Capítulo 47: Un acuerdo ad hoc

La figura naranja era visible en el visor.

Era un chico pelirrojo enjuto, de no más de veinte como máximo, apoyado en un montón de bananeros. Hacía muecas mientras mordisqueaba un plátano silvestre inmaduro sin darse cuenta de que estaba dentro del alcance de un cazador.

Leo dejó su escopeta de doble cañón y le ordenó al guardaespaldas que conducía el auto:

—Vamos.

El guardaespaldas vaciló y no pudo evitar preguntar:

—Sr. Young, ya ha perdonado a tres humanos-animales en el camino y no ha disparado ni un solo tiro desde ayer. ¿No que le gustaba este tipo de actividad de cacería?

Leo lo miró a modo de advertencia. —Hay un dicho que dice "calidad antes que cantidad". ¿Entiendes lo que eso significa? Le prometí al duque Yavre Jr. que le traería el zorro más hermoso y astuto, y, sin embargo, ¿quieres que me lleve ese ratoncito flaco? Mantén tu boca cerrada, no me gusta la gente que habla demasiado —respondió con un aire arrogante y contrariado.

El guardaespaldas se calló inmediatamente y condujo el auto de manera disciplinada, ello mientras urdía los chismes entre el joven y apuesto invitado y el duque cuya vida privada era tan sórdida.

Leo vio pasar el paisaje de la jungla al borde de la carretera, su corazón en un estado de ansiedad y dilema. Jamás podría dispararles a esas personas inocentes, pero al mismo tiempo no podía permitirse despertar sospechas. También necesitaba encontrar una oportunidad para acercarse a Yavre... ¿Qué debería hacer para lograr estas tareas con lo mejor de ambos mundos?

Un disparo interrumpió su contemplación.

¡Alguien está cazando por aquí! Leo apretó los puños y se enterró las uñas en la piel, usando su fuerza de voluntad para reprimir la intensa intolerancia e ira que surgían en su pecho. ¡No puedo ni debo actuar por impulso, si no arruinaría todo el plan! Una vez que se alerte a Yavre, todas las víctimas actuales serán aniquiladas y, en el futuro, ¡otra tanda de innumerables víctimas seguirá pereciendo en este inhumano juego de caza!

¡Como sea, debe contenerse!

Hubo otro disparo, la fuente de sonido estaba muy cerca. Debe ser en la jungla junto a la carretera.

—¡Detente! —Leo le dijo impacientemente al guardaespaldas.

Este último, pensando que el miembro del club finalmente se estaba tomando en serio la cacería en lugar de simplemente dar una vuelta por la isla en su auto, apagó el motor con entusiasmo y bajó con sus armas.

Leo tomó su escopeta y se abrió paso entre el espeso follaje de la densa jungla. En realidad, no había descubierto qué hacer a continuación. Sabía que hacer la vista gorda era la mejor manera de manejar la situación, pero es un ser humano, no una máquina, por lo que no podía ejecutar comandos meticulosamente como una computadora que sigue un programa establecido.

No podía quedarse ahí y ver morir a una persona inocente ante él mientras inventaba muchos pretextos para justificar su insensibilidad, para encubrir el hecho de que no pudo salvar la vida de esa persona.

¡Su conciencia no le permitiría hacer eso!

...Veré primero lo que está sucediendo, luego veré qué puedo hacer, se dijo.

Daniel sacó varios cargadores de munición de repuesto del tercer cazador muerto y eligió dos armas de fuego que le gustaran. Después de eso, enterró las armas y la ropa restantes del cazador y metió el cadáver debajo de una enorme madera podrida. Las hormigas, los escarabajos y otros insectos en el follaje podrido se asustaron y huyeron en todas direcciones, pero pronto regresarían para una comida larga y deliciosa.

Mientras hacía estas cosas, tarareaba alegremente una canción popular de hace ocho años. El calor residual de la sangre y la nueva muerte le hicieron revivir la emoción que había perdido hacía mucho tiempo.

Roy Li lo miraba fríamente. Para ser honesto, no le gustaba para nada el olor que este hombre emitía. Podía sentir una profunda crueldad tiránica en él, y esas expresiones y palabras ocasionales que parecían animadas e interesantes eran solo adornos inocuos, como unas pocas flores silvestres que crecían en la guarida de un lobo famélico.

