Capítulo 9: Un monólogo malvado

—¿Les gustaría saber lo que encontré en el arma?

Cuando el Dr. Clement entró en la oficina, de repente les dirigió una pregunta a Thea y Leo, que estaban en medio de un análisis del caso. El anciano sonrió radiantemente, esperando a que alguien abriera los ojos con asombro y le pidiera que continuara. Al no recibir la respuesta anticipada, suspiró con pesar y, enfurruñado, anunció:

Bueno, sé que todos creen que el opulento y hedonista hijo de la familia Brady es el culpable, ¡pero están equivocados!

Sacó unos papeles de la carpeta y los agitó en el aire. —Miren esto. Hice un análisis espectral del arma homicida y descubrí líquido seminal en la rama que se insertó en el ano de la víctima. Fue bastante difícil de detectar, pues esas manchas de sangre lo ocultaban. Sin embargo, aunque el semen se mezcló y diluyó con la sangre y la cantidad es infinitesimalmente pequeña, esto prueba que el pobre niño sufrió una agresión sexual antes de su muerte, o quizás incluso después de esta. Me refiero a la segunda víctima, por cierto; la tercera, Collin, no tenía ningún otro signo en su cuerpo y no estoy muy seguro de la primera. Es muy difícil verificar la situación de la primera víctima porque ha pasado demasiado tiempo desde que fue asesinada.

A estas alturas, Thea estaba realmente sorprendida. Escudriñó los archivos con incredulidad. —Imposible. Una persona que aborrece tanto a los homosexuales no tendría relaciones sexuales con alguien del mismo sexo... A menos que los dos casos de homicidio no estén relacionados... Pero a juzgar por los detalles de cada uno y la forma de matar del sospechoso, sin duda es el mismo...

—Es decir, nos hemos topado con una gran contradicción. Intenté extraer ADN de parte del semen restante que pude recolectar y, después de muchas adversidades, finalmente logré tener éxito utilizando el método basado en partículas magnéticas. Después de compararlo y confirmarlo, he llegado a la conclusión de que Brandy Jr. no es el verdadero asesino. —Con esta evidencia concreta, el Dr. Clement le dijo a la agente—. Thea, por mucho que odies escuchar esto, esta vez has atrapado a la persona equivocada.

Thea arrugó fuertemente el informe en su agarre, derrumbándose en la silla de oficina detrás de ella.

—Si no es Clyde Brandy, ¿quién más podría ser? —Leo se preguntó en voz alta. Tenía el ceño fruncido y los labios en línea recta. Las vacilantes palabras de Li Biqing atravesaron su mente una y otra vez: "No creo... No creo que Clyde sea el asesino".

—¡Ahora por fin puedo comprender la verdadera proyección del asesino! Nuestro sospechoso es homosexual, tal vez todavía está en el armario con respecto a su sexualidad y, por extrañas razones psicológicas, no puede participar en actividades sexuales como la gente normal. Solo el cadáver y la sangre de un individuo homosexual excitan fuertes impulsos sexuales en su interior, por lo que decidió elegir un objetivo, después torturarlo y matarlo para satisfacer este deseo. —El Dr. Clement se dirigió a Leo—. No puedo evitar admirar la intuición de ese niño asiático. Fue su idea de las rosas lo que me dio una explosión de percepción. Por favor, dame la oportunidad de agradecerle personalmente, y si es posible, me gustaría volver a hablar con él, pero no sé si estará muy dispuesto.

Sintiéndose bastante conflictivo, Leo respondió:

—Estoy seguro de que estará más que dispuesto, doctor.

—Sin embargo, aún hay un punto que no puedo comprender. ¿Por qué no hubo signos de agresión sexual en nuestra tercera víctima, Collin? Quizás debería volver a examinarlo más a fondo... —murmuró el Dr. Clement en tanto salía de la oficina.

Esa noche, Leo regresó al apartamento y vio a Li Biqing sentado en el sofá con las piernas dobladas. Un grueso cuaderno descansaba sobre sus rodillas y garabateaba algo en las hojas. Al susodicho parecía gustarle escribir en esta posición, pues el agente lo veía así a menudo. Cuando Li Biqing escuchó los pasos que indicaban el regreso de Leo, levantó la vista y lo saludó, luego volvió a bajar la cabeza y continuó escribiendo.

