Capítulo 6: Encontrando una muerte

Caso dos - "Sufrimiento por rosas"

Un Chevrolet SUV de tamaño grande se estacionó en la orilla de la amplia carretera asfaltada.

Li Biqing saltó del vehículo con una bolsa deportiva en mano, mirando aturdidamente los densos bosques y las laderas herbosas. —...¿Qué parque es este?

Leo cerró la puerta de golpe y se acercó a su lado. —La Universidad Estatal de Portland. Todo el campus es en cierto modo un parque abierto. La clase de capacitación de idiomas que contacté para ti se encuentra en el campus. Está a solo media hora en auto de nuestro apartamento, y el autobús pasa por la zona, por lo que debería ser muy conveniente ir a la escuela.

El personal que la escuela de idiomas envió para darles la bienvenida a los alumnos de primer año ya estaba de pie en la puerta. Era un hombre caucásico de cabello castaño de alrededor de cuarenta años con una complexión atlética: un hombre bastante grande. Después de charlar con Leo durante un rato, agarró con entusiasmo las manos de Li Biqing, estrechándolas con fuerza. Con un chino burdo y desentonado, preguntó incesantemente sobre el bienestar del chico. Su abrumadora cordialidad al darle la bienvenida al otro fue extrema al máximo.

Después de unas cuantas oraciones, con cierta dificultad, Li Biqing retiró cortésmente sus manos, después se giró y miró a Leo vacilantemente.

Leo le dio unas palmaditas en el hombro a modo de confortación. —El Sr. Wayne te llevará adentro. Te recogeré por la tarde. Mañana empezarás a tomar el autobús, ¿bueno?

—Bueno —susurró suavemente Li Biqing. Cuando Leo giró sobre sus talones para irse, estiró la mano y agarró su manga, entonces soltó inmediatamente su agarre, como si tuviera algo que decir, pero vacilando al final. Era el vivo retrato de un jovencito nervioso que había sido arrojado a un internado por sus padres.

Esta acción subconsciente, la cual reveló su dependencia, dio lugar a un inexplicable placer en las profundidades del corazón de Leo. Su voz era muy cariñosa mientras lo animaba:

—Ve. Relájate y sé tú mismo.

Li Biqing le dirigió una sonrisa radiante, como si la brillante luz de la luna atravesara las oscuras nubes de medianoche.

Wayne, que estaba de pie a un lado, observó toda la escena con sorpresa en sus ojos. Una vez que el Chevrolet SUV se alejó, le sonrió comprensivamente a Li Biqing. —Tienes un muy buen novio.

Li Biqing se ruborizó de vergüenza, corrigiendo con torpeza:

—No, es el hermano de mi novia.

Wayne quedó mucho más avergonzado y siguió disculpándose en el camino.

La clase del día finalmente llegó a su fin. Li Biqing rechazó la oferta de Wayne de despacharlo a las puertas y, en cambio, deambuló solo por el campus. No quería llamar a Leo antes de tiempo, y, además, el Parque Forestal también bordeaba el campus de la Universidad Estatal de Portland, el paisaje natural era absolutamente despampanante e intoxicaba a cualquiera que pusiera sus ojos en él.

Movió la bolsa sobre su brazo y paseó sin apremios por los suaves y ondulados céspedes salpicados de hojas caídas. La luz del sol penetraba las verdes copas de los robles y los abedules rojos circundantes, brillando suavemente sobre su cuerpo. La brisa veraniega traía el vago aroma de las flores frescas... La fragancia de las rosas, concluyó Li Biqing después de inhalar profundamente. Rosas japonesas, rosas chinas, rosas lianas, aunque todas pertenecían a la misma familia de rosas, cada una tenía su sutil diferencia en términos de aroma. Innumerables pétalos de rosa se esparcían en la brisa ligera, mezclándose con los cálidos rayos del sol, su aroma residual en el aire y flotando con el viento. Era una fragancia demasiado tentadora.

