Capítulo 36: Ángel congelado

Leo y Li Biqing optaron por escabullirse en la iglesia a altas horas de la noche.

Durante la noche, los alrededores se volvieron más oscuros y profundos, como si se hubieran hundido en el inframundo después de perder la luz del sol. Leo y Li Biqing se quedaron parados en el patio debajo del campanario mientras volvían a escuchar la cinta, tratando de usar la cantidad de tiempo y la velocidad del caminar de Renee [en la cinta] para determinar la ubicación de la habitación secreta que encontró accidentalmente.

Buscaron durante aproximadamente media hora, y finalmente ubicaron una puerta sospechosa en el fondo del pasillo, con un patrón muy similar a la decoración de la pared. La puerta parecía vieja, y tampoco tenía mango, mas estaba cerrada con llave: la bocallave era anticuada y tenía forma de bombilla. Leo intentó empujar la puerta con fuerza, pero fue fútil.

—¿Trajiste un silenciador? —Li Biqing preguntó en voz baja.

El agente federal asintió. —Sí, pero la puerta es muy fuerte y puede que tenga que disparar varias veces. Me temo que molestará a los demás, y si al final no encontramos nada, alertaremos al "dueño" de la habitación secreta.

—¿Entonces qué? ¿Ir a buscar a alguien que tenga una llave maestra?

—Hacer algo tan problemático no es necesario —dijo Leo—. Vayamos a buscar la verdadera. Creo que podemos encontrarla en la habitación del padre Smith, ¿qué piensas? Ya que es la persona a cargo de esta iglesia, sería difícil ocultarle algo.

Li Biqing se mofó:

—No crees que de verdad sea un santo, cierto.

—No hay luz pura en el mundo, y eso incluye el corazón humano —respondió Leo mientras se dirigían a la habitación del padre.

Se sigue culpando. Las sombras psicológicas de tantos años no pueden desaparecer de la noche a la mañana. El joven chino suspiró silenciosamente, siguiéndolo sin articular palabra.

Entraron en la habitación en silencio y vieron al padre Smith durmiendo en una dura cama de madera. Esta habitación de no más de cincuenta metros cuadrados no tenía nada más que muebles esenciales como camas, armarios y escritorios. Era increíblemente sencillo.

Li Biqing no sabía qué tan bien dormía la contraparte, por lo que no se atrevió a moverse sin permiso. Leo, por otro lado, sacó una bolsa de plástico de su bolsillo, la abrió y sacó un pañuelo blanco húmedo, entonces cubrió la nariz y la boca del padre.

Después de unos treinta segundos, levantó la mano y volvió a guardar cuidadosamente el pañuelo húmedo en la bolsa. Luego de sellarlo con cuidado, giró la cabeza hacia Li Biqing y le explicó:

—Isoflurano, un anestésico preoperatorio. Permanecerá inconsciente durante varias horas, por lo que ahora podemos movernos libremente.

Casi volcaron la habitación, pero no encontraron ninguna llave correspondiente a la cerradura de esa puerta secreta. Debajo de la Biblia en el cajón del escritorio, Li Biqing encontró un libro de contabilidad, el cual contenía un registro de varios recibos y gastos de la iglesia, también de cada donación pública recibida, subvenciones y gastos diarios de la iglesia y el orfanato, e incluso los gastos de alimentación de los niños. Pasó a la última página y encontró dos registros de donaciones que la iglesia enviaba a la Children's Aid Society y la Cruz Roja Americana. Las cantidades no eran grandes, la mayoría [de las donaciones] eran solo unos pocos cientos de dólares, y la más alta no era más de dos mil. Sin embargo, se donaba constantemente cada uno o dos meses.

—Mira esto. —Li Biqing llamó a Leo, señalando la última columna del libro de contabilidad—. Estos son los gastos mensuales del padre. En cuanto al mes pasado, fueron $163, pero se tachó con un bolígrafo negro y cambiado a $142. Luego, la donación enviada a la Children's Aid Society ese mes también se modificó, un aumento de $21. Si esta factura es cierta, a pesar de los escasos gastos personales de esa persona, que apenas le alcanzaban para mantenerse a sí mismo, aun así, trató de escurrir una parte para caridad. ¿Qué crees que significa esto?

El agente de cabello negro guardó silencio por un breve momento, indiferente. —Significa que es un santo entre un millón o un hipócrita con profundas habilidades.

