Capítulo 42

—Lo siento mucho... ¡He interrumpido tu descanso!

Tragué y exprimí algunas palabras absurdas, poniéndome de pie. Pensé en escurrirme, pero cómo podría escapar de la palma de esta bestia cuando su cola se había enrollado alrededor de la parte inferior de mi cuerpo, lo que inmediatamente me hizo tambalear y caer. Ni siquiera tuve tiempo de gritar antes de que un par de manos palmeadas me agarraran el brazo y mi cuerpo chocara sin aviso contra un goteante pecho mojado.

Justo cuando levanté la cabeza, la punta de su nariz tocó la mía mientras su cabeza bajaba al mismo tiempo. Esas pupilas de naturaleza sombría que se precipitaban atravesaron mi alma, y se apoderaron firmemente del control de mi mente.

Juré que casi me morí de miedo al mirarlo cara a cara de esta manera.

La razón es que cuando lo miro así, siempre me hace imaginarme como un polo magnético siendo atraído por la presencia magnética de su cuerpo.

Cada vez que sentía cerca su poderosa fuerza, no podía evitar sentir que me había vuelto femenino, que era una mujer y que estaba destinado a ser conquistado por su existencia.

Este tipo de percepción incontrolable y subconsciente era simplemente enloquecedor.

Encogí el cuello instintivamente. Justo cuando me levanté y pensé en saltar, sus brazos me jalaron de regreso, lo que me hizo derrumbarme y caer sobre él encima de la roca. Como las puntas de mis dedos de los pies no podían tocar el suelo, perdí mi centro de gravedad y no tuve otra opción que arrojar todo mi peso sobre el resbaladizo cuerpo de Agares. Con una reacción rápida y ágil, me aupé para no estar tan íntimamente presionado sobre su cuerpo.

Sin embargo, me había esforzado demasiado y mi cintura dolió como si la hubiera perforado un taladro, pero definitivamente no quería que Agares notara ese hecho, porque si se enterara, definitivamente usaría ese peculiar método para tratar mis heridas. Quién sabe si ello causará o no consecuencias impensadas. ¡Mis colegas ciertamente todavía están cerca de aquí!

Jadeé erráticamente, sintiéndome confundido y nervioso. Me enfrenté a Agares que estaba debajo de mí, con miedo de que en el momento siguiente hiciera algo atroz. Sin embargo, solo sostuvo mi nuca y vagó íntimamente sus labios alrededor de mi mejilla. Me miró fijamente por unos segundos antes de abrir la boca y susurrar, —Desharow... ¿Por qué... querer... escapar? Dije... no me... tengas miedo... ¿recuerdas...?

Dijo las palabras una por una con una mezcla de ruso y español.

El sonido de su voz era incluso gentil y suave, aunque obviamente tenía la implicación de no dejarme opinar, lo que hacía que todo sonara como un anciano amenazando y sobornando a un niño.

Maldición. Sería extraño si no tuviera miedo. ¡Quién sabe cuántos ases escondes bajo tu manga!

Fulminé con la mirada a Agares, pero no pude decir ni una sola palabra. O más bien, no me atrevía a decir nada en caso de que lo provocara. Después de todo, fui yo quien escapó sin dejar rastro en la guarida de los sirenios, y el que lo despertó de su sueño también fui yo. El dicho de "estar buscando problemas" no sería suficiente para describir la situación.

En tanto estaba perdido en mis pensamientos, quizás fui demasiado lento para responderle, ya que Agares mostró una expresión impaciente. Abrió ligeramente la boca y pasó la punta de su lengua escarlata por la sección superior de sus dientes. Al momento siguiente, la garra palmeada que sostenía mi cuello se deslizó por el arco de mi espalda y se dirigió hacia mi trasero, amasándolo.

—¡Oh, mierda! —grité en voz alta debido al repentino ataque. Con los ojos, fulminé a Agares con vergüenza y resentimiento, y arrojé un puñetazo en su cara, pero detuvo mi puño y lo sujetó con su mano libre. Después de eso, Agares nos giró, lo que me llevó a ser el que estaba presionado. Procedió a usar su larga uña y rasgó una gran zona de mi camisa. Gota a gota, el agua de su cuerpo cayó sobre mi pecho severamente errático.

