Anaïs Nin
Diario

21 de Junio de 1933

 

Envío la carta a Artaud, llena de remordimientos por haber entrado en su vida. Entonces me llama mi padre, que acaba de llegar a París desde España.


Entonces me escribe Henry: Espero ansioso tu carta. ¿Qué voy a hacer? Me siento tan desgraciado. Hubiera tomado un tren hacia el sur sólo para estar más cerca de ti. Lamento decirte que me siento desdichado, pero es la verdad. Tal vez sólo quiero recibir noticias tuyas. Me parece que hace tanto que me fui de Louveciennes. Escríbeme ya. Me parece que todo está podrido. Detesto París. Detesto el mundo. Jesús. No sé qué me pasa. Te amo... terriblemente. No podría hacer un carajo sin ti. Acabo de darme cuenta de que eres el mundo para mí. Y cuando hablaba con tanta soltura sobre mi autosuficiencia, todo era fanfarronería y mentiras. Estoy totalmente desorientado...


Días extraños. Mal tiempo, así que creé mi propio clima. No presté atención al lugar ni al hotel. Vivía dentro de mí, escribía cartas, soñaba, satisfecha.

Cuando llegué, me esperaba un telegrama de papá. Hoy, sabiendo que estaba enfermo, lo llamé por teléfono. Lujos que no podemos darnos. Son las cosas que suelo negarme violenta, furiosamente, con la

mayor severidad.

Anaïs Nin de Incesto: Diario no expurgado [1932-1934]

Trad. Daniel Zadunaisky