Capítulo 44

—¡Dios mío! ¡Qué es esa cosa!

Un hombre rugió de miedo, despertándonos de nuestro estado conmocionado. Levantamos nuestras armas una tras otra hacia la criatura no identificada que flotaba del pantano, pero luego escuchamos a Lafarre susurrar, —No se muevan, esta es una especie de lagarto monitor. Los lagartos son extremadamente sensibles al movimiento. ¡Cuanto más nos movamos, más rápido nos morimos!

Un hombre armado susurró: —Acuclíllense y retrocedan lentamente por el mismo camino.

En tanto decía esto, giró la cabeza para hacerles algunos ademanes a varios de sus camaradas detrás de él, y muchos asintieron con la cabeza tácticamente, mostrando compresión. Esta debe ser una señal secreta vista y planteada comúnmente entre los mercenarios durante los combates.

Seguimos las instrucciones de estos mercenarios experimentados y nos pusimos en cuclillas, mirando fijamente al monstruo de ojos rojos para evitar posibles ataques inesperados y retrocediendo cuidadosamente a la protección de los árboles.

Pero ya era demasiado tarde para hacer mucho. Una ola de tierra y fango voló desde el pantano.

Un gran contorno negro se levantó, mirando al frente; en el agua fangosa, una gran boca se dividió, revelando dientes afilados y sangrientos con una gran lengua púrpura venenosa que se escurría en el aire. Las afiladísimas garras bestiales, como una excavadora, se enterraron profundamente en el suelo. Después de eso, arqueó su espalda forrada con una membrana en forma de paraguas y nos observó con ojos depredadores mientras soltaba un siseo serpentino.

Mis ojos se ampliaron por la conmoción. Este no era cualquier tipo de lagarto que pudieras buscar casualmente en una enciclopedia de organismos biológicos. ¡Desde el comienzo que la apariencia de esta criatura fue muy similar a la de una estesia, una criatura existente en el Cretácico que comía dinosaurios jóvenes y sus huevos!

¡Solo Dios sabía cómo podía existir este lugar, y ni hablar de una criatura que se suponía que se extinguió hace mucho tiempo!

Inesperadamente, el lagarto monitor no atacó de inmediato, simplemente yació inactivo en su lugar. Sin embargo, sus brillantes ojos rojos estaban rotando en dos direcciones distintas, como el lente de una cámara de vigilancia, observándonos como si fuéramos solo un grupo de hormiguitas, pacientemente a la espera de acciones. No sabía si su lengua venenosa llena de fango tenía las mismas y aterradoras habilidades de caza de un camaleón, pero si es así, incluso con nuestras armas a mano, será difícil lidiar con ella.

El extremo nerviosismo hizo que el sudor saliera sin parar por cada poro abierto. No me atrevía a moverme, solo me quedé donde estaba con mi rifle apuntando directamente a la boca del lagarto. Eva, debido al temor, se aferraba a mi espalda.

La sentí tiritando levemente, y no pude evitar sentirme preocupado de que de repente gritara o saliera corriendo. A fin de calmarla, estiré un brazo hacia abajo para sostener suavemente, pero con algo de fuerza ejercida, su muñeca. Sin embargo, el dedo de Eva solo se apretó más en del dobladillo de mi chaqueta.

La sensación de que alguien dependiera de mí ha elevado el instinto protector en mi corazón, e incluso ha eclipsado un poco mi miedo. Pero, en el momento en que mi coraje aumentó, de repente descubrí que uno de los ojos del lagarto nos estaba observando directamente, y pronto, toda su cabeza se giró lentamente en nuestra dirección: ojos entornados y mirándome fijo, como si me atravesaran para ver la oscura profundidad del bosque.

De repente, encontré que esta antigua criatura era un poco peculiar, pues no parecía tener el aspecto de un depredador hambriento y famélico. No nos observaba como si fuéramos simples presas, sino más bien como si fuéramos un grupo de míseras hormigas ignorantes y pequeñas que quería aplastar. Parecía que estaba reflexionando sobre cuál era nuestro propósito aquí, de dónde veníamos y si valía la pena matarnos.

