Responden frente al incumplimiento de las normas de género de otras personas, con tres tipos de reacciones:
a) Corrigen el comportamiento para que corresponda a lo que establece la norma social.
b) Ridiculizan el comportamiento.
c) Niegan o cambian la identidad con el sexo de la persona.
Ejemplo: Frente a un niño que juega con una muñeca ambos sexos tienden a responder de alguna de las siguientes maneras: Quitan la muñeca a Juan y se la entregan a Sofia, se ríen y dicen: “jajaja, Juan cogió la muñeca” o dicen: “Juan es una niña”.
Eligen la respuesta estereotipada, cuando se les da la posibilidad de escoger entre un niño y una niña con iguales competencias para ingresar a un equipo. Lo anterior, a pesar de que hayan escogido la respuesta no estereotipada al presentar la misma situación con un sexo únicamente.
Ejemplo: Ambos sexos pueden responder que una niña puede ser escogida para jugar en un equipo de béisbol. Sin embargo, si se les da a escoger entre un niño y una niña para integrar el equipo de béisbol, ambos sexos tienden a escoger el niño.
Utilizan cada vez con mayor frecuencia criterios objetivos y precisos para identificar el sexo de las personas en lugar de hacer el juicio con base en las normas de género.
Ejemplo: Ambos sexos afirman con mayor frecuencia, que un niño sigue siendo un niño, aunque se ponga una falda.
Las actividades de género entre los 7 y 10 años de edad, predicen lo que pensarán sobre género, niñas y niños, en los primeros años de la adolescencia.
Ejemplo: Si una niña juega béisbol y le gustan las matemáticas entre los 7 y 10 años de edad, es más probable que durante su adolescencia considere que tanto niñas como niños pueden jugar los mismos deportes o ser igualmente competentes en matemáticas.