Argumentario

INTRODUCCIÓN

“La prostitución está en el corazón de los problemas que tiene que resolver el feminismo. Si conseguimos erradicar el resto de violencias contra la mujer pero permanece la prostitución, habremos fallado” Aurora Javate-de Dios, CATW

Aunque la prostitución es un problema muy antiguo, ya que es la forma más arcaica de esclavitud y que ha establecido las bases para el resto de esclavitudes; en la actualidad está suponiendo un asunto político prioritario en diversos países, entre otros, muchos países europeos, entre los que está España.

Se recogen ya las consecuencias y resultados de los diferentes modelos propuestos hasta el momento. El modelo sueco cumple ya 20 años y el alemán 17. Estos son los más conocidos y son contrarios en su implantación.

Actualmente los datos recogidos denuncian que el 94% de la trata la sufren mujeres, niños y niñas de los zonas más pobres de Europa y del mundo, que son llevadas a Europa y Estados Unidos para ser prostituidas, ya que son los países más poderosos los que tienen más puteros que suponen una demanda muy importante a cubrir.

Datos obtenidos por la Organización Mundial de la Salud exponen que más de un 90% de mujeres prostituidas provienen del tráfico sexual migratorio, mientras que solo un 1% pertenecen a la mal denominada “prostitución de lujo”.

Es de sobra conocido que cuando hay un evento multitudinario, como un mundial de fútbol, un congreso de ejecutivos o unas olimpiadas, aumentan los niveles de prostitución en la zona para poder cubrir la demanda creciente que se da por la aglomeración de hombres que viajan solos y el efecto masa. Y las mujeres prostituidas en estos eventos, son pobres y migrantes, prostituidas por proxenetas multimillonarios.

España se encuentra en el primer puesto de la Unión Europea en la explotación sexual de las mujeres, siendo el tercero del mundo, concretamente 100 mil mujeres son prostituidas actualmente. Además es el segundo país con más clubs de alterne del mundo (Meneses, 2016).

OBJETO DE CONSUMO

“Decir que las mujeres tienen derecho a venderse, es ocultar que los hombres tienen derecho a comprarlas” Françoise Héritier, antropóloga

¿Cuál es el producto? En el sistema prostitucional, la mujer prostituida pasa de ser considerada un ser humano a ser simplemente un objeto de consumo, ya que toda su persona se ve involucrada y dañada física y psicológicamente. El producto por el que paga el putero y que ofrece el proxeneta, es la mujer. Este hecho nos lleva a pensar que existe todavía la esclavitud, puesto que esta no es otra cosa que el poder comprar a un ser humano para la satisfacción personal, poseer a una mujer durante el tiempo que pagues.

“Las mujeres no queremos consentir, queremos desear” Towanda Rebels

La principal estrategia del lobby proxeneta a la hora de vender el comercio de mujeres como algo válido moralmente es enfocarlo desde una perspectiva individualista en la que la mujer pierde su carácter de pertenencia a un colectivo históricamente oprimido y pasa a ser una individua que supuestamente decide libremente ser prostituida. Este argumento es falaz, ya que dentro del sistema prostitucional (y pornográfico) la mayoría de las mujeres prostituidas (95% de mujeres prostituidas son migrantes en Alemania, el 60% de las mujeres prostituidas en España son procedentes de Rumania) son mujeres precarizadas y/o racializadas, que necesitan conseguir ingresos dada su situación económica, por lo que estas mujeres, lo que desean no es el sexo que van a tener con el putero, sino el dinero que van a obtener después. Y es sabido que el sexo sin deseo por ambas partes aunque sea consentido debido a necesidad económica, no es sexo, es violación. La prostitución es el resultado de la intersección de las tres opresiones: por machismo, por racismo y por clasismo.

“El putero no compra sexo, sino dominio y sumisión” (Mabel Lozano)

Si bien conocemos la existencia de un sistema patriarcal en el que las mujeres son oprimidas por el hecho de nacer mujeres, hemos de recordar que puesto que lo personal es político, esto no es sino un continuum entre lo que sucede de puertas para afuera y lo que sucede en nuestras habitaciones. Y puesto que somos capaces de reconocer el sistema de relaciones de poder dentro de nuestras relaciones sentimentales, somos capaces de observar que esto se traslada más evidentemente al ámbito prostitucional, en el que el putero varón ejerce su dominio sobre la mujer prostituida con la violación a la que accede mediante el poder económico que él tiene y del que ella carece. La libre elección es un mito que conviene propagar al neoliberalismo para tildar de empoderante la explotación.

