Muchas actividades experimentales requieren la manipulación de materiales que entrañan ciertos riesgos para nuestra salud o la del medio ambiente. El mayor riesgo que presentan los materiales radiactivos es el de contaminación, es decir, la ingestión, aspiración, etc. de esos materiales si se diseminan por el ambiente. Por eso es que habrán visto trajes como el de la imagen cuando se trata de, por ejemplo, un accidente nuclear.
Bueno. ese no es nuestro caso porque nuestras fuentes son selladas y los radioisótopos no pueden salirse de su cápsulas contenedoras.
Por ese motivo en nuestras experiencias, aunque fueran presenciales, no necesitaríamos ninguna vestimenta especial de seguridad.
Pero sí existe un mínimo riesgo de irradiación externa (la radiación electromagnética gamma y X que puede alcanzar nuestros cuerpos).
Las fuentes con las que contamos para uso didáctico son de muy baja actividad pero siempre hay que recordar que la "dosis" que absorben nuestras células (y por lo tanto el riesgo de algún posible daño) no solo depende de la actividad de la fuente sino también de la distancia, el medio de blindaje y el tiempo que estemos expuestos.
En consecuencia. una muy buena práctica en un laboratorio real, siempre, es mantener una prudente distancia y solo acercarnos a la fuente y/o tocarla, el tiempo mínimo indispensable.