He deseado irme lejos
del silbido de la mentira gastada
y el incesante grito de los antiguos terrores
haciéndose más terribles mientras el día
camina sobre la loma hacia el insondable mar;
he deseado irme lejos
de las repeticiones de los saludos,
porque hay fantasmas en el aire
y ecos fantasmales en el papel,
y el trueno de llamadas y notas.
He deseado apartarme pero he sentido miedo;
alguna vida, aun no gastada, podría explotar
saliendo de la patraña antigua que arde sobre los campos,
y, restallando en el aire, dejarme medio ciego,
ni por el terror antiguo de la noche,
sombrero que se aparta del pelo,
labios en cucurucho sobre el receptor,
caeré yo ante el plumaje de la muerte;
por todo esto no me importaría morir,
a medias convención y a medias mentira.