Li Biqing hojeó el libro de contabilidad. Reflexionó por un momento, y dijo:

—No creo que esto sea un disfraz. El padre Smith realmente ama a los niños. ¿No viste la forma en que miraba a ese niño negro que sostenía el dibujo? Miraba a ese niñito como si tuviera un par de alitas esponjosas en su pequeña espalda.

Leo no pudo refutar esto, pero, aun así, seguía sintiendo que había algo diferente en ese padre intachable. Debido a los estrictos requisitos de trabajo, siempre confiaba en la evidencia, pero esta vez, eligió escuchar su intuición, tal como lo hizo Li Biqing al momento de razonar el caso.

—Llamaré a la sede central y les pediré que verifiquen esas donaciones. Si es cierto, tanto la Children Aid's Society como la Cruz Roja Americana tendrán registros —dijo Leo mientras llamaba al departamento de servicios de información del FBI.

Más de diez minutos después, llegaron los resultados de la investigación: todas las donaciones eran reales.

—Parece que tenemos que apartar temporalmente nuestros ojos dudosos del padre Smith y buscar otro sujeto más sospechoso. Hay muchos clérigos en esta iglesia, ¿no? —dijo Li Biqing.

Leo no tuvo más remedio que convenir.

Trataron de restaurar la habitación a su estado original, esperando que el padre no encontrara nada extraño cuando se despertara. Antes de irse, Li Biqing caminó hacia la cama y le dibujó una cruz al padre inconsciente. —Perdón por molestarlo, padre. Le deseo un buen sueño. —Justo cuando estaba a punto de terminar el gesto de la cruz, se detuvo. Desabotonó el cuello del pijama del padre Smith y sacó un collar de plata que descansaba sobre su cuello. Al final del collar colgaba una antigua llave gris.

—¡Dios! ¡Hay una llave aquí! —El joven casi pierde la voz.

Leo escudriñó inmediatamente el objeto que sostenía Li Biqing. —Es la llave de esa habitación —dijo afirmativamente—. Veamos qué hay detrás de la puerta.

La llave atada alrededor del cuello del padre les permitió abrir sin problemas la puerta secreta en el fondo del pasillo. Al abrirse, resultó que había una escalera estrecha y cerrada que se extendía cuesta abajo, y al parecer conducía al subterráneo de la iglesia.

Después de bajar las escaleras de caracol, los recibió un salón muy amplio con una cúpula en el techo. Dicha cúpula estaba pintada con el cielo, el Jardín del Edén y otros murales relacionados con la religión. Ninguno de los dos tenía un conocimiento profundo sobre religión, por lo que solo pudieron reconocer la pintura de Dios, los santos cuyos nombres habían olvidado y los angelitos volando a trasero desnudo por todo el cielo.

Había más de una docena de pilares de vitrinas en el centro del salón, y cada una encerraba estatuas de niños de alrededor de doce o trece años, sus pieles blancas, negras y morenas. Todos tenían alas blancas en la espalda y posaban ​​con posturas gráciles, tal como los ángeles del mural.

¡Estas estatuas de ángeles fueron hechas de manera tan exquisita! Incluso más vívidas que las del museo de cera de Madame Tussauds. El color de cada mechón de cabello y la textura de cada centímetro de piel eran tan realistas, ello hasta el punto en que las estatuas parecían personas vivas congeladas dentro del cristal y solidificadas por el tiempo.

—¿Estas estatuas asustaron a Renee? Realmente parecen a personas reales, solo que inmóviles. —Li Biqing miró las figuras una por una, y agregó—. ¿Estas son obras del padre Smith? Su talento es comparable al de Miguel Ángel... ¿Ves cómo se pegaron estas alas, usó plumas de cisne?

Leo observó una de ellas con atención, casi pegando la cara al cristal. Después de un momento, su rostro se cubrió lentamente de neblina, contorsionándose cada vez más como si un huracán se avecinara. —Estas... —Su voz fue extremadamente seca y áspera, como un taladro perforando cristal—. ¿Estas son estatuas? Creo... creo que son más como...

Exprimió esa alarmante palabra entre dientes apretados:

—¡Cadáver!

—¡¿Qué?! —exclamó Li Biqing, conmocionado.

