Cecilia Plaza fue una de las figuras centrales de Anacrusa. Formada como pianista con Rudy Lehmann y Carlos Botto en la Universidad de Chile, realizó una especialización como becaria del DAAD en Colonia, Alemania Federal en 1983/84, a la que le seguiría una nueva beca en la misma ciudad en 1988, durante la cual se perfeccionó con Alois Kontarsky, reconocido intérprete del repertorio pianístico del siglo XX. Esta especialización coincidió con la grabación de obras para piano realizada en Alemania. Como miembro de Anacrusa, la pianista estrenó numerosas obras chilenas, tanto en formato solista como en ensambles de música de cámara. Su repertorio incluyó también los estrenos chilenos de obras latinoamericanas y de compositores centrales de la vanguardia europea. Pero Cecilia Plaza no solamente estrenó constantemente obras, sino que también fue muchas veces quien motivó que estas obras existieran, realizando encargos para conciertos de diversa índole. Su talento, musicalidad y capacidad técnica también motivaron que obras chilenas y latinoamericanas le fueran dedicadas. En los eventos de Anacrusa, desde 1987 dictó también talleres dedicados a la interpretación del repertorio contemporáneo para piano, el cual era escasamente abordado en los conservatorios del país. Desde fines de la década de 1980, la enfermedad crónica del túnel carpiano la haría alejarse progresivamente de la escena musical, tras lo cual se ha desempeñado en nuevos ámbitos vinculados a la antroposofía. Como lo demuestran inequívocamente las presentes grabaciones, con este vuelco en su carrera Chile perdió a una pianista de primera categoría, caracterizada por un profundo entendimiento del repertorio contemporáneo, a cuyo cultivo se entregaba con una impresionante fuerza interpretativa, creatividad y una particular expresividad. Ya que Plaza volcó también su talento en la interpretación del repertorio clásico-romántico, se ha incluido en este proyecto la digitalización de su interpretación de la Sonata para piano Nr. 30, op. 109 en Mi Mayor (1820) de Ludwig van Beethoven, grabada en un concierto realizado en 1991.
Víctor Alarcón no fue miembro de Anacrusa, pero participó activamente de sus iniciativas como solista y director coral, estrenando un variado repertorio chileno y latinoamericano. Nacido en 1958 en Punta Arenas, ya en su juventud se había iniciado como cantante, siendo miembro de Patagonia Cuatro, ensamble vinculado al neofolklore con el que grabó tres discos y que goza hasta el día de hoy de popularidad en Magallanes. En Santiago estudió pedagogía en música en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile (actual UMCE), además de canto con Mary Ann Fones en la misma universidad, para luego vincularse – al igual que su profesora Fones – a la Pontificia Universidad Católica de Chile. Al año 1985, Alarcón se iniciaba en la dirección coral, actividad en torno a la cual desarrollaría una intensa trayectoria, marcada especialmente por su labor en el programa Crecer Cantando del Teatro Municipal a partir de 1992 y en los diversos coros que fundó y dirigió al interior de la Universidad Católica. Su valiosa labor se vió abruptamente interrumpida por su sorpresiva muerte el año 2018. La presente grabación revela la faceta menos conocida de Alarcón como tenor solista. A través de su joven voz, la grabación testimonia su musicalidad y flexibilidad al dotar a cada canción de un carácter particular, explorando en diversos colores, con una interpretación carismática y emotiva.