Capítulo 1: Los caminantes de media noche

Caso uno - "La Pesadilla"

Roy Li[1] miró la pantalla azul de la radio del automóvil, actualmente eran las 12:45 PM.

La autopista interestatal se extendía silenciosa e infinitamente bajo la iluminación de las luces altas. Ambos lados estaban rodeados por una oscura naturaleza y, de vez en cuando, las sombras de algunos grupos de árboles flotaban. Si no viera pasar las líneas blancas en el camino desde su visión periférica, casi tendría la ilusión de que el automóvil no se movía.

Estaba demasiado callado. Este silencio le traía una sensación de inquietud al hombre. Estiró el brazo y presionó el botón de la radio para encenderla: no sonaba, no sabía cuándo se rompió.

Justo cuando estaba a punto de tararearse una canción, una figura de repente apareció frente al parabrisas.

Pisó los frenos al instante, emitiendo un agudo chirrido. El cuerpo de Roy Li rebotó con dureza contra el asiento del conductor. Golpeó el volante demasiado rápido y la fuerza centrífuga lo hizo sentir como si todo el mundo se hubiera volteado, pero afortunadamente el automóvil finalmente se detuvo.

Este tipo que casi creó un desastre era claramente visible ante los focos delanteros. Era un tipo negro, fornido y alto que tenía una camiseta de manga larga con capucha engalanada con estampados caóticos. Parecía un diseño abstracto a primera vista, pero después de escudriñarlo detenidamente, descubrió que era un grupo de esqueletos mutilados sin brazos ni piernas. Sin embargo, Roy Li sintió que, comparado con su mitad inferior, la cual lucía un par de horribles vaqueros decorados con cadenas de metal, la camiseta era bastante normal.

El hombre caminó un par de pasos, inclinó la cabeza por encima de la ventanilla y golpeó los nudillos contra ella.

Con tiento, Roy Li no bajó la ventanilla ni siquiera un jeme. Todavía horrorizado, repudió de modo acusador: 

—¡¿No sabes que eso es peligroso?! ¡Si quieres suicidarte, entonces molesta a otro coche! ¡El mío ya ha sido reparado tres veces! ¡Una más y se va al deshuesadero!

El hombre sonrió, sus dientes brillaron radiantemente bajo la capucha. —Si no me paraba en medio del camino, tu Chevrolet me hubiera pasado al igual que los coches anteriores.

Eso es porque estás parado en el arcén en medio de la noche sin ninguna luz alrededor. Eso es como un grano de café negro dentro de una botella de Coca Cola. Roy Li criticó al hombre en su mente, pero como lo criaron con buenos modales, aun así, le preguntó amablemente: 

—¿Necesitas ayuda?

—¡Claro que sí! Acaso hay alguien en el mundo que necesite más ayuda que yo. ¡Fui expulsado de mi coche por un grupo de imbéciles borrachos cuyos putos sesos beodos pensaron que era solo una broma! ¡Puta madre, incluso se lo llevaron! ¡Diablos, probablemente tendré que ir mañana a buscarlo y apuesto que lo encontraré en un estanque o entre dos árboles! ¡Así es exactamente cómo mi último coche se arruinó! En serio, estos hijos de puta...

Roy Li frunció el ceño. Deseó que la ventanilla tuviera una función adicional que pudiera bloquear todas esas palabrotas vulgares. Obviamente, en comparación con los imbéciles de sus amigos, este tipo que no dejó de insultar de cabo a rabo desde el momento en que saludó no era nada más noble.

Quiso pisar el acelerador y alejarse. Por desgracia, su intención fue detectada antes de que realmente pudiera llevarla a cabo.

—¡Oye, oye! ¡Vamos viejo, no seas así! He estado esperando durante mucho tiempo en este maldito lugar y solo dos coches pasaron en la última hora. No quiero quedarme toda la noche en esta campiña... ¿Qué tal si me llevas? Me bajaré tan pronto como vea una gasolinera o un motel —suplicó el hombre.

A través de la ventanilla, Roy Li vio los contornos de sus músculos firmes debajo de su ajustada camiseta de algodón y vaciló. Al final, le quitó el seguro a la puerta del automóvil.

—¡Alabado sea el diablo! —El hombre abrió la puerta, se subió al asiento del copiloto y tendió la mano derecha—. Quinn.

Roy Li tendió la suya y le dio un leve apretón a la mano cubierta de anillos de cráneos y víboras. —Li.

—¿Chino? ¿Coreano? 

Quinn ladeó la cabeza mientras lo escudriñaba. Probablemente de más o menos veintitrés o veinticuatro años, rasgos faciales atractivos y elegantes, cabello negro impecablemente cortado y vestido con ropa modesta. Parece un suave alfeñique de secundaria que acaba de salir de la escuela.

