Capítulo 43

—¡Agares, déjame ir! ¡Si te ven aquí, te dispararán! —Palideciendo por el miedo, intenté abrir su agarre, pero fue en vano, pues los brazos del tritón eran tan fornidos como barras de acero, fuertemente atados a mi alrededor hasta el punto en que no podía moverme. La cola de pez debajo de mi cuerpo se apretó aún más, permitiendo que el objeto grueso, duro y en forma de arma se hincara más sobre mis nalgas.

—No te... dejaré ir... —Un gruñido profundo, pero bajo sonó en mi oído.

Sentí los colmillos de Agares arañando mi nuca y bajando hasta mi hombro, donde dio un gran mordisco de castigo. No pude evitar temblar por el miedo repentino, y mi voz soltó un gemido ahogado.

Su mordisco no fue para nada fuerte, no me rasgó la piel, pero sabía que había dejado una marca de mordida en mi cuerpo, una que no podrá desaparecer por un tiempo. Sin embargo, no me atreví a seguir forcejeando. El temperamento de Agares era muy voluble. ¡Quién sabe si irritara aún más a esta bestia, podría darme un mordisco donde sus dientes me atravesaran directamente el cuello!

Al ver a Lafarre, Eva y los demás acercándose a nosotros con cada paso, mis nervios se tensaron al extremo. No quería que me vieran todo desaliñado en el abrazo de Agares, y aún más, no quería que usaran la fuerza pensando que Agares me estaba atacando.

Reprimí mi pánico e intenté calmar a Agares presionando suavemente mi mano en su garra palmeada. —Oye, te juro que volveré a tu lado. ¡Sé dónde está tu guarida! Hay algunas cosas importantes que necesito terminar primero, pero tan pronto como termine, iré a la cueva de los sirenios a buscarte, ¿suena bien? ¡Es justo que te pague!

—¿Volverás, Desharow?

La garra palmeada de Agares subió por mi pecho para acariciar mi mentón. Me presionó más cerca de su hombro mientras bajaba la cabeza para mirarme.

Ahora mismo, sus ojos brillaban con un inusual resplandor. Sus pupilas se redujeron hasta parecerse a un pequeño clavo pinchando mi burbuja de mentiras, y en una confusión, creí escuchar un tronido que me hizo sentir culpable.

Quise retractar esas palabras al instante, pues parecía que Agares quería aprovecharse de mi error y no permitirme dar marcha atrás sobre lo que dije.

—¿Volverás?

Esos delgadísimos labios afilados se partieron levemente para repetir una vez más aquella hechizaste palabra.

Contuve el aliento en tanto contemplaba directamente los ojos de Agares. Como un mal agüero, sentí que estaba firmando con una misteriosa criatura vieja un contrato de una apuesta que estaba destinado a perder.

Mi entorno se volvió silencioso, e incluso el aire se sintió sofocante y pesado. Tampoco pude sentir el paso del tiempo, ya que todos mis recuerdos de Agares se estaban rebobinando rápidamente cual película de cine, hasta que se detuvieron en un paisaje de la superficie de un mar frío.

Escuché una voz familiar sonando en la lejanía, pero al alcance de mi mano. "Niñito... ¿Volverás por mí?”.

La voz se superpuso totalmente con la pregunta de Agares hace un momento.

Sí, todo estaba destinado a ser.

En aquel entonces, Agares ya me había preguntado esto; es solo que en ese entonces era un niño de seis años y no podía recordar nada.

Así como así, pasaron quince años y me había olvidado por completo de este asunto. Sin embargo, con su subconsciencia enterrada profundamente dentro de mí, otra vez me había atraído por el mismo camino, donde quedé atrapado en la red largamente preparada por esta criatura vieja e inteligente, como una polilla que vuela hacia una llama viva.

Mi destino había sido cambiado desde el primer momento en que lo conocí.