El putero compra sometimiento, obediencia. Paga para que una mujer sea, durante el tiempo que él desee, un objeto maleable y manejable a su antojo, dependiendo de si ése día le apetece que ella sea “más puta” o si prefiere que esta sea más cariñosa o dulce durante la violación. Cuanto más pueda pagar, más puede dominar y poseer a la mujer para que sea su esclava sexual y también durante más tiempo.

Las mujeres prostituidas, son clasificadas como productos en un catálogo de misoginia y racismo y fetichismo enfermizo hasta el punto de poder incluir como producto a una mujer embarazada de más de 5 meses (Tribuna feminista, 2016), por el morbo que les produce a los puteros.

Las clasifican según la edad (más jovencitas, recién cumplida la mayoría de edad etc.), según la raza o nacionalidad (latinas, españolas, negras, asiáticas etc.) y según su cuerpo (embarazadas, tetas grandes etc.).

“Si no reconocemos la prostitución como una explotación sexual, estamos promoviendo la trata” Autumn Burris, superviviente

No se pueden separar las ideas de trata y prostitución, dado que unas acceden por la fuerza y otras por la coacción de su entorno o experiencias traumáticas previas. Y en ambos casos, las violan a cambio de una remuneración económica. Siendo mujeres, niños y niñas las víctimas y hombres los victimarios.

“La pornografía es prostitución grabada” Amelia Tiganus, superviviente

La pornografía, que prioriza el placer de quien visualiza y no de quien lleva a cabo la acción, supone una forma más de prostitución, que puede llegar a ser maquiavélicamente vejatorio, con categorías como las violaciones grupales (lo más buscado en España), pero que también puede disfrazarse de sexo respetuoso, cuando en realidad las personas que lo llevan a cabo sufren las mismas consecuencias que las prostituidas y que explicamos a continuación.

Toda la mercantilización de los cuerpos de las mujeres supone una violación de los derechos humanos, siendo también un ejemplo de esto la compra-venta de bebés y los vientres de alquiler.

FACTORES

“A una puta se la fabrica destruyendo su humanidad” Amelia Tiganus, superviviente

Para entender los múltiples factores que influyen en la existencia y desarrollo de la prostitución, así como de su ejercicio, debemos entender ésta como el acto en el que confluyen el capitalismo y las diferentes formas de control, dominación y opresión patriarcal. Así pues, la causa primera y fundamental sería el machismo como actitud respaldada por un sistema económico y social (Sangera, 1997). En este contexto se entiende que las mujeres se convierten en un sujeto vulnerable ante la amenaza de la prostitución en varios aspectos:

Pobreza: la incapacidad para asumir gastos o la necesidad urgente de dinero son algunos de los motivos que llevan a las mujeres a ser prostituidas. Para entender la situación actual y la vulnerabilidad de las mujeres en este aspecto debemos saber que a nivel global las mujeres representan el 70% de pobreza (Lienas, 2005). En el caso de España en 2017 obtuvo su cifra más elevada por segundo año consecutivo, un 22,2% de las mujeres son pobres (Llano Ortiz, 2018).

Contratos basura, precariedad laboral, menor cantidad de oportunidades laborales: Según la EPA, las mujeres ocupan los trabajos más precarios y obtienen menos de un 40% de los contratos indefinidos (Llano Ortiz, 2018). Este hecho junto a la pobreza puede dar lugar a la búsqueda por parte de las mujeres de puestos de trabajo con salarios más elevados y menos horas de trabajo. Dos elementos que promete falsamente la prostitución, como explica recurrentemente la superviviente Amelia Tiganus, y que son utilizados a menudo para la captación de nuevas prostitutas.

Educación: Las mujeres representan el 65% del analfabetismo en el planeta. En España, y en relación con los datos anteriores, a pesar de que el 53% de las estudiantes son mujeres, el 59% licenciadas, el 51% doctorandas o doctoras, solo el 35% son profesoras y el 12% catedráticas.

El contenido es importante en este aspecto ya que nos hallamos ante un panorama de omisión de las mujeres y sus acciones en los diferentes ámbitos y programas educativos lo que da como resultado la escasez de figuras de referencia femeninas.