Daniel ahora parecía dócil como un lubican bien adiestrado, pero Roy Li sabía que la única razón detrás de ello era porque él era más fuerte en esta situación y entorno. En el momento en que este lubican comience a sentir que posee suficiente poder para contraatacarlo o superarlo, instintivamente mostrará sus afilados colmillos y garras. Roy Li estaba bastante seguro de que Daniel solo lo estaba usando para salir de este aprieto en el que se encontraba, pero él también solo estaba usando al otro en la cacería, así que estaban a mano.

En tanto destruía los cadáveres, Roy Li escuchó el vago sonido de los pasos, así como el sonido de las ramas muertas y las hojas caídas pisadas.

¡Alguien viene! Daniel también se alarmó y se dio la vuelta para intercambiar miradas con Roy Li. Entonces, los dos se precipitaron inmediatamente detrás del gran árbol más cercano.

El espeso ramaje oscurecía su línea de visión; solo podían notar por el sonido de los pasos que dos hombres se acercaban a su ubicación. Las botas de combate verde oscuro y los pantalones de camuflaje revelaron la identidad de los invitados no bienvenidos: un guardaespaldas proporcionado por el club, y el otro debería ser un cazador.

"¿Vamos?", Daniel le preguntó a Roy Li con los ojos.

Roy Li hizo un gesto. "Espera a que se acerquen".

Esperaron pacientemente a que sus oponentes entraran en su rango de matanza, y justo cuando estaban a punto de actuar, escucharon la siguiente conversación entre los dos hombres.

—Debería ser por aquí, creo que huelo sangre... ¡Mire! Hay una pierna que sobresale de debajo de la madera muerta. ¡Hay un cuerpo de un humano-animal ahí! —Era la voz de un hombre, gruesa y con un leve acento ruso.

Daniel apretó el rifle cargado en su mano, su dedo índice en el gatillo, y sacó lentamente el cañón de entre las ramas.

—Está muerto... Llegué tarde. Olvídalo, vamos —dijo otra voz de hombre, profunda y suave.

Esta voz hizo que las cejas de Roy Li se levantaran, y su mirada de repente se volvió consistente y fuerte.

Cuando Daniel dobló su índice, Roy Li extendió su propio dedo y lo insertó con precisión en el espacio detrás del gatillo, lo que evitó que disparara.

Daniel, que estaba listo para disparar, se sorprendió. Se giró inmediatamente para mirar al hombre que detuvo sus acciones, solo para verlo negar con la cabeza.

"¿Por qué?", articuló Daniel.

Roy Li no respondió. Simplemente quitó el dedo del gatillo con una actitud firme e intransigente.

Daniel puso los ojos en blanco. ¿Qué más podía hacer? El hombre siempre había sido reservado y autosuficiente. Aunque se podía decir que unieron fuerzas, no se le había revelado ni una sola palabra importante.

Retiró el cañón de su arma, pero inesperadamente hizo un movimiento un poco grande que a su vez sacudió algunas hojas a su alrededor.

—...¡Quién! ¡El que se esconde detrás del árbol, sal! —gritó el hombre con acento ruso—. ¡Deprisa, o dispararé!

Se perdió la primera oportunidad. Daniel le dirigió una mueca reticente a Roy Li, bajó la gorra de camuflaje en su cabeza y salió de detrás del árbol con su arma. —Tranquilo, soy de los tuyos. Ten cuidado o podrías dispararme por accidente.

El guardaespaldas, aliviado de ver cómo iba vestido, bajo el arma. —Hola viejo, ¿por qué estás solo? ¿Qué hay del invitado que se supone que debes cuidar?

Tener que permanecer a un centímetro del miembro del club asignado a su protección era una regla establecida por el club. Por lo tanto, cuando se le preguntó eso a Daniel, Roy Li no tuvo más remedio que salir.

—¿Qué? —inclinó un poco la cabeza, ocultando su frente a la sombra de la visera de su gorra.

—No, no es nada. Solo me preocupaba que se olvidara de las reglas y dejara solo al invitado. —El guardaespaldas explicó algo incómodo mientras miraba a Daniel con recelo.

—Pareces joven. ¿Eres nuevo? No he oído hablar de nuevos reclutas últimamente —frunció el ceño ante el pensamiento, cada vez más inseguro. Se giró para mirar a Roy Li y lo escudriñó detenidamente.

—Eres... ¡No! Recuerdo todos los rostros de los once invitados, ¡y ninguno de ellos era asiático! No eres miembro del c...

El guardaespaldas levantó su arma y estuvo a punto de disparar, pero una bala se le adelantó: le perforó un agujero sangriento entre las cejas, lo que acabó instantáneamente con su vida.

