Capítulo 16: Escurrido del infierno

Segundo piso, edificio de oficinas del FBI, Chicago.

Durante mucho tiempo, feroces y fuertes disparos siguieron resonando en el espacio cerrado. Los objetivos humanoides de rápido movimiento aparecían continuamente de la oscuridad, y en medio del tiroteo, cada objetivo que aparecía por menos de tres segundos volvía a caer en sucesión y punteado de pequeños agujeros negros dentro del anillo central.

De repente, cinco objetivos aparecieron al mismo tiempo desde la parte más alejada, cada uno avanzaba a diferentes velocidades y trayectorias, pero el arma estaba casi vacía en este momento, solo quedaba una bala solitaria en el cargador. No quedaba suficiente tiempo: su pulgar derecho expulsó el tambor, mientras que, al mismo tiempo, su mano izquierda sacó rápidamente uno nuevo y volvió a cargar el arma fácilmente. ¡Todo el proceso solo tomó aproximadamente 0.5 segundos! El hombre que parecía no tener suficiente tiempo para apuntar disparó cinco veces, pero al final aun así pudo dar en el blanco y los cinco objetivos en movimiento cayeron simultáneamente.

El sonido de los disparos se detuvo abruptamente, y una voz femenina electrónica informó los resultados: "Se acabó el entrenamiento de objetivos ocultos en movimiento. Tipo: entrenamiento de tiro antirehenes; lugar: primero; dificultad: grado A; número de disparos: 38; precisión: 100%; tiempo de reacción promedio: 1.39 segundos; calificación completa: A+".

Los músculos tensos de Leo se relajaron lentamente mientras bajaba su arma de mano y se quitaba las orejeras con cancelación de ruido. En una plataforma cilíndrica de metal de más de un metro de altura, la microcomputadora le recordó si quería guardar los resultados del entrenamiento que habían batido el mejor récord en la clasificación. Leo hizo clic con indiferencia en "Cancelar" en la pantalla táctil, escondió su arma y se alejó caminando.

—¡Hola! —gritó un hombre detrás de él. La voz sonó poderosa, como si hubiera atravesado su garganta solo después de golpear su pecho cien veces, con una fuerte reverberación como un altavoz estéreo.

Ese tono de voz... ¡suena demasiado familiar, carajo! Leo aumentó su ritmo mientras caminaba hacia la salida, como si no escuchara nada.

—¡Oye! Estoy seguro de que me oiste, pequeño pony... —dijo la voz con un tono cantarín.

Leo tuvo que detenerse. Se dio la vuelta con hostilidad y miró fríamente a la otra persona. 1.96 de altura, 102 kilógramos, el hombre calvo estaba de pie frente a él como una torre de hierro, y los músculos abultados exudaban una fuerza impactante y explosiva. Lo que era aún más terrible que este inmenso poder eran las habilidades de combate desarmado que poseía este hombre, las cuales estaban destinadas a matar. Su par de piernas cual acero podían realizar cuatro patadas por segundo, romper un poste de hierro de 2.7 centímetros de diámetro y romper 157 cráneos duros durante los mejores enfrentamientos de combate [de boxeo] del mercado negro del mundo.

Anthony Querot, un brasileño estadounidense proveniente de un campo de entrenamiento de Siberia, apodado "Cuadriga de la Muerte", había sido invencible durante ocho años en la competencia de lucha del mercado negro "Sin Reglas, Sin Límites" con 198 victorias de 199 enfrentamientos, 157 de los cuales hubo asesinados. En su única derrota, su último enfrentamiento, pagó el alto precio de los brazos y la clavícula rotos, tres fracturas de costillas y un traumatismo craneoencefálico severo. Ya se estaba muriendo en ese momento y casi fue asesinado por el jefe del mercado negro que pensaba que ya no era un activo valioso. Por suerte, fue accidentalmente rescatado por varios oficiales federales, por lo que escapó por poco con vida y fue enviado al mejor hospital para recibir tratamiento.

La policía esperaba usarlo como un gran avance para interrumpir la gran red del mercado negro. Desafortunadamente, como solo era un competidor, incluso como campeón de boxeo, no sabía demasiada información privilegiada, por lo que al final solo logró destruir el anillo exterior de la gran red. Después de que sobrevivió tenazmente y se recuperó, Anthony confió en su acuerdo previo con el Departamento de Justicia para convertirse en el instructor de combate cuerpo-a-cuerpo de la sede del FBI en Nueva York, ya que todavía tenía un poder y habilidades mucho más extraordinarias que las personas normales.