Sin embargo, al final, Eva tiritó aún más. El cañón de su rifle se extendió sobre mi hombro, apuntando directamente a los ojos del lagarto monitor, pero agarré rápidamente su muñeca y susurré una suave advertencia, —No entres en pánico Eva, cálmate...

Mis palabras se detuvieron abruptamente cuando un fuerte estallido sonó y una explosión de humo salió del cañón junto a mi hombro, luego una fuerza increíble mandándonos a Eva y a mí hacia atrás, tambaleantes. Mis oídos de inmediato se llenaron con un zumbido irritante, esto haciéndome sentir mareado en un instante.

Sacudí la cabeza mientras intentaba ponerme de pie. Rápidamente noté que, no muy lejos, la membrana en forma de paraguas alrededor del cuello del lagarto monitor, debido a la irritación, se ensanchaba ampliamente, ¡y el lagarto pronto dejó escapar un fuerte rugido chillón, exponiendo su postura de ataque hacia nosotros!

—¡Mierda!

Maldije en voz alta y me giré para apuntar mi rifle directo a la cabeza de la criatura. Los hombres armados de los alrededores también abrieron fuego uno tras otro en sucesión. En la lluvia de balas explosivas, la criatura levantó la cabeza en alto y una lengua roja purpurina se extendió de su boca, directo hacia nosotros cual flecha afilada y voladora.

Lafarre y yo inmediatamente jalamos nuestros gatillos, disparando a izquierda y derecha, pero mi puntería podrida no pudo apuntar con precisión a la cabeza y solo vi que la criatura usaba su lengua como un látigo, sacudiéndola directamente hacia Eva, quien estaba posicionada justo a mi lado. ¡Soltó un fuerte grito y, presa del pánico, se cayó con un tropezón, pero inmediatamente se levantó, tratando de correr más profundamente en la selva!

Solté un grito corajudo y me arrojé sobre ella para derribarla al suelo. —No corras por todas partes, Eva. ¡Eso ataca a la presa que se mueve más rápido!

En el momento en que terminé de decir esto, escuché algo que, por los árboles, venía hacia nosotros a una velocidad muy rápida. Sabiendo que algo no estaba bien, me giré velozmente para ponerme de pie, protegiendo inconscientemente a Eva y poniéndola detrás de mí, y pronto, una sombra de color rojo purpurino apareció, acercándose como un rayo justo ante mis ojos. En un reflejo condicionado, sostuve mi arma en alto para proteger mi cabeza, pero escuché un movimiento a mis espaldas, y de repente fui arrastrado hacia atrás por una fuerza vigorosa, cayendo unos cuantos metros lejos de Eva. Miré impotente mientras la lengua de la criatura se envolvía rápidamente alrededor de sus dos piernas, levantándola. ¡En cualquier momento, será arrastrada directo a la boca cubierta de dientes sangrientos y afilados, y se la comerá entera!

—¡No! —corrí hacia adelante tratando de disparar en represalia. Lafarre a un costado también saltó, aterrizando cerca de la boca del lagarto monitor y tratando de matarlo con su ametralladora. Sin embargo, justo en ese momento, una voz grave y baja salió de la nada, resonando a lo largo toda la selva.

—Eka... la... Miya...

¡Esa es la voz de Agares!

Al instante, vi que el lagarto monitor milagrosamente se quedaba quieto. Su lengua, como si recibiera un mensaje de un control remoto, se aflojó lentamente, y la ya desmayada Eva volvió a caer al suelo. Entonces, la criatura cerró su horrible boca ensangrentada, así como sus aterradores ojos rojos antes de inclinar la cabeza y reptar por el suelo. Esta monstruosa criatura antigua realmente realizó una postura reverente y respetuosa, como si fuera un creyente saludando a su dios.

El repentino cambio en la situación me pareció increíble, y a la gigantesca criatura negra entre los árboles la miraba fijamente y con una gran boca abierta que no podía cerrarse. Sin embargo, de repente noté que los varios hombres armados y Lafarre estaban mirando algo detrás de mí, sus expresiones espeluznantemente pálidas, como si se hubieran encontrado con un fantasma. Todos, al mismo tiempo y sin decir palabra, levantaron sus armas de fuego para apuntar a algo a mis espaldas.

