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Maldito Francisco “Paco” Urondo
Estaba en un estado
de ánimo sentimental; estuve
sonámbulo. Alcohólico, desierto,
fugitivo y
tropecé con la cara de tu sonrisa
que ocultaba
la cara de tu rabioso dolor.
Y nunca más pude resignarme
a esa ladera
y perdí tu sonrisa y te
digo adiós, amore mio santo, que descanses,
que me olvides siempre, hasta cuando
los boleros estallen
como copitas rotas de anís, como
bazookas del destino.
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