La "Ciudad de las rosas" realmente merecía su nombre, pensó mientras paseaba.

—¡Oye! —Una voz clara de repente gritó a sus espaldas. Sin embargo, no miró hacia atrás. Muchas personas iban y venían del campus. No importaba a quién estuviera llamando esa voz, en cualquier caso, no era como si la persona lo estuviera llamando a él.

La figura se adelantó unos cuantos pasos, lo alcanzó y le bloqueó el frente. Li Biqing ya no podía hacer la vista gorda ante esta situación, por lo que se detuvo y miró a la persona que obstruía su camino.

Era un joven de unos veinte años vestido informalmente. Parecía ser un estudiante universitario. Tenía un hermoso cabello oscuro y rizado, y el color de su piel era marrón, era claramente de ascendencia latina. Sus cejas delgadas y ojos en forma de almendra eran afilados, sus labios más bien delgados y sus mejillas bastante hundidas, lo que hacía que sus altos pómulos sobresalieran aún más. Solo el puente de su nariz era recto y alto, impecable. No tenía rasgos faciales espectaculares, pero cuando curvaba las comisuras de sus labios delgados en una sonrisa, tenía este deslumbrante encanto salvaje y desenfrenado que cautivaba a la gente.

—Hola, soy Reggie. —Se presentó brevemente—. Reggie Dunn.

Li Biqing se enfrentó a este extraño, quien tomó la iniciativa de entablar una conversación con él, y respondió sin mucho entusiasmo:

—Hola.

La contraparte se sorprendió de inmediato, arrojando rápidamente algunas frases. Todo fue demasiado rápido para que Li Biqing entendiera lo que el otro decía, así que simplemente extendió las palmas de sus manos, expresando que no podía entender el idioma.

Reggie quedó un poco patidifuso, luego se encogió de hombros tristemente. —¿Eres nuevo? ¿Un alumno del CII?

Li Biqing pudo entender esta oración. El CII era un curso intensivo de inglés asociado a la Universidad Estatal de Portland, básicamente similar a la clase de práctica de idiomas a la que asistía, por lo que asintió enérgicamente con la cabeza.

Al darse cuenta de que era difícil para ambas personas comunicarse adecuadamente, Reggie ocultó la decepción en sus ojos e inclinó la cabeza afablemente, despidiéndose.

Pero justo en este momento, el teléfono celular de Li Biqing sonó en su bolsillo. Lo sacó e inmediatamente respondió la llamada. Al instante, la voz de Leo sonó desde el otro extremo. —Terminaste la clase, ¿verdad? Estoy en las puertas de la universidad.

—Mhm, estaba recorriendo el campus. Me iré ahora mismo, solo espera un minuto —colgó el teléfono y, con una cara radiante de felicidad, se despidió alegremente del desconocido cuyo nombre era lo único que sabía. En solo un corto período de tiempo, su expresión indiferente se transformó en una animada sonrisa llena de pura alegría. Ello fue tan impresionante cuales nenúfares que florecen repentinamente en un tranquilo lago, totalmente asombroso. Reggie no estaba preparado para presenciar semejante maravilla, y sus pasos de despedida flaquearon, indicando que ahora estaba un poco remiso a irse.

Li Biqing no tuvo tiempo de prestarle atención, y se apresuró hacia la puerta de la universidad.

Diez minutos más tarde, vio ese enorme y grandioso Chevrolet SUV.

La temperatura de hoy era muy alta, y aunque pronto se acercaba la noche, la temperatura aun así no había disminuido. Leo se quitó el traje y lo acomodó sobre su brazo, luego se aflojó la corbata. La fina camisa blanca con botones que llevaba se aferraba a sus gloriosos músculos, y sus delgadas piernas lucían aún más largas en esos elegantes pantalones negros. Tenía un par de gafas de sol y apoyaba su cuerpo despreocupadamente contra el vehículo, sus tobillos cruzados casualmente. Sin siquiera moverse o hablar, ya había captado la atención de todos, dejándolos boquiabiertos de admiración.

