Capítulo 11: La fragancia floral en el papel

Leo y Rob se habían turnado el interrogatorio durante todo un día, pero el sospechoso era más inflexible de lo que Leo había esperado. La cara y el ánimo del latino se habían desgastado gradualmente después de haber sido sometido a hambruna, somnolencia y manipulaciones psicológicas, pero a pesar de todo esto, su boca todavía estaba bien cerrada.

—Me declaro inocente.

Las manos de Reggie estaban esposadas a una barandilla de metal sobre la mesa, y con las piernas cruzadas, exponía una postura relajada. —Así que no pierdas el aliento y solo pídele al gobierno que me designe un abogado.

—Fuiste atrapado en la escena del crimen y esa es una evidencia concluyente. Incluso si le pides a un profeta que sea tu abogado, no podrá ayudarte. Te aconsejo que admitas la verdad y descartes cualquier plan de escape. Puedes tomar la iniciativa de declararte culpable y quizás logres reducir unos años tu sentencia de prisión. —Rob adoptó una llegada tanto fuerte como suave.

—¿Evidencia concluyente? —Se mofó Reggie—. Tu arresto solo puede autentificar que intenté infligirle una lesión a Quentin. Aún está vivo, ¿no? Ah, más las dos horas que dejé cautivo a alguien.

Rob golpeó la mesa con la palma. —Las muestras de semen encontradas en la víctima del segundo homicidio coincidieron con tu ADN. Esta evidencia es suficiente para sentenciarte con un homicidio en primer grado.

—Esa pista solo puede probar que tuvo una relación sexual conmigo antes de ser asesinado. Eso fue consensuado y estoy seguro de que ya tiene más de dieciséis años, ¿cierto?

—¡El arma homicida y los pétalos de rosa encontrados en tu mochila también son pruebas que pueden precisarte como el asesino de estos tres asesinatos seriales!

Reggie dijo con actitud desafiante:

—Esas cosas solo pueden implicar que soy un admirador del Interfector Rosa que quería imitar su modus operandi en un intento de atacar a Quentin, pero solo permaneció como un plan y terminó sin causar ninguna lesión. Según la ley, ¿un intento de delito combinado con la reclusión ilegal de alguien solo resultará en cuántos años de condena? ¿Ocho años? ¿Diez años? Tal vez también puedo obtener una fianza pagando cientos de miles de dólares, ¿verdad? —Con los codos apoyados sobre la mesa de metal y el mentón apoyado en una mano levemente apretada, frente al agente federal estiró una sonrisa malvada en su rostro.

Rob se puso lívido. Apretó los dientes, apartó la silla para ponerse de pie y salió de la sala de interrogatorios.

Cuando salió, vio a su compañero parado afuera del muro de vigilancia con una taza de café en sus manos. Rob agarró la taza medio vacía y bebió un trago de café. Luego se quejó:

—Este tipo es exactamente como el dicho chino que dijiste, ¡los cerdos muertos no le temen al agua hirviente[1]!

Su ira no afectó a Leo. El agente de cabello negro solo se burló. —Es inútil. No importa cuánto se niegue a confesar, siempre y cuando se inicie el procedimiento formal del juicio y se presenten todas las evidencias ante el tribunal, tres asesinatos en primer grado, un intento de asesinato y un confinamiento ilegal, además de sus métodos brutales y crueles, definitivamente será sentenciado a la pena de muerte. Su negativa a admitir su culpa solo conducirá a un retraso en el juicio.

—Lo sé, pero la actitud de este chico es demasiado arrogante e irritante, lo que enoja a la gente. Si la reglamentación lo permite, realmente quiero darle una paliza. Diablos, ¡incluso si no, me gustaría hacerlo! —dijo Rob enojosamente—. Como muchos otros antes, seguramente usará y jugará con los procedimientos legales con el pretexto de los derechos humanos para luchar con el tribunal de enjuiciamiento y apelar repetidamente, desperdiciando el dinero de los contribuyentes e incluso llamando al gobernador o presidente para una intervención administrativa y anunciar una conmutación de pena, amnistía o retrasar la ejecución de la pena de muerte. Todo el proceso puede tomar siete, ocho o incluso diez años antes de que se pueda hacer una condena formal. Quizás para ese entonces, Oregón haya abolido oficialmente el sistema de pena de muerte. ¡Al pensar en todo esto, desearía poder poner una bala directamente en la cabeza de ese bastardo para que todo terminase!