Al ver la apariencia algo desanimada del otro, Leo comenzó a autoreflexionar por haber sido demasiado duro con el chico, especialmente cuando se trató de reprenderlo. Sabía muy bien que debido a que estaba demasiado acostumbrado a enfrentarse a criminales, hablaba inconscientemente con un tono cruel y autoritario que era demasiado avasallante y feroz de manejar para un chico común de veintitantos años. Incluso Molly lo criticaba a menudo por esto, "Leo, si le terminas hablando así a tu futura novia, definitivamente puedes despedirte de ella. ¡Definitivamente no la verás más si sigues con este tono tuyo!".

Francamente, no le importaba si terminaba ofendiendo a su futura novia... Al menos no en ese momento. Sin embargo, sorprendentemente, no quería que este chico puro y amable ante él se sintiera mal o incómodo.

Leo se sentó en el otro lado del sofá y, después de un momento de vacilación, al final dijo:

—Lo siento. Mi actitud hacia ti ayer fue impertinente.

—Acepto tu disculpa. —Li Biqing respondió con hosquedad—. Pero sigo sin poder intervenir, ¿verdad?

—Así es. —Antes de que el otro se levantara y regresara a su habitación, Leo agregó—. Pero aun así puedes colaborar.

—...¿Eh? —Li Biqing se detuvo en sus pasos y lo miró fijamente.

—El Dr. Clement dijo que quería hablar contigo. Creo que se trata del caso.

Gratamente sorprendido, la boca del joven se estiró en una sonrisa brillante. —¿En serio? Leo, ¿esta es tu forma de compensármelo? ¡Gracias! Y también... ya no necesito tus disculpas. ¡Te las devuelvo!

Leo se echó a reír. —No tienes que devolverme mi propia disculpa. ¿Te gustaría visitar el edificio de oficinas del FBI mañana después de clases?

Como si no pudiera contener por más tiempo su abrumadora felicidad, Li Biqing brincó alegremente en el aire, después se abalanzó sobre Leo y comenzó a golpear suavemente el pecho del otro por la emoción. —¡Genial! ¡Siempre quise visitarlo!

Cuando Li Biqing se arrojó sobre Leo, por reflejo, el agente trató de alejarlo con una patada, pero después de darse cuenta de lo que estaba a punto de hacer, instantáneamente se obligó a calmarse. Tras refrenar sus instintos, gritó en broma:

—¡Esto es un ataque a un oficial! —Fingiendo, Leo cayó al suelo, entonces agarró al otro y lo sujetó suavemente contra el piso.

—¡Argh, me atrapaste! —Li Biqing extendió las muñecas y respondió complacientemente—. ¿Cuál es la sentencia, oficial?

Leo no pudo evitar sonreír. —Estás condenado a una hora de servicio comunitario, ¿la ubicación? ¡La cocina!

—¡Sí, oficial! —Li Biqing se levantó de un salto para ponerse su calzado, dirigiéndose alegremente a la cocina.

Después de la escuela al día siguiente, Leo cumplió su promesa y condujo hasta las puertas de la universidad para llevar a Li Biqing a la oficina del FBI. Al entrar en el ocupado, pero organizado edificio de oficinas, Li Biqing, este chico chino que siempre seguía las reglas como un niño obediente, tampoco pareció poder reprimir la curiosidad en su interior y comenzó a mirar a su alrededor. Sus grandes ojos brillaban con gran interés mientras recorrían el lugar.

Una vez que Li Biqing entró en la oficina de Leo, los agentes federales rápidamente corrieron las cortinas para cubrir la miríada de fotos publicadas en el boletín informativo antes de que el joven pudiera verlas.

Ante esto, Li Biqing indagó con curiosidad:

—¿Qué pasa con esas fotos?

—Están relacionadas con mi caso —respondió vagamente Leo.

—¿El caso del Asesino de Asesinos en Serie?

—Mhm —gruñó Leo, frunciendo el ceño. Obviamente no quería discutir esos asuntos con el otro. Por suerte, el Dr. Clement, con su cabello plateado y su apariencia desaliñada, abrió la puerta bruscamente y se precipitó al interior con la vitalidad de un joven vigoroso. Se detuvo ante Li Biqing y le tendió la mano—. ¡Viniste, chico! ¿Leo te dio las gracias en mi nombre?