La cultura de la violación es a la vez causa y consecuencia de la prostitución y están ligadas en este y muchos otros sentidos. Según Michael Parenti, la cultura de la violación se revela a través de la admisión de las violaciones como algo habitual, e incluso una prerrogativa masculina. Puede ser potenciada por la desidia de la policía en la administración de este tipo de casos, así como por la culpabilización de la víctima, la aversión de los diferentes mandos a ir en contra de las reglas culturales patriarcales, así como el miedo de la estigmatización de las víctimas de violación y sus familias (Parenti, 2005)

o Pornografía (*): los medios y la cultura audiovisual consumida están impregnados de imágenes que normalizan o alientan a la violencia sexual contra las mujeres. En la máxima expresión de este asunto se encuentra la pornografía. Según un estudio realizado en 2010 (Bridges et. al. 2010) sobre cincuenta de los videos pornográficos más vendidos, encontramos ciertos datos esclarecedores sobre lo que es la cultura de la violación. De las 304 escenas, un 88% incluía violencia física y la mitad de estas también verbal. de sus 304 escenas de sexo, 88% incluían violencia física y la mitad añadían violencia verbal. En solo una de cada diez no se observa ninguna agresión, de hecho una escena “típica” incluía de media 12 agresiones y las escenas más trabajadas hasta 128. En dichas escenas, donde las mujeres eran insultadas, golpeadas, humilladas y/o violadas, la gran mayoría, hasta un 95% respondía con placer o agrado o con neutralidad. Todo esto no se focaliza en el porno caracterizado como violento sino que a rasgos generales los hombres aparecen como figuras poderosas y dominantes y las mujeres en actitud sumisa y de obediencia (Ginés, 2018). Esto nos habla de que si una persona se siente excitada viendo como a un hombre o a una mujer le dan patadas y le insultan, el cerebro de ese individuo aprende a asociar esa violencia con excitación sexual (Layden, 2010). Es decir, si se normalizan comportamientos violentos hacia las mujeres, tales como la violación, la prostitución no parecerá una opción descartable para las mujeres, y se convertirá un servicio al que acceder como cualquier otro para los hombres.

Desarrollo de una “identidad de prostituta” como resultado de todo lo anterior y en lo que se involucra no sólo sentimientos de orgullo y auto-eficacia, sino también racionalizaciones, normalización de actividades estigmatizadas, etc. (Hwang y Bedford 2004).

Problemas familiares: este tipo de problemática influye en la introducción en el mundo de la prostitución sobre todo a edades muy tempranas. Puede tratarse de núcleos familiares problemáticos o disfuncionales, donde no se da un correcto cuidado de los hijos (O’Neill 2001). En algunas ocasiones, se ha observado la presencia del abuso de alcohol por parte de los progenitores (Bagley & Young 1987). Además aquí debemos señalar una relación directa con el punto siguiente.

Violencia física, emocional y fundamentalmente abusos sexuales (Harding y Hamilton 2009, Kramer y Ellen 2003, Van Brunschot y Brannigan 2002, Mehrabadi 2008): casi dos-terceras partes de los asaltos sexuales son cometidos

por alguien cercano a la víctima, esto incluye a familia y amigos. Este tipo de violencia ocurrida en este ámbito suele ser más difícil de detectar, ya que el 90% de las veces carece de lesiones visibles, y existe en todo momento la presión del entorno familiar que tiende a ocultar, no cree o minimizar los hechos (Vaccaro, 2016).

Consumo de drogas: En muchos casos se ha planteado la relación entre el consumo de drogas y la prostitución debido a que se ve como un medio “fácil y rápido” para la obtención de recursos económicos para poder adquirirlas. (Hwang & Bedford, 2004; Svedin y Priebe 2007, Harding and Hamilton 2009). También se utilizarán ya en el ámbito de la prostitución como un medio de manipulación y control en la esclavitud sexual lo que desencadena mayores problemas de violencia, salud, etc. (Johnston et al 2009, Shannon et al 2008, Mehrabadi et al 2008).

La exclusión y marginación social sufrida por algunos sectores de población es tan insondable que ante la falta de otras alternativas económicas y financieras se ven en la obligación de recurrir a la prostitución como método de supervivencia. Esto se acentúa aún con mayor fuerza en la unión en el caso de las personas racializadas (Kramer y Ellen, 2003). Asimismo, debemos apuntar que este tipo de causas sociales tienen un reflejo económico importante, ya que haber padecido violencia, desintegración familiar o abusos sexuales son factores que, generalmente, se asocian a situaciones socioeconómicas desfavorables o incluso marginales (Musto y Trajtenberg, 2011).

La emigración sería otro de los factores determinantes. Mujeres provenientes de zonas más empobrecidas migran en busca de oportunidades y al acceder a trabajos precarios o al no encontrar ningún tipo de trabajo, encuentran la prostitución como una opción viable para mantener financieramente a ellas y a sus familias. (Pettifor et al 2000, Rushing et al 2005, Pyle 2001).