—Así es la ley, a veces te sientes insatisfecho, pero aun así tienes que obedecerla —concluyó Leo, luego recuperó su taza y bebió el café restante—. Por supuesto, si está dispuesto a cooperar y confiesa, el proceso del juicio se volverá mucho más fácil. Pero claramente tiene la intención de hacer una buena lucha, "Dado que la pena de muerte es probablemente el resultado final, ¿por qué necesito cooperar? Es mejor intentar hacer todo lo posible para alterar las cosas". Eso es probablemente lo que este chico piensa.

Frente a este enfoque canalla, Rob se sintió impotente y solo pudo avenirse. —Bueno, al menos puedo desahogar mi ira en dos cosas. ¡Una es no darle comida durante veinticuatro horas, y otra es ajustar el aire acondicionado de la habitación a 10°C!

Leo no pudo evitar sonreír, y lo palmeó en el hombro. —Esta vez, te apoyo totalmente.

Dos horas después, Leo y Rob estaban cenando comida rápida cuando un agente salió de la sala de interrogatorios y les dijo:

—Ese tipo se está congelando. Dijo que consideraría confesar si pudiéramos cumplir con sus condiciones.

Rob bajó su hamburguesa a medio comer, se levantó y preguntó:

—¿Cuál es la condición?

—Quiere ver a alguien llamado Li Biqing.

Leo, que se estaba limpiando los dedos con una servilleta, mostró una cara hundida. —Ve y dile estas tres palabras: ¡De ninguna manera!

—¡Espera! —Rob lo detuvo y se dirigió a su compañero—. Es solo una reunión, ¿no? Está esposado y esta es una estación de policía. No habrá ningún peligro.

Leo preguntó en respuesta:

—Recuerdo que tienes un hermano menor en la secundaria llamado Xavier. ¿Lo dejarías reunirse con un asesino en serie?

Rob quedó estupefacto por su pregunta. —Al menos le pediré su opinión, en lugar de tomar decisiones en su nombre.

Leo guardó silencio por un momento, sacó su teléfono celular del bolsillo y marcó un número.

"¡Sí, quiero verlo! ¿Estás en la estación de policía de la ciudad? ¡Voy!". Al otro lado del teléfono llegó la voz nerviosa y ansiosa del muchacho chino.

Leo colgó la llamada y fulminó con la mirada a su compañero.

Rob se burló de él. —Viejo, pareces una gallina que protege a sus polluelos. Biqing ya es un adulto que es totalmente capaz y tiene derecho a tomar decisiones sobre cualquier cosa que haga. ¿A qué joven de veintiún años le gusta tener un padre que es solo ocho años mayor que él?

—¡No es problema tuyo! —Leo respondió con rigidez.

—Solo un amable recordatorio. —Rob se encogió de hombros—. Esa no es una buena actitud si quieres desarrollar una relación más íntima con él.

¡Qué quieres decir con "desarrollar una relación más íntima"! Leo estaba a punto de preguntar cuando Rob ya se había marchado velozmente.

Media hora después, aún jadeante, el joven chino llegó a la estación de policía de la ciudad. Se acercó corriendo tan pronto como vio a Leo. —Reggie... ¿Reggie es el responsable de los asesinatos en serie? Dios, ¿estás seguro de que atrapaste a la persona correcta? —agarró el brazo de Leo y miró al agente federal con una expresión triste teñida con el anhelo de cualquier tipo de negación de lo que acababa de decir.

—¿Recuerdas tu sugerencia? Monitoreamos a Quentin y lo atrapamos en la escena del ataque —respondió Leo sin rodeos.

La expresión de Li Biqing de repente se oscureció, y suspiró con consternación. —Sí, de hecho, había sospechado inconscientemente de él desde hace mucho tiempo. Simplemente no quería admitirlo... Después de todo, ya somos amigos...

—Entonces, en mi opinión, es mejor no verse.

—No, quiero verlo —insistió Li Biqing—. Sin importar qué, seguimos siendo amigos.

Leo lo miró fijamente por unos cuantos segundos, y luego se giró hacia la sala de interrogatorios con un permiso tácito.

Li Biqing lo siguió, y cuando entró en la sala de interrogatorios, vio a Reggie esposado a la barandilla de una mesa de metal. Al ver a Biqing, los cansados ​​ojos de Reggie fueron repentinamente llenados de luz brillante y su boca, que parecía haber estado congelada, soltó una sonrisa y saludó al otro como si se conocieran por primera vez. —¡Hola!

—Hola. —Li Biqing se sentó en la silla de metal al otro lado de la mesa y lo miró solemnemente—. Te ves terrible, ¿tienes frío?

