Capítulo 8: Interfector Rosa

Ninguno de los miembros del grupo que participó en la pelea bajo el nogal negro fue capturado, y al final, el asunto quedó sin resolver y se olvidó. Por otra parte, otro asesinato en el campus asoló la universidad, por lo que era natural que no tuvieran tiempo para concentrarse en unas transgresiones escolares bastante triviales.

El foco de atención de los alumnos ya no era Reggie, sino Quentin –el hijo del alguacil de la ciudad– que se tomó la molestia de servir como vocero extraoficial, usando su identidad para indagar en los detalles de la investigación del caso y darlos a conocer al público poco a poco.

—La policía tiene evidencia suficiente para sospechar que este homicidio está relacionado con el homicidio ocurrido en Parque Forestal hace seis meses. El asesino puede ser la misma persona.

—El ramo de rosas esparcido encontrado en la escena del asesinato en el Parque Forestal y los pétalos encontrados en la escena de este asesinato son rastros que el asesino dejó intencionalmente. Ya saben, a muchos asesinos seriales les gusta dejar símbolos únicos en la escena del crimen o en las víctimas, algo así como "The Night Stalker", Richard Ramírez y su pentagrama invertido.

—¿Serial? Sí, hasta ahora solo se han encontrado dos víctimas, y según los estándares de la policía, "El Interfector Rosa" aún no está calificado para ser considerado un asesino serial. Pero mientras no lo capturen, definitivamente volverá a atacar. Con el tiempo, el recuento de víctimas llegará a tres o más, y cuando eso suceda, lo ascenderán honorablemente.

—¿Sus principales objetivos? Según los perfiladores criminales, el asesino hasta ahora ha estado seleccionando personas de color, así como homosexuales. Su forma de matar refleja su tendencia psicológica de aversión e ira, así que lo más probable es que sea extremadamente racista y homofóbico.

—Hablando de eso. —Uno de los chicos de la audiencia interrumpió repentinamente—. ¿Clyde y Collin no tuvieron otra pelea ayer? Que uno de ellos sea el asesino y el otro la víctima, respectivamente, eso encaja bastante. Tal vez puedan filmar una especie de película de sadomasoquismo donde su odio se convierta en amor al final. Eso sería un éxito.

Ante la sátira, la multitud ululó y rugió sin cesar.

Solo Reggie frunció el ceño, refunfuñándole a Li Biqing, —En las costumbres latinas, existe la superstición de que uno no debe meterse con la muerte y hablar tonterías sobre malos augurios porque trae aún más mala suerte.

Li Biqing susurró en respuesta:

—Nuestro país también tiene un dicho similar, "las palabras profecías serán" —pronunció la última palabra en chino, y Reggie lo miró. Parecía haber entendido vagamente el significado del dicho.

Los hechos demostraron que esto no fue solo un presagio. Catorce días después del homicidio, otro asesinato en el campus conmocionó a toda la ciudad de Portland.

La primera persona en descubrir la escena del asesinato fue una chica a la que le encantaba trotar por las mañanas. Mientras hacía su carrera matutina habitual entre el campus y la orilla del lago del Parque Forestal, se topó con un cuerpo flotando en las aguas de la orilla. Aterrorizada por la vista, se desmayó inmediatamente. La policía recibió el informe y pronto retiro el cadáver que estuvo flotando en el lago durante la noche. Tras identificar el cuerpo, descubrieron que también se trataba de un alumno que asistía a la Universidad Estatal.

En la morgue de la policía de la ciudad de Portland, el forense Doug sacó una bolsa de cadáveres del congelador y la colocó sobre la mesa de autopsias. Bajó la cremallera, revelando el cadáver de un joven pelirrojo en el interior. Había una etiqueta en el dedo del pie del cadáver, y escrito en tinta negra, el nombre del difunto y la fecha de su nacimiento: "Collin Miravich, 01/05/1993".

—Pobre niño, acababa de cumplir veinte años. —Los ojos de la policía Amanda se enrojecieron.

En la sala había dos agentes federales, con insignias del FBI en sus pechos. Una glamorosa agente con rizos dorados claros, Thea, hablaba con el oficial de rostro taciturno, Terry.

—Esta es la tercera víctima, ahora tenemos razones para creer que Oregón puede tener otro asesino en serie después de La Pesadilla.

El oficial Terry lucía un poco demacrado. Parecía haber envejecido varios años en este medio mes. Se quedó mirando el rostro pálido que conservaría su aspecto juvenil por la eternidad, y suspiró. —Conozco a este chico. Es un compañero de clase de mi hijo Quentin. Son buenos amigos... Doug, dinos lo que encontraste.