Leo, que no había sido transferido a la sede central hasta hace tres años, fue constantemente torturado por este instructor en el campo de entrenamiento de combate de la sede de Nueva York. De hecho, esto no fue algo muy deshonroso, ya que todos los agentes que habían tratado con él, incluso aquellos policías especiales bien entrenados, fueron asolados por Anthony. El punto es que este tipo solía apuntar siempre a Leo, diciendo cosas como "¡Deberías convertirte en actor, modelo o en el gigoló de una mujer rica en lugar de ser policía!".

Una vez, después de una rutina de sesiones de entrenamiento, le dijo con orgullo a Leo: "¿Estás molesto? Es una lástima que, para completar los cursos de entrenamiento de combate requeridos, solo tienes dos opciones: uno, derrotarme; y dos, llorar como una damisela en apuros mientras te quejas con el jefe de que te discrimino por tu apariencia. ¿Cuál eliges?".

Leo contraatacó con un poder similar a alguien que mata enemigos en un campo de batalla.

Ese intercambio de golpes resultó en un alumno enojado con una tibia fracturada y un instructor inescrupuloso con una simple mejilla moreteada.

Y ahora, este tipo aparecía frente a él aquí en el campo de entrenamiento subterráneo de la sede del FBI en Chicago. Aunque sabía que era solo un encuentro casual, en el momento en que Leo lo vio a primera vista, el impulso de darle una patada a esa brillante cabeza calva fue reavivado.

—No te he visto en tres años y, sin embargo, tu carita blanca todavía no ha cambiado nada. Déjame ver si has progresado algo aparte de follar con más mujeres dijo Anthony en un tono provocativo en tanto doblaba su gran dedo índice que apuntaba la cara de Leo.

Leo respondió con una cara inexpresiva:

—Es una pena que ya no seas mi instructor y no tenga la obligación de proporcionar una demostración respecto a los cursos de entrenamiento de combate en la sede de Chicago.

Parecía que iba a alejarse, pero en el momento en que se giró, arrastró su pierna derecha apuntando directamente a la sien de Anthony, esta acompañada por un viento silbante.

—¡Qué sorpresa, qué buen truco! —dijo Anthony mientras inclinaba la cabeza hacia atrás, evadiendo fácilmente la patada rauda.

Leo falló, y la inercia hizo que su cuerpo girara en círculo, así que continuó con una patada zurda cual serpiente que muerde las costillas izquierdas de su oponente: una patada sólida que incluso un hombre fuerte como Anthony sufriría de una o dos costillas rotas. Este último dobló los brazos frente a la parte inferior de su pecho izquierdo, dobló las rodillas y bajó la cintura para evadir otra de las patadas zurdas entrantes de Leo.

Justo cuando Anthony le daba la espalda para prepararse para un contraataque, el otro lado volvió a azotar una de sus piernas como un rayo, obligándolo a agacharse de nuevo de un tirón. Leo se inclinó para darle a la contraparte otro azote de su pierna, y el hombre calvo finalmente cayó de espaldas para evadir esa última patada. En esta serie de ataque y defensa –que solo duró cinco segundos– Leo dio un total de cinco patadas, y el ataque varió de la cabeza a los pies, todo ejecutado por sus habilidades de pierna tipo tormenta.

—¡Bien! —gritó Anthony, la acción contrajo sus fuertes músculos abdominales. Se levantó rápidamente mientras Leo, que tuvo que inclinarse para realizar su última patada, aún tenía las dos manos en el suelo. El primero aprovechó el espacio de menos de medio segundo para golpear la mandíbula derecha de Leo con un puñetazo de revés diestro. Parecía un golpe ligero, dado que solo fue ejecutado por el dorso de las manos, pero Leo sintió un dolor agudo en la mandíbula. Se tambaleó con dos pasos justo cuando se ponía de pie, y la acidez que sintió en su cavidad nasal casi hizo que sus ojos se llenaran instintivamente de lágrimas.

El contraataque del instructor de combate fue mucho más que ese único puñetazo: su cuerpo saltó en línea recta y giró rápidamente en 360 ​​grados. ¡Su enorme cuerpo traía una enorme energía cinética y, como un hacha de hierro, su larga pierna derecha silbó hacia la cara izquierda de Leo! Es difícil imaginar que un hombre grande como Anthony pudiera ejecutar perfectamente un método de pierna tan delicado, pero el hombre giró una vez más y una patada giratoria había golpeado la mandíbula izquierda de Leo otra vez.