—¡Desharow! ¡Oigan, miren, ese parece ser Desharow!

—¡Mira de nuevo, hay un sirenio que lo ha capturado!

El sonido que hicieron Lafarre, Eva y los demás me sacó del trance lento y oscuro. Me giré y en la niebla vi grupos de sombras negras corriendo hacia nosotros, con armas y rifles en mano. Mi estado mental se volvió desordenado y caótico. Respiré hondo y solté, —¡Sí, volveré!

—Entonces, te creo, Desharow.

La voz de Agares atravesó completamente mi tímpano, entumeciendo todo mi cuero cabelludo con su vibración. Entonces, mi cuerpo de repente fue liberado.

La larga e inusual cola negra activó una gran ola en el agua en el lado lateral de mi cuerpo y, en un abrir y cerrar de ojos, se zambulló profundamente en el agua. Cuando me giré para mirar, solo vi su figura desapareciendo rápidamente en una vaga y oscura cueva submarina del lago. Puede ser una ruta que conduce directamente a la guarida del tritón, y esto dejó un miedo perdurable... Debería estar contento de que simplemente no me haya llevado de regreso a su antigua guarida.

—Oye, Desharow. ¿Estás herido? —Lafarre gritó desde la orilla.

Nadé rápidamente hacia la orilla con unos cuantos aleteos y, tan pronto como me arrastré a tierra, me agarraron velozmente del brazo y me prestaron asistencia. De repente, Eva soltó un grito de miedo, —Dios mío, tu hombro fue mordido, pero... ¿cómo es que la herida en tu cintura se... sanó totalmente?

—Eh... No sé qué me pasó. De repente me desperté en medio de la noche y simplemente corrí hacia el lago. —Me cubrí el hombro de inmediato. Con pánico, quise cubrirme el cuerpo, pero hace un momento mi chaqueta se había rasgado en harapos, así que no tenía nada con qué cubrirme. No pude evitar bajar la mirada a mis pantalones. Afortunadamente, aparte de la pretina rota, este todavía estaba intacto.

¡Agares, bestia lasciva! Maldije ferozmente en mi corazón.

Lafarre se quitó la chaqueta y la colocó sobre mi hombro, luego levantó su arma y condujo a algunas personas para inspeccionar los alrededores del lago.

Eva miró al centro del lago con una expresión nerviosa. —Desharow, creo que Davis podría haber sido atacado por un sirenio como tú. Está desaparecido. Lafarre y yo encontramos esto debajo de un árbol cercano.

Eva abrió la mano y, sorprendentemente, en su palma había una escama reluciente y carmesí.

Al instante pensé en el cautivador tritón pelirrojo y quedé completamente sorprendido. Quedé conmocionado hasta la estupidez durante un par de segundos antes de finalmente responder, —¿Un sirenio? En ese momento, ¿viste lo que sucedió en el encuentro de Davis? ¿Había rastros de sangre?

—No... no había nada. —Reflexivamente, Eva negó con la cabeza—. Durante ese tiempo, estaba durmiendo soñolientamente, pero parecí escuchar algunos ruidos provenientes del bosque; sonaba como si algo se moviera muy rápido. Para cuando estuve completamente despierta, ya ni Davis ni tú estaban.

En cuestión de segundos, mis nervios se convirtieron en un bulto grande y embrollado.

Esto debe haberlo hecho un sirenio que salió de noche a comer o buscar pareja. Lo único seguro que podía decir era que Davis no fue considerado presa, ya que las otras personas no habían sido atacadas por sirenios, excepto Davis, quien estaba cerca mío. Además, no había rastros de sangre. La mayor posibilidad era que el tritón pelirrojo–que anhelaba mi estatus y el de Agares–tuvo la intención de capturarme, pero descubrió que no estaba allí y se llevó al desafortunado Davis como sustituto.