Los alrededores zumbaban con débiles ruidos y clics similares al sonido del obturador de una cámara chasqueando con el destello del flash. Varias chicas se agruparon cerca del banquillo, apiñándose alrededor de sus teléfonos móviles, chismeando y riendo entre ellas en susurros silenciosos.

Li Biqing le dijo a Leo:

—Probablemente piensan que eres una celebridad, pero son demasiado tímidas para venir y comprobarlo. Deberías quedarte de pie ahí un rato más, definitivamente habrá algunas colegialas que vendrán a coquetearte.

—Tomar fotografías descuidadamente sin el consentimiento de la persona involucrada, bien podrían ser sospechosas de infringir la privacidad del otro —respondió Leo, con severidad.

La cara de Li Biqing se llenó de líneas negras. Al mismo tiempo, no pudo evitar expresar secretamente una profunda veneración por la futura pareja de Leo, este tipo insensible y arromántico era prácticamente una Constitución de los Estados Unidos andante. La persona que realmente llegue a amarlo será, lo más probable, una apasionada adepta de los estudios jurídicos.

En el momento en que abrió la puerta, Li Biqing miró inconscientemente hacia atrás, vislumbrando una figura bastante familiar parada no muy lejos en la sombra de los árboles. Parecía haberlo visto antes en algún lugar, pero no se le ocurría nada cuando intentaba recordar a la persona. Decidió ignorarlo cuando de repente apareció un nombre en su mente: Reggie Dunn.

Era ese alumno latino que inició una conversación con él en el bosque.

Su clase probablemente terminó y está listo para irse a casa. Por casualidad nos volvimos a cruzar en la puerta de la universidad, pensó Li Biqing. Después, pronto arrojó el encuentro casual que tuvo con ese extraño al fondo de su mente.

Al día siguiente, Li Biqing se despertó especialmente temprano y tomó el autobús gratuito a la universidad estatal para familiarizarse con la ruta y la zona. En la tercera mañana, mientras se encontraba disfrutando del paisaje fuera de la ventana, un joven que acababa de subirse al autobús se iluminó después de ojear el compartimiento. Corrió a su asiento, saludándolo:

—Oye, ¿me recuerdas?

Li Biqing levantó la cabeza, lo miró y sonrió cortésmente. —Reggie Dunn.

El chico latino levantó sus delgados labios y sonrió. Sus ojos oscuros que descansaban bajo sus finas y prominentes cejas se estrecharon en rendijas, las esquinas curvándose hacia arriba muy levemente. —Sé que no hablas muy bien inglés —enunció lentamente, sacando un dispositivo de traducción portátil de su mochila y pasándole el mini micrófono a Li Biqing—. Pero deberíamos poder comunicarnos con esta cosa.

Este tipo es realmente... hospitalario. Li Biqing no pudo evitar soltar una risita. —¿Por qué motivo insistes en comunicarte conmigo?

La agradable y melosa voz del joven sonó a través de la máquina. No hubo signos de síntesis de habla o voces artificiales. Este dispositivo de traducción parecía ser un producto de alta gama.

—Porque eres agradable a mi vista —respondió Reggie, extremadamente satisfecho con los resultados del dispositivo de traducción—. Siempre he querido encontrar un language partner para que ambos podamos aprender el idioma del otro.

—Bueno, nunca se sabe. Si nos llevamos bien, tal vez seas el primer amigo que haga en los Estados Unidos.

—Muy bien, si ni siquiera lo intentamos, ¿cómo podríamos saberlo?

Una vez que el autobús llegó a su parada designada, Reggie colocó el traductor en manos de Li Biqing. —Quédate con esto, creo que te será muy útil.

Dicho so, simplemente se dio la vuelta y se fue, bajando del autobús y contoneándose sin pensarlo dos veces.

