas.


Ignacio Ramos Rodillo., Centro de Investigación en Artes y Humanidades, Universidad Mayor


Merzt : Bardenklänge

Para la grabación se utilizó la edición de Chanterelle, editada por Brian Torosian, facsímil de la publicación de 1847 de Haslinger en Viena. Las piezas corresponden a una selección de los cuadernos 1 al 11 de la colección Bardenklänge, uno de los acervos de miniaturas más significativos del romanticismo, y probablemente la obra más importante de J.K. Mertz. El título Bardenklänge, “Sonidos de Bardos”, nos evoca una atmosfera romántica característica del siglo XIX, momento en que el poeta celta vuelve a ser atractivo y en que el compositor busca alejarse, justamente, de la racionalidad grecorromana que había sido el lugar donde habían puesto la mirada los artistas e intelectuales hasta ese momento. La colección incluye piezas descriptivas y de carácter de diversa inspiración. Varios títulos hacen referencia al bardo Ossian, cuyos poemas fueron supuestamente traducidos y republicados por MacPherson en 1760. Esta publicación sirvió de inspiración a gran cantidad de artistas durante el romanticismo: Goethe, Mendelssohn y Schubert aluden directamente a los poemas en distintas obras. Posteriormente la historia nos muestra esta traducción como uno de los grandes fiascos de la historia de la literatura: los poemas habrían sido escritos probablemente por el propio Macpherson y no por el mítico bardo Ossian.

El ciclo abre con An Malvina, lo que es una clara alusión a la esposa de Oscar, hijo de Ossian, quien según la tradición, tocaba el arpa. Continúa una serie de piezas de carácter con títulos sugerentes: Romanze, Abendlied (Canción del atardecer), Unruhe (Intranquilo) y Elfenreigen (Danzas élficas): allí la noche, lo mágico y el sentimentalismo romántico aparecen por doquier.

Gondoliera, Etude, Liebeslied (Canción de amor), Capriccio y Fingals Hohle (La gruta de Fingal), nos muestran muchos de los recursos que hicieron de Mertz uno de los más grandes guitarristas y comopsitores del siglo XIX, tales como virtuosismo, exploración de nuevos recursos técnicos, sonoros y timbristicos al servicio de la música. Una de las piezas más populares corresponde a la figura del padre de Ossian, Fingal, gran guerrero celta. La pieza trata, mediante rápidos arpegios, de recrear los ecos producidos en la gruta del cazador celta.

Vuelven a aparecer los arpegios típicos de Mertz en Kindermärchen (Cuento de niños), un murmullo, sobre el que aparece una melodía, uno de los tantos recursos que nos recuerda a Mendelssohn, al igual que el tiltulo Liebeslied (Canción sin Palabras). Cierra el ciclo una de las obras más populares de Mertz: Tarantella, donde la popular danza italiana sirve al compositor para un interesante despliegue de virtuosismo en la guitarra.


Pedro Iglesias, académico Universidad Mayor


Errázuriz: Egocéntricas (2006)

El mismo Errázuriz, en la partitura nos aclara de qué se tratan los títulos con una definición tomada de diferentes diccionarios

“Egocéntrica”: Dícese de la persona cuyas ideas convergen todas hacia ella misma.

I. Obstinada: Terca, tenaz. Que se mantiene en su resolución sin dejarse vencer por ruegos ni por obstáculos.

II. Narcisa: Que siente excesiva complacencia en la consideración de las propias facultades u obras. La que se adorna y compone con exageración, como enamorada de sí misma.

III. Autista: Que concentra su atención habitualmente en su propia intimidad, con el consiguiente desinterés respecto del mundo exterior.

IV. Obsesiva: Perturbada anímicamente por una idea fija que asalta a la mente con tenaz persistencia.

Obstinada

Comienza con un bajo obstinato, que mantiene un pulso regular durante toda la pieza. Ya en el primer compás aparece sobre esta línea un acorde de tritono, sin perturbar el discurso del bajo que se mantiene rítmicamente durante toda la pieza. El intervalo de tritono, denominado “diábolus in música” durante la Edad Media, aparecerá sin resolución de forma recurrente en los cuatro movimientos de la obra, representando la convergencia en sí mismo, típica de la persona egocéntrica. Una vez establecido el elemento obstinado con el bajo, siempre metronómico, contrastando con los acordes agudos de tritono que aparecen a destiempo, pero que no logran perturbar la rítmica de la pieza, aparece un nuevo motivo, también estructurado con tritonos y que rompe absolutamente con el pulso de la pieza. El compositor nos indica para estos pasajes “tocar lo más rápido posible y volver al tiempo”, como una explosión de ira, que logra sacar a la persona de su obstinación, para luego volver a la rítmica constante. Rasgueos, arpegios y diferentes texturas aparecen en este juego, siempre siendo interrumpidos por este exabrupto, pero volviendo al pulso obstinado.

Narcisa

El compositor nos indica en la partitura “dejar sonar los acordes libremente, sin tiempo”. Clara alusión al mito de Narciso, quien disfruta contemplar largamente su propia imagen reflejada en un lago sin importar lo que pase en el mundo exterior. Luego aparece el motivo principal, un arpegio rítmico que baja por tritonos. Vuelve a aparecer el acorde, rompiendo el tempo, que debe ser tocado evocando las ondas que provoca una piedra al ser arrojada en el agua. Vuelve a aparecer el arpegio rítmico, pero esta vez invertido, como son las imágenes en los espejos.

Autista

Aparece un motivo de armónicos, formado por un Sol, La y Si, que se va elaborando constantemente con diferentes combinaciones y permutaciones de las tres notas. Nada parece tener sentido, la elaboración es monótona e incomprensible para el que la escucha. Las corcheas se mantienen constantes, pero al ser agrupadas en diferente número, van cambiando constantemente el metro de la pieza. Momentáneamente se suma un nuevo elemento, un Mi en el bajo, momento dramático, que será acentuado por la irrupción violenta de un nuevo motivo de acordes, donde por primera vez en esta pieza reaparece el tritono. Vuelven los armónicos con su elaboración reiterativa, para ser nuevamente interrumpido por rasgueos de tritono. Dentro de este dialogo aparecerán dos motivos que habían sido presentados en el primer movimiento: esto nos da una pista, al parecer el compositor está representando a la misma persona que tiene diferentes facetas.

Obsesiva

Un trémolo formado por seisillos se mantiene interrumpido hasta el final de la pieza, no hay en ningún momento quiebre del ritmo. Todos los motivos aparecen transformados con esta figura rítmica. Muchos nos recuerdan los motivos presentados en otros movimientos: tritonos, rasgueos aparecen elaborados rítmicamente por el obsesivo seisillo.


Pedro Iglesias, académico Universidad Mayor