El escenario político ha experimentado cambios significativos a partir de 1988. Las fuerzas políticas redibujan el mapa de representación, expresándose en una nueva conformación de la cámara de diputados. El marcado predominio del PRI se reduce con la emergencia del PRD en este año, para recuperar su hegemonía en 1990, la cual se reduce paulatinamente hasta llegar a representar el 12% del voto, cuando en 1976 era el 82%. En contraste, el PAN incrementa su importancia, hasta un máximo de 44% en 2000, que luego se reduce hasta el 26% actual. Los otros movimientos evolucionan en torno al PRD que aparece en 1988, claramente como escisión del PRI, con una evolución dispar que reduce su participación hasta el 11% en 2012, luego de haber registrado 31% en 2006. El movimiento Morena inicia su participación en 2012 con un 7% del voto, para llegar a un 42% en la siguiente legislatura, lo que significa un hecho político inédito. La aparición de otros movimientos y partidos, que fue importante en el período que antecede el descenso del PRI en 1988, vuelve a ser relevante a partir de 2000, creciendo constantemente hasta un 20% de las diputaciones en la presente legislatura.

Las elecciones presidenciales reflejan la otra faceta del proceso de cambio político caracterizado por la caída del PRI, que pierde su hegemonía en 1988 y la presidencia en 2000. Aunque la cual recupera en 2012, lo hace con una votación significativamente menor a las históricas.

El PAN crece desde 1982 hasta el 2000 -cuando alcanza la presidencia con el 43% de los votos-, para luego caer a una votación de 36% hasta descender a partir de allí en forma consistente en las dos últimas elecciones.

La participación del PRD en las elecciones engloba la izquierda disidente del PRI que tiene una evolución muy ligada al liderazgo del tres veces candidato y actual presidente Andrés Manuel López Obrador, las dos primeras veces como PRD y la tercera como Morena, alcanzando una votación del 53%, cifra que supera el respaldo alcanzado por los cinco presidentes anteriores.

La gobernanza refleja la calidad de las instituciones políticas, económicas y sociales, lo que determina la capacidad de una sociedad para alcanzar sus metas de bienestar y desarrollo. Uno de los mayores desafíos que enfrenta México se refiere a este punto, que se puede ilustrar por medio de tres indicadores principales

El primero es el de la violencia que azota vastos territorios, una de cuyas expresiones es la tasa de homicidios que tenía una tendencia descendente de largo plazo que llega a su punto más bajo en 2004 con 8.7 muertes por 10 mil habitantes. Alcanza su punto máximo en 2011 con 23 muertes por cada 10 mil habitantes y luego desciende a 16 en 2014, pero solo para volver a subir hasta 20 en el momento actual. Este se ha convertido en un factor de altísima desestabilización y zozobra, a pesar de que internacionalmente México no se encuentra entre los países con más altos índices de homicidios.

El segundo indicador es el que corresponde a la eficiencia del aparato gubernamental, que mide la percepción sobre la calidad de los servicios públicos, el servicio civil, la formulación e implementación de las políticas, el grado de independencia de presiones políticas, y la credibilidad del compromiso del gobierno con sus políticas. Este indicador llega a un punto máximo de eficiencia en 1988, y a partir de entonces baja lentamente hasta el año 2006. Acelera su caída en el año 2013, hasta alcanzar su nivel más bajo en los últimos 25 años.

El tercer indicador registra la percepción sobre el control ejercido para evitar que el poder público se ejerza para beneficio privado, con formas de corrupción y el patrimonialismo, entendido como la "captura" del estado por parte de las élites e intereses privados. Este indicador muestra dos ciclos, mejoría hasta 2003 que cae a partir de allí en forma permanente y acelerada.

Comportamiento de los indicadores durante las últimas seis administraciones federales.