—Frío y hambre. Pero al verte ahora, me siento mucho mejor. —Reggie inclinó la cabeza y lo miró con voracidad, entonces de repente giró la cabeza hacia el agente federal que estaba parado a su lado—. Quiero hablar a solas con él.

—¡No! —Leo se negó rotundamente—. ¡Te dan la mano y agarras el codo!

—Entonces no tengo nada que decir. ¡Puedes seguir con el aire acondicionado a la temperatura más baja! —Reggie dijo fríamente.

Rob sacó a Leo de la puerta. —Creo que este tipo es como un villano abrumado que ahora quiere ir a la iglesia los fines de semana para encontrar un sacerdote y confesarse —susurró—. Necesita a alguien con quien hablar. Si Biqing es quien puede eliminar sus defensas psicológicas, revelará completamente sus crímenes, como verter granos de chocolate de un frasco de boca ancha. ¿Por qué no lo intentamos?

—¡Mató a tres personas por medios crueles! —Leo frunció el ceño y contempló severamente a su compañero—. ¿Y quieres que permita que Biqing se quede solo en una habitación con ese maníaco psicopático? ¿Acaso crees que estoy lo suficientemente loco como para poner en peligro su seguridad solo para que podamos obtener una confesión de un asesino que probablemente incumplirá su promesa? ¡Si en verdad lo crees, ya no me importa si este tipo se declara culpable o no!

Rob le soltó la mano a regañadientes. —Bueno, ganaste con terquedad, de nuevo.

—Quiero hablar a solas con él —interrumpió una voz—. ¡Por favor, solo dame media hora, no, veinte minutos!

Leo miró a Li Biqing, quien había salido de la sala sin que se dieran cuenta. El joven chino lo miró fijamente, sus ojos decían claramente: "Decidí hacer esto. No retrocederé ni siquiera con tu oposición". Cuando el agente de cabello negro permaneció en silencio, Li Biqing continuó:

—Estaré a salvo. Si quieres, puedes esposarle los pies, pero creo que eso es innecesario. Reggie solo quiere hablar con alguien, pero claramente no con la policía.

Después de un momento de silencio, Leo dijo de mala gana:

—Solo veinte minutos. Si dice algo que te incomode, es mejor que salgas de inmediato. Sabes, he visto un ejemplo viviente: un prisionero recién encarcelado provocó a su vecino en la celda de al lado, pero este prisionero de al lado era alguien que era bueno jugando con las mentes de las personas. Esa noche, el recién llegado se suicidó en su celda, y las dos personas apenas hablaron durante más de una hora.

Li Biqing asintió. —Voy a prestar atención. Puedes estar tranquilo.

Para evitar la vigilancia policial y las intervenciones telefónicas, Reggie exigió que su conversación se llevara a cabo en la oficina del oficial principal Terry. Ningún oficial de policía se atrevería a instalar dispositivos de espionaje en el lugar del alguacil.

El alguacil salió deliberadamente a terreno hoy, ya que cada vez que veía a Leo, no podía resistir el impulso de golpear la cara de este último. Por lo tanto, su oficina fue inconscientemente ofrecida para el uso de otros.

La gruesa puerta de madera de la habitación estaba bien cerrada. Leo estaba apoyado contra la pared cercana con las manos dentro de los bolsillos del pantalón. A primera vista parecía estar inmóvil, pero sus dedos dentro de los bolsillos seguían torciéndose levemente, como si latieran a cierto ritmo de una ansiedad oculta. De vez en cuando, ojeaba el reloj colgado en la pared opuesta. Estaba a solo un minuto del límite, pero, aun así, no fue capaz de resistirse. Caminó hacia la oficina y alcanzó el pomo de la puerta.

La puerta de madera se abrió en silencio y Li Biqing quedó en su línea de visión. Leo miró su rostro detenidamente y preguntó con un tono intranquilo:

—¿Qué te dijo?

—Algunos asuntos privados. No creo que quiera que otras personas sepan —susurró el joven con una sonrisa vaga y casi imperceptible.

Rob también dio un paso al frente. —¿Aceptó declararse culpable?

—Sí, pero esperen hasta mañana. Dijo que estaba exhausto y que necesitaba un buen descanso.

Rob dio un suspiro de alivio. —Hemos pasado todo un día con él, no nos importa esperar otra noche. —Luego le indicó al oficial de policía de la ciudad detrás de él—. Dale algo de comer y beber, ponlo en una celda y fortalece la vigilancia. Regresaremos con el fiscal mañana.

