Vivimos tiempos convulsos en el ámbito de la educación. Muchas incertidumbres y opiniones polarizadas entre profesionales de la enseñanza. Estamos entre la espada y la pared: contenidos vs competencias. En este contexto es necesario tener un criterio que conecte con mis pretensiones como docente. Tener claro el perfil de alumnado que quiero formar y educar.
En el marco de esta guía se propone un equilibrio entre la adquisición de los contenidos y el desarrollo de las competencias. Teniendo como marco de referencia el marco legislativo vigente: LOMCE y los Decretos y Reales decretos que concretan el currículo.
Se pretende crear un contexto de aprendizaje en el que la evaluación sea una brújula en la construcción de los aprendizajes y en la búsqueda de la mejora permanente.
Hay muchas opiniones en lo que debe ser o no ser la educación y la enseñanza, pero hay una cuestión que no se puede rebatir y es que es el aprendiz el que aprende y nadie puede hacerlo por el o ella. Podemos facilitar experiencias en las que la evaluación le sea devuelta a los alumnos y sean capaces de autorregular su aprendizaje.
La evaluación es una estrategia de pensamiento que todos tenemos incorporados. La capacidad de evaluar el entorno es la que nos ha permitido adaptarnos y sobrevivir.
El ser humano evalúa en cada situación: desde la elección en la carta de un restaurante, la compra de una vivienda, evaluamos cuando ganamos o perdemos peso…
La evaluación es la herramienta clave del aprendizaje y la adaptación. Evaluamos la situación en la nos encontramos, detectamos aspectos de mejora, proponemos o creamos soluciones.
Thomas Edison hizo más de mil intentos hasta conseguir la bombilla. Hacía pruebas que evaluaba, descartaba errores u obtenía información válida. El p r o c e s o d e e v a l u a c i ó n y autoevaluación fue clave. El propio inventor afirmaba: ”No fueron mil intentos fallidos, fue un invento de mil pasos”. ¿Podemos usar la evaluación (de los logros y fracasos) en estos términos en nuestras aulas?: “no es un aprendizaje fallido, es un aprendizaje que necesitó muchos pasos”.
Cuando lanzamos la moneda de la evaluación no solo puede salir siempre cruz, no sería justo para los jugadores.
Cuando lanzamos la moneda de la evaluación es habitual que siempre salga la cara de la calificación. La evaluación, en el ámbito escolar, ha sido fagocitada por la calificación. Es inevitable que a todos nos venga a la mente cuando hablamos de la evaluación: las actas, notas, justas de evaluación, boletines, promocionar, reclamaciones, exámenes…
No podemos renunciar a esa función social de la evaluación, que a partir de la calificación, nos permite compartir bajo consenso los logros alcanzados en una unidad didáctica, trimestre, curso o etapa. Pero esa dimensión informativa y socializadora no puede ser la única.
La evaluación tiene también una función reguladora del aprendizaje, es la otra cara de la moneda: la función pedagógica. Esa dimensión de la evaluación es la que permite hacer el seguimiento del proceso de enseñanza y tomar decisiones que permitan optimizar nuestras decisiones didácticas. La función pedagógica es la que contempla que el alumno tome conciencia de su proceso, sus necesidades de aprendizaje, su potencial… que autorregule el proceso. La función pedagógica es el diálogo constante con el alumno y con uno mismo para que se produzca el avance permanente y sostenible en el aprendizaje.
Podría clavar un clavo con un destornillador, pero es posible que no sea la herramienta más eficaz. Usar una herramienta única como es el examen, no garantiza que obtengamos la información correcta. No podemos hablar de herramientas mejores, si no que tenemos que conocer cada herramienta, tener clara la finalidad, para elegir la que más se adapta a lo que queremos evaluar.
El examen es una buena herramienta para evaluar ejercicios o conocimientos declarativos, pero podría no serlo para evaluar si el alumno es capaz de realizar investigaciones (Decreto 89/2014 Comunidad de Madrid por el que se establece el currículo de Educación Primaria: 5. Efectúa investigaciones, con la orientación del maestro, en obras documentales: libros o productos multimedia). Es posible que en ese caso necesitáramos de otras herramientas como una lista de control o una rúbrica.
Para investigar sobre herramientas de evaluación puedes consultar la siguiente documentación:
• Guía de rúbrica para principiantes.
• Serie herramientas para la evaluación.
• Herramientas de evaluación en el aula.
• Portafolios en primaria.
• Portafolios en Secundaria.
• Hellen Barret: aprendizaje con portafolios.
• Los diarios de aprendizaje.
A la hora de decidir qué quiero que mis alumnos aprendan tendré que tomar como referencia el currículo oficial de mi materia, etapa, Comunidad Autónoma.
Y seguiremos los siguientes pasos:
1. Seleccionar los aprendizajes esperados: criterios de evaluación o estándares de aprendizaje.
2. Decidiremos qué evidencia generan los alumnos para poder evaluar que los alumnos han aprendido lo que esperábamos.
3. Diseñar las actividades.
4. Elegir una herramienta y plantear el porcentaje de calificación.
Por ejemplo:
1. DECRETO 89/2014 (5º EP, LENGUA Y LITERATURA): Participa en debates e intercambios de manera constructiva, sin salirse del tema, confrontando las propias opiniones, aportando argumentos y respetando las reglas habituales de la comunicación en grupo.
2. Los alumnos crearán argumentos sobre un tema y participarán en un debate.
3. Se leerán noticias del tema. Visualizaremos videos de un debate y extraeremos las claves de un buen argumento. Prepararemos los argumentos del tema y participaremos en el debate.
4. La herramienta para evaluar el debate será una lista de control y será un 15% de la calificación de la unidad didáctica.
Para poder controlar todo el proceso de aprendizaje y evaluación, mi estrategia es la creación de itinerarios de evaluación.
El itinerario permite ver el proceso concreto y se entiende la evaluación final como la suma de calificaciones intermedias y no hacer una única prueba al final de la unidad didáctica. También se propone la evaluación como un proceso en el que hay que seleccionar diversas herramientas. También, deben participar diferentes agentes que los alumnos se autoevalúan y los alumnos se evalúen entre ellos. Por lo tanto, los itinerarios de evaluación permiten ver el proceso completo.
Para poder llevar a cabo una evaluación en la que se recoge tanta información podemos valernos de herramientas de recogida y procesamiento de información.
2- ADITTIO :aplicación para IOS Y ANDROID. que permite tener un cuaderno de clase con toda la información de los alumnos.
3- Corubrics : aplicación gratuita para crear rúbricas.
3- Rubistar: plantillas editables de rúbricas para descargar.
4- Exámenes autocorregibles con Drive: crear test y exámenes que se corrigen de forma automática.
5- Kahoot: juegos de preguntas y respuestas.