Traumatología infantil

La gran mayoría de las fracturas de los niños se pueden tratar de forma conservadora, es decir, mediante inmovilización de la extremidad en una posición adecuada. 

En ocasiones es necesario mejorar la posición de los fragmentos óseos (reducir la fractura) antes de inmovilizar la extremidad. 

Otras fracturas, sin embargo, necesitan un tratamiento quirúrgico. Esto ocurre, por ejemplo cuando se produce un desplazamiento de los núcleos de crecimiento del hueso, cuando queda tejido interpuesto que impide el contacto entre los extremos óseos o cuando la fractura es inestable y puede desplazarse durante el seguimiento. En estos casos es necesaria una intervención. 

A diferencia de lo que ocurre con el adulto, para el tratamiento quirúrgico se utilizan elementos de síntesis muy simples (agujas, clavos flexibles ...) ya que es imprescindible distorsionar lo menos posible el potencial de crecimiento óseo.