Cuando su cara fue pateada a un lado, Leo escupió un poco de sangre y un fuerte olor a oxido llenó su boca. Trastabilló unos pasos hacia atrás hasta que su cintura alcanzó la mesa cilíndrica de metal cerca del campo de entrenamiento de tiro.

Anthony brincó, pisó el pecho del agente con el pie izquierdo, mientras que su punta derecha se enganchó en la mandíbula de Leo. Después de un corto rato, el hombre corpulento se volteó y aterrizó en el suelo ininterrumpidamente.

El pie solo ejerció una ligera presión, la cual no le causó más daño a Leo, pero la amenaza detrás era abrumadora. No hay duda de que, si el hombre calvo presionara deliberadamente su peso e hiciera todo lo posible para patearlo, con la capacidad del hombre de levantar 560 kilos, incluso si el oponente no muriese de inmediato, un grave traumatismo craneoencefálico sería inevitable.

—Duró nueve segundos más que antes. —Los dedos de Anthony rasparon un hilo de sangre de la mejilla de Leo, sus ojos llenos de emoción por la violencia—. No te frustres, pequeño pony, este ya es un resultado bastante bueno. Ya sabes, Jacob, que era llamado "Picadora de Carne", se secó en mi pierna en cincuenta y tres segundos, e incluso Hogan, el "Monstruo", duró solo quince minutos y cuarenta y dos segundos.

Leo se limpió la sangre en las comisuras de los labios con el dorso de su mano. —Eso es realmente malo. Pero sí sabes que has peleado con el Rey Diablo Evans durante dieciocho minutos solo para perder al final, ¿no? —respondió fríamente.

La cara del hombre calvo se hundió. Esa primera y última derrota de su vida era una desgracia eterna y una cicatriz permanente. Después de recuperarse de la lesión, estaba ansioso por regresar a la arena de combate y enfrentarse nuevamente a Evans, pero el "Rey Diablo" de puño negro que era bueno usando los pequeños errores de su oponente para ganar, en realidad cayó en su propio error y fue expulsado del escenario por el "Tigre de Guerra" Alex Chen dos años después.

Tal vez este sea el destino de los luchadores del mercado negro: con un entrenamiento arduo, se forjaban en una máquina de matar, pateando constantemente las cabezas de otras personas. Usaban su propia vida como una apuesta para ganar una gran riqueza, hasta que un día, quizás incluso al día siguiente después de su victoria, como los oponentes que una vez derrotaron, también se convertían en un cadáver sangriento.

Mientras el otro estaba en trance, Leo se dio la vuelta para irse, pero un brazo duro como el acero le agarró la garganta por la espalda.

—¿Quieres huir? ¡Todavía no he terminado!

Leo le dio un codazo a Anthony en las costillas y se liberó de los grilletes de este último. Se giró para dejar una respuesta glacial. —¡Vete al infierno y lucha contra el diablo allí, maníaco violento!

—¿Infierno? —La mirada de Anthony se volvió fría y profunda, como si hubiera regresado al frescor glacial de Siberia, al campo de entrenamiento extremadamente sangriento, cruel y demoníaco. Jóvenes de todo el mundo enfrentaban la desesperada situación de vida o muerte desde su primer día en el campo, y aquellos que no cumplían con los estándares de evaluación dentro del límite de tiempo eran directamente destruidos. Luchaban contra sus compañeros, bestias salvajes como lobos y osos pardos, e instructores armados con las manos desnudas. Bajo una presión severa y dura, experimentaban cómo era realmente un entrenamiento infernal; había constantes luchas, dolor y muerte. Por lo general, solo menos de un tercio de las personas podían salir de ese campo de entrenamiento y todas ellas eran las bestias sedientas de sangre más feroces, las máquinas de matar más sofisticadas y eficientes.

—No es necesario, ya me escurrí del infierno... —susurró Anthony con indiferencia mientras veía desaparecer la espalda de Leo en el ascensor.

Después de una ducha fría y un cambio de uniforme, el estado de ánimo turbulento de Leo se calmó poco a poco.

Una vez, bajo la estimulación del instructor de boxeo negro, entrenó duro sus habilidades de lucha desarmadas. Pero en poco tiempo, se dio cuenta de que ni pelear ni Anthony eran parte de su vida. Lo primero podría, a lo mucho, mejorar su fuerza física y sus habilidades de lucha, mientras que el segundo podía sobrevivir por su cuenta. No era necesario perder tiempo en esto: la clave es hacer bien su trabajo.