El forense de mediana edad con lentes asintió. —Al igual que el otro cadáver, la causa de muerte fue una hemorragia resultante de la ruptura de los órganos internos —explico—. El pecho, abdomen, espalda baja, caderas, glúteos y muslos fueron apuñalados con un objeto afilado, y las heridas son irregulares, infligidas antes de la muerte. La más profunda de dichas heridas es la del ano. Una rama afilada de tres centímetros de diámetro y 37 de largo le perforó los intestinos, alcanzando el estómago. A diferencia de cómo el arma creó heridas limpias en su torso, una rama gruesa se insertó bruscamente en la garganta del difunto, desgarrándole la lengua y el esófago. Después de la identificación, descubrimos que los pétalos de rosa que se encontraron en esta escena del crimen son de la misma especie que los que se encontraron en la escena del homicidio anterior.

—¿Tienen algún sospechoso? —Thea le preguntó a Terry.

—Uno. Es un alumno que también asiste a la Universidad Estatal. Se llama Clyde. Antes de que ocurriera este crimen, más de un testigo lo vio a él y a Collin envueltos en un grave conflicto, y frente a todos, amenazó abiertamente con matarlo.

—¿Tiene antecedentes penales?

—Carreras callejeras, conducción en estado de ebriedad, peleas de gran calibre, pero nada registrado. Además, según los testimonios de los universitarios y los profesores, a menudo expresa opiniones extremadamente racistas y homofóbicas.

—Excelente. ¡Racista, homofóbico y encima mentiroso! ¡Ya es idóneo para postularse al Congreso! —Thea exclamó con saña—. ¿Y por qué exactamente no lo arrestan ya?

El oficial negro vaciló. —Es el hijo mayor de la familia Brandy y el heredero principal del consorcio Brandy —admitió—. Su padre es miembro del Senado, y todas esas infracciones fueron borradas de los registros debido a la interferencia del senador Brandy.

—En otras palabras, la policía de la ciudad se acobardó y retrocedió, ¿o no? ¿Todo porque el negocio del padre del sospechoso tiene muchas acciones y de vez en cuando "dona" una gran cantidad de efectivo al fisco? —Thea levantó el mentón con desdén—. Si ustedes no se atreven a hacer nada, entonces permitan que el FBI actúe.

La agente se dirigió a su asistente. —¡Arréstalo! ¡No te olvides de leerle sus derechos! —ordenó.

El arresto de Clyde Brandy desató una oleada de opinión pública. Uno tras otro, varios canales de televisión y periódicos comenzaron a usar esto como titular, transmitiendo constantemente y publicando sin parar. El evidente contraste entre las víctimas de clase media y el sospechoso de una familia multimillonaria sesgó rápidamente la opinión pública. Fuertes debacles sobre cómo este rico malhechor de segunda generación debería ser severamente castigado por sus atroces crímenes, y cómo la policía nunca debería sucumbir ante las elites influyentes estallaban cada día.

Independientemente de si el joven sospechoso era inocente, el público atacó a la policía, criticando su incapacidad para cumplir con sus deberes. Bajo la opresiva opinión pública, parecían muy débiles e impotentes. Este asunto incluso afectó gravemente la reputación del honorable senador Brandy, así como su estatus en la legislatura. El caso seguía bajo investigación, pero los medios ya habían declarado culpable a Clyde Brandy, nombrándolo como "El Asesino en Serie del Campus" y "El Interfector Rosa".

En el apartamento alquilado, Li Biqing dejó el periódico que tenía en la mano y miró con inquietud al agente federal que bebía té negro. Últimamente, Leo parecía haberse vuelto adicto a beber lapsang souchong.

—¿Algo que decir? —preguntó Leo.

Li Biqing vaciló repetidamente antes de susurrar en voz baja:

—No creo... No creo que Clyde sea el asesino.

—¿Por qué? ¿Tienes alguna evidencia? —Leo bajó la taza de té.

—No, pero...

—En otras palabras, ¿es intuición? —Leo se rio entre dientes—. Lamento decirlo, pero los tribunales no aceptan ningún tipo de evidencia etiquetada como "intuición", chiquillo.

Li Biqing, desanimado, arrojó el periódico a un lado. —Entonces encontraré evidencia.

—¡No te permito interferir en este caso de homicidio, Li Biqing! —Leo le advirtió.

—¿Por qué? No soy menor de edad y tú no eres mi padre. De hecho, —El joven chino esbozó una sonrisa maliciosa—. como tu cuñado, ¿no se me considera tu tutor?

—Porque yo soy un agente del orden público —respondió Leo, impasible—. ¡Si insistes en meterte en problemas, te sacaré inmediatamente de tus clases y te encerraré en este apartamento!

—Bien, ganaste. —Li Biqing levantó las manos en señal de rendición—. Prometo no entrometerme en este asunto.

—Espero que cumplas esa promesa —declaró Leo—. De lo contrario, le informaré a Molly. Sabes, llamó ayer para saber si te has acostumbrado a vivir aquí. Casi cada dos o tres días hay una llamada, nunca antes había visto a esta mujer tan preocupada por otra persona. Si te atreves a ponerla triste, te pondré una bala en el corazón, y lo digo muy en serio.

—Aunque mi credibilidad no es alta, de verdad lo digo en serio. —Li Biqing admitió la derrota—. Juro mantener esa promesa.

—Buen chico. —Con el tono que un anciano usaría con un niño, el hermano menor elogió a su futuro cuñado, que era, de hecho, varios años mayor que él.

Después de que el agente federal pensara que este asunto había terminado, un número familiar lo llamó a su teléfono celular mientras cenaba con Rob y varios colegas de la división del FBI de Oregón en un restaurante japonés del centro de Portland.

—Dónde estás, tengo algo importante que discutir contigo. —La voz de Li Biqing sonó desde el otro extremo.

Leo le dio la dirección de su ubicación. —¿Qué es tan urgente que necesitas encontrarme y decírmelo a la cara?

—Espérame un rato. —El otro extremo colgó el teléfono a toda prisa.

Veinte minutos después, la figura del chico chino apareció en el restaurante japonés. Rob lo vio y le hizo señas alegremente. —¡Ah, Biqing! ¡Aquí! Supuse que eras tú cuando Leo empezó a hablar en chino. ¡Ven a comer con nosotros! ¡Camareros, agreguen un asiento!

Ahora sentado en el nuevo cojín colocado sobre el tatami, el chico chino recuperó el aliento después de correr aquí a toda prisa. Rob presentó a los agentes uno por uno y los saludó a todos cortésmente. —Hola, gusto en conocerlos. Por favor, sean amables conmigo.

—¿Qué sucede, quieres hablarlo a solas? —preguntó Leo.

—No, no es necesario evitar a todos. —Li Biqing sacó de su mochila dos bolsitas de plástico transparentes y las puso sobre la mesa. Las bolsas contenían una flor marchita y restos de pétalos.

—¿Qué es esto? —preguntó Leo—. Parece una rosa.

—No es solo una rosa rugosa común, es una rosa japonesa.

—¿Hay alguna diferencia? Son todas iguales —interrumpió Rob.

—No, no son iguales. Esta es una rosa multiflora. —Usando el término botánico, Li Biqing procedió a explicar seriamente—. Pertenece a la familia de las rosáceas, pero sigue siendo una especie distinta.

—¿Y? —El Dr. Clement, el criminólogo de cabello plateado sentado frente a él, esperó pacientemente que continuara.

—Ambas proceden de las dos escenas del crimen. Esta —señaló la bolsa de plástico con la flor marchita—, la recogí de la hierba en la escena que primero me encontré. Y estos —señaló a la otra bolsa que contenía los restos de pétalos—, los recogí cerca del lago donde se encontró el cadáver de Collin.

Se detuvo, y antes de que la cara de Leo pudiera cambiar, dijo rápidamente:

—No sé si estas flores también se encontraron en la escena del crimen en el Parque Forestal hace seis meses, pero estoy seguro de que es evidencia importante para los últimos dos casos. Esto ayudará a que la policía gane ventaja.

—Sigo sin entender. —Rob parecía desconcertado—. ¿Qué importa si el asesino dejó una rosa rugosa o una rosa japonesa? No importa si las analizamos, y el sospechoso ya ha sido arrestado.

—No sé cómo expresarlo, mi inglés no es muy bueno... —Li Biqing deliberó detenidamente las palabras—. Es como, eh, tal como diferentes objetos en la literatura pueden crear diferentes concepciones artísticas y tener diferentes significados, esto podría mostrar las diferentes proyecciones psicológicas del asesino... En pocas palabras, puede que no sea muy apropiado decir esto, pero no se me ocurre una forma mejor, la rosa rugosa representa la feminidad, mientras que la rosa japonesa representa la masculinidad con tendencia femenina. Si se tuvieran que usar metáforas, la rosa rugosa representa a una mujer hermosa, pero la rosa japonesa representa a un joven hermoso.