Li Biqing le estrechó la mano y, con el mayor respeto, dijo:

—No he hecho nada que merezca su gratitud, doctor. Como uno de los principales expertos en criminología, es una existencia que admiran los aficionados como nosotros, que solo poseen curiosidad, mas no conocimiento. Tiene mi mayor respeto, y esto es un gran honor.

—Nada mal. La forma en que felicitas a los demás es extremadamente agradable. ¡Podría escucharte todo el día! —El Dr. Clement se rio de buena gana y palmeó el hombro del chico—. Toma asiento. ¿Qué tal si charlamos un rato?

Li Biqing se sentó discretamente en el sofá. Con la intención de disculparse y salir de la sala para que los dos pudieran hablar en privado, Leo anunció que se iría a tomar algo, pero el anciano lo detuvo. —Leo, parece que te voy a molestar un poco. Cuando regreses con tu café, asegúrate de traer a tu compañero y a Thea contigo. Quiero charlar con todos ustedes.

A continuación, tres agentes federales honestos, un respetado experto en criminología y un joven universitario chino que actualmente estaba tomando clases de inglés, se reunieron en una oficina en el edificio del FBI y desencadenaron un análisis crucial, desglosando todas las evidencias y detalles del caso para resolver el misterio que rodeaba al asesino en serie del campus. Por supuesto, solo cuando el asesino haya sido arrestado y llevado ante la justicia, finalmente se darán cuenta de lo valioso que fue tener semejante conversación.

Después de presentarle brevemente a Li Biqing los detalles importantes pertinentes al caso, el Dr. Clement sonrió radiantemente y le preguntó:

—¡Muy bien, chico! Veo que lo has estado contemplando durante bastante tiempo. Cuéntanos lo que piensas. Esas ideas crudas, ininterrumpidas e intensas son como los primeros fuegos artificiales que explotan en tu cerebro, encendiendo un efecto dominó de creatividad. ¡Rápido, atrapa esas brillantes chispas que llegan en ese instante, esa es tu inspiración! Albert Einstein una vez dijo: "El genio es un 1% de inspiración y un 99% de transpiración, pero ese 1% es extremadamente importante, incluso más que el 99%".

Li Biqing vaciló antes de susurrar:

—Me temo que mis ideas irrealistas lo guiarán a una conclusión errónea...

—¡Oh, no no no, claro que no! —negó el Dr. Clement mientras meneaba su dedo índice—. No sobreestimes tu influencia en los demás. Poseemos suficiente razonamiento para llegar a nuestros propios juicios y conclusiones. Todo lo que digas ahora es simplemente tu propia opinión o perspectiva sobre este caso. Si bien es posible que te estemos escuchando, no necesariamente usaremos tu perspectiva como referencia o base para nuestro caso.

—Bien. Aunque sonará bastante desmañado, me sentiré más cómodo hablando con esto —declaró Li Biqing mientras sacaba el traductor de bolsillo de su mochila. Aunque su inglés había mejorado considerablemente, todavía tenía dificultades cuando se trataba de términos desconocidos, más complicados y oscuros.

Respiró hondo, despejando su mente y relajando su cuerpo, entonces exhaló suavemente y comenzó con lentitud, articulando cada palabra. —Ahora, soy el asesino en serie del campus.

Esta apertura omitió la oración de "Si yo fuera el asesino en serie", y en su lugar saltó directamente a una perspectiva en primera persona, lo que le permitía al individuo encarnar perfectamente el papel del asesino en serie en lugar de simplemente imaginarlo. Ante esto, Leo frunció el ceño inconscientemente. Por otro lado, los ojos del Dr. Clement, ocultos detrás de sus lentes gruesos, comenzaron a centellear con pura expectación.