Leo palpó el oscuro y suave calibre Glock 18 de 9x19mm con capacidad para diecisiete disparos. Una sensación ligera, buen rendimiento, potencia de fuego estable y potente, y una velocidad de disparo de 1.200 disparos por minuto en modo automático, comparable al de una ametralladora... Una extrema familiaridad surgió entre sus dedos. —Buena chica, eres más confiable que cualquier otra cosa —dijo el agente de cabello negro mientras insertaba su arma en la funda debajo de sus costillas.

De vuelta en la oficina de arriba, en tanto abría la puerta, Leo se congeló y frunció el ceño cuando vio a la persona en el sofá. —¿Por qué estás aquí?

Li Biqing retiró su mano del tablero de ajedrez, y le sonrió. —Terminé de escribir el perfil, así que te lo traje.

Leo se dirigió hacia Emily, que jugaba contra él. —¿No estás ocupada?

—No, no, solo vine a entregar café... —La chica responsable de atender a los invitados se levantó, su cara bonita con ojos grandes y mentón puntiagudo estaba llena de ansiedad, y como un pez, se escurrió por la puerta.

—¿Cómo llegaste aquí? —preguntó Leo.

—Me encontré con Rob abajo —dijo el joven con un poco de pesadumbre—. ¿Podemos no usar ese tipo de tono, como si estuvieras interrogando a un sospechoso? Estoy empezando a ponerme nervioso.

El corazón de Leo se suavizó y subconscientemente apaciguó su tono. —Lo siento, hábitos ocupacionales. —Se acercó al sofá y tomó un sorbo de la taza de café caliente. Trató de ocultar la expresión incómoda en su rostro, y luego tomó una delgada hoja de papel de Li Biqing—. Espera aquí mientras llevo esto a la División de Investigación y Análisis Criminal. Puedes tomar algunos refrigerios y bebidas del salón de té. No te acerques demasiado a esa chica.

—¿Por qué? —Li Biqing preguntó con ojos ingenuos y confundidos.

—Es bisexual y siempre se enreda con su ex. No creo que quieras a una policía alta y exaltada como enemiga. Recién ayer corrió a mi oficina e hizo un escándalo porque me confundió con un rival.

Li Biqing encogió el cuello. —La chica solo me trajo un café. No pasó nada más y no tengo nada que ver con ella —declaró inmediatamente.

—Eso es bueno. —Leo asintió levemente y, sosteniendo su perfil criminal, salió de la oficina.

Li Biqing dio un suspiro de alivio y se recostó en el sofá.

Rob salió del baño privado detrás del escritorio, sacudió las gotas de agua en su mano y le mostró una mirada muy comprensiva a Li Biqing. —¿Te he dicho que el tipo tiene un fuerte deseo de controlar a las personas que lo rodean? ¡Si quieres cumplir tus propios deseos, debes decirle "No" sin piedad como siempre lo hago yo! "¡De ninguna manera, Leo!', "¡No me digas qué hacer, Leo!".

—Creo que solo es sobreprotector con su propia familia y, por supuesto, yo soy su futuro cuñado —respondió Li Biqing—. Y nunca te he escuchado decirle eso, Rob. Siempre dices "Está bien, ganaste" "Tú eres el jefe", ¿verdad?

Rob casi vomitó sangre con la repentina sensación taciturna. —Me equivoqué por ser un entrometido —susurró.

La otra persona le echó un vistazo. —¿Puedes jugar ajedrez?

—Uh... un poco.

—Excelente. ¡Juguemos una nueva ronda! —Li Biqing lo arrastró al sofá y reorganizó felizmente las piezas de ajedrez.

—Mis habilidades de ajedrez son terribles. Me temo que seré derrotado en unos pocos movimientos. —Rob parecía un poco avergonzado.

—Está bien, de todos modos, solo estamos jugando... —Li Biqing de repente hizo una pausa—. ¿Unos pocos movimientos? Cuántos movimientos... ¡Sí, por qué no pensé en eso! ¡El 1-1-8-3, eso es lo que significa! —murmuró palabras que nadie pudo entender y agarró el brazo de Rob—. ¿Dónde está la División de Investigación y Análisis Criminal? ¡Tengo que encontrar a Leo!

—En el octavo piso. —Rob miró sus acciones y no pudo evitar levantarse—. ¿Algo urgente? Te acompañaré.