—Chino. —Roy Li asintió y sonrió superficialmente, con un indicio de la timidez y reserva distintiva de los orientales.

¡Oh, dulce bebé de mamá y papá, un ciudadano tan bueno y respetuoso de las leyes! Quinn le mostró los dientes de modo socarrón.

El automóvil volvió a arrancar y la velocidad aumentó gradualmente a ciento veinte kilómetros por hora, excediendo el límite de velocidad máxima en la interestatal.

No podía esperar, le urgía irse a cualquier lugar donde hubiera gente. Después de eso podría disminuirla. Quinn reflexionó un rato y pensó con orgullo: Está nervioso porque estamos los dos solos... ¡Oye, me tiene miedo!

Un flujo de emoción maliciosa brotó en el fondo de su corazón, y tras un breve momento de silencio, abrió la boca.Trabajar hasta tarde es muy aburrido, ¿verdad?

Qué se le va a hacer, el trabajo es lo primero —respondió Roy Li.

—No hay mucha gente que piense como tú. Sabes, últimamente hay cada vez menos coches por aquí... —Quinn hizo un exagerado movimiento de corte a lo largo de su cuello y sacó la lengua—. ¡Zas! ¿Sabes sobre eso?

Roy Li se mordió el labio, como si estuviera un poco inquieto. —Hay informes en las noticiassusurró como si tuviera miedo de algo. Lo llaman "Asesino nocturno".

—"Asesino nocturno", ese apodo es simplemente aburrido, mis amigos y yo lo llamamos "La pesadilla". ¡Es un tipo increíble! Finge ser un peatón en el arcén que necesita ayuda en medio de la noche y entonces, al día siguiente, la gente encuentra a un pobre diablo colgado de un árbol a un costado del camino, con dos cortes en la muñeca, el estómago abierto y las vísceras colgando de su cuerpo... 

La voz de Quinn se hizo más profunda y baja y su cuerpo se inclinó. Parecía querer observar mejor la reacción del joven a su lado, quien miraba directamente el camino que tenía al frente. Aunque no hubo una fluctuación evidente en su expresión facial, tragó saliva y su manzana de Adán de repente se deslizó hacia arriba y abajo. Era sin duda un signo de estrés, ansiedad o quizás miedo.

Quinn sonrió con satisfacción y continuó con el tema de interés: 

—Cuatro personas ya han sido sacrificadas, pero la policía no ha encontrado un solo mechón de su cabello. ¡Este tipo es un maldito genio!

—¿A qué te refieres con... sacrificio? —preguntó Roy Li con algo de renuencia y simultáneamente miró por el rabillo del ojo al enorme hombre negro a su lado. Sus músculos sobresalían debajo de su camiseta y sus brazos eran casi el doble de gruesos que su cuello. Su cuerpo estaba tatuado, y aunque la mayoría estaba escondida debajo de su cuello, las zonas expuestas parecían ser parte de una especie de criatura siniestra.

Quinn pudo ver que a su compañero de viaje temporal no le agradaba mucho este tema de conversación, pero aun así tomó la iniciativa de hablar. Tal vez fue por su cortesía habitual o tal vez porque se vio obligado a hacerlo por la atmósfera y la presión psicológica

Esto último hizo que el interés de Quinn fluyera aún más. Amarra el tobillo de una persona y la cuelga boca abajo de una rama. Después de eso, la apuñala y la desangra, como lo que se hace con un cordero, y al final pinta un pentagrama en el suelo, justo debajo del cadáver, con el nombre de la víctima escrito en el medio. Una ceremonia de misa negra para ofrecer un sacrificio al diablo —explicó.

Roy Li se obligó a concentrarse en conducir, pero no pudo evitar replicar

—Los periódicos no tenían que escribirlo con tanto detalle. Suena como el contenido de un libro religioso mal escrito.

Quinn sonrió. —Oh, por supuesto que los periódicos no entraron en detalles. No están involucrados.

Roy Li pisó abruptamente los frenos y las llantas emitieron un sonido moribundo en el piso de concreto. Quinn no se abrochó el cinturón de seguridad, por lo que se golpeó la cabeza contra el tablero. —¡Mierda! ¡¿Qué haces?! —gritó.

—Algo le pasa al coche de al frente explicó Roy Li mientras giraba la cabeza—. ¿No ves a ese hombre y esa mujer agitando los brazos?