—Antes de desentrañar mi verdadera naturaleza, es necesario recordar mi infancia. Tenía un 70% más de probabilidades de sufrir abuso psicológico, un 40% más de probabilidades de sufrir abuso físico y sexual, y también había un 50% de probabilidades de que mis padres tuvieran antecedentes de enfermedades mentales y penales. Tenía una madre extremadamente controladora que me castigaba severamente incluso por los errores más triviales, desde mojar la cama por accidente hasta faltar a clases. Me disciplinaba con las manos y el cinturón, e incluso me encerraba en el sótano oscuro, lo que a su vez resultó en mi miedo a las mujeres desde la infancia, mi incapacidad para comunicarme con el sexo opuesto y sentir amor. Mi padre, por otro lado, estaba lejos casa o se bebía la vida. Siempre fue irascible e indiferente de mi existencia, y cada vez que el chico de al lado me acosaba, nunca me ayudaba, y cambio, me golpeaba e insultaba, se burlaba de mí llamándome gallina. Me animó a usar la violencia, a contraatacar y darle una paliza al otro, pues de lo contrario, no se me podía considerar un hombre. Creo solo tenía ocho o nueve años en ese momento.

—Sin importar cuántas veces me mudara de casa, mi situación nunca mejoraba. Era como si no hubiera escapatoria de este maldito destino mío. Pronto comencé a adoptar una conducta rebelde, mostrando signos de un trastorno psicosexual. Las mujeres me daban asco y me desagradaban... No, las aborrecía. Me atraían los hombres, pero también me sentía amenazado por la fuerza que poseían. El terror de no poder controlar la fuerza y ​​el poder de otros hombres me atormentaba constantemente, por lo que no podía participar en actos sexuales como la gente normal. Y así, comencé a buscar placer en cuerpos heridos y cadáveres. Al principio, fue con gorriones, gatos callejeros y perros abandonados. Los lastimaba a propósito, los apuñalaba con ramas y, al final, les cortaba la cabeza. A mis padres no pudo importarles menos una vez que se enteraron, simplemente pensaron que así jugaban los niños de mi edad.

—No podía llevarme bien con mis compañeros de clase en la escuela. Todos pensaban que era raro. Mi situación mejoró enormemente alrededor del séptimo u octavo grado, porque fue entonces cuando descubrí que la gente no puede simplemente vivir en su propio mundo, en su propia burbuja. Hay que comunicarse, hay que socializar con otros. Cuando comencé a usar una máscara abordable, siempre tan entusiasta y confiado, la gente obviamente fue mucho más amable conmigo. Hubo muchas chicas y chicos que fueron extremadamente amigables conmigo, y algunos incluso se me declararon. De hecho, incluso traté de salir con uno de ellos, pero desafortunadamente, seguía sin poder tener relaciones sexuales normales.

—Comencé a experimentar con todo tipo de tabúes, aventuras poco convencionales, desde el bondage hasta el sadomasoquismo, pero no fue suficiente, ni cerca de suficiente. ¡El vacío de no poder llegar al clímax era simplemente enloquecedor! Entonces, un fatídico día, di un paso decisivo: ataqué a uno de los chicos con los que se suponía que tenía una cita y lo apuñalé con ramas, hiriéndolo. ¡La sangre de sus heridas, la expresión torcida de su rostro, sus miserables gritos de dolor, oh, cómo todo eso me hizo sentir un sentimiento de euforia inaudito! Seguí hiriéndolo y atormentándolo, tal como trataba a esos pobres animales cuando era más joven. Tener sexo con él mientras se moría me hizo sentir seguro y satisfecho, sentía que tenía el control de todo. No pasó mucho tiempo antes de que me viniera en un cadáver que aún emitía el calor de un ser humano vivo. Al final, afilé una rama larga y lo apuñalé por el lugar donde ambos estuvimos conectados hace solo unos segundos. Un final perfecto para este acto de pasión, y así, al fin se cerró el telón para este ferviente coito...

Un incendio abrasador se agitaba en las profundidades de los ojos del chico chino; una emoción oscura envolvía su expresión y revelaba solo rasgos maliciosos debajo. El fantasma del asesino había cobrado vida en la escena y poseído el cuerpo del chico. Con cada mirada sombría, cada mueca torcida, cada susurro perturbador y cada gruñido salvaje, un aire oscuro, loco y siniestro invadía toda la sala.

Años de profesionalismo casi se vieron obligados a ceder bajo esta apabullante presión malévola. Thea estiró automáticamente el brazo y tocó el mango del arma que colgaba de su cintura. El sudor frío había empapado su ropa interior hace mucho tiempo.

Rob, que estaba de pie junto al sofá, retrocedió inconscientemente dos pasos. Sus palmas presionaron con fuerza la superficie dura del escritorio, debajo del cual yacía un botón rojo oculto que alertaría de inmediato a otros oficiales.