No necesité girar la cabeza para saber que había algo detrás de mí y, a decir verdad, simultáneamente había vislumbrado una larga cola de pez negra escabulléndose por detrás y enroscándose alrededor de mi tobillo.

Con rigidez, hice un gesto de "deténganse", respiré hondo y tartamudeé con una cara cenicienta, —N-no lo malinterpreten, este es m-mi ami... —Una lengua mojada me lamió el cuello sin previo aviso, y la palabra quedó atorada en mi garganta, pero aun así logré exprimirla—. go.

Una pálida y húmeda garra palmeada me envolvió por la espalda, abrazándome la cintura. Lafarre nos miraba con ojos abiertos de par en par hasta el punto de que sus globos oculares casi se cayeron. Solo pude soltar una risa incómoda y forzada, —Cof cof, es verdad. Es solo un poco... demasiado... amigable.

—Él es mi Desharow...

Agares apoyó su mentón sobre la coronilla de mi cabeza, y con su voz profunda vibrando de cerca, hizo que mi oído se sintiera entumecido. Vi a todos desde el otro lado mirándonos boquiabiertos, y yo casi me quedo sin aliento. Me apresuré y agité las manos de manera errónea. —Olvidé decirles que, en Islandia, este grandulón fue atrapado por la tripulación de Rhine y yo. Lo cuidé durante un cierto período de tiempo antes de liberarlo... ¡No sé por qué nos lo encontramos aquí!

Estaba escupiendo un montón de patrañas por fuera, pero por dentro estaba gritando histéricamente. ¡Dios, este tipo realmente dijo palabras humanas frente a mis compañeros de clase, y tenía que ser esta oración en específico!

Justo cuando me estaba sintiendo desesperado, Lafarre se despertó de su estado de conmoción, levantó enseguida a Eva y, con incredulidad, sacudió la cabeza en mi dirección. Miró entre Agares y yo, miedo y asombro mezclados en sus ojos. —Dios mío... te encontraste con un tritón que en verdad puede hablar español... ¡Desharow, eres realmente afortunado!

¡¿Afortunado?! ¡¿Cómo diablos fui afortunado?! ¡Es todo lo contrario!

Mi corazón lloriqueó de dolor y traté de liberarme de la garra del demonio que me apretaba la cintura, pero Agares no tenía intención de soltarme, y en su lugar, me abrazó con más fuerza. No pude evitar sospechar que, si continuábamos en esta postura de confrontación, este tipo haría algo más desvergonzado frente a mis compañeros de clase. Básicamente no tiene ningún concepto de vergüenza.

Sin embargo, Lafarre y otros claramente no creían que Agares fuera amigable. Después de todo, ayer un sirenio se había llevado a la fuerza a uno de nuestros camaradas. Solo al mirar sus rostros tensos se podía ver que se estaban preparando para luchar en esta situación.

No tuve más opción que, por ahora, recular rápidamente. —Qué tal si... dejamos que se nos una por el momento. Puede ayudarnos a encontrar a Davis, y también ayudar a detener a Sakarol y su equipo. Miren, miren, incluso hizo que el monstruo se sometiera.

—¿Cómo sabes que este tritón nos ayudará? Fue su especie la que atacó a Davis. Todos los sirenios son criaturas feroces, lo aprendimos plenamente incluso antes de desembarcar en la isla.

Lafarre frunció el ceño, examinando detenidamente a Agares. Varios hombres armados tampoco relajaron su vigilancia, y al igual que antes, los agujeros negros de sus cañones todavía apuntaban en nuestra dirección, y uno [de los hombres] estaba repleto de inquietud. Su rostro mostraba una mirada particularmente tensa con músculos marcados y contracciones en las venas. No me sorprendería si comenzara a disparar en cualquier momento.

Podía imaginar su encuentro con los sirenios antes de que desembarcaran en la isla, y quizás habían perdido a algunos de sus camaradas. Su experiencia emocionante debería coincidir parejamente con lo que Rhine y yo vivimos antes.

—Confíen en mí, puedo comunicarme con él. Puedo persuadirlo para que nos ayude. ¿Por favor? Este grandulón puede parecer cruel, pero en realidad es... muy gentil —exprimí este difícil adjetivo a través de mis dientes apretados, e incluso extendí la mano para acariciar un par de veces la mejilla de Agares.

