El 30 de marzo de 2022, COSPE firmó con el Fondo Ítalo-ecuatoriano para el Desarrollo Sostenible (FIEDS) un convenio de financiamiento no reembolsable para la ejecución del proyecto “Biocorredor Andes Norte: conectividad para la resiliencia de los paisajes andinos” (FIEDS-18-2021).
Bajo este contexto, las acciones del proyecto promoverán procesos dirigidos a incrementar la resiliencia de los ecosistemas y la capacidad de respuesta de la población frente al cambio climático en el Biocorredor Andes Norte, incorporando el enfoque de soluciones basadas en la naturaleza. El Proyecto conjuntamente con los gobiernos locales y Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica del Ecuador apoyará en la definición de nuevas áreas u otras formas de conservación, además un corredor de conectividad comprendido entre las provincias de Carchi, Imbabura y Pichincha (Biocorredor Andes Norte - BIAN).
En el paisaje forestal andino de la zona norte de Ecuador (Carchi, Imbabura, Pichincha) viven 2`853.039 personas pertenecientes a 205 comunidades (55 Carchi, 85 Imbabura, 65 Pichincha) que dependen de la agricultura y ganadería como principales medios de vida.
Uno de los indicadores más evidentes de la pérdida de cobertura vegetal a nivel de paisajes son las interacciones entre la gente y la fauna silvestre; osos y pumas se ven desplazados de su hábitat natural e incurren áreas ganaderas sin ningún tipo de manejo, escenario que enfrenta a los sistemas sociales y naturales a escenarios de cambio climático adversos.
El BIAN está pensado como una estrategia que permita el ordenamiento y planificación territorial, la cual se integrará a un conjunto de acciones que generará un escenario adecuado para la gestión del corredor, como la incorporación de áreas locales bajo esquemas legales de protección, el establecimiento de una plataforma de gobernanza multi actor como un espacio de coordinación que apoye y fortalezca el establecimiento de condiciones habilitantes para la gestión del Biocorredor, restauración eco sistémica de áreas degradadas basado en el criterio de conservación de la biodiversidad y conectividad, el mejoramiento de los medios de vida y producción sostenible, todo esto para mejorar la capacidad adaptativa de las poblaciones locales, asegurar la resiliencia de los ecosistemas frente al cambio climático y la provisión sostenida de servicios ecosistémicos.