El templo como catequesis

El templo parroquial de San Pablo como catequesis

Las inscripciones de sus paredes


Parroquia de San Pablo en el año 1900

Las inscripciones del templo de San Pablo no son una novedad. Existían hasta el año 1931, cuando el edificio fue pasto de las llamas. Posteriormente todo el templo se blanqueó, y las inscripciones se perdieron. Estas fueron recuperadas en la restauración del año 2000, y algunas han sido reformadas y cambiadas en la restauración de 2020.

La gran pregunta es: ¿hay algún orden en estas inscripciones? Es decir: ¿quieren enseñar algo a quien entra en el edificio para rezar o para celebrar? La respuesta es que sí. Hay varias series de inscripciones que tocan temas fundamentales de la fe y de la piedad popular.

Todas están en latín, así que es difícil que puedan enseñar algo, ya que hoy día esta lengua no se entiende ni se lee, a no ser que se haya estudiado concretamente. Por ello, aquí están todas las series de inscripciones, con sus explicaciones pertinentes, y traducidas.

Serie de San Pablo.

Justo en lo alto del presbiterio del templo, en las aristas de cuya cubierta se puede leer claramente el nombre SAULO, se encuentran cinco inscripciones que hacen referencia a cinco escenas de la vida de San Pablo, justo encima de las vidrieras. ¿Por qué, entonces, las vidrieras tienen escenas diferentes a las inscripciones? Las vidrieras actuales se pintaron sobre cristales transparentes, probablemente en los años 70, y en esa época todo el edificio estaba blanqueado, es decir, no se podían leer las inscripciones ni se recordaba su contenido. Por tanto, se pusieron varias escenas que hacían referencia a la vida de la parroquia en la época. Las vidrieras originales, que se perdieron en 1931, ponían en imágenes las escenas que narran las inscripciones. Estas son, de izquierda a derecha::

PAULUS EXCUTIENS VIPERAM NIHIL MALI PASSUS EST (Sacudiendo el reptil, a Pablo no le pasó nada malo. Hch. 28, 5).

DOMINUS MISIT ME UT IMPLEARIS SPIRITU SANCTO (El Señor me envió para que fueras colmado del Espíritu Santo. Hch. 9, 17).

AUDIVIT VOCEM DICENTEM: SAULO, QUID ME PERSEQUERIS? (Oyó una voz del cielo que le decía: Saulo, ¿por qué me persigues? Hch. 9, 4).

ATHENIENSES, QUOD IGNORANTES COLITIS ANNUNTIO VOBIS (Atenienses: aquel al que buscáis sin conocer, a ese os lo anuncio yo. Hch. 17, 23).

BONUM CERTAMEN CERTAVI, CURSUM CONSUMMAVI (He combatido el buen combate, he terminado la carrera. 2Tim. 4, 7).

Aquí tenemos, por tanto, cinco importantes escenas de la vida de San Pablo: un naufragio que les lleva hasta una isla en la que una serpiente venenosa muerde a Pablo, pero no le hace daño; la visita que le hace Ananías, justo después de su caída y su conversión, para curarlo de la ceguera; en el centro del templo tenemos la conversión de Pablo, su caída, y el momento en que escucha las palabras de Jesús «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?», y al otro lado está su predicación en el areópago de Atenas, modelo de anuncio misionero del Evangelio, y el momento de su muerte por decapitación, motivo por el que su imagen lleva una espada.

A estas cinco inscripciones hay que añadir la que hay justo detrás del altar mayor, donde ahora está la imagen de la Santísima Trinidad, y que explica la razón de vivir de San Pablo:

VIVO AUTEM IAM NON EGO; VIVIT VERO IN ME CHRISTUS (Vivo, pero no ya soy yo; verdaderamente vive en mí Cristo. Gal. 2, 20)

Serie de las Bienaventuranzas.

Las bienaventuranzas, en palabras de papa Francisco, «son como el carnet de identidad del cristiano. Así, si alguno de nosotros se plantea la pregunta: “¿Cómo se hace para llegar a ser un buen cristiano?”, la respuesta es sencilla: es necesario hacer, cada uno a su modo, lo que dice Jesús en el sermón de las bienaventuranzas. En ellas se dibuja el rostro del Maestro, que estamos llamados a transparentar en lo cotidiano de nuestras vidas». Gaudete et Exsultate, 63.

En el templo parroquial de San Pablo las bienaventuranzas ocupan un lugar privilegiado: el más alto, a lo largo de los dos cruceros y la nave central. Siguiendo el orden original del Evangelio de Mateo, 5, 3-10, así están colocadas:

Nave izquierda superior.

BEATI PAUPERES SPIRITU; QUONIAM IPSORUM EST REGNUM COELORUM (Felices los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos).

BEATI MITES; QUONIAM IPSI POSSIDEBUNT TERRAM (Felices los mansos, porque ellos poseerán la tierra).

Crucero izquierdo superior.

BEATI QUI LUGENT, QUONIAM IPSI CONSOLABUNTUR (Felices los que lloran, porque ellos serán consolados).

BEATI QUI ESURIUNT ET SITIUNT IUSTITIAM, QUONIAM IPSI SATURABUNTUR (Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados).

Crucero derecho superior.

BEATI MISERICORDES, QUONIAM IPSI MISERICORDIAM CONSEQUENTUR (Felices los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia).

BEATI MUNDO CORDE QUONIAM IPSI DEUM VIDEBUNT (Felices los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios).

Nave derecha superior.

BEATI PACIFICI, QUONIAM FILII DEI VOCABUNTUR (Felices los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios).

BEATI QUI PERSECUTIONEM PATIUNTUR PROPTER IUSTITIAM, QUONIAM IPSORUM EST REGNUM COELORUM (Felices los que padecen persecución a causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos).