El autor del disparo fue Roy Li.

Leo, que estaba parado a cierta distancia detrás del guardaespaldas, ahora estaba frente a la pistola de Roy Li.

Pero a pesar de que Roy Li sacó el arma de su espalda con una velocidad sorprendente, seguía en desventaja.

A una distancia tan corta, la escopeta de dos cañones era mucho más poderosa que una pistola, e incluso podría herir a dos personas con un solo disparo. Pero Leo, que apuntaba con la escopeta a los dos desconocidos, no tenía intención de disparar. Ya había adivinado la identidad de estas dos personas: probablemente eran las víctimas de esos depredadores, los llamados "humanos-animales", el objetivo de su rescate.

En esta situación de "no se sabe si es amigo o enemigo", si no tomaba la iniciativa de identificarse, estaba destinado a causar en un malentendido fatal y heridas innecesarias. Según las regulaciones profesionales, se rindió primero. —No seas impulsivo, soy un agente federal.

—¿Eh? —Daniel se sorprendió—. ¿Agente? ¿Otro encubierto?

Le preguntó al hombre a su lado:

—¿Son colegas?

—¿Colegas? —Los sagaces ojos de Leo analizaron la cara del asiático oculto en las sombras, y su ceño se frunció por costumbre—. No te he visto antes. ¿De qué departamento eres?

Roy Li levantó lentamente su rostro, mirando fijamente al agente con sus brillantes y afilados ojos ámbar profundo. Torció una leve sonrisa en la comisura de sus labios. —Hola, Leo. Nos volvemos a encontrar.

El cuerpo de Leo tembló, como si una especie de electricidad fluyera repentinamente por su cuerpo. Escudriñó al hombre ante a él con sorpresa y vigilancia, como si quisiera despojar al otro hombre de su disfraz perfecto.

Después de unos segundos de silencio, dijo con los dientes apretados:

—...¡Sha Qing!

—Lo siento mucho. Me vuelvo a topar contigo en un caso —dijo el hombre asiático sin sinceridad alguna—. Aunque no espero que estés de acuerdo, creo que aun así es necesario respetarnos, al igual que dos luchadores que se inclinan ante el otro antes de un torneo de boxeo. Verás, uno de nosotros tiene que retirarse y esperaba que fueras tú, ¿bueno?

El agente federal lo rechazó rígidamente:

—De ninguna manera.

—Bien, sabía que esto sucedería, hombre testarudo. —Sha Qing suspiró falsamente—. Tengo que atarte y liberarte solo cuando haya terminado con todo aquí. Te doy un consejo, agente, no te resistas demasiado. Si bien yo nunca ataco a nadie más que mi objetivo, él es diferente —levantó el mentón hacia el hombre de cabello rubio castaño a su lado.

—Es un gánster forajido que mata sin pestañear, ¿cierto, mi pequeño lubican? —La última mitad de la oración se le dijo a Daniel de una manera aparentemente amorosa.

Mientras despreciaba al agente de cabello negro con la mirada, Daniel reflexionó sobre la verdadera identidad de Roy Li y su inexplicable cambio de actitud. Para ser honesto, la revelación no le sorprendió demasiado: la vida en prisión era aburrida y leer el periódico era un pasatiempo importante, así que, por supuesto, había oído hablar de Sha Qing, el "favorito" de los medios de comunicación, el famoso asesino en serie. Un hombre joven, asiático, bueno para disfrazarse, de primera clase en cuanto a matanza, y sus víctimas eran asesinos en serie... ¿Había alguien que se ajustara a dicha descripción mejor que el joven a su lado?

Lo que realmente lo desconcertó fue la repentina actitud animada de Roy Li... No, de Sha Qing. Siempre actuó como una estatua imponente, listo para luchar y matar en cada momento. Pero, ¿por qué reprimió su aura asesina cuando vio al agente frente a ellos?

¿Qué diablos? ¿No que los asesinos y los policías están en lados opuestos? ¿No se suponía que iban a tener un encuentro sangriento? ¡Entonces, qué significa esta extraña atmósfera de inexplicable ambigüedad! Pensó Daniel.

Respondió al tono íntimo de Sha Qing con una mirada falsa y halagada, y luego le dijo maliciosamente a Leo:

—¿Agente? Del FBI o lo que sea, eres miembro del sistema judicial de cualquier manera. ¡Los odio, a todos ustedes!

—¿No es mejor si simplemente lo matamos directamente? ¿Por qué nos traes más problemas? —Se quejó con el hombre a su lado.