Li Biqing sostuvo el dispositivo de traducción en su mano y descendió lentamente los escalones del autobús. La figura del otro estaba muy lejos, oculta entre las sombras del bosque. Confiado, ingenioso, capaz de expresarse libremente sin ningún escrúpulo, algo inusual, un excéntrico. Esta fue la impresión que tuvo del carácter del chico latino. En definitiva, el otro parecía un tipo interesante y quizás realmente podría llevarse bien con él.

Después de eso, era natural que Li Biqing se encontrara con Reggie en este gran campus. Algunas veces estaba solo, y otras veces, rodeado de un grupo de amigos. Tan pronto como lo veía, Reggie siempre se le acercaba para conversar, y la duración de su conversación era inversamente proporcional al número de personas que los rodeaban. En menos de una semana, los dos jovenzuelos se sintieron más cómodos en presencia del otro. De vez en cuando, dejaban de lado el traductor portátil e intentaban comunicarse a través de su lenguaje corporal hasta que no tuvieran idea de lo que se intentaba decir, entonces finalmente aullaban con carcajadas y se rendían.

—Si quieres dominar un idioma extranjero lo antes posible, solo tienes que abrir la boca y hablar. No seas tímido, te juro que nunca me reiré de tu gramática y pronunciación. También puedes enseñarme chino, sabes, y tal vez en unos meses podamos comunicarnos sin problemas. —Reggie lo animó, con la plena intención de desempeñar su papel como language partner.

Después de un par de días de entrenamiento intensivo, Reggie tuvo que admitir que Li Biqing era quizás el más brillante y diligente, y el más talentoso alumno que jamás había conocido: sus habilidades de comprensión oral y auditiva eran más que sorprendentes, y su memoria era increíble. Solo tenía que escuchar una palabra dos o tres veces antes de poder asimilarla y aplicarla adecuadamente a las conversaciones diarias. La velocidad de su progresión fue suficiente para avergonzar a la mayoría de los estudiantes de lingüística, haciéndoles golpear sus cabezas contra la pared con deshonra.

Durante su estancia allí, Li Biqing visitó casi todo el campus de la Universidad Estatal de Portland. Muchas veces recorría el Parque Forestal de Portland cercano. Decir que esto era un parque no era del todo correcto, era mejor decir que eran cinco mil acres de bosques silvestres. A lo mucho, se podía pasear por los senderos exteriores de la zona y era casi imposible atravesarla rápido en un corto período de tiempo.

Una vez, Wayne lo vio aventurarse en el Parque Forestal, y con bondad, señaló cierta dirección. —Si continúas caminando allí por aproximadamente media hora, hay un pequeño claro rodeado de arces. Será mejor que no te acerques demasiado a ese lugar.

—¿Por qué no? —preguntó con una expresión perpleja.

La cara de Wayne era grave mientras explicaba solemnemente:

—Hace cinco meses, un cadáver asesinado fue descubierto ahí. La víctima era un alumno que asistía a esta universidad estatal. Este incidente fue famoso en aquel entonces, todos hablaban de él. La policía lo ha investigado durante mucho tiempo, pero incluso hasta ahora, este caso aún no se resuelve. El pánico estalló en el campus por un tiempo, pero actualmente, parece que todos se han olvidado de aquel incidente. Aunque la escena del crimen ha sido limpiada, te sugiero encarecidamente que no te acerques imprudentemente a la zona, y lo digo por tu propio bien.

Li Biqing asintió agradecido. —Entiendo. Muchas gracias —respondió con sinceridad.

Wayne sonrió encantado. —De nada, como siempre. Nunca he visto a un alumno de intercambio extranjero que sea más bonito que tú.

Li Biqing bajó un poco la cabeza, avergonzado. Sus orejas ardían de color rosa.

—¡Un chino que es tímido y se avergüenza con facilidad es, de verdad, demasiado adorable! Tengo que irme, de lo contrario me temo que no seré capaz de contenerme y te morderé. —Wayne carcajeó energéticamente, alejándose muy animado.

