¿Cómo podemos avanzar hacia grandes metas? 

Fernando Alexis Jiménez

Cada detalle de la vida de este lado de la eternidad, en su país, en su familia, en su vida, en su mundo interno de pensamientos, corazón, y afectos, cambia porque necesita ser alineado a los pensamientos y afectos del Dios del universo, que no cambia.

El psicólogo, Walter Mischel, de la Universidad de Stanford, realizó en 1972 el famoso “Experimento de Marshmallow” con el propósito de estudiar la psicología del comportamiento.

El estudio se hizo con 16 niños y 16 niñas de entre 3 y 5 años. Se les sentaba en una mesa, se colocaba delante de ellos un dulce y se les explicaba que podían comérselo en ese momento o esperar 15 minutos y entonces se comerían dos.

El experimento consistía en ofrecerle a un niño una nube de azúcar (marshmallow) y decirle que si esperaba unos minutos sin comérsela le daría otra. Sólo el 33% de los niños eligió esperar.

Y no acabó aquí. Años más tarde recogieron datos con los padres de los niños que participaron en el experimento y se vio que los niños que en su día no esperaron, tendían a sacar peores notas y tener más problemas de comportamiento en los años posteriores.

Una de las grandes conclusiones del experimento gira en torno al hecho de que las decisiones tomadas de pequeños influyen en nuestro comportamiento de adultos. Ahora bien, ¿le podemos dar un nuevo enfoque a todo esto?

CAPACIDAD DE AUTOCONTRO

La gratificación retardada está relacionada con la capacidad de autocontrol. En estos experimentos se daba a elegir entre una recompensa inmediata o una recompensa posterior mayor. Así, se estudiaba la habilidad para resistir a una tentación.

En este caso era un dulce (un malvavisco). El autocontrol es un atributo intelectual también llamado control de impulsos o poder de la voluntad, y mide nuestra paciencia a la hora de esperar por nuestros deseos.

Daniel Goleman, psicológo y periodista científico, lo incluye como una característica importante dentro de la inteligencia emocional. Explica que, quienes carecen de autocontrol, buscan la gratificación instantánea y les resulta más difícil lograr la autorregulación emocional.

UNA DECISIÓN PERSONAL: AUTOCONTROLARNOS

Con base en las conclusiones del estudio, el orador internacional, Joachin de Posada, escribió el libro: “No te comas el marshmallow… toda vía”, en el 2005.

La “teoría del marshmallow” dio respuesta a una búsqueda de treinta años para encontrar una explicación convincente de por qué algunas personas triunfan y otras fracasan.

De Posada estaba convencido de que la diferencia clave entre el éxito y el fracaso no reside tan sólo en el esfuerzo personal ni en una inteligencia superior, sino en la habilidad de demorar la recompensa.

Aquellos que son capaces de no comerse el marshmallow enseguida, logran niveles superiores de éxito, mientras que el resto de nosotros, como quien dice, no podemos resistir comernos nuestros marshmallows al instante—acumulando deudas e insatisfacción, no importa cuáles sean nuestras ocupaciones e ingresos. Pero no tiene por qué ser así.

CONCLUSIONES INTERESANTES

Joachin de Posada llega a algunas conclusiones que, además de interesantes, vale la pena tener en cuenta:

1.- La habilidad para posponer la gratificación por voluntad propia es un indicador de realizaciones futuras.

2.- No es un buen consejo buscar la gratificación instantánea en vez de tener paciencia para procurar lo realmente trascendente.

3.- Los triunfadores no rompen sus promesas.

4.- Quien procura moverse alrededor de lo evidente, de lo que puede ver ahora, deja de lado los resultados que se pueden obtener a largo plazo.

5.- Enseñar a partir del ejemplo nos permite ejercer influencia en los demás y utilizar el poder de la persuasión.

6.- Quienes llegan a grandes metas hacen, durante su vida, los sacrificios y esfuerzos que los demás desestiman.

7.- Alcanzar grandes metas no depende de nuestras circunstancias pasada so actuales, sino de la disposición de perseverar.

8.- Cuando fallamos, debemos levantarnos y seguir adelante. Eso no es otra cosa que valorarnos.

9.- Nuestra principal motivación deben ser objetivos específicos, aquellos que se trazan a largo plazo y que nos demandarán constancia y perseverancia.