A tropezones, el agente de cabello negro retrocedió unos pasos. —¡Sí, sí, estos son cadáveres embalsamados! ¡Una técnica muy ingeniosa! ¡Si no fuera porque visité a un experto especializado en preservación de restos humanos en un caso anterior y lo escuché hablar sobre conocimiento relevante, también habría pensado que estos cuerpos son solo figuras de cera!

—Dios... —murmuró el joven chino—. ¡Esto es una sala de exposición de cadáveres! ¡Y justo debajo de la iglesia, además! —giró la cabeza hacia el agente en busca de ayuda—. ¿Esto es normal, Leo? Escuché que algunas iglesias católicas o monasterios en Europa han construido catacumbas para almacenar cadáveres embalsamados. Creen que es un tributo a los difuntos, pero esta costumbre parece haber sido abolida hace mucho tiempo, ¿cierto?

Leo asintió. —Esa práctica ha estado prohibida durante un siglo. No esperaba verla aquí. Sin embargo, estos cadáveres parecen intactos, como si hubieran sido hechos no hace mucho... —Un pensamiento horrible le taladró repentinamente el cerebro, haciendo que su hermoso rostro casi se deformara.

Dijo con dificultad:

—Si los cuerpos de estos niños no se convirtieron en especímenes después de la muerte natural...

Los ojos de Li Biqing reflejaron un vestigio de tristeza. Se tapó la boca con el puño, al parecer tenía ganas de vomitar. —Dios mío, Dios... —gimió incoherentemente.

El agente federal se enfureció. —¡Si ese es el caso, el supuesto padre es un asesino en serie extremadamente vil!

Los dos inhalaron profundamente, como si el salón subterráneo de repente careciera de oxígeno, como si también estuvieran dentro de esas vitrinas de cristal.

—Debería tener una sala de procesamiento o algo parecido. —Li Biqing miró alrededor del pasillo, encontrando otra puerta.

Al girar el pomo de la puerta, descubrieron que no estaba cerrada con llave, por lo que entraron directamente. El espacio interior era enorme, pero estaba lleno de varios objetos: un ordenado estante de medicamentos, una amplia mesa metálica, una gaveta con varios tubos de ensayo, botellas de vidrio, mecheros de alcohol... A lo largo de la pared, también había filas de tubos de cerámica gigantes para propósitos desconocidos.

—Alcohol, ácido salicílico, glicerina, sal de zinc... —Li Biqing miró la etiqueta del frasco de medicamento—. ¿Para qué se usan estos materiales?

—¡Formalina! ¡Usa estas cosas para hacer su propia fórmula de preservación! —respondió Leo mientras forcejaba por abrir uno de los tubos de cerámica.

¡El agente federal abrió laboriosamente la carcasa de un tubo de cerámica, vio lo que había dentro e inhaló aire frío! Era el cadáver de un niño de unos seis o siete años, con las manos juntas frente al pecho en postura de oración, como si se encontrara en un sueño profundo. —Huele a alcohol... ¡El culpable usó este tubo y alcohol para secar y deshidratar el cuerpo hasta momificarlo!

—Pero esos niños en el salón no parecen cuerpos secos...

—Recuerdo que el experto en preservación dijo que la glicerina evita el secado excesivo de los cadáveres y el ácido salicílico inhibe el crecimiento de hongos, y se usaron sales de zinc para endurecer los cadáveres de modo que los cuerpos puedan permanecer en una vitrina al vacío como una estatua.

—Espero sinceramente que el padre sea solo un entusiasta de la preservación de cadáveres y que también sea bueno en tecnología antiséptica.

Li Biqing no pudo soportar mirar al pequeño cadáver y apartó la mirada. Una ira profunda y reprimida ardió en sus ojos.

Leo reconstruyó el tubo, diciendo:

—Necesitamos más evidencia para investigar las identidades de estos niños. Si todos fueron adoptados por el orfanato de la iglesia durante las últimas dos décadas de servicio del padre Smith, su causa de muerte no debería ser difícil de comprobar.

—¿Y el padre? ¿No lo vas a arrestar?

Leo dijo con enojo:

—No. Por ahora, tenemos que irnos de aquí y devolver la llave a su ubicación original para no alertarlo. Necesito evidencia suficiente para demostrar que los niños todavía estaban vivos cuando los colocaron en esa mesa metálica, de lo contrario, solo puede ser procesado por profanación de cadáveres.

El joven pareció reacio, pero tuvo que avenirse.

Y justo cuando estaban a punto de salir de la sala de procesamiento, la puerta se abrió por fuera.