En este apartado se describen los antecedentes y se presentan los elementos contextuales de la propuesta de formación, desde la normativa internacional y nacional, a fin de comprender el escenario en el que se propone desarrollar este proceso.
La atención y educación de la primera infancia (AEPI) de calidad, es un elemento capaz de transformar la vida de niños y niñas, ya que permite construir mejores sociedades, con equidad e inclusión, brindando cimientos sólidos que se evidenciaran a lo largo de sus vidas (UNESCO, 2021).
En la Declaración de Jomtien (1990) se establecen compromisos importantes relacionados con la satisfacción de las necesidades de aprendizaje para todos, atendiendo a la calidad de la educación, también, se orienta a los países, a tener en cuenta entre sus metas, como una dimensión primordial, el desarrollo de la primera infancia.
Así pues, en la Declaración de Buenos Aires (2017), se establece el siguiente compromiso: “Nos comprometemos a desarrollar políticas inclusivas con miras a la mejora de la calidad y la pertinencia de la educación que incidan en todos los actores del sistema educativo” (UNESCO, 2017, p. 10). Lo que supone una necesidad de todos los países por continuar realizando esfuerzos a favor de la Calidad de la educación en todas sus dimensiones, y atendiendo a todos los actores del Sistema.
En esta misma declaración, acerca de la atención y educación de la primera infancia, se presenta como compromiso, la necesidad de expandir los programas para la primera infancia, sobre todo en atención a los grupos marginados y/o excluidos, de manera que, se ofrezcan servicios de calidad, que promuevan el desarrollo integral de los niños y las niñas, en los que se contempla la participación activa de las familias y comunidades, a fin de asegurar el excito escolar en los siguientes ciclos (UNESCO, 2017). Dicho compromiso deja en evidencia el reconocimiento a nivel mundial de la primera infancia, como una etapa fundamental de la vida, que tiene una profunda influencia en el desarrollo humano.
Al respecto, Araujo et al. (2017) presentan algunas recomendaciones, acordadas, luego de un debate sobre la calidad de la educación inicial en América Latina; en dicho evento, llevado a cabo en Washington DC, en 2017, en el que participaron “expertos, hacedores de políticas y profesionales de los ministerios y otras agencias involucradas en la provisión de servicios de primera infancia en la región” (p. 2). Se destacó, entre otros aspectos, la necesidad de cualificación profesional del personal que atiende a la primera infancia, presentando dicho elemento, como uno de los principios generales que permite mejorar el desarrollo infantil.
De acuerdo con Escalante et al. (2019) “los debates sobre calidad de la educación en la primera infancia se iniciaron desde la década de los noventa” (p. 224); y se retoman en el Marco de Acción de Dakar (UNESCO, 2000), “cuando se plantea extender y mejorar la calidad de los servicios de protección, atención y educación de la primera infancia (AEPI)” (p. 224). Lo que convoca a diferentes países aunar esfuerzos y generara acciones para trabajar por la educación de calidad en la búsqueda de mejorar los procesos de enseñanza y favorecer el desarrollo integral de los estudiantes. Así pues, Falabella et al. (2018) indica:
Teniendo en cuenta que el acceso a este nivel ha aumentado de manera exponencial a nivel mundial en las últimas tres décadas y considerando los avances de la neurociencia y los estudios sobre los efectos positivos de programas de calidad, la calidad de la educación inicial empieza a constituirse como un desafío en la agenda pública de diversos países (p.311).
Lo anterior da sustento al desarrollo de propuestas de formación contextualizadas, de acuerdo con las necesidades evidenciadas en los diferentes entornos donde se desarrollan, a fin de brindar una mejor atención y educación a los niños y las niñas en la primera infancia.
La Educación Inicial en Colombia
En Colombia, “la primera infancia es la etapa de la vida que va desde el nacimiento hasta los 6 años. Las experiencias vividas por los niños durante estos años influyen significativamente en sus posibilidades futuras” (DNP Departamento Nacional de Planeación, 2020); es una etapa de cambios continuos, en la que el cerebro del niño crece y se desarrolla, dado a que se producen un sin número de conexiones neuronales, a partir de su herencia genética y las experiencias vividas. De acuerdo con el artículo 44 de la Constitución Política de Colombia “La familia, la sociedad y el Estado tienen la obligación de asistir y proteger al niño para garantizar su desarrollo armónico e integral y el ejercicio pleno de sus derechos” (Congreso de la república de Colombia, 1991).