...¿Esto fue acoso sexual? Estoy bastante seguro de que se considera como tal, ¿verdad? Pero estos estadounidenses parecen no tener vergüenza. ¿Cómo pueden solo enunciar francamente lo que sea que tengan en mente? Li Biqing sintió que debería hacer lo que hacen los romanos y adaptarse a sus maneras de hablar.

—¡Eso es acoso! Puedes demandarlo por acoso sexual. —Una figura salió de detrás del alto roble, anunciando tranquilamente.

—Olvídalo. Solo está bromeando, nada más. —Li Biqing simplemente agitó la mano con despreocupación, luego le preguntó a su nuevo amigo—. ¿No tienes algo después de clase?

—Las actividades de hoy del club se cancelaron —respondió Reggie—. Solo ve, simplemente caminaré contigo.

Lado a lado, los dos hombres vagaron sin rumbo por el bosque, sin decirse una sola palabra. Cuando se acercaron a un edificio sombreado y remoto cubierto de arbustos y enredaderas, Li Biqing de repente se detuvo y olfateó el aire. —... ¿Hueles eso?

—¿Qué?

—Es un olor extraño... No puedo describirlo... —sacó el dispositivo de traducción portátil de su bolso y elucidó en chino—. Es un aroma peculiar mezclado con la fragancia de las rosas. Es realmente nauseabundo...

Reggie también olfateó el aire unas cuantas veces, frunció los labios y convino. —Sí, parece que hay un olor extraño...

Impulsado por su curiosidad, arrastró a Li Biqing hacia la fuente del hedor. Los dos se pusieron en cuclillas a los pies de la hierba alta, después apartaron las ramas que colgaban, arrancaron las hojas que estorbaban y treparon por la pared pintada con los colores de los Estados Unidos. No pasó mucho tiempo antes de que, inesperadamente, se encontraran con una escena horripilantemente espantosa...

Era un cadáver desnudo tumbado boca abajo en un profundo charco de sangre. El cuerpo pálido y ceroso estaba plagado de cicatrices y moretones, y había fragmentos de algo dispersados por doquier. Una mirada más cercana reveló que esas dispersiones eran pétalos de flores manchados de sangre. La sangre morada oscuro ya se había coagulado, secándose sobre el cadáver, pero esa mancha no podía ocultar todas las heridas que marcaban el cuerpo. La persona fue despedazada, machacada repetidamente con un arma mortal a través de medios salvajes, despiadados y trágicos. Una rama arrancada, posiblemente un sucio bloque de leña, fue brutalmente insertado en la carne, penetrando el cuerpo de manera desordenada. A primera vista, parecía un enorme parásito humano emergiendo del cadáver.

Li Biqing de repente se dio la vuelta, apoyó una mano en el tronco del árbol detrás de él y se cubrió la boca con la otra mano.

Sin tener idea de que hacer, Reggie lo agarró del brazo con una expresión de impotencia. Se atragantó, respirando hondo y entrecortado, inhalando y jadeando continuamente en busca de más aire. Después de un largo rato, soltó un grito desgarrador:

—¡El teléfono! ¡Dame el teléfono! ¡Llama al 911 ahora! —buscó a tientas su propio teléfono celular, pero no pudo encontrarlo en ninguna parte. En un momento de desesperación, registró impacientemente los bolsillos de Li Biqing y sacó bruscamente su teléfono móvil. Sus dedos temblorosos marcaron el número.

Con pensamientos confusos, informaron incoherentemente el encuentro a la policía, e inmediatamente después, las dos personas corrieron como locos y huyeron de la escena.

Diez minutos más tarde, las estridentes sirenas de los autos de policía resonaron en el pacífico campus de la Universidad Estatal de Portland. Poco a poco, los cielos se volvieron más sombríos, añadiéndose a la atmósfera fría y amenazante. Las densas y oscuras nubes cubrían los cielos, bajando desde arriba. Acompañándolas estaban los reprimidos estruendos de los truenos, y en esta tarde veraniega, la fuerte lluvia por fin había caído.