Casi al final del libro, Joachin de Posada, anota:

“Hay muchos caminos hacia el éxito, pero tal y como espero haberlo demostrado en mi exposición, el éxito verdadero y sostenible sólo se consigue con paciencia, perseverancia y concentrándose en los objetivos a largo plazo. Posponer la gratificación y encararlas decepciones que nos encontraremos en la vida, no es fácil. La motivación que se necesita para lograr y mantener sus objetivos será más fuerte cuando esté absolutamente convencido de aquello que quiere lograr.”

Para alcanzar grandes metas y la realización personal, propone cinco preguntas que ayudarán a enfocarnos:

1.- ¿Qué necesitamos cambiar?

2.- ¿Cuáles son los puntos fuertes y cuáles los puntos débiles?

3.- ¿Cuáles son nuestros principales objetivos en la vida?

4.- ¿Cuál es el plan que tenemos a largo plazo?

5.- ¿Qué vamos a hacer para alcanzar las grandes metas?

Cinco cuestionamientos de mucho valor, sin duda, cuando anhelamos alcanzar algo. Ahora, llevemos todo esto al plano espiritual, ¿le parece?

¿POR QUÉ NO LOGRAMOS GRANDES METAS?

Toda persona tiene sueños y metas. Algunos se conforman con soñar. Otros, por el contrario, renuncian apenas salen al paso las primeras dificultades. Tanto el experimento de la Universidad de Stanford en 1972, los planteamientos de Daniel Góleman y las conclusiones de diversos científicos, tienen fundamentos interesantes, pero no aportan todas las respuestas que necesitamos.

Usted y yo fuimos creados por Dios con un propósito (Cf. Efesios 2: 10)y a menos que alineemos nuestros planes con los Suyos, siempre estaremos dando tumbos. Permítame citarle lo que anota el Padre por medio del profeta Jeremías:

“Porque Yo sé los planes que tengo para ustedes”, declara el Señor, “planes de bienestar y no de calamidad, para darles un futuro y una esperanza.” (Jeremías 29: 11; 55:8 Cf. Job 42:2 | NBLA)

De ahí que solamente cuando avanzamos en ese propósito, tendremos prosperidad en cuanto emprendamos:

“Muchos son los planes en el corazón del hombre, más el consejo del Señor permanecerá.” (Proverbios 19:21; 16:1 | NBLA)

El rey David lo deja claro al escribir:

“Pon tu delicia en el Señor, y Él te dará las peticiones de tu corazón. Encomienda al Señor tu camino, confía en Él, que Él actuará…” (Salmo 37: 4, 5 | NBLA)

El rey Salomón compartió el principio que marca la diferencia:

“Encomienda tus obras al Señor, y tus propósitos se afianzarán.” (Proverbios 16: 3 | NBLA)

Observe los pasajes que giran alrededor de Dios como el gran dinamizador de nuestros planes y proyectos, quien nos permite superar los obstáculos que aparecen cuando menos los esperamos—Romanos 8:28; Proverbios 10:22.

¿POR QUÉ RENUNCIAMOS A NUESTAS METAS?

Con frecuencia, al emprender un proyecto, nos damos por vencidos fácilmente. La razón es sencilla: dependemos de nuestras fuerzas y no de las que provienen de Dios.

Al respecto, el rey Salomón escribió:

“La mente del hombre planea su camino, pero el Señor dirige sus pasos.” (Proverbios 16: 9| NBLA)

El Señor es quien nos guía en cada paso que damos en la vida, lo que incluye, avanzar hacia las metas cuando las sometemos en Sus manos:

“Sin consulta, los planes se frustran, pero con muchos consejeros, triunfan.” (Proverbios 15:22; Cf. 19: 21 | NBLA)

La idea es soñar. Dios soñó en grande al concebir al género humano y lo materializó con Su poder. Lo que cambia el curso de la historia es cuando rendimos esos planes y proyectos en manos del Señor y pedimos que nos guíe en el paso a paso que debemos seguir—Salmo 143:8; 90:12.