Recordé el terrible evento que sucedió en la guarida de los sirenios. Solo pensar en lo que Davis quizá podría encontrar me hizo sentir una inquietante frialdad trepando desde el fondo de mi corazón, haciendo que toda mi espalda quedara cubierta de sudor frío. Sostuve mi puño cerrado contra mi boca. —Dios... ¡Eva, tenemos que ir a salvar a Davis lo más rápido posible!

Justo en este momento, proveniente del cuerpo de Eva, de repente escuché el sonido de "dididi" de un revuelto pitido electrónico. Su rostro cambió en un instante y, de prisa, sacó un mensáfono de su bolsillo.

—¡¿Hola?! ¡¿Hola?! Davis, ¡¿eres tú?! ¿Puedes oírme?

Observé nerviosamente el mensáfono y pronto escuché un ruido de siseo intermitente. —Sálvenme... sálvenme...

¡Esa es la voz de Davis! Me apresuré a agarrar el mensáfono. —¡Hola, hola! Davis, ¡¿dónde estás?!

Sin embargo, no pude escuchar más de su respuesta, aparte de ruidos aún más desordenados y caóticos, los cuales pude reconocer vagamente como el sonido del mensáfono cayendo al agua. Mi corazón, como si cayera al abismo, se hundió profundamente... Si este fuera el caso, entonces nuestro único contacto con Davis pronto se romperá y solo seríamos como un grupo de moscas sin cabeza tratando de ubicarlo.

Tal vez confiar en Agares para encontrar a Davis podría ser una buena idea...

Volví a mirar en la dirección del lago. No sabía si fue solo un producto de mi imaginación, pero creí ver una sombra vega y revoloteante que se parecía a Agares, no muy lejos en la espesa niebla, pero tan pronto como parpadeé, no había nada allí.

—¡Oigan! ¡Acabo de encontrar las coordenadas de Davis!

La idea que acababa de aparecer en mi cabeza fue disipada por la voz. Lafarre corría hacia nosotros con entusiasmo. Levantó el mapa electrónico en sus manos y señaló una posición en la esquina derecha que no estaba muy lejos de donde se encontraba la ubicación de Rhine.

—Acabo de ver que este lugar justo aquí ilumina un punto. Es la señal inalámbrica de Davis. ¡Vamos, partiremos enseguida!

Planeamos una ruta simple para tomar, e inmediatamente empacamos todo y emprendimos el viaje para rescatar a Davis. Debido a que las señales inalámbricas no se pueden ocultar, cualquier otra puede buscarla, por lo que una vez que nos encontremos cara a cara con el equipo de Sakarol en el mismo camino, ello desencadenará inevitablemente una pelea terrible.

A fin de evitar eficazmente a Rhine y su equipo, elegimos deliberadamente una ruta diferente a la de ellos. Ellos viajarían a lo largo de la costa, mientras que nosotros caminaríamos por el centro de la isla.

En comparación, esta ruta era más corta, pero la desventaja es que estábamos más propensos a encontrar peligros en la selva. Sin embargo, teniendo a Lafarre, un experimentado biólogo y explorador selvático aquí como nuestro guía, era mucho más prudente y más seguro que elegir la ruta del litoral, donde podríamos ser atacados por sirenios y confrontados por Sakarol.

Después de confirmar la ruta de viaje en el mapa electrónico, organizamos nuestra formación y procedimos con cautela, abriéndonos paso en la selva serena y profunda.

Parecía que en la isla de los sirenios nunca había habido horas de luz reales, y para las veces que había, era simplemente la distinción del brillo de la luz de la luna.

En este momento, nuestros relojes de pulsera mostraban claramente que eran las ocho de la mañana, pero el paisaje nocturno aquí era más denso que la noche anterior. Incluso la única luz de luna iluminante desapareció sin dejar rastro. Entre las sombras de los árboles nebulosos, fragmentados había globos flotantes de luces azul oscuro, asemejándose a esos espeluznantes fuegos fatuos que se podían encontrar por doquier en las tumbas.