Averiado en el arcén se encontraba un Volvo negro nuevo. El conductor era un hombre rubio de más de treinta años, con un maletín en mano y un traje gris oscuro que mostraba su valor. Parecía ser un oficinista de élite elegante y confiado que trabajaba en uno de esos edificios comerciales de clase alta.

Me llamo Alden —le tendió la mano agradecido a Roy Li, quien se había bajado del coche, y entonces presentó a la joven que estaba a su lado: Esta es Jessica, nos conocimos hace tres horas. Al principio quería tomar mi coche para ir al pueblo de Lamar, pero terminamos parados aquí.

—¿Cuál es el problema? —Roy Li hizo un gesto hacia su coche—. ¿Se puede arreglar?

Alden negó con la cabeza. —Sospecho que hay un problema con el medidor de combustible. En el camino mostró que había suficiente, así que no pensé que haría mal saltarme dos gasolineras.

Aún falta más de, eh... media hora para la próxima gasolinera. ¿Quizás pueda intentar arrastrarlo hasta allá?

Alden obviamente no quería dejar su automóvil recién comprado a un costado de la carretera y esperar hasta la mañana siguiente para venir a buscarlo. Aceptó la propuesta y pidió la opinión de su compañera con mucha caballerosidad.

Jessica se encogió de hombros mientras masticaba su chicle. —No me importa. Da igual de quién sea el coche.

Era una chica bonita, con un encantador cabello café rizado acomodado sobre sus hombros. Su piel estaba un poco seca y las sombras negras debajo de sus ojos no se podían cubrir con maquillaje. Era como si hubiera sido constantemente privada del sueño, demacrada por el agotamiento.

Roy Li encontró un cable de acero para remolcar en la cajuela, amarró los dos coches y se puso en marcha de nuevo.

Había dos personas adicionales en el asiento trasero y la sensación original de soledad se desvaneció. Al menos Quinn ya no continuó con ese tema espeluznante. Roy Li conducía con tranquilidad, su estado de ánimo también mejoró mucho.

Durante el camino, las cuatro personas charlaban acerca de nimiedades en un momento y guardaban silencio al otro. La chica en el asiento trasero no dejaba de frotarse los ojos y bostezar, por lo que se apoyó torcidamente contra el caballero a su lado.

Roy Li notó que Alden se movía en dirección a la puerta. Parecía rechazar el contacto físico con la chica, a pesar de que sus pechos eran tan regordetes y suaves como un par de melocotones.

Medio dormida y medio despierta, la chica parecía insatisfecha con su evitación. Se volvió a acercar un poco más y casi se tumba sobre su regazo.

Roy Li vio la expresión de Alden: incomodidad, impotencia y también una leve pizca de asco fisiológico.

No pudo evitar querer reír, pero, de repente, un par de profundos ojos cerúleos tan hermosos como el cielo despejado colisionó con su línea de visión en el espejo retrovisor.

Me vio mirándolo y sabe lo que estoy sospechando. Roy Li apartó rápidamente la mirada y las comisuras de su boca se torcieron levemente hacia arriba en una sonrisa ambigua.

Cuarenta minutos después, llegaron a una pequeña gasolinera.

El joven de overol se despertó de su sueño. Su cara no se veía muy bien y se acercó para ayudarlos a llenar el tanque de combustible. —No planean conducir toda la noche, cierto... —murmuró.

—Por supuesto que no, estoy tan cansado que podría quedarme dormido. —Roy Li se frotó los hombros doloridos—. ¿Hay un motel por aquí? Quiero descansar un par de horas.

El joven recibió el dinero y, sin energía, señaló un lujar no muy lejano al frente. —Al otro lado de la calle está el hotel Rainbow —habló y los dejó para que resolvieran las cosas por sí mismos.

Roy Li se dio la vuelta. —¿Qué opinan? —preguntó.

Quinn fue el primero en responder:

—No conduciré por la noche. 

Alden vaciló y volvió a mirar su automóvil lleno de gasolina Jessica ya se había movido al asiento trasero del Volvo y lógicamente se había quedado dormida. Suspiró suavemente.Olvídenlo, yo también iré. Saldremos a primera hora de la mañana. Encontrémosle un lugar para descansar a esta chica, eso sí.

Y entonces, hubo cuatro huéspedes nocturnos parados frente al mostrador en el vestíbulo del hotel Rainbow. La propietaria salió en pijama para gestionar los trámites de registro y facturación. —¿Un grupo? Dos habitaciones deberían ser suficientes, hay camas dobles —refunfuñó.

—No, quiero cuatro —dijo Roy Li—. Nosotros, eh... no estamos muy familiarizados. Nos acabamos de conocer.

—¡Solo quedan dos disponibles, las otras siguen en renovación! 