CONSECUENCIAS SOCIALES

“Que Bruselas sea sede de Derechos Humanos y permita la prostitución es una contradicción” Aurora Javate-de Dios, CATW

Actualmente el ostracismo social que se da por el rechazo a este tipo de explotación se da hacia las mujeres prostituídas y no hacia quienes provocan esta situación. El aislamiento que sufren dificulta su salida de estos entornos.

La idea de que la prostitución sólo afecta a las mujeres prostituídas, que son las más pobres y racializadas, no es totalmente exacta. Aunque ellas reciben la peor parte, es un tema que afecta a todas las mujeres y por tanto, al feminismo.

El concepto y la imagen de las mujeres, que derivan de la prostitución y que tienen los hombres, afecta a su comportamiento hacia nosotras y forma parte de este sistema patriarcal. La idea del derecho a satisfacer su deseo sexual y la idea de las mujeres como producto y objeto de consumo, deriva en comportamientos violentos hacia las mujeres.

Para lograr una sociedad igualitaria y que luche por los derechos humanos, no puede permitirse que se siga prostituyendo a las mujeres, dado que esto constituye una de las formas más crueles de explotación y esclavitud.

SALUD

“Los puteros saben lo que te están haciendo. No es que no lo sepan, es que valoran más su orgasmo que tu salud mental” Rachel Moran, superviviente

La salud es un estado de bienestar físico, mental y social (OMS, 1946). En relación a esta definición encontramos graves consecuencias psicológicas y físicas en la mujer prostituida. Posiblemente encontremos antecedentes personales de la prostituta que favorecen su entrada en el sistema prostitucional como por ejemplo violencia física en un 60% de los casos y violencia sexual en un 32% de los casos observados (Giménez, 2011). Muchos de esos abusos sexuales se dan durante la infancia, como destaca la superviviente Ámbar Infancia Libre.

Por un lado, comprender que la mujer prostituida pasa por un ciclo no necesariamente cronológico; una etapa donde hay un rechazo inicial ya que la mujer toma conciencia de la exclusión que sufre en su círculo cercano se da por ser prostituida. En esta misma fase aparece la disonancia cognitiva, es un malestar psicológico que las personas sienten cuando una creencia propia se contradice con un comportamiento que se lleva a cabo (Festinger, 1957). Esta primera etapa se caracteriza por desorden psicológico y las mujeres prostituidas tratan de justificar su comportamiento. La segunda etapa se caracteriza por ser una etapa de Luna de Miel, donde la mujer prostituida comienza a comparar pros y contras y es víctima de una gran pasividad creada por la indefensión que le genera el entorno. En la tercera fase, la mujer prostituida siente rechazo y comienza buscar opciones de salida (Fernández, 2007). No obstante, un 89% de las mujeres inmersas en el sistema prostitucional desean salir y buscan opciones para hacerlo (Baker, Dalla y Williansom, 2010).

Entendiendo este proceso, las consecuencias psicológicas derivadas del mismo son: ansiedad, trastorno de estrés post traumático (junto con síntomas como trastornos de sueño o estado de alarma continuo) (Martínez, Sanz, Puertas, 2007), depresión, niveles de autoestima y de control bajos, como consecuencia de la depresión; desordenes emocionales y, por tanto, ideas de suicidio. Así como trastornos de la conducta alimentaria (Delgado, 2018). Estas consecuencias se pueden derivar de las amenazas físicas que sufrieron mientras ejercían la prostitución (88%), violaciones violentas (68%) y agresiones (82%) (Farley, 1998).

Estas patologías derivadas la prostitución no son en ningún caso comparables con lesiones ocurridas en algunos trabajos.

Por otro lado, las consecuencias físicas que sufre una mujer que es prostituida son las siguientes: ruptura de los huesos, quemaduras, heridas autolíticas como consecuencia de pensamientos suicidas, privación de las necesidades primarias (Giménez, 2011), heridas leves y graves llegando incluso a la muerte (Feminicidio.net denuncia el asesinato de al menos 20 mujeres entre los años 2010 y 2012).

Un aspecto fundamental de la prostitución como esclavitud es el referente a la salud sexual. Puteros que pagan más dinero para no usar métodos anticonceptivos y la

coacción sufrida por las mujeres prostituidas. De aquí se derivan múltiples consecuencias: embarazos no deseados, abortos, ETS.

No podemos olvidar a las y los menores víctimas del sistema prostitucional. La prostitución infantil es el uso de niñas y niños para unas prácticas sexuales por las que se dará una retribución (desde ropa hasta dinero). La cifra oscila entre los 223 millones de menores que son víctimas de esta explotación sexual. Datos de Humaniun demuestran cómo los menores se ven obligados a realizar prácticas sexuales con adultos para ayudar a sus familias que viven bajo una pobreza extrema. Datos de la misma fuente, afirman que los precios por violar a una menor pueden ser desde 20 euros hasta 60 euros.