—¡Más... te vale no estar pensando en hacerme nada aquí! —Mientras fulminaba a la sombra negra dentro de la luz de fondo, también pude escuchar que mi respiración se había vuelto incoherente. Mis manos tiritaban mientras tanteaban la roca, y se encontraron con la daga atada a mis pantalones. Inconscientemente la agarré y, en pánico, la coloqué en su cuello—. ¡Oye! Te lo advierto...

Miré nerviosamente hacia mi campamento y me apreté al mango de la daga con fuerza. Como amenaza, la sostuve sobre lo que parecía ser su manzana de Adán. Aunque sabía que solo estaba actuando, Agares parecía ser más consciente de este hecho que yo, hasta el punto de que incluso inclinó deliberada y levemente la cabeza, no solo exponiendo su cuello delgado y poderoso a mi hoja, sino también su arteria más vulnerable.

Su mano palmeada se aferró suavemente a mí muñeca, como si estuviera tratando de frustrar mi resistencia a propósito. Inesperadamente, extendió la lengua y la pasó por la hoja de la daga. Sus labios se cerraron alrededor de mis dedos, lo que emitió insoportables ruidos vagos de succión antes de contemplarme con una sonrisa profunda.

El incidente que sucedió unas cuantas noches atrás regresó instantáneamente ante mis ojos. Como si me hubiera quemado todo el cuerpo con una descarga eléctrica, toda mi muñeca e incluidos mis huesos, se sintieron como si hubieran sido derretidos en papilla por su lengua. En cuestión de segundos, mi agarre en la daga se debilitó y cayó al agua.

Agares se aprovechó de la situación y refrenó mis manos a mis costados mientras bajaba la cabeza y usaba sus dientes para arrancar los últimos botones de mi camisa.

—¡Maldición! ¡Por favor, no seas así! —Sintiéndome avergonzado, presioné mi rodilla contra su hombro para bloquearlo, pero mis dos piernas fueron obstaculizadas por su flexible cola de pez y no pude cerrarlas. Mientras forcejaba, un dolor agudo irradió de mi cintura, haciéndome enroscar mi cuerpo como un camarón. Entonces, fui presionado una vez más cuando Agares me abrazó.

Una voz baja flotó desde mi estómago. —No te muevas... Desharow... te sanaré.

El tono de su voz estaba lleno de advertencia, y quizás se debió a la velocidad de la oración, la cual pareció ser más rápida debido a la tensión. Juré que era la primera vez que escuchaba a Agares hablar un ruso tan claro y coherente. La entonación en su tono ya no sonaba como una bestia, sino que no sonaba diferente a un hombre humano común.

No pude evitar quedarme atónito por un momento y bajar la mirada. La garra palmeada detrás de mi espalda inclinó mi cuerpo a un lado para que mi herida vendada lo enfrentara.

Aturdido, miré a Agares mientras intentaba desatar mis vendajes con sus garras palmeadas. Su ceja se frunció, claramente luchando y sintiéndose impaciente con el vendaje atado profesionalmente, sin embargo, aun así, estaba muy atento mientras lo hacía. Incluso tanto que maniobraba cuidadosa y solemnemente con las yemas de sus dedos que eran tan afiladas como una cuchilla.

Los sirenios nacían con sus membranas interdigitales translúcidas, lo que hacía que Agares no pudiera sobresalir en este tipo de trabajo manual. Era como si incluso temiera raspar mi herida, pareciendo tanto serio como incómodo cual estudiante de primaria que se encuentra con una pregunta matemática avanzada y difícil.

En este momento, era difícil no decir que la expresión de esta bestia malvada y feroz realmente parecía divertida y algo... tierna.

—Ah... lo haré yo. —No pude contener una sonrisa mientras sostenía sus manos palmeadas, mi mente de repente sintiéndose relajada. Apreté los dientes cuando me arranqué las vendas, y fue entonces cuando me di cuenta de que mi herida se había rasgado. El hilo cosido se había aflojado tras ser empapado en el agua, y de la herida, la sangre escarlata se escurría.