Serie de la Eucaristía.

La Eucaristía también tiene un lugar central en este templo. De hecho, hasta los años 60 el Sagrario estuvo en el centro del presbiterio, donde ha regresado tras la última restauración. Antes de 1931 el Santísimo era la clave de un impresionante retablo en el que también estaban el altar, la cruz y la imagen de San Pablo. Todo esto desapareció bajo el fuego. Más tarde fue reemplazado por un nuevo retablo, mucho más sencillo, hasta que se habilitó la capilla del Sagrado Corazón como capilla del Santísimo, tras el Concilio Vaticano II.

Ambos cruceros, al lado del presbiterio, contienen mensajes eucarísticos que invitan a la adoración y la contemplación del misterio de la Encarnación del Hijo.

Crucero derecho.

QUI MANDUCAT HUNC PANEM VIVET IN AETERNUM (El que come este pan, vivirá para siempre. Jn. 6, 58).

CARO MEA VERE EST CIBUS, ET SANGUIS MEUS VERE EST POTUS (Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. Jn. 6, 56).

QUI MANDUCAT MEAM CARNEM ET BIBIT MEUM SANGUINEM, HABET VITAM AETERNAM (Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna. Jn. 6, 55).

Crucero izquierdo.

VERBUM CARO FACTUM EST ET HABITAVIT IN NOBIS (La Palabra de Dios se hizo carne y habitó entre nosotros. Jn. 1, 14).

Serie de la Inmaculada.

La Inmaculada Concepción de la Virgen María tiene su lugar en el templo, con dos inscripciones en el crucero izquierdo inferior. Hay que tener en cuenta que el edificio se construyó a finales del siglo XIX, y que hacía poco tiempo que se había proclamado el dogma de la Inmaculada: por tanto, las dos capillas principales, a ambos lados del presbiterio, están ocupadas por la imagen de la Inmaculada y la del Sagrado Corazón, que en aquellos tiempos también era históricamente muy importante.

INMACULATA CONCEPTIO TUA, DEI GENITRIX VIRGO, GAUDIUM ANNUNTIAVIT UNIVERSO MUNDO (Tu inmaculada concepción, Virgen Madre de Dios, anunció el gozo a todo el mundo).

TU, GLORIA IERUSALEM, TU LAETITIA ISRAEL, TU HONORIFICENTIA POPULI NOSTRI (Tú, gloria de Jerusalén, tú alegría de Israel, tú el orgullo de nuestra raza).

Serie de las capillas laterales.

En las capillas laterales hay una serie de inscripciones que invitan a la piedad popular, ya que hacen referencia a las imágenes que ocupan tales capillas. Algunas de ellas son originales; otras fueron puestas en la restauración del 2000 o en la de 2020, teniendo en cuenta los cambios que había habido en la ubicación de las imágenes.

Nave izquierda.

SANCTA MATER DEI, SALUS INFIRMORUM, ORA PRO NOBIS (Santa Madre de Dios, salud de los enfermos, ruega por nosotros. Capilla de María Santísima de la Salud).

SANCTA ET SALUBRIS EST COGITATIO, PRO DEFUNCTIS EXORARE UT A PECCATIS SOLVANTUR (Es un pensamiento santo y saludable orar por los difuntos, para que sean absueltos de los pecados. Capilla de la Virgen del Carmen, también llamada “de las Ánimas”).

NEC AMOR SINE SPE EST NEC SINE AMORE SPES, NEC UTRUMQUE SINE FIDE (Ni el amor existe sin la esperanza, ni la esperanza sin el amor, y ninguna de las dos sin la fe. San Agustín, Enchiridion de fide, spe et charitate, II, 8. Capilla del Cristo de la Esperanza en su Gran Amor).

Nave derecha.

JESUS NAZARENUS EST VERUS MESSIAS; IN SCRIPTURIS PROMISSUS ET A IUDAEIS EXPECTATUS (Jesús nazareno es el verdadero Mesías, prometido en las Escrituras y esperado por los judíos. Capilla del Cristo del Perdón).

CONSEPULTI CHRISTI IN BAPTISMO, IN QUO ET RESURREXISTIS PER FIDEM OPERATIONIS DEI (Habéis sido sepultados con Cristo en el bautismo, y en Él también habéis resucitado por la fe en la fuerza de Dios. Col. 2, 12. Capilla bautismal – de la Virgen de los Dolores).

EIA MATER, FONS AMORIS, ME SENTIRE VIM DOLORIS FAC, UT TECUM LUGEAM (Oh, Madre, fuente del amor, hazme sentir la fuerza del dolor, para que llore contigo. Capilla del Santo Traslado y Nuestra Señora de la Soledad).

Serie del Coro.

El gran coro del templo parroquial, que se encuentra justo sobre la entrada, también tiene tres inscripciones importantes. Dos de ellas hacen referencia al canto, como parte integrante de la celebración de los sacramentos. La tercera señala a la Santísima Trinidad; el templo está ubicado en el barrio de la Trinidad, y, por tanto, no podía pasarse por alto la aclamación al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo en las paredes del templo parroquial. La imagen de la Santísima Trinidad está justo enfrente de esta inscripción, en el centro de la girola.

CANTATE DOMINO CANTICUM NOVUM, LAUS EIUS IN ECCLESIA SANCTORUM (Cantad al Señor un cántico nuevo, alabadle en la asamblea de los santos. Sal. 149, 1).

LAUDATE EUM IN TYMPANO ET CHORO, LAUDATE EUM IN CHORDIS ET ORGANO (Alabadle con tímpanos y danzas, alabadle con cuerdas y el órgano. Sal. 150, 4).

GLORIA PATRI ET FILIO ET SPIRITUI SANCTO (Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo).