LA TETA ASUSTADA
LA TETA ASUSTADA
Fausta, la protagonista, tiene una enfermedad, “la teta asustada”, trasmitida por la leche materna, enfermedad que solo afectó a las mujeres que fueron maltratadas o violadas en pleno terrorismo. Por más que la guerra haya terminado, los hijos e incluso nietos de quienes sufrieron, mantienen recuerdo y trauma respecto a los duros momentos por los que pasaron, como se observa en la personalidad miedosa y desconfiada de Fausta; un miedo que traspasa fronteras generacionales, un miedo que obligó a la población a vivir con el recuerdo de aquellas ultrajaciones.
“Mi hija nació al día siguiente de la matanza de Lloqllepampa. Estaba escondida en una choza. Le tuve que botar a mi esposo porque si venían los militares le hubieran matado. Solita me atendí. Ese tiempo escondiéndonos, ni siquiera tenía leche para darle a mi bebé. ¿De dónde le iba a dar si no comía? [...] La veía de lejos, pero como lloraba mucho tenía que regresar a recogerla porque si los soldados escuchaban, hubieran venido a matarme. Es por eso que digo que mi hija está ahora traumatizada por todo que le he pasado con mi leche, con mi sangre, con mis pensamientos” (Theidon, 2010, p. 77).
Canción de la abuela
Quizás algún día
tu sepas comprender,
lo que lloré,
lque imploré de rodillas,
a esos hijos de perra.
Esa noche gritaba,
los cerros remedaba,
y la gente reía.
Con mi dolor luché diciendo…
A ti te habrá parido
una perra con rabia…
por eso le has comido tú…
sus senos.
Ahora pues trágame a mi,
ahora pues chúpame a mi,
como a tu madre.
A esta mujer que les canta
esa noche le agarraron, le violaron,
no les dio pena de mi hija no nacida.
No les dio vergüenza.
Esa noche agarraron, me violaron
con su pene y con su mano,
no les dio pena que mi hija
les viera desde dentro.
Y no contentos con eso
me han hecho tragar
el pene muerto
de mi marido Josefo.
Su pobre pene muerto sazonado con pólvora.
Con ese dolor gritaba,
mejor mátame
y entiérrame con mi Josefo.
No conozco nada de aquí.
"Las canciones en quechua son una poderosa forma de expresar el dolor, la memoria colectiva y la resistencia frente a la violencia vivida durante el conflicto armado en Perú. Estas letras, profundamente ligadas a la cultura oral andina, visibilizan voces indígenas frecuentemente ignoradas por la narrativa oficial. En este contexto, la música se convierte en un acto de memoria y afirmación cultural frente al trauma, el olvido y el desplazamiento" (Vargas, 2017, p. 437).
Dicen en mi pueblo que los músicos
hacen un contrato con una sirena
si quieren saber cuánto tiempo durará
durará el contrato con esa sirena
De un campo oscuro tienen que coger
un puñado de quinua para la sirena
y así la sirena se quede contando
dice la sirena que cada grano
significa un año.
Cuando la sirena termine de contar
se lo lleva al hombre y le suelta al mar.
Pero mi madre dice, dice, dice
que la quinua difícil de contar es
y la sirena se cansa de contar
y así el hombre para siempre
ya se queda con el don.
La población campesina peruana tuvo que enfrentarse a una dura realidad. No era suficiente que estuviesen aislados y abandonados, pero con la llegada del terrorismo, en especial Sendero Luminos y luego la del MRTA (Movimiento Revolucionario Tupac Amaru), se enfrentaron a una nueva era de maltratos.
Uno de los núcleos del terrorismo fue el pueblo de Uchuracay ubicado en la provincia de Huanta, en el departamento de Ayacucho, conocido por la matanza a los periodistas, los mártires de Uchuracay. Según el documental del Centro de Documentación e Investigación LUM , explica Paulino Figueroa Cunto, que el primer acto de violencia que presenciaron fue con el asesinato del presidente de la comunidad, a la cual todos los pobladores fueron obligados a observar. Tras el suceso de los periodistas en enero del '83, aparecieron muchas más incursiones de los terroristas. Felicita Pérez Gavilán cuenta que lo vivió todo siendo niña, describe como veía a los adultos que "pasaban las noches sentados, chaqchando su coquita".
Martina Gavilán Huamán, cuenta cómo tuvieron que taparse del frío con mantas viejas e incluso usaban las platas de la altura para cubrirse. Tal y como muestran en la película, muchas madres perdieron a sus hijos por el susto que habían vivido, muchos despues de nacidos, otros nacían muertos.
"todos murieron del susto, porque lactaban leche asustada" (Pérez Gavilán, Felicita.)