Agares agarró inmediatamente mi cadera y acercó mi cintura a su boca. Bajó la cabeza y comenzó a lamer delicadamente la herida. No tuve más remedio que darle la espalda y sacar un poco mi trasero a fin de igualar su ritmo, pero estar en esta postura me hizo sentir incesantemente avergonzado. Sin embargo, no me atreví a moverme, por lo que solo pude apartar la cabeza para evitar ver. Justo cuando el dolor se reducía paulatinamente, me di cuenta de que había rayos de linterna provenientes del campamento desde no sé cuándo. ¡Alguien se había despertado! ¡Tarde o temprano descubrirán que falto yo!

—Agares... ¡tengo que volver!

Le di unas palmaditas en su amplia espalda, pero solo hizo oídos sordos y continuó lamiéndome la herida mientras me sujetaba con fuerza, sin intenciones de soltarme. También usó intencionalmente su cola de pez para presionar mis piernas inferiores, y sus manos palmeadas masajearon mi trasero aún más lujuriosamente. —No... No te permito... volver.

Levantó la cabeza, lamió las manchas de sangre en sus labios y, con cautela, echó un vistazo a sus espaldas. Como si tuviera miedo de que me arrebataran, me llevó a la parte trasera de la roca y giró mi cuerpo para que él quedara apoyado en la roca seca, dejándome sin más opción que inclinarme contra su cuerpo. Ladee un poco la cabeza, pero sus manos palmeadas me acercaron al costado de su cuello. —Mira... Desharow...

Lo examiné con reservas, pero terminé soltando un resuello por lo que vi. Había una herida en la parte inferior de su peculiar oreja alada y puntiaguda, y estaba claro que había sido arañado durante la intensa pelea, solo que [la herida] estaba oculta detrás de su cabello, lo que hacía que fuera difícil notarla.

¿Agares me está pidiendo que trate su herida?

Inmediatamente rebusqué en mis bolsillos e intenté encontrar el rollo de vendajes empapados en alcohol, sin embargo, detuvo mi mano. Un par de ojos serenos se estrecharon en mí, y sus manos palmeadas acariciaron suavemente mis labios, delineándolos mientras lamía significativamente los suyos, implicando claramente que debería usar el mismo método que él había usado en mí para tratar su herida.

Me quedé estupefacto y rígido. Pronto la sangre caliente se precipitó de mis orejas a mi cabeza, y sentí que la vergüenza y el embarazo me inundaban. Sin embargo, no podía rechazar la solicitud de Agares. Sí, porque era por cortesía de este salvamento de "gracia de pez" que curó mi herida con un beso. No tenía otras razones para no pagarle, incluso si mis acciones no tendrían ningún efecto real.

A los ojos del tritón, no podía permitirme parecer un humano ingrato que no devuelve los favores. ¡Sí, exactamente!

Dije esto en mi corazón y tragué fuertemente mientras me preparaba para inclinarme contra su cuello, el corazón alojado en mi garganta. Su piel era suave y apretada con fuertes músculos de cuello enterrados debajo. Agares sesgó los ojos y me observó atentamente, la esquina de sus ojos y la punta de su ceja estaban teñidas de vagos afectos, y las gotas de agua hacían que los afilados contornos de su hermoso rostro parecieran más suaves.

El calor se alzó intensamente sobre mis mejillas y me obligué a no mirarlo a la cara, cerré los ojos y traté de convencerme a través del autoengaño. ¡Maldición, solo finge que estás probando una rebanada fresca de sashimi, Desharow!

Cuando mi cara se encontró con una gran mopa de cabello con forma de alga marina, una inusual fragancia dulce asaltó mi sentido. El olor me rodeó, y fue como una nube densa, lo que me hizo jadear fuertemente. Sin siquiera lamer unas cuantas veces, me sentí mareado.

Tras ser llevado a mis límites, me alejé un poco de él y respiré profundo. Aprovechando esta oportunidad, traté de calmar mi corazón que estaba acelerado como loco, pero mi cabeza ya se sentía un poco embrollada. Sacudí la cabeza antes de preguntar, —Oye, ¿podrías decirme algo? ¿Por qué tu cuerpo emite este tipo de fragancia?