Sha Qing le sonrió con frialdad y Daniel de repente sintió un viento helado. Encogió los hombros por reflejo y se vio obligado a reprimir su insatisfacción.

—Lo siento, pero no permitiré que me capturen sin luchar —dijo Leo sombríamente, su dedo todavía en el gatillo y sus pies retrocediendo lentamente.

¿Este hombre de cabello rubio castaño es cómplice de Sha Qing? No parece que sean del mismo tipo de persona...

No era que Sha Qing fuera alguien "justo" en su mente. Este asesino en serie que había estado persiguiendo durante un año era de hecho, e irrefutablemente, un criminal. Pero al menos hasta ahora, sabía que sus manos nunca se habían manchado con la sangre de los inocentes. ¡Pero cómo puede desarrollar una relación tan cercana con alguien que apestaba a desprecio por la vida humana, al derramamiento de sangre brutal! ¿Está ciego? ¿No puede ver que este tipo es un escorpión, una víbora y un chacal con una cola entre las patas? Y encima, ¿en serio lo llama "mi pequeño lubican" de manera tan ambigua? ¡Qué diablos!

Una repentina ira y decepción se retorció en el corazón del agente de cabello negro.

—No tienes derecho a hablar, Leo, son dos contra uno. —Sha Qing se encogió de hombros—. Puedes dispararle a cualquiera de nosotros, pero el que sobreviva definitivamente te derribará. Así que eso dejaría dos personas heridas, o posiblemente muertas.

—El restante tendrá dificultades para actuar solo, así que tal vez se rinda y escape por su cuenta. Esos cazadores seguirán cazando y matando humanos por diversión, y los responsables de todo esto se saldrán con la suya... Bueno, ¿ese es el final que quieres? Si es así, simplemente dispara.

Leo frunció el ceño, angustioso.

Sha Qing era siempre tan elocuente con sus argumentos falaces y, a menudo, con la sagacidad de sus puntos, refutar era difícil.

A decir verdad, Leo no podía pensar en una mejor solución en este momento. En este argumento, no importa qué lado gane, no sería más que una trágica victoria y una bendición para su objetivo común, el club Luna. En este caso, ¿por qué no pueden intentar trabajar juntos para variar? No sería la primera vez, de todos modos.

Con sus ojos brillantes, Sha Qing vio que la actitud del agente de cabello negro se suavizaba, y muy felizmente agregó más labia. —Puede que haya una mejor solución que una situación en la que todos pierden: que cada uno haga lo suyo y no obstaculicemos a nadie. Supongo que tu misión es ir de encubierto para encontrar pruebas y llevar a los organizadores detrás de escena ante la justicia. Yo, por otro lado, tengo la intención de matar a todos estos depredadores con mucha sangre en sus manos. ¿Ves? Nuestros objetivos no se contradicen en absoluto. ¿No crees también que todos estos cabrones merecen irse al infierno?

—Ciertamente siento que merecen morir, pero no estás calificado para ejecutar tales acciones —insistió Leo.

—¿Por qué, porque me falta una billetera especial y un traje negro? Vamos, Leo, volvemos a dar vueltas. Esto se está volviendo aburrido... —dijo Sha Qing con impaciencia—. Discutamos algo práctico, ¿seguirás peleando conmigo ahora o vamos a cooperar para acabar con ese jefe psicópata que mata por diversión?

—No podemos estar juntos. —Leo parecía tranquilo y sombrío—. Piensa en ese caso de ajedrez. ¿Cómo se supone que voy a confiar en que no me engañarás, cuando le volaste la cabeza al sospechoso frente a un grupo de policías esa vez?

Sha Qing se rio con una pizca de orgullo infantil. —Oh, todavía recuerdo ese incidente. No sabía que tenías una mente tan estrecha... Pero no te preocupes. Esta vez, de pe a pa, cada uno con lo suyo. De hecho, sé quién está detrás de escena. Sé que necesitas reunir pruebas y puedes seguir haciéndolo todo lo que quieras. Prometo que no le haré nada a tu objetivo, ¿bueno?

¡Debe tener un espía en el departamento! Leo pensó con amargura. Si bien tenía que admitir que las palabras de Sha Qing se le eran muy tentadoras –y también la mejor manera de resolver el punto muerto actual– aun así, se sentía bastante reacio.

¿Por qué la iniciativa está en manos de ese hombre? Pensó Leo. Esto no era coherente con su estilo de hacer las cosas... Estaba acostumbrado a tener siempre el control de la situación.

