Anaïs Nin

Diario

8 de Junio de 1933 (A)

 

Hugh se va de prisa a Londres, Henry  viene a Louveciennes. Dejo a Henry para ver a Artaud, que me recibe con cara atormentada:

-Soy clarividente. Veo que no hablabas en serio el otro día. Inmediatamente después de nuestra conversación en el jardín, te volviste fría y distante; tu rostro se volvió impenetrable. Escapabas al roce de mi mano. Huías. Ah, eres peligrosa, siempre lo supe…

-Pero no se trataba de amor humano.

-¡Pero somos seres humanos! ¡Es monstruoso lo que esperas de un hombre!

 

Sabía que Artaud era un loco enfermo y atormentado, sentía interés por él, pero no un interés humano; y él, tan morboso e inestable, quería el trofeo que , sabía, reclamaban Allende, Henry y Eduardo, y lo quería todo para sí… no sé porque. Sentados en el Coupole, nos besamos y traté de demostrarle que era sincera, que era un ser dividido, que eso no era un juego sino una tragedia… porque no podía amar imaginativamente y a la vez humanamente. Y poco a poco la historia de mi “locura”, tan semejante a la suya, lo conmovió… Porque los seres humanos le parecen espectrales y él teme  la vida, duda de ella. Dice que lo fascinaban mis deslizamientos, mi lucidez, mi vitalidad… que era la serpiente emplumada… víbora y ave…

Anaïs Nin de Incesto: Diario no expurgado [1932-1934]

Trad. Daniel Zadunaisky