Vi las comisuras de su boca se levantaban levemente, revelando una sonrisa enigmática. Sus manos palmeadas acariciaron mi espalda, presionándome, y sus labios flotaron más allá de la punta de mi nariz, como si quisiera besarla. Por instinto retiré mi cabeza para evitarlo, sus labios entonces viajaron a mis oídos. En voz baja y ronca, exhaló, —Solo tú puedes oler...

—¿Qué? —murmuré. ¿Solo yo podía olerla? Alcé las cejas con desconcierto, y mi visión se volvió cada vez más borrosa. En mi línea de visión, lo único que podía ver claramente era un par de ojos angostos y límpidos. Pero en un mero segundo, la oscuridad entrante se tragó eso por completo. Mis labios no pudieron evadir el ataque y Agares me besó fuertemente. De manera lujuriosa, su lengua exploró cada grieta de mi boca antes de que fuera como una gota de agua interminable, goteando por mi cuello, hacia mi manzana de Adán y luego hasta mi clavícula...

Abracé su cuello involuntariamente, como si me hubiera desconcertado y dejado incapaz de reprimir mis emociones confusas y frenéticas. Mi respiración se volvió cada vez más errática, y mis manos y pies se debilitaron, haciéndome descansar contra el pecho duro y húmedo debajo de mí. De repente sentí que las manos palmeadas en mi espalda tiraban de la tela que rodeaba la pretina de mis pantalones y rompían sin rodeos un gran agujero.

En mi espalda desnuda, extendió sus cinco dedos y la acarició eróticamente, y como si no fuera suficiente para satisfacerlo, bajó a explorar por mi coxis. También comenzó a sacudir suavemente su cola de pez, creando fricción con el objeto delgado entre mi entrepierna.

Con su toque sensual, por un momento sentí que mi mente había entrado en un pantano lleno de lujuria y deseo. Sentí que los huesos de mi brazo se estaban desmoronando, pero aun así los usé para sostener mi cuerpo suavizado.

—No...

El sonido que emití no hizo nada más que darle a Agares el deseo de más. Una de sus manos palmeadas se apoderó de mi pierna derecha y giró mi cuerpo, empujándome al agua antes de usar su cuerpo para apoyarme en la roca mientras su cola de pez–que estaba sumergida bajo el agua–se enrollaba alrededor de mi otra pierna.

El lago era tan cristalino y puro que podía ver su fondo, pero también me permitió ver mi cuerpo bajo el agua dispuesto en una posición vergonzosa, y en mi visión periférica, mis ojos recorrieron la sección inferior de Agares y vi su actitud excitada. Incapaz de soportar el embarazo, me eché hacia atrás, queriendo hundirme en el agua, esperando poder ahogarme, mas el brazo de Agares me detuvo, por lo que no pude hacerlo.

Sus pupilas me contemplaron sombríamente, su garganta rodó cuando tragó profundamente y su respiración contenía una mezcla de emociones.

—Desharow... no puedo... esperar...

Maldita sea... Parecía que ya no podría escapar...

Me apoyé débilmente contra la roca, y justo cuando estaba a punto de hundirme en el agua, Agares, una vez más, me volvió a jalar hacia su cintura. Bajó la cabeza y la presionó contra mí. Una garra palmeada bajó para explorar y rasgar mi pretina. Fue solo en ese momento que escuché gritos repentinos y repetidos desde la dirección del campamento, y dentro de esas voces, la de Lafarre era la más distintiva. —Miren, Davis y Desharow podrían estar en el lago. ¡Miren, hay sombras por allá!

—¡Vamos a ver! —Eva respondió de inmediato.

Un escalofrío golpeó mi cuerpo y empujé a Agares unos centímetros, desviando la mirada al campamento con miedo como un ladrón. Como era de esperar, vi un par de sombras acercándose. En estado de pánico, quise escapar a la orilla del río. Pero entonces, Agares me abrazó por detrás, la cabeza baja y pesadamente apoyada en mi hombro. Con un tono quedo, su voz sacudió mis tímpanos como un trueno. —No... ¡Eres mi Desharow!