Cuando la escuela se transforma en un espacio donde los intereses de los estudiantes y docentes guían el aprendizaje, florece una experiencia significativa. No se trata solo de enseñar, sino de vivir cada día como una aventura educativa que responde a la curiosidad, al juego y a los saberes del entorno.

Los centros de interés permiten conectar el currículo con la vida. Cada actividad parte de una motivación real del grupo, promoviendo aprendizajes duraderos y relevantes. Así, la escuela se convierte en un campo fértil donde se cultiva el entusiasmo por aprender.

Más allá de cuatro paredes, el aula es un escenario dinámico donde niños y niñas exploran, experimentan y construyen conocimientos desde lo que les emociona. Cuando la escuela se vive con interés genuino, se enciende la chispa del pensamiento crítico, la creatividad y la colaboración.

Cada estudiante tiene la oportunidad de elegir el centro de interés que más le motive. A través de un espacio de diálogo con los docentes, se exploran los gustos, habilidades y pasiones de cada uno. Esta elección libre y reflexiva garantiza una participación activa y feliz.

La inscripción comienza con la presentación de las opciones disponibles, explicadas por los docentes de forma creativa y llamativa. Luego, los estudiantes expresan su preferencia mediante  inscripción guiada, ¡y listo! Ya están dentro del grupo donde desarrollarán nuevos talentos.

Los centros de interés se convierten en una ruta personalizada de aprendizaje. Por eso, durante la inscripción se considera qué tema conecta con cada estudiante. Acompañados por el equipo docente, los niños y niñas eligen aquello que realmente les emociona, asegurando así un proceso educativo con sentido.

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