—¿Qué dudas, Leo? Sabes que es la mejor forma. —Sha Qing sonrió e hizo un gesto de escucha—. Escucha los sonidos de los disparos. Si sigues estrictamente las reglas, otra vida desaparecerá triste y trágicamente~~

Leo odiaba su tono deliberado y prolongado, y finalmente tomó una decisión. —Está bien. Como dijiste, cada uno con lo suyo. Pero ten en cuenta que esto no es cooperación, es solo un acuerdo.

Mientras decía esas palabras, un plan de repente tomó una forma difusa en su mente: encontró la oportunidad de volver a acercarse a Yavre Jr.

Los esquemas del plan se aclararon cada vez más, y las cejas caídas de Leo se estiraron mientras le hablaba al asesino en serie ante él. —Será mejor que actúes lo más rápido posible. De lo contrario, el club descubrirá que faltan miembros. Después de que eso suceda, barrerán toda la isla y no podrán escapar.

—No necesitas preocuparte por eso —respondió Sha Qing, con calma.

—Y una última cosa. —Leo dejó caer su escopeta de dos cañones—. Por favor, dispárame en la parte superior del brazo izquierdo sin romper ningún hueso.

Sha Qing quedó sorprendido durante unos segundos, entonces esbozó una sonrisa incierta. —No te preocupes, no aprovecharé la oportunidad para mandarte a un ataúd tapado con una bandera.

Dicho eso, simplemente levantó su arma y disparó sin apuntar, como si solo estuviera entregando la bala.

Leo gimió, cubriéndose el brazo izquierdo con la mano diestra, la sangre gorgoteando entre sus dedos. —Gracias, y... Bueno, compórtate —giró su cuerpo y comenzó a alejarse.

Sha Qing gritó repentinamente:

—...¡Leo!

Cuando la otra persona se detuvo, vaciló un momento. —Lo siento —dijo al final.

...Yo también. Leo respondió en su corazón y se fue sin mirar atrás.

Los acuerdos temporales entre los dos están condenados a ser imposibles, ya que carecen relativamente de honestidad y sinceridad: de una u otra forma, una persona traicionará, o quizás incluso ambas.

Pero por ahora, nadie estaba dispuesto a mostrar sus cartas y derribar la ilusión...

—¿Vas a dejarlo ir así nada más? —Daniel no podía estar de acuerdo con el método de Sha Qing, y al mismo tiempo, se sentía cada vez más confundido y molesto por la extraña relación entre los dos.

—¿Por qué no lo matamos como los otros cazadores? De todos modos, nadie lo sabe, así que el FBI no nos molestará. Si lo dejamos vivir, ¿qué pasa si después de que complete su misión encubierto, nos lleva con él? No puedo creer que confíes tanto en él... O sea, no tienen un amorío, ¿verdad?

—Por supuesto que no confío en él, y él tampoco confía en mí —escarneció Sha Qing—. El siguiente paso será ver quién se mueve más rápido: nosotros ocupándonos a los cazadores, o él ocupándose de los organizadores detrás de escena.

—Pero ese policía tiene razón. Descubrirán que algunas personas han desaparecido antes del anochecer, y no se les será tan difícil encontrar los cadáveres.

—Entonces tenemos que movernos más rápido y deshacernos de algunos más antes de que regresen aterrorizados a sus habitaciones.

—¿Y después de eso? Definitivamente nos buscarán por todas las montañas, y esta isla no es demasiado grande.

—Tengo mis propias ideas —dijo Sha Qing—. Puedes optar por rendirte ahora antes de que sea demasiado tarde.

Daniel suspiró. —¿Todavía tengo una vía de escape? ¿Debería regresar y seguir actuando como un animal que podría morir en cualquier momento, o construir una balsa de bambú para viajar por el Océano Pacífico? Prefiero seguirte. Eres el infame "Sha Qing", no vas a arriesgar fácilmente tu vida en esta maldita isla.

—Haz lo que quieras, entonces. Pero tengo un requisito; no pienses en arruinar mis asuntos o lastimarme, de lo contrario... —Sha Qing no terminó la última mitad de su oración, pero la amenaza detrás de ella era clara.

—No te preocupes, no puedo vencerte de todos modos —dijo indiferentemente Daniel.

—Andando.

—...Por cierto, quiero preguntarte una última cosa.

Sha Qing arqueó las cejas con molestia.

—Ustedes dos, en serio no tienen un amorío, ¿cierto?