Las niñas y niños sufren un gran daño psicológico, teniendo en cuenta que la infancia es una etapa fundamental podemos encontrar: confusión de la personalidad, problemas de conducta como grandes niveles de agresividad, desconfianza y pérdida de seguridad en sí mismos, además de trastornos del sueño (Humanium).

Los daños físicos causados en menores son dolores, infecciones, embarazos no deseados, transmisión de ETS, desgarros vaginales y en ocasiones, la muerte.

ECONÓMICAS Centrándonos en el contexto económico que nos ocupa, la mujer prostituida es una propiedad privada del proxeneta. Operan como medio de producción para obtener una gran cantidad de beneficio que nunca se llevan ellas. Incluso el dinero que ellas ganan (controlado siempre por el proxeneta) es invertido de nuevo en fetiches de los consumidores (como ropa, por ejemplo) y se invierte en necesidades básicas también pero que cobran los proxenetas al proporcionarles la cama en la que son violadas durante todo el día, para dormir después. Apenas pueden ahorrar dinero para poder salir del sistema prostitucional, dinero que además guardan y controlan sus proxenetas, lo que impide su huída. Además, muchas mujeres prostituidas tienen que pagar una deuda enorme a sus proxenetas.

A las prostitutas se las vende como mercancía. Tanto es así, que las cambian de clubs cada cierto tiempo para que los consumidores no “se aburran” (Tiganus, 2009).

Del mismo modo encontramos mujeres víctimas de coacción para ejercer prácticas sexuales que no quieren, pero por las que le pagan algo más.

La existencia de un sistema prostitucional no dependiente del proxeneta que se lucra es imposible desde el marco teórico del capitalismo. De este modo, la existencia de las prostitutas autónomas o “freelance” es mínimo, autodenominándose “escorts”, pero que en la realidad, dependen de un proxeneta y sólo actuando como mando intermedio para ganar dinero captando a otras mujeres y no siendo violadas ellas mismas todo el tiempo.

El problema radica en el libre mercado, es decir, sin consumo y sin puteros no habría mujeres prostituidas. España es el quinto país donde más aumentó el PIB por prostitución en 2010, aumentando un 3,7%. Se ha hablado del dinero que mueve la prostitución como tema recurrente. Concluyendo que mueve una cifra de entre 18 millones y 20 millones de euros. Este dinero no lo mueven las propias prostitutas sino sus chulos o proxenetas y los lobbys proxenetas.

SOLUCIONES

“Es muy importante tener clara la terminología: la prostitución es una explotación. No existe el trabajo sexual, nunca podrá ser un trabajo” Autumn Burris, superviviente

Existen ya modelos planteados para procurar solucionar esta problemática. La postura abolicionista suele ser confundida, de forma intencionada, con el prohibicionismo. El prohibicionismo penaliza a la víctima, es decir, a la mujer prostituida. La persigue, multa y encarcela. Este modelo no es efectivo, dado que quienes causan el problema no reciben ningún tipo de penalización, por lo que sigue dándose. El regulacionismo propone reconocer a las mujeres prostituidas como trabajadoras sexuales y por tanto, legitimar su explotación como si se tratase de un trabajo. Proponen proporcionar derechos laborales a estas mujeres. Es un modelo que implica convertir al putero en cliente y al proxeneta en empresario. Es un modelo ya probado en países como Holanda o Alemania, donde la trata ha aumentado en un 400%. Existe una variante que es la descriminalización, como el modelo neozelandés, que ha provocado que se prostituya en mayor medida a las mujeres más pobres y de origen mahorí.

“La prostitución no es ni trabajo ni sexo, es compensar económicamente una agresión sexual” Rachel Moran, superviviente

El modelo que se ha demostrado que funciona de forma más efectiva y feminista es el abolicionismo. Supone la penalización y sanción de los puteros, proxenetas y los lobbys que favorecen la prostitución con multas y penas de cárcel, mientras, simultáneamente se ayuda a las mujeres prostituidas y víctimas de este sistema, con asistencia psicológica gratuita, ayudas económicas, formación y capacitación para encontrar empleo. Este modelo está implantado desde hace ya 20 años en Suecia y ha conseguido reducir la cifra de mujeres prostituidas de 20.000 a 200 aproximadamente. Siendo más de 6.000 puteros sancionados durante este periodo. A este modelo se han ido sumado otros países más recientemente, entre ellos, Francia.

“Ninguna mujer nace para puta” Sonia Sánchez, Movimiento de las Artes Negras