Mantuvimos un alto grado de vigilancia, cada uno sosteniendo un arma en nuestras manos mientras recorríamos el sendero, buscando cansinamente cualquier movimiento a nuestro alrededor.

—Oigan, chicos miren, ¿qué es esa cosa? La brújula sigue balanceándose en su dirección, como si hubiera una fuerza magnética existente.

Un hombre armado en el frente de repente gritó, y siguiendo la dirección que las linternas congregadas estaban iluminando, vi vagamente un contorno gris ceniza expuesto desde un arbusto bajo delante de nosotros. Inesperadamente, resultó ser un pedestal roto de forma cilíndrica, y en él parecía haber algunas marcas cinceladas. Quizás sobre él había originalmente un artefacto similar a una escultura.

—Oh, miren, hay más en esa dirección. Dios mío, hay tantos aquí...

La linterna escaneó el área e inmediatamente descubrí que en nuestro entorno aparecían muchas ruinas de color gris ceniza y blanco, y había una justo a mi lado. De inmediato me puse en cuclillas para mirar más de cerca con mi linterna: frente a mí está la parte superior de un pedazo de infraestructura blanca grisácea cuya mitad aún estaba enterrada en el suelo, por lo que no se podía ver el contorno general. Pero tuve la vaga sensación de que esto era parte de un sepulcro.

Estaba cubierto de una gran cantidad de ratán húmedo, así que usé suave y precavidamente una rama rota para quitarlo. Entonces, vi numerosos símbolos irreconocibles tallados densamente en el muro de piedra. En la parte superior también encontré una estatua tridimensional en forma de lagarto, al igual que esos animales guardianes mitológicos que eran tallados en lápidas para desempeñar el papel de protectores de las almas de los muertos. Todo esto demostraba que era parte de su historia antigua, marcando la civilización que quedó en esta isla.

Tanto con sorpresa como admiración, Eva murmuró: —Restos. ¡Estos son los restos históricos de la civilización de sirenios!

—¡Dios! —exclamé incrédulo mientras apretaba la linterna.

Entonces, realmente resultó que la leyenda de la civilización de los sirenios no era solo una leyenda absurda, era real. De repente entendí por qué Agares tenía tanta inteligencia y CI. Al igual que los humanos, los sirenios tienen su propia civilización y cultura antiguas, y no eran bárbaros primitivos. Esto puede ser justo lo que nuestros antepasados ​​habían dicho, esta puede ser la parte de la Atlantis que quedó en el mar.

—Oigan, creo que deberíamos arrancar un pedazo y llevárnoslo. ¡Esto no tiene precio!

Un tipo al lado de Lafarre sugirió y, en tanto hablaba, preparó su arma, acercándose a la ruina más cercana, pero Lafarre lo agarró del brazo. —¡Espera! ¡No te muevas, hay algo mal con el suelo aquí!

También volví a estar vigilante. Vi a Lafarre ponerse en cuclillas para recoger una piedra grande y arrojarla con fuerza frente a él. Pero no escuché un ruido sordo normal. El suelo sonó con un chapoteo y, de modo interesante, la piedra desapareció en el suelo sobre el que aterrizó.

Todos inhalaron frío simultáneamente.

Delante, o quizás rodeándonos, había un pantano con un rango que no podíamos determinar.

Crujido, crujido.

En este momento, provenientes de la nada, hubo sonidos de algo moviéndose rápidamente por los árboles, y todo el equipo se puso muy alerta y comenzó a mirar a su alrededor.

De repente, no muy lejos del oeste, vi una forma de cuenco con un contorno triangular negro flotando desde el suelo. Debajo de la cabeza que estaba totalmente cubierta con armadura cuales escamas, estaban las malvadas pupilas rojo oscuro de una bestia, observándonos profundamente e emitiendo un aura de sed de sangre.