El afilado contorno de rostro se sintió extraño contra mi palma mientras miraba fijamente a mis escépticos compañeros de equipo, forzando una sonrisa.

—Oigan, lo ven chicos, ¿no? Igual que un delfín grande.

En respuesta, una de las garras palmeadas de Agares que estaba ubicada detrás de mi espalda me frotó el culo salvajemente, pero, por suerte, nadie lo vio. Me ruboricé, y con dientes apretados, enterré el pie sobre sus aletas caudales sin siquiera pestañear.

Debido a que mi trabajo de armonización fue bastante bueno, Lafarre y los demás finalmente abandonaron el asunto de Agares. En cuanto a esa gran criatura lacertiana, todavía no sabíamos por qué se rindió ante Agares, pero ya se había escurrido sumisamente de regreso al pantano. La selva una vez más recuperó su tranquilidad, como cuando entramos por primera vez. Debido a que Eva aún estaba en estado de comatosa, solo pudimos ralentizar nuestro viaje y encontrar un lugar para descansar en estas paredes rotas de ruinas.

Agares parecía estar bastante familiarizado con su camino por las ruinas. Se movió fácilmente a través de los pilares rotos en el pantano, y desapareció por unos segundos antes de que su torso apareciera junto a un escalón circular de piedra no muy lejos de nosotros.

Noté que se parecía a esas antiguas termas públicas romanas, pero es poco probable que su función sea para bañarse, ya que esta isla flotante se sumerge con frecuencia bajo el agua. Probablemente, todos los lagos y lechos de esta isla estaban todos interconectados desde el fondo hasta la guarida de los sirenios, además, llegando a los mares.

Solo al pensar de esta manera, no pude evitar que mi mente imaginara el diseño y la estructura de toda esta isla. Lo más probable es que el interior fuera hueco con un sinnúmero de desembocaduras para que el agua fluyera y se drenara rápidamente. Además, el peso de esta isla era mucho más ligero que cualquier otra isla del mundo. Esto puede explicar el misterio de cómo la isla de los sirenios podía flotar en el mar y rápidamente sumergirse con frecuencia.

¿La isla es una creación artificial o una estructura geográfica natural? Esto era demasiado mágico. Básicamente era como una colmena, pero también como un submarino.

La raza de los sirenios y su mundo en verdad son demasiado misteriosos... Suspiré en mi corazón.

Mis ojos volaron involuntariamente para encontrar la mirada de Agares. A la luz moteada y fluctuante, bajo la sombra de los árboles, su rostro, medio escondido detrás de los escalones de piedra, solo revelaba dos pares de pupilas profundas, brillantes y serenas. Entrecerró los ojos, haciendo que su expresión pareciera que estaban coaccionando mi curiosidad, como si insinuara que debería ir y preguntarle.

Justo en este momento, una mano de repente me palmeó el hombro. En tanto Lafarre miraba en la dirección de Agares, me entregó un tenedor con pescado rostizado ensartado encima. —Lo siento, Desharow. Realmente parece que este amigo tuyo no tiene hostilidad hacia nosotros. Gracias a él, la criatura monstruosa fue ahuyentada y pudimos salvar a Eva con éxito. Toma, lleva esto. Ve a mostrar nuestra sincera gratitud.

Quedé un poco sorprendido. —Es una bestia, ¿por qué molestarse en darle esto para que coma? ¡Puede ir a cazar él mismo!

—¿Acaso no eras su cuidador antes? Por Davis, ¡¿por qué no lo cuidas de nuevo?!

Solo la única y breve respuesta de Lafarre me dejó estupefacto y sin palabras. No pude evitar sentirme irritado conmigo mismo por lo que había dicho antes. Lo miré. —Oye hermano, ¿sabes que prácticamente me estás empujando a un pozo de fuego? —dije.

—¿A qué te refieres? ¿No quieres acercarte a ese tritón? Pero hace un momento...

Lafarre levantó una ceja con recelo, claramente sin entender mi repentino y brusco cambio de actitud. Sintiéndome reticente, me levanté, agarré el pescado rostizado y reuní coraje para caminar hacia Agares.