Los ojos hundidos del Dr. Clement se entornaron detrás de sus lentes, como si, en esa fracción de segundo, algo hubiera tocado un nervio sensible...

—Jaj. ¿Cómo puedo decir esto? Es honestamente increíble e incierto, ¿pero no parece ser una teoría objetiva? —Rob sonrió con desaprobación—. Esto es realmente divertido, chiquillo, sigue jugando al detective.

El rostro de Li Biqing expresó frustración y abatimiento. También sabía que esta teoría era demasiado inverosímil, pero algo como esto solo podía comprenderse intuitivamente, no explicarse con meras palabras. Realmente no había ninguna evidencia sólida y convincente que probara que el asesino no solo cometió un asesinato por odio y repulsión.

—No, lo que sea que dijo de repente me inspiró, me acaba de dar una explosión de percepción... ¡Espera, tengo que captar estos pensamientos por completo! —murmuró el Dr. Clement—. La proyección mental del asesino...

De repente, golpeó la mesa con las manos y se puso de pie. —¡Tengo que volver al laboratorio!

—¿Qué va a hacer? —Rob le preguntó a la figura que se alejaba apresuradamente.

—¡Otro análisis espectral del arma homicida! —El Dr. Clement gritó en respuesta sin darse la vuelta.

Rob, Thea y varios otros agentes se miraron entre sí, consternados. Incapaz de comprender lo que acaba de ocurrir, Rob simplemente se encogió de hombros. —Como sea, comamos. Leo...

Su compañero se puso de pie, levantando con un tirón al chico chino. —¡Ustedes disfruten de su comida, nosotros nos iremos un poco antes!

Prácticamente arrastró al chico de regreso a su auto. La rabia estaba escrita en todo el rostro de Leo. —¡Qué crees que estás haciendo! Li Biqing, creo que ya te lo advertí una vez... —preguntó con enfado.

—Sí. Hice una promesa, pero la rompí. Me equivoqué. —El chico chino admitió sinceramente su error—. Pero no puedo simplemente quedarme quieto y mirar. Collin era alguien que yo conocía, y aunque no éramos amigos, aun así, hablábamos. Todavía recuerdo la expresión animada de su rostro, cómo le brillaban los ojos cada vez que contaba historias, y entonces, de repente, se convirtió en un cadáver helado, sin emociones, lleno de agujeros. ¡Tengo que hacer algo, Leo! Aunque sé que en realidad no puedo lograr nada con mi escasa fuerza, sé que soy impotente... ¡Pero aun así tengo que hacer algo! Leo, ¿puedes siquiera entender este sentimiento? —alzó sus grandes ojos castaños que centelleaban con lágrimas, al parecer a punto de llorar, y miró lastimosamente al agente federal—. Si es así, eso significa que entiendes el dolor de no haber podido dormir en los últimos días...

Leo se congeló. En estas palabras, sintió una sensación de tristeza que apuntaba directamente a lo más profundo de su alma, especialmente la última frase. Como compañero de sufrimiento, conocía demasiado bien ese dolor desgarrador, ese tormento.

Liberó su agarre lentamente, su expresión un poco lóbrega. —Al mirarte a los ojos, lo supe... No eres alguien que se rinde fácilmente —dijo con una sonrisa irónica—. Igual que yo.

Li Biqing suspiró aliviado, prometiendo una vez más:

—Sé que estás preocupado por mi seguridad, y te prometo mantener el sentido de la mesura. Definitivamente no haré nada que me ponga en peligro.

—Tu credibilidad se ha reducido enormemente, por lo que ya no creeré en las promesas que hagas —declaró impasiblemente el agente federal de cabello negro—. Como deseabas, el Dr. Clement regresó para volver a examinar el arma. No tengo idea de por qué tus palabras lo impresionaron tanto, y tampoco sé si logrará descubrir alguna pista, pero tus acciones peligrosas terminan aquí. ¡No quiero encarcelarte, pero si hay una próxima vez, te esposaré enseguida y te enviaré directamente a la estación de policía por obstruir a un agente del orden público! ¡Y lo juro! ¡¿Quedó claro?!

Al escuchar ese tono de voz oscuro y decidido, Li Biqing supo que esto no era simplemente una amenaza vacía o intimidación. Sin duda alguna, Leo actuaría a la altura de sus palabras. Frente a la presión imperiosa de un imponente agente del orden público nacional, no tuvo más remedio que asentir obedientemente.

—Bien. No volveré a intervenir.