La energía, a pesar de que no es un objeto material visible, tiene una serie de propiedades que la caracterizan y que la explican: la energía se conserva, se transforma, se transfiere, se degrada, se almacena y se transporta.
La energía se conserva, es decir, ni se crea ni se destruye, no aparece ni desaparece, sino que se transfiere o se transforma en otros tipos de energía.
La energía se transforma, es decir, puede convertirse de un tipo de energía en otro.
Por ejemplo, la energía química del gas se transforma en energía térmica cuando se prende la llama.
La energía se transfiere, es decir, puede pasar de unos cuerpos a otros.
Por ejemplo, una raqueta en movimiento posee energía cinética, que se transfiere a la pelota cuando la golpea, y así la pone también en movimiento.
La energía se degrada, es decir, a pesar de que no se pierde, en cada transformación que realiza, pierde capacidad de utilización, es decir, se va haciendo cada vez más inútil. Llega un momento en el que la energía se convierte en inutilizable, y se dice que es energía degradada. Esto lo rige el Principio de Degradación de la Energía.
Por ejemplo, en la imagen de la derecha, llegará un momento en el que las bolas, a causa del rozamiento con el aire y con las cuerdas, pierdan la energía cinética que tenían y se paren.
La energía se almacena, es decir, puede acumularse o guardarse hasta ser usada.
Por ejemplo, la batería del móvil almacena energía eléctrica.
La energía se transporta, es decir, se puede llevar de unos lugares a otros.
Por ejemplo, la energía eléctrica se transporta mediante cables.
El documento adjunto es una guía didáctica sobre la energía que podéis consultar para encontrar mucha más información sobre las propiedades de la energía, pero también sobre otros temas relacionados con la energía, como sus usos, su origen, su definición...