—¡Sí, señor! —El joven, que acaba de graduarse de la academia de policía, respondió de manera ruidosa y respetuosa.

Leo condujo a Li Biqing de regreso al apartamento con una cara cansada. El empedernido agotamiento casi lo ahogaba.

—¿De verdad no tienes nada que quieras decirme? —Le preguntó a la otra persona por última vez, y aun así recibió un rechazo amable, pero firme:

—Estoy bien, Leo. Algo les sucedió a las personas a mi alrededor, y cualquiera estaría deprimido por un tiempo si también experimentara este tipo de situación. Me siento un poco cansado y quiero dormir bien.

—Está bien, descansa bien. —El agente federal le dijo en un tono raro y gentil—. No tienes que ir a clase mañana. Solicitaré un permiso en tu nombre.

—Buenas noches. —Li Biqing le sonrió, entró en su habitación y cerró la puerta detrás de él. Fue al lavabo, abrió el grifo, se lavó la cara con agua fría y entonces sumergió toda la cara.

A través de las olas de agua, la voz lóbrega de Reggie todavía resonaba en sus oídos. Bajo el cabello oscuro y rizado, había un par de ojos delgados llenos de deseo asesino, como una bestia que agarró a su presa, como una serpiente que culebrea por su piel: "Biqing, mi querido nuevo amigo, sabes, mi objetivo original no era Collin... ¡sino tú! A ti es a quien le quiero apuñalar la carne con ramas, una por una mientras escucho tus encantadores lloriqueos y gemidos, y admiro los hermosos patrones de sangre sobre tu piel..."

Cuando estaba a punto de ahogarse, Li Biqing levantó repentinamente la cabeza del agua, el cabello mojado de su frente arrojó al aire una serie de salpicaduras de gotas de agua. Una cara jadeante y manchada de agua se reflejaba en el espejo. La contempló durante mucho tiempo hasta que el agua goteante le nubló por completo los ojos.

Temprano a la mañana siguiente, llegó una mala noticia del Departamento de Policía de la ciudad: Reggie Dunn, el mayor sospechoso de los asesinatos seriales en la Universidad Estatal de Portland, escapó de la celda de la policía.

Su escape fue sorprendentemente simple, pero funcionó. En la madrugada, de alguna manera fue capaz de conmover los sentimientos de la bondadosa oficial de policía de turno, Amanda, probablemente aprovechándose de su subconsciente lástima por él. Amanda una vez tuvo un hijo de edad similar, y al parecer, este encantador hombre de cabello rizado suscitó su intempestivo amor maternal por su difunto hijo y le hizo sentir fuertemente que necesitaba cuidarlo y protegerlo. La persuadió para que abriera la puerta de la celda y entrara, y luego la atacó, la dejó inconsciente, agarró la llave, fue a los camarines y robó un conjunto de uniforme de policía, entonces finalmente salió de la estación de una manera tan circunspecta.

Tan pronto como Leo recibió la llamada telefónica, condujo directamente a la estación de policía de la ciudad, y no pasó mucho tiempo antes de que Rob también se apresurara hasta allá. La policía responsable de todo el calvario ya estaba despierta y lloraba de culpa bajo el consuelo de sus colegas.

—Deja las lágrimas de simpatía para su pena de muerte. ¡Ahora es el momento de actuar! —Leo dijo sin compasión—. Vayan y revisen las cámaras de vigilancia de tráfico en las calles cercanas para ver si pueden captar algo, vuelvan a registrar su casa y busquen cualquier pista que pueda revelar su paradero, pídanle a todos sus parientes en la ciudad que vean si pueden proporcionar un posible escondite y que la policía de tránsito coordine sus patrullas para inspeccionar las carreteras que conducen a las diversas salidas de la ciudad...

Las rápidas entregas de órdenes fueron ejecutadas rápidamente por la policía de la ciudad y los agentes, uno por uno. Poco después, la policía encontró una residencia secreta de Reggie. Leo y Rob lideraron el equipo para buscar pistas y llegaron a un pequeño edificio de dos pisos pintado con un color beige claro y ubicado en las afueras de la ciudad. Un gran campo de rosas multiflora estaba plantado en el patio, y los pétalos de carmesí y rosado exudaban una rica y dulce fragancia bajo el sol.