DIOS CAMBIA NUESTROS PLANES

Cuando dependemos enteramente de Dios, abrimos el corazón en disposición para que Él aplique los ajustes oportunos a nuestros planes y proyectos:

«Por el Señor son ordenados los pasos del hombre, y el Señor se deleita en su camino.»(Proverbios 37: 23 | NBLA)

La misionera transcultural y escritora, Jeanine Martínez, lo explica de la siguiente manera:

«En nuestra generación, tanto dentro como fuera de la iglesia, hemos creído la misma mentira destructiva del principio: yo soy dueño de mi propio destino. En términos bíblicos esto es pecado de idolatría; algo que idolatramos, nos esclaviza, y nos hace tomar decisiones necias al perseguir cosas que sabemos que nos van a destruir y que no vienen de Dios. Somos sabios en nuestra propia opinión, siguiendo el consejo de nuestra propia mente caída, lo cual es irracional. Si sabemos que nuestros corazones y mentes son engañosos, ¿entonces por qué empecinarnos en seguir nuestro propio consejo por encima del de la Palabra, y por encima de personas sabias y piadosas en nuestra vida?»

Es esencial que consideremos en qué hemos fallado y, con humildad, nos volvemos a Dios para pedir su valiosa intervención:

«Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus sendas. No seas sabio a tus propios ojos; Teme al Señor y apártate del mal. Será medicina para tu cuerpo y alivio para tus huesos.» (Proverbios 3:5-8 | NBLA)

Y, también leemos de parte de Dios:

«Yo te haré saber y te enseñaré el camino en que debes andar; te aconsejaré con Mis ojos puestos en ti. No seas como el caballo o como el mulo, que no tienen entendimiento; cuyos arreos incluyen brida y freno para sujetarlos, porque si no, no se acercan a ti.» (Salmo 32: 8, 9 | NBLA)

Es Dios nuestro Padre quien nos orienta en cada instante y, por su infinito amor y gracia, podemos alcanzar grandes metas. Pero piénselo, debemos rendirle nuestra voluntad.

Elizabeth Elliot, una de las mujeres y misionera más influyentes de tiempos recientes, decía:

“Si oramos como Cristo nos enseñó en el Padre Nuestro —hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo— es muy posible que, para hacerse su voluntad, nuestra voluntad será desecha cada cierto tiempo. De forma que yo haga lo que Él quiere y no lo que yo quiero”

Por esto, cuando nuestros planes cambian, solo se ve así desde nuestra perspectiva. No es Dios quien ha cambiado el plan. Es nuestro plan que finalmente se alinea con lo que Dios ya sabía y había preparado.

Cada detalle de la vida de este lado de la eternidad, en su país, en su familia, en su vida, en su mundo interno de pensamientos, corazón, y afectos, cambia porque necesita ser alineado a los pensamientos y afectos del Dios del universo, que no cambia.

¿Y DÓNDE PASARÁ LA ETERNIDAD?

Puede que se considere exitoso. Peri, ¿y su vida espiritual cómo anda? ¿Ha pensado en dónde pasará la eternidad? Permítame citarle unas palabras del Señor Jesús:

«Pues ¿qué provecho obtendrá un hombre si gana el mundo entero, pero pierde su alma? O ¿qué dará un hombre a cambio de su alma? Porque el Hijo del Hombre ha de venir en la gloria de Su Padre con Sus ángeles, y entonces recompensará a cada uno según su conducta.» (Mateo 16: 26, 27 | NBLA)

La Biblia es clara en advertirnos que, a menos que nos arrepintamos con sinceridad y nos apropiemos de la gracia de Dios, seremos condenados.

“Pero si el impío se aparta de todos los pecados que ha cometido, guarda todos Mis estatutos y practica el derecho y la justicia, ciertamente vivirá, no morirá. Ninguna de las transgresiones que ha cometido le serán recordadas; por la justicia que ha practicado, vivirá. ¿Acaso me complazco Yo en la muerte del impío», declara el Señor Dios, «y no en que se aparte de sus caminos y viva?” (Ezequiel 18:21-23 | NBLA)

Usted puede cambiar de la condenación. Jesucristo ya pagó en la cruz por todos sus pecados. Es la manifestación de la gracia de Dios. Su dolorosa muerte en el madero, limpió su maldad. Ahora le corresponde a usted apropiarse de la gracia divina, arrepentirse y abrirle las puertas de su corazón a Jesús el Señor. Hoy es el día apropiado. ¡Comience una nueva vida!

@SalvosporlaGracia

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