Enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunológico ataca tejidos y órganos.

Factores genéticos, hormonales y ambientales.

Fatiga, fiebre y dolores articulares.

Erupción en forma de mariposa en el rostro.

Inflamación de órganos como riñones, corazón y pulmones.

Antiinflamatorios no esteroides (AINES).

Corticoides e inmunosupresores.

Medicamentos antipalúdicos, como la hidroxicloroquina.

Enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunológico ataca el revestimiento de las articulaciones.

Factores genéticos y ambientales (como infecciones o tabaquismo).

Dolor, hinchazón y rigidez articular, especialmente por la mañana.

Fatiga, fiebre baja y deformidades articulares en etapas avanzadas.

Fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FAME).

Terapias biológicas.

Fisioterapia y ejercicios para mantener la movilidad.

Enfermedad autoinmune que afecta el sistema nervioso central, dañando la mielina (capa protectora de los nervios).

Factores genéticos, infecciones virales y ambientales.

Pérdida de coordinación, debilidad muscular y fatiga.

Alteraciones visuales, como visión borrosa o doble.

Problemas de equilibrio y sensibilidad.

Medicamentos modificadores de la enfermedad (interferones, inmunomoduladores).

Terapias de rehabilitación para mejorar la calidad de vida.

Reacción exagerada del sistema inmunológico a sustancias inofensivas (alérgenos), como polvo, polen, alimentos o medicamentos.

Estornudos, congestión nasal y picazón en ojos, nariz o piel.

Erupciones cutáneas, hinchazón o anafilaxia en casos graves.

Antihistamínicos y descongestionantes.

Inmunoterapia (vacunas contra alergias).

Epinefrina para reacciones alérgicas graves.