La policía casi volcó todo el pequeño edificio, y encontraron muchos "mementos de asesinatos" en la habitación de Reggie, incluidas estacas de madera afiladas y bañadas en sangre que se había vuelto negra, un encendedor conmemorativo e incluso partes de los cuerpos de las víctimas. Lo más antiguo era un anillo de hueso blanco hecho de la séptima vértebra del cuerpo humano. Había iniciales grabadas en el anillo interior, quizás el nombre de una víctima. Desde este punto de vista, parece que el primer caso de tortura encontrado en el Parque Forestal probablemente no fue la primera víctima del Interfector Rosa. En rincones oscuros que la policía no había encontrado, los cadáveres ya se habían descompuesto, los huesos se estaban secando y las almas de las víctimas que no habían recibido justicia seguían vagando y llorando.

En un cajón oculto, Leo encontró una cajita con un broche de metal y con bordes de cobre gastado, una indicación de que su propietario a menudo la abría. Levantó la tapa de la caja y en el interior yacía una pila de fotografías.

Leo sacó un total de siete fotos y las sostuvo en sus manos. Leo contuvo el aliento mientras miraba las imágenes de los rostros jóvenes y hermosos de los chicos, uno por uno. Cuando llegó al quinto, reconoció que era el joven que fue asesinado en el Parque Forestal; el sexto era el estudiante universitario que había sido encontrado muerto en una parte remota del campus, y el séptimo...

Dentro de la fotografía se representaba una vista panorámica: un césped suave salpicado de hojas caídas, y la luz del sol que brillaba a través de las copas de los árboles de roble y abedul rojo rociaba pequeños puntos de luz en todo su cuerpo. El rostro del joven asiático estaba ligeramente levantado, como si mirara una nueva hoja verde en la rama, con una sonrisa perezosa y tranquila en la boca. La brisa le había corrido el cabello, y fue como si este suave viento atravesara el papel, exudando el aroma de las rosas durante el verano.

La cara familiar del hombre hizo que Leo sintiera un profundo escalofrío.

De repente, su corazón se cubrió de escarcha y se convirtió en un bulto de hielo. La sangre que fluía por sus venas se congeló en un instante y se sintió completamente frío de adentro hacia afuera.

Seguía gritando en su corazón, pero sus labios rígidos no podían hacer ningún sonido. No fue hasta que Rob lo llamó por detrás –como si lograra liberarse de las mágicas limitaciones del tiempo– que salió de una estructura inamovible y un fuerte grito escapó su garganta.

—¡Li Biqing!

Rob quedó estupefacto. Nunca había visto una expresión tan feroz en el rostro de su compañero siempre tranquilo y controlado. Había una mezcla de cólera extremo y miedo profundo.

—¿Qué acabas de decir? —No pudo evitar temblar.

Leo salió corriendo y marcó su teléfono móvil. Su rostro y sus dedos temblorosos hicieron que Rob se diera cuenta de que algo terrible estaba por suceder, ¡o está sucediendo! Corrió a toda prisa para seguirlo, y logró abrir la puerta del asiento del copiloto un segundo antes de que el auto partiera a toda velocidad.

—¿Qué diablos está pasando? —preguntó de nuevo.

La mirada del agente de cabello negro estaba mirando directamente el parabrisas frente a él, y los músculos a los lados de su cara estaban tensos cual flecha en una cuerda. —¡Es Biqing! ¡Su objetivo original no es Collin, sino Biqing!

—¿Qué? —Rob se sorprendió—. Quieres decir que Reggie... ¡Dios! ¡Acaba de escapar de la estación de policía!

—Todos pensamos que se iría a esconder o cambiaría su identidad y huiría de Portland para escapar a otros estados. Pero ignoramos un punto. —La voz profunda y canora de Leo en este momento era tan seca como una lija—. ¡Un asesino inescrupuloso como él a menudo elige no escapar con desesperación, sino luchar imprudentemente como el más poderoso contraataque contra la policía!

—¡En este momento, definitivamente ignorará todos sus otros intereses y solo se centrará en satisfacer el deseo más ardiente en su corazón! —Rob finalmente entendió el miedo de Leo, y su rostro palideció—. Dios, bendícenos para estar un paso adelante...

Al final no pudo decir nada después de la última mitad de su oración.

—No puedo contactar el teléfono de Biqing. —Leo le arrojó su teléfono celular—. ¡Llama a Serena, dale el número de Biqing y pídele que vuelva a revisarlo!

Rob hizo una llamada frenética. Leo pisó más fuerte el acelerador: el Chevrolet SUV negro rugió como una bestia sobre la calle y se fue zumbado al centro de Portland.

[1] 死豬不怕開水燙, básicamente significa que, cuando no tienes nada que perder, no le has de temer a nada.