Mi Estudio en España
Hace dos años, estaba un estudiante en la universidad de Truman, en Kirksville Missouri. Estaba contento, excepto por que me estaba aburriendo un poco de estar en Kirksville durante todo el año. De todos modos, estaba listo para un cambio de ambiente, entonces decidí a inscribirme para un viaje de estudiar en el extranjero a Salamanca, España.
Antes de vivir en Salamanca, ya había pasado dos o tres semanas en España con mi hermana mayor. Pero, después de regresar, sentí que hubiéramos estado tan enfocados en las actividades turísticas que me perdiera la experiencia de inmersión que había estado esperando. Entonces, participé en algunos eventos de inmersión con otros amigos de mis clases. Por ejemplo, durante un fin de semana, algunos de nosotros fuimos a un sitio de acampar y intentamos mejorar en el español. Sin embargo, pensé que estas experiencias no fueron suficientes y necesité pasar más tiempo en un país hispano-hablante para mejorar mi comprensión y capacidad de hablar en español.
Así, me inscribí en el programa de estudiar en el extranjero para ir a Salamanca y vivir con una familia de acogida durante un verano. Antes de salir, estaba nervioso porque de solo conocí bien al chico que sería mi compañera de cuarto y no conocí muy bien al resto del grupo, ni la familia con que viviría durante el verano. Pero, después de llegar al aeropuerto y pasar algunos días viajando con el grupo, estaba más cómodo porque nosotros todos nos llevábamos bien. Por otra parte, cuando por fin llegamos en Salamanca y conocimos a nuestra familia de acogida, todo cambió...
Bueno, eventualmente comencé a amar a mi familia, pero mi primera impresión estaba algo como “Dios mío, será un verano largo.” Es que, el chico de mi madre de acogida que se llama Víctor fue un bromista, y él decidió a hacer que los estudiantes que visitan sientan un poco incómodos. Por ejemplo, cuando llegamos, él estaba tocando un piano electrónico y cantando una canción rara y una voz muy, muy alta—fue escalofriante oír. La primera vez, estaba un poco gracioso, pero él cantó esta canción casi mil veces y ya puedo oír él cantando durante mis pesadillas. Pero esa no fue la única broma: además, cuando intenté hablar con él, me replicó en japonesa perfecta y no habló ni una oración completa en español durante los primeros dos o tres días en los que estuve allí. Hay mil cosas más que no valen la pena mencionar, pero después de pasar algunas semanas con Víctor y Lucrecia (mi madre de acogida), empecé a verdaderamente sentir como si fueran mi familia segunda.
Igual con mi experiencia con mi familia, durante el tiempo en Salamanca comencé a acostumbrarme a las varias diferencias entre la vida en España y la vida en los Estados Unidos. Por ejemplo, en Salamanca (y por la mayoría de España), es común que la gente “se echa la siesta.” Esta frase se refiere al costumbre de cerrar los restaurantes y tiendas por una hora para una siesta. En realidad, no es tan común que la gente se duerme durante la siesta, pero es un costumbre que hay una pausa de la actividad para desayunar y relajarse un poco. Creo que es un costumbre bien porque supongo a los trabajadores de los restaurantes no les gusta trabajar constantemente cada día. Además, como resultado del horario diferente, la cena se come mucho más tarde que en los Estados Unidos—cerca de las nueve o diez por la noche usualmente.
Otro costumbre muy interesante que me extraña después de salir es que en Salamanca cada noche había mucha gente que se pasea por la plaza mayor. En los restaurantes, siempre había muchas personas que estaban gozando el buen tiempo en los asientos al aire libre con sus amigos o su familia. Algo más es que la gente que estaban paseando por la ciudad no limitó a los jóvenes exclusivamente. De hecho, había muchas veces que vi a varias familias con abuelos, padres, y niños--todos caminando por la ciudad cerca de las nueve de la noche. No es que nunca hay una vida nocturna aquí, pero en Salamanca la vida nocturna tiene un papel más importante en la cultura.
Aunque la inmersión de vivir en Salamanca me enseñó mucho sobre la cultura y el lenguaje de Español, al mismo tiempo estaba estudiando la literatura Española, la cultura, y la historia en una escuela llamada Mester. Había un guía turístico y profesor que se llama José y él estaba con nosotros durante todo nuestro viaje, incluso cuando viajamos en algunas excursiones a otras ciudades. José supo mucho sobre la historia y fue un guía excelente porque, a pesar de que a veces había problemas, él siempre estaba paciente y fue claro que a él le encantó enseñar a la gente de otros lugares.
Un ejemplo de algo que aprecio en retrospectiva es que durante las excursiones a las varias ciudades que visitamos (como Madrid, Sevilla, y Granada, por ejemplo), cuando visitamos un lugar turístico él nunca leyó de un guion. Siempre cuando entramos en un catedral, (hay muchas catedrales en España) él pudo decir muchos hechos interesantes sobre cada aspecto de la catedral como la arquitectura y algunos eventos históricos que habían ocurrido. En la aula, él nos enseño en la misma manera y mi parte favorita era que pudo hacer las conexiones entre los libros y los hechos históricos, y los varios lugares y monumentos que había visto.
Al fin del verano, recuerdo que estaba mucho más seguro con mi capacidad de hablar y entender español que cuando llegué. No había mucho sobre el viaje que me da arrepentimiento, aunque seguramente me gustaría regresar y pasar más tiempo en España. En mí opinión, no es posible aprender a hablar un idioma sin tener el tiempo de entender un poco sobre la cultura y la gente que habla el idioma, y estudiar en el extranjero es una manera excelente de cumplir estos objetivos.