Con las piernas levantadas y la postura inclinada hacia atrás, Leo parecía relajarse. Observaba directamente al que hablaba, sus ojos nunca se apartaron de la figura de la contraparte. Su rostro permaneció carente de emoción, pero si alguien le tocara los hombros, descubriría que todo su cuerpo estaba increíblemente tenso, como una cuerda estirada a punto de romperse.

Solo el Dr. Clement estaba verdaderamente tranquilo, sirviéndose casualmente otra taza de café y bebiéndola, despreocupado.

El monólogo malvado continuó:

—Tras probar la experiencia de un orgasmo por primera vez, estaba tan asustado, pero tan excitado. Temía que la policía derribara mi puerta y entrara en mi casa algún día. Sin embrago, pronto pasaron los meses y ese día nunca llegó. El miedo que me consumía finalmente abandonó mi corazón, e impulsado por un anhelo inexplicable, decidí hacerlo una vez más. Esparcí los pétalos de rosa japonesa que preparé con anticipación. Me inspiré en el ramo que traje en nuestra última cita. Ese mariquita insistió en que le trajera unas flores y concluí que no era tan mala idea. Los restos de una rosa ensangrentada sobre un hermoso cadáver, qué final tan apropiado antes de que se cerrara el telón y la audiencia aplaudiera, ¿no creen?

El chico entornó los ojos mientras escudriñaba la sala, su mirada escalofriante penetró a cada individuo dentro de ella. Frío, apático, cruel, pero lleno de encanto seductor. Parecía una belleza aterradora con un corazón negro que, con una mirada, podría hacer que las almas de la gente tiritaran, como la inquietante imagen de una rosa carmesí en plena floración sobre una lápida escalofriante y podrida.

En el mismo instante, Leo se puso de pie con un salto, pero el Dr. Clement lo agarró inmediatamente del brazo y lo empujó de regreso al sofá.

—¡No está mal, no está nada mal! Si tuviera que ser honesto, tu talento para la criminología ha superado con creces mis expectativas. —Sonriendo de oreja a oreja, el anciano de cabello plateado comenzó a aplaudir con fuerza—. Mi idea original era mostrarte mi informe sobre el estado mental del perpetrador en este caso de asesinato serial, pero supongo que ahora es innecesario. Nuestro punto de vista es más del 70% similar con respecto a este caso. Desde luego, puede que yo haya sido un poco más cauteloso y soso en algunos aspectos, pero tú estás prácticamente lleno de valentía. ¡Tu imaginación es bastante desvergonzada y atrevida, y solo con el ingenio y la energía audaces de los jóvenes como tú se pueden crear semejantes obras maestras!

—Leo, me trajiste un pupilo excepcional —palmeó el hombro del agente de cabello negro con gran placer y gratitud. Después se giró y le preguntó a Li Biqing—. Chico, después de terminar tus estudios, si todavía te interesa este tipo de trabajo, con gusto te escribiré una carta de recomendación y te permitiré trabajar conmigo, ¿qué te parece?

—No podría pedir nada más. —Li Biqing sonrió tímidamente.

A los pocos segundos de su discurso, pudo separarse por completo de su estado previo de emoción. Ese suave cabello castaño, esa piel tersa y pálida, esos rasgos faciales puros y delicados. Su aura oscura se esfumó silenciosamente y no quedó ni un solo rastro de ella. Era como si el que interpretó la escena, quien desapareció tan discretamente, fuera una persona completamente diferente, no el chico amable que tenían delante. Cuando estaban llegando a un acuerdo, el Dr. Clement incluso le echó un vistazo a Leo y reveló una mirada traviesa que decía: "Yo no intervine. Fuiste tú quien decidió invitarlo aquí en primer lugar. No tenías que invitarlo, sabes".

Leo lo miró con una expresión complicada, incontables y caóticos pensamientos atravesando su mente. Su cabeza era un desastre, como una calle congestionada donde todos los semáforos funcionaban mal, lo que provocaba que todos los autos se desviaran y causaran estragos en los alrededores. Este chico chino que ahora vivía con él, el pequeño novio de Molly, en el momento en que lo vio, la primera impresión que Leo tuvo fue que era un niño puro. Tenía ese aire adorable e ingenuo que lo hacía parecer mucho más joven que su edad. La contraparte era verdaderamente demasiado joven, y cada vez que Leo interactuaba con él, inconscientemente asumía el papel de un sénior ayudando a alguien significativamente menor. La relación que tenían no era la que tenía un cuñado con el futuro marido de su hermana mayor, donde el cuñado ayudaba al futuro esposo de su hermana con todo lo que pudiera sin mucho cuidado o pensamiento, sino más bien parecida a la relación de hermanos biológicos cercanos, donde el hermano mayor protegía y mimaba constantemente a su crédulo e inocente hermano menor.

Fue solo después de lo hoy que Leo descubrió que este chico tenía un lado tan increíblemente sabio y sagaz. Esta enorme disparidad lo desconcertó por un rato... Leo se masajeó las sienes doloridas y, al final, decidió apartar temporalmente estos sentimientos. Después de organizar su mente y volver a tranquilizarse, se zambulló una taza entera de café en un santiamén.

—Recíen... literalmente me mataste del susto... Casi te apunto con mi arma. —Rob le gruñó suavemente a Li Biqing.

Sintiéndose terriblemente avergonzado y culpable, el otro se disculpó:

—Lo siento. Siempre soy así. Siempre que entro en ese estado, parece que no puedo controlarlo.

—Hay dos preguntas más sobre las que me gustaría saber tu opinión. —La interrupción del Dr. Clement lo salvó de más vergüenza—. Primero, ¿por qué no hay signos de agresión sexual en Collin?

Li Biqing reflexionó sobre esto por un rato. —Porque no era el verdadero objetivo del asesino. Personalmente, creo que el segundo asesinato en el campus llamó demasiado la atención y generó mucha controversia, y el asesino comenzó a inquietarse. Con todos los rumores y especulaciones desenfrenados, explotó la opinión pública y decidió elegir un objetivo adecuado para desviar la culpa y quitarse la atención de encima usando a un individuo inocente como chivo expiatorio —expresó.

—Entonces, ¿estás diciendo que Clyde fue el chivo expiatorio? ¿Y su objetivo meticulosamente elegido fue Collin, que tuvo una gran pelea con Clyde frente a todos unas horas antes? —Thea de repente lo entendió.

Li Biqing asintió.

—Ahora, la segunda pregunta. ¿Cuándo crees que es el momento más oportuno para liberar Clyde Brandy?

Esta vez, la respuesta de Li Biqing fue bastante sencilla. —Si yo pudiera tomar esa decisión, lo dejaría en libertad en unos días. Si está detenido, el asesino no hará ningún movimiento durante este tiempo. Después de dos o tres años, se llegará a un veredicto final. El desafortunado Clyde puede terminar cumpliendo una sentencia extremadamente larga que ni siquiera podrá completar en esta vida, todo debido a la presión del público y su "búsqueda de justicia". Después de eso, el asesino entonces se puede mudar de estado, cambiar su identidad y, una vez más, volver a sus viejas costumbres.

—Sin embargo, si Clyde es liberado sobre la premisa de evidencia insuficiente, entonces el asesino se pondrá más nervioso, y para volver a incriminarlo, probablemente tratará de matar nuevamente en un corto período de tiempo. Supongo que el próximo objetivo será alguien similar a Collin, alguien que tenga serios conflictos con Clyde. La policía puede monitorear de cerca, pero en secreto, a este individuo y capturar al asesino en el cuarto intento. Por supuesto, este método tiene sus ventajas, así como sus desventajas. La desventaja obvia es la que deseamos evitar a toda costa: hay muchas vidas en juego. Si la policía no protege a este individuo seleccionado, se perdería una vida inocente.

Extendió las palmas con impotencia y se encogió de hombros. —Esto es lo único que se me ocurre. En cuanto a cómo la policía desea abordarlo, es su propia decisión. Deben hacer lo que consideren oportuno.

El Dr. Clement asintió. —Gracias por tu opinión. La conversación de hoy terminará aquí. Ciertamente, esta fue una agradable hora del té —dejó su taza de café, se puso de pie y caminó hasta la puerta de la oficina, antes de girarse y decir—. Oh, Leo, lleva a este querido niño a casa. Nos reuniremos todos después para una última charla.