El bolígrafo en la mano de la propietaria se detuvo y se quedó mirándolo adormilada

Esta chica —señaló a la balanceante Jessica con la punta de su bolígrafo y preguntó con recelo: supongo que no la secuestraron, ¿verdad?

¡Oh, no, claro que no! ¡Solo tiene sueño! —Alden rápidamente se sacó el brazo de Jessica que colgaba en su cuerpo y trató de despertarla.

—Creo que parece drogada —agregó fríamente la propietaria.

Jessica sacudió un mechón de su cabello rizado. Parecía un poco despabilada y chilló con nerviosismo: 

—¡No me drogo! Solo bebí un poco de vino... ¡Solo un poco! ¿Qué ley dice que los adultos mayores de veintiún años no pueden beber, hmm? —usó la fina palma de su mano para azotar el mostrador, mostrando sus uñas pintadas de negro y de repente gorjeó una risa.

—¿Vendes vino? —se inclinó hacia delante y parpadeó deliberadamente; sus pestañas gruesas y recubiertas revolotearon—. ¿El tipo que tiene aditivos?

Alden se pellizcó el entrecejo y soltó un gemido bajo, dio un par de pasos, extendió la mano y arrastró a la chica banal hacia atrás. —Dos está bien, ella tomará una de las habitaciones y los tres nos apretujaremos en la otra.

Jessica se aferró a su brazo, casi colgó toda su persona sobre él, y cantó aturdidamente:

—Éramos solo nosotros, eran solo ellos, oh, oh. Tuvimos un gran revolcón y ellos tuvieron...

Roy Li acababa de comprar una lata de jugo en la máquina expendedora cercana y estaba en medio de beberla cuando de repente se chisporroteó, rociándose por todo el piso. Tosió fuertemente.

Alden agarró desgarbadamente las llaves del mostrador, arrastró a la chica que reía y cantaba y fue directo a la habitación. —Bien, Jessica, quédate callada ahora. Buena chica, shhh, cállate... cállate... ¡Dije que te callaras!

Quinn miró sus espaldas y reveló una expresión muy arrepentida. —Quiero una habitación con ella. Debe ser tan caliente que puede chuparte el alma...

Roy Li fingió no escuchar y tomó las llaves para abrir la puerta.

La habitación era muy pequeña, apenas había espacio para acomodar dos camas individuales, un armario, una mesita redonda y un sillón. La pared estaba tapizada con un papel lúgubre, pero afortunadamente la ropa de cama se podía considerar limpia y ordenada.

Quinn lo siguió y entró por la puerta. Su enorme cuerpo hacía que el espacio originalmente estrecho pareciera aún más constrictivo y había una leve sensación de represión.

Roy Li se sentó por fuera de la cama, cerca del borde. Estaba físicamente exhausto. Anheló poder desarticular cada uno de sus músculos y huesos, extenderlos sobre las sábanas y dormir como si estuviera en coma durante varias horas. Sin embargo, debido a la otra presencia en la habitación, no podía relajarse.

A Quinn parecía encantarle incomodar a la gente. Cuanto más ansiosos pusiera a los demás, más mejoraba su estado de ánimo. Caminó por la habitación mientras tarareaba una melodía extraña y penetrante. Se desnudó hasta quedar en ropa interior, revelando los músculos oscuros y firmes de su cuerpo tonificado.

Cielos, este tipo tiene tatuajes de pies a cabeza. Es prácticamente como una torre arruinada por un club de grafiti. ¿Será un gánster? Pensó Roy Li taciturnamente. Tal vez debería volver al coche y dormir...

Justo cuando estaba a punto de levantarse, llamaron a la puerta varias veces. Se acercó, giró el picaporte y vio a Alden afuera de la puerta, quien le sonreía con calma. —¿Puedo pasar?

La cara de Quinn se llenó de incredulidad. —¿Dejaste a la chica en la habitación? Eres un estúpido, un fenómeno... Diablos, ¿en verdad eres gay acaso? —se estrelló contra el colchón y tiró de las sábanas con enojo—. ¡Mierda, en verdad quiero matarte!

Ignóralo, solo está celoso. —Roy Li inclinó la cabeza y le indicó al hombre que entrara por la puerta—. La cama no es demasiado grande, pero tendremos que arreglárnoslas.

[1] 洛意Luoyi. La autora misma lo transliteró (es decir, escribió el nombre en pinyin en el raw, no con caracteres) como "Roy Li" y, luego de la edición, como "Roy Lee" (voy a editarlo al finalizar la traducción). En el occidente, los nombres chinos, sobre todo de actores, figuras públicas, autores, etc